Niebla en 1921. Foto de La U. de S.
El 22 de Agosto de
1921, la iglesia de San Martín se encontraba en un estado ruinoso y no menos
ofreciendo peligro para los feligreses, el cabildo diocesano, dispuso y autorizó su
derribo por parte del Ayuntamiento de esta villa, y poniendo a la venta los
materiales con el fin de que el municipio pudiera tener algún beneficio por
parte del costo del derribo.
De este trabajo
solo se salvará la capilla mozárabe de Nuestro Señor de las Columnas, escultura
esta de arte románica de mármol, de mérito extraordinario. La columna se halla
embutida en la esbelta torre de la vetusta parroquia y toda la obra, tanto como
el Cristo, como la columna labrada en una sola pieza, hallándose en el recinto
que ocupa la casa del cura párroco.
También ha de
perdurar lo que es el altar mayor con el ábside que tiene columnas con
capiteles románticos, elementos mozárabes de gran interés que se encuentran
casi perdido a la vista a causas de las muchas capas de cal que la cubren.
Hubo quien deseaba
dedicar el ábside para la capilla de la Hermandad del Sagrado Corazón, pero la
iniciativa no tuvo éxito, habiéndose dado entrada por el corral de la casa
rectoral.
Cuando esto hubo
temer que en plazo breve no quedara más que triste vestigios que atestiguaran
la importante que tuvo que ser la iglesia de San Martín durante muchos siglos,
puesto que todas ellas se iba derribándose paulatinamente. Ha sido descubierto
ciertos detalles de arquitectura que bien podían llevar lo que es la iglesia a
la categoría de monumento nacional.
Conviene decir que
por los siglos X al XI se desarrolló entre los mahometanos, la costumbre de
adosar las tumbas de hombres ilustres a las paredes de las mezquitas, en forma
de pequeñas capillas con sus bóvedas adornadas con arcaduras. Estas tumbas se
conocen por estar las bóvedas levantadas matemáticamente con divisas de cuatro,
es decir, que sobre los cuatros arcos de las paredes hay ocho arquitos, sobre
los ochos diez y seis; sobre los diez y seis, treinta y dos, desarrollándose
así el tema poligonal hasta llegar a las grandes obras admiradas en la Alhambra
de Granada y de otros monumentos de Egipto y Siria.
Para señalar sin
posibilidad de equivocarnos estas tumbas de hombre ilustres que había hecho el
viaje a la Meca, colocaban por fuera de la bóveda mortuoria, de dos a cuatro ladrillos
o lozas de mármol, en caso de lujo económico, en forma particular, como símbolo
del turbante del peregrino.
Es sabido, que la
familia de Beni Bekkar que domino más tarde el condado de Niebla desde finales
del siglo VIII hasta caer la ciudad en poder de los moros almohades, hasta el
fin del siglo XII, tuvo parentesco con los descendientes del rey godo Witiza por la parte materna,
siendo aquellos príncipes de la casta "muladí" constituida por las
familias nacidas de la princesa Sara, "La Goda" hija de Alamundo y nieta del rey Witiza, por
sus dos casamientos con nobles musulmanes de la secta "Shuits".
Los Beni Bekkar de
Niebla, se orgullecían de su estirpe godo--cristiano que no solamente protegían
siempre a los mozárabes (cristianos andaluces que vivían en paz y amistad con
los mahometanos) si no uno de los más famosos literatos de los muchos habidos
en dicha familia fue conocido como " Ibn Al-Küitiyyah" que quiere
decir "el hijo de la goda".
Ahora es cuando
sabemos que algún personaje de dicha familia estaba enterrado a la sombra de la
parroquia de San Martín, porque se ha descubierto adosado a la pared meridional
de ella, no solamente la típica bóveda mortuoria si no encima de ella los
ladrillos que simbolizan el turbante del peregrino a la Meca.
ELENA W. WHISHAW.
José García Díaz.
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