La zona del "Picacho" en 1969.
Por
M. Moya Alonso.
Pasado Moguer el Viejo; Una casita muy blanca
el de las
calles con yerba, Con
una alta torreta.
oliendo a
vino y azúcar en
donde se eleva el faro
de las uvas
de sus tierras. que,
alumbra la entrada en
El de Santas tradiciones, Huelva.
el de
mujeres tan bellas, Y descendiendo
hasta el mar,
llevando el
alma en los ojos suavemente se penetra
en una playa
divina,
con
somnolienta pereza;
que el Estío nos alegra.
que , verlos
de Juan Ramón, Es "Picacho" !El Picacho!
con
su natural belleza!
vida en
tierra extraña dieran.
sus pinos y sus eucaliptos
El de la torre divina de elegantes siluetas.
erguida
sobre la Iglesia,
Septiembre del 1937.
que las
canallescas hordas
despiadadas,
destruyeran.
Pasado Moguer el viejo,
por la
carretera nueva,
hacia Palos,
el histórico,
nuestra
impaciencia nos lleva.
Palos, con su alegría;
sus calles y
plazas viejas,
rotuladas
con los nombres
de los que
en exóticas tierras,
surcando
veloz el mar
en veloces
carabelas,
el Pendón,
sacro, de España,
en sus
entrañas pusieran.
España dio vida a un mundo,
que ella
sola descubriera;
la primera
fue por mar
y por aire,
la primera.
Y después de recibir
una sonrisa
festiva,
que nos
dieron sus mujeres
con el alma
puesta en ella.
Siguiendo nuestro camino,
tornamos a
nuestra carretera,
que nos
llevará al Picacho....
final de
nuestra carrera.
Una carretera floja
con
movedizas arenas,
donde los
coches patinan
y no
adelantan las ruedas.
Una carretera larga.
con
movedizas arenas,
donde los
coches patinan
y no
adelantan las ruedas.
Una carretera larga,
a un lado y
otro con huertas,
que nos
brindan sus melones
y su ricas
peras.
Bordeada de eucaliptos
y de
pinares, que llegan
en un avance
atrevido
de sus copas
corpulentas,
a formar
bellos doseles
en trozos de carretera.
Y después de dejar atrás
muchas
fanegas de tierra,
de los
baldíos de Moguer,
que a muchos
pobres sustentan.
Una explanada muy maja,
pinos con
bellas siluetas,
que en las
sombras de la noche
cual
fantasmas, amedrentan.
Recorte original de un diario del año de 1968.
de mi archivo personal.
Nota del Gobernador de civil.
Del día 31 de julio de 1937.
Aunque se trata de un
caso aislado, estimo conveniente ponerlo en medio de la prensa.
En la playa de
Mazagón del término de Moguer existe un patrono, dueño de un buen número de
barcas de pesca, que viene actuando tiránicamente en aquellos parajes,
vendiendo comestibles a sus operarios a precios fabulosos, desoyendo las
reclamaciones de los obreros españoles y portugueses que tiene a su servicio y
encimas le paga a menos precio que el estipulado, imponiéndose violentamente a
cuantos pretenden defenderse de sus abusos.
Como primera
determinación se le ha impuesto una multa de unas mil pesetas, ordenando enseguida
al alcalde de Moguer tomar medida para que abra urgente información para acreditar la
infracción de estipulaciones de trabajo, y obligándole que si no modifica su
conducta será entregado a la autoridad militar para que, previa incautación de
sus bienes, les exija la responsabilidades penales en que haya incurrido.
Es inconcebible que
los que disfrutan de la paz de la retaguardia vivan de espaldas a la guerra.
Por lo visto, esas gentes consideren la santa cruzada de liberación española,
como una serie de operaciones guerreras para rescates del territorio. Y en su
miopía espiritual no pueden ver, que cuando llegue la definitiva victoria habrá
que implantarse una justicia serena, viril y cristiana, en la que los derechos
de propiedad y de iniciativa seguirán respetados, pero garantizados también,
por considerarlos como básicos, el derecho al salario vital y el derecho a los
frutos del propio esfuerzo.
Todos los que disfrutamos de la paz debemos
residenciar a los que se acomoden a esa normas de justicias, sin las cuales
serían imposible el resurgimiento social y económico de España.
El Gobernador civil interino. F. Benavides.
José García Díaz.
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