domingo, 25 de diciembre de 2016

!Un cura de mi pueblo, en tierra africana!

                                                             
A.M.M.

   En el día de ayer 10 de Febrero de 1922, y en el tren mixto de la tarde llegó a nuestra capital huelvana don Joaquín Prieto, capellán segundo del regimiento de Borbón, número diez y siete, hospitalizado en el Dokert de Melilla, que por enfermedad disfruta de licencia para visitar a su familia, que actualmente reside en Huelva, el es natural de Bonares.
       Al enterarnos, nuestro deseo como periodista es el de informar sobre la guerra, nos llevó a visitar al valiente capellán, que ha presenciado y tomado parte en las más importantes operaciones de la zona oriental.
      Deseando conocer interesantes pormenores sobre Monte Arruit, Tizna y otras importante operaciones en que se halló el señor Prieto; más hemos de luchar con su natural reserva.
      Solo puedo suscribir-- nos dijo-- lo que los periódicos llevan publicado, ya que regularmente suelen hacerse reflejo de la vida de campaña, llena de penalidades, como es natural.
   ----Sin embargo, sí estuvo usted en el Monte Arruit, es este lugar que siempre ofrece algo que contar...
-----Tiene usted razón; el simple recuerdo de ese nombre trae a la mente de todo buen español una idea tristísima, que más tarde se convierte en un amargo sentimiento de pena; a pesar de los seis meses que ha pasado del fatídico desastre.
      Cuando después de tan duros trabajos recuperamos dicha posición, al entrar en ella contemplamos el macabro espectáculo de un cementerio cuyos cadáveres estaban al descubierto.
       Vimos unos dos mil españoles muertos, algunos cruelmente mutilado. Los moros son muy amantes de la riqueza, y al ver a unos de nuestros militares con sortijas no vacilan en cortar el dedo con tal de quedarse con las joyas.
      También en esta posición descubrimos una casa que al parecer dedicaban los rebeldes a almacén de cadáveres. Era un  trise espectáculo, porque fácilmente reconocimos a los nuestros. El sol africano, mejor que corromper sus cuerpos, quiso disecarlos, y había algunos que parecían querer exhalar un grito de indignación contra la cobardía y crueldad enemiga.
 ---¿ Y es verdad que tardaron muchos días en dar sepultura a dichos muertos?
   ---Sí; tardaron algunos días, porque eran muy numerosos; pero todo recibieron adecuadas sepulturas en las zanjas que para este efecto abrieron nuestro soldados.
---- Y ahora ¿ cómo ha quedado aquella posición ?
--- Está bien acondicionadas; los moros, acaso arrepentidos de sus salvajadas, nos no molestan para nada en aquel lugar, ya para nuestras tropas es sacrosanto, porque consideran ingente sepulcro donde descansan los restos de sus hermanos.
---¿ Y que cuenta usted de las demás operaciones ?
----Quisiera contar muchas cosas; pero ya he dicho a los periódicos en esto han relatado ampliamente lo ocurrido, y son pocos los detalles que se les pueden escapar.
---¿ Costó mucho la reconquista del monte Gurugú ?
----Se hizo con algunas dificultad que fácilmente allanaron nuestras tropas cuya valentía es proverbial.
    La columna del general Sanjurgo fue la más hostilizada.
     y de Nador ¿Qué nos dice?
---- Allí solo fui testigo de gran barbaridad que los rifeños cometen y que ya les he referido.
---¿ Y el espíritu de nuestro soldados ?
---Son buenas gentes, Rezan y se acuerdan de los santos de su devoción al entrar y terminar las batallas. Los veo encomendarse al patrón de su pueblo respectivos, con frecuencia, y raro es el que no lleva su medalla colgada al cuello.
   Terminamos nuestra conversación y nos despedimos del señor Prieto, dándole las gracias por su tiempo.

                                                   -----------------


    Impresiones de un viaje a Bonares. Por el corresponsal del diario "El Progreso"  de Sevilla: Manuel García.
    Siendo el  8 de Enero del año de 1921. Cuando en el día de ayer efectué un viaje al alegre pueblo de Bonares. La Impresión que experimenté al llegar, me hizo ensanchar el alma, pues por doquier veía transitar hacia el campo, con sus aperos de labranza a los honrados y trabajadores hijos del pueblo; los que con sus sanas costumbres y amor al terruño, desconocen el vicio u holgazanería, habituados como están a regar con su dolor sus fértiles y bien cuidadas tierras, exportando sus ricos y sazonados frutos a la capital ,y pueblos vecinos hasta la cuenca minera.
     Sus amplias y hermosas calles dan la sensación de una población higiénica y urbanizada, contando con una plaza de Abasto que ya quisieran contar poblaciones de más importancia; lo que patentiza la buenas administración de sus dignas y celosas autoridades.
     Al frente de éstas, encuéntrese el simpático y conocido jefe político don Ruiz Acevedo, quién, no obstante no ser su pueblo natal, todos sus amores y esfuerzos los ha dispuesto a disposición del mismo.
    De sobra es conocido su entereza de carácter, unido a su amable tacto y su simpatía.
    Aún a trueque de herir la modestia del señor Acevedo, me complazco en lanzar a la publicidad de estos datos, poniendo este pueblo a la altura y a la importancia del peso que tiene en la Comarca del Condado, para que sirvan de estímulo a los que aspiran a llevar  la política de un pueblo para tan solo atender a su egoísmo y no, como el susodicho señor Ruiz de Acevedo que lesionados sus intereses, de todo es bien sabido, tan solo atiende al bienestar de los hijos de tan simpático pueblo.

 José García Díaz. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario