sábado, 20 de diciembre de 2025

Las Cruces de Mayo como estudio Antropológico.

 

                                                                         


 

 

     Era el 20 de mayo de 1982, cuando por primera vez dentro de las actividades culturales, celebra una deserción dentro del ciclo “Visión Antropológica de Huelva”. Por el profesor don Salvador Rodríguez Becerra, centró las manifestaciones de la religiosidad popular onubense en promesas, exvotos y fiesta.

      Organizado por el Servicio de Publicaciones del Instituto de Estudios Onubenses. Por el cual el conferenciante que es Catedrático de Antropología, analizó el tema de la religiosidad desde fuera del ámbito de las creencias, lo más objetiva y científicamente posible.

   En primer lugar, habló de las relaciones del hombre con la divinidad y las razones que motivan las citadas narraciones. Luego estableció la diferencia entre religiosidad popular y religiosidad oficial, para pasar seguidamente analizar las manifestaciones más comunes de la primera.

     La manifestación de la religiosidad popular que estableció fueron fundamentalmente: las promesas y exvotos y las fiestas con sus Romerías. Exvotos y promesas fueron definidas y explicado el carácter de cada una, y se hizo también, una buena ilustración gráfica de los exvotos de las diferentes zonas de la provincia.

     Las fiestas fueron constreñidas fundamentalmente a romerías y patronales, que son las que en realidad tienen sentido religioso (mientras, la ferias son de origen y carácter comercial). Igualmente, dentro de las fiestas se trató tanto el carácter externo y colorista, como el de la autenticad de la o el paganismo soterrado que en ella pervive. El tema del sincretismo religioso estuvo presente, a la hora de intentar explicar estos fenómenos.

Al final tuvo lugar un coloquio, que vino a poner de manifiesto la problemática que existe a la hora de querer interpretar este tipo de conductas y manifestaciones humanas.

   Años después, el periodista y escritor don Andrés María Segovia publica en un diario un curioso artículo de gran interés cultural, sobre el sentimiento y costumbres que conlleva las Cruces de Mayo, tan enclavada en este pueblo:

   Dentro de las muchas tradiciones del mes de mayo, yo diría más bien que de la primavera, las de las Cruces es una de las que más siente el pueblo. He visto Cruces, romería cruceras, en la Sierra de Aracena, que es toda una lección de tipismo auténtico de nuestra tierra.

   El tema de la Exaltación de la Santa Cruz no lleva desde la misma orilla del mar hasta la alta serranía. Las manifestaciones de esta tradición varían según el lugar, pero a la hora de la verdad todas tienen una similitud en la testificación fervorosa del símbolo de nuestra fe. La Cruz es un altar de una manifestación popular. Yo recuerdo de niño, cuando Huelva tenía Cruces famosas en los castizos patios de vecinos, cómo se celebraban esta fiesta en la que unía el tema religioso, la Cruz, el de los bailes por sevillanas y el gastronómico.

                                                                  


            En esta publicidad del diario Odiel, corresponde a la publicación del día 15 de mayo de 1973, donde se organiza por primera vez, una excursión al Romerito de este pueblo de salida de Huelva, de tan gran éxito que vinieron tres camionetas cargadas de viajeros, paran dejarlos en el pueblo, antes la falta de aparcamiento para estos coches en el paraje del "Corchito". Dado que contó con gran ayuda de los taberneros de este pueblo, que le hicieron mucha publicidad; el pago de ochenta pesetas por viajero, cuando solo hacía un mes el Gobierno, había declarado como salario base mínimo de 150 pesetas no era del todo barato, pero se contó con muchas tabernas, como la de Joselito en la Plaza Niña, que tenía escrito con tiza en su pizarra, la curiosa frase: Si al "Romerito de Bonares va, recuerda que el vino y la caldereta no pagará"
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   No se podía concebir una fiesta de la Cruz, sin las consabidas habas “enzapatás” que, con el vinillo de la tierra formaban un sencillo ofrecimiento a todos cuanto participaban de la fiesta crucera. Nunca podemos olvidar las Cruces en el Brasil Grande y en el Chico, en aquellas viviendas unidas en una calle interior que llamaban “La Argentina” y en muchas casas particulares, siempre en los pisos bajos, donde en cada patio había una Cruz engalanada.

   El muestrario de adornos era muy similar, pues casi siempre las Cruces de Mayo se vestían con flores de papel de distintos colores.

Era, la de Huelva una tradición sencilla y popular, no era de carácter romero como los pueblos de la provincia, o con tan grande suntuosidad como esos maravillosos altares de cruces que se montan en Bonares.

    En el aspecto religioso, no había que pedirle mucho. Era algo testimonial, de corazón, pero existía un rosario llamado de la Cruz, que en algunas casas se rezaba y que no eran más que sencilla y simples jaculatorias repetidas hasta mil veces. Todas estas fiestas citaban, en torno al símbolo cristiano, a familias, amigos, conocidos, pero sobre todo aquellos grandes patios de vecinos reunían a los que podíamos considerar una gran familia.

   Las fiestas de la Cruz, con el paso del tiempo han ido variando. Hoy el mundo es otro y la gente pide otro tipo de novedades festivas. Hoy, las Cruces se convierte en romería llenas de gentío, de caballos, carrozas y de fiesta larga que dura varios días, salvo en Bonares que lo hacen en uno, pero lo viven intensamente.

     La Cruz en algunos puntos, por ejemplo, en Punta Umbría, es llevada al campo donde se le canta y jalea en ritos de ida y traída al pueblo.

   No me atrevería a fijar puntos famosos, pero puedo silenciar las cruces de la Palma del Condado, las de Almonaster y tantas otras que en el Andévalo forman una corte maravillosa de una tradición que no muere porque está dentro del alma andaluza.

       Tiempo de cruces que, es decir tiempo de primavera, de vida que renace, de alegría.,   

    No podemos terminar esta página, si antes reconocer la gran labor desarrollada en este año en el mes de mayo, ante la exposición y conferencia presentada por la joven local, licenciada por la Academia de Bellas Artes de Sevilla, la chica Rocío Bueno Vega, para animarla que siga investigando en tan singular proyecto, como son las Cruces de este pueblo.

  José García Díaz.

 

 

  

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