El 11 de Octubre de este año de 1914.
Con el título de Nigromancia
y Brugería.
Una mujer pierde unos billetes y busca una
adivinadora.--El muñeco portentoso.-- La víctima de una imbecilidad protesta y
no la oyen.-- ¿Pero cuando la cultura en España llegará a imponerse.
En el vecino
pueblo de San Juan del Puerto desde hace unos días, es el tema de todas las
conversaciones y la comidilla de las comadres de barrio, un suceso extraño que
demuestra la imbecilidad humana y del cual está siendo víctima una persona
honrada a quién no se le imputa.
El caso es
peregrino y merece ser relatado.
Una mujer de
cierta calle se pone un día a sacar ropa de su cómoda o arca, y con la ropa saca
un canuto de la licencia militar de su marido, en cuyo artefacto guardaba
doscientas cincuenta pesetas en billetes del Banco.
Una niña de corta
edad que está en la casa, coge el canuto, en un momento de distracción de su
dueña, lo abre y saca los "papelitos" y los tiras no sabe dónde.
Después aparece un billete de cien pesetas en el corral. La pregunta a la niña
ha echado los otros y le dice que un hombre que pasó por la calle cogió uno,
pero no sabe decir que hombre es, y que viene lo peregrino del caso.
La mujer
perjudicada, en vista de la declaración de la niña, no encuentra otro medio más
sencillo, para averiguar qué hombre es el que ha cogido el dinero, que tomar el
tren a marchar hacia Huelva a ver una !adivinadora!
a quien conocía.
La bruja Sibila
le pregunta quienes y como son sus conocidos y la gente extraña a la vecindad
que frecuenta la calle, y entre estas personas aparece el nombre de una que a
diario va a aquellos sitios para hablar con su novia.
Entonces la
bruja, hace varias operaciones con las cartas y cuando termina las nigromancias
experiencias, anuncia haber adivinado (! cómo no!) la persona que tiene el
dinero, pero como lista como todos las arpías que se dedican a cazar tontos, no
da el nombre de la persona, si no que saca un
muñeco y le dice a la mujer en tono enigmático que los billetes se
hallan en poder de quien se parezca a aquel muñeco.
Por coincidencia
singular, la embaucada creer ver entre el fantoche y la persona aludida y, ¿para
qué más prueba?. Se viene a su casa y le acusa pública y privadamente de poseer
el dinero extraviado, resultando ser el vecino Antonio Moreno Díaz, apodado el
" Niño María" natural de la villa próxima de Bonares.
La víctima, al
verse injuriada, calumniada tan sin fundamento, recurre a la justicia, pero no
encuentra un testigo, a pesar de serlo las mismas ante quienes la mujer le ha
acusado, con todo lo cual se da el insólito caso de que en pleno siglo veinte,
por una adivinadora viva y una mujer idiota, esté manchada y entredicho la
reputación de un hombre honrado.
Parece increíble
que tales cosas ocurran en países civilizados y más increíble todavía que se
permita que ese grupo de saludadores, brujas, adivinadores, etc. que constituyen
cientos por todas las capitales españolas, son en realidad una vergüenza de un país
que se considera culto.
José García Díaz.