martes, 10 de octubre de 2023

En el año de 1952, y la ballena.

                                                             

                                                                           


 ¿Ha visto usted la ballena?

  ¡Pues si! ¡señores periodistas, pero ustedes no!, la gente de Bonares la vieron, la tocaron y la fotografiaron, por los vecinos de esta villa los señores Pepe Coronel, y don José Gómez Feria, que fueron de los primeros en disponer de esa información facilitada por los guardas del coto de Doñana, que junto con un grupo de cerca de treinta vecino de esta villa organizaron una excursión playera, para poderla contemplar de cerca tan gran cetáceo de que la gente hablaban por aquellos días, acompañado de algunos chiste sobre la ballena citada.

   La prensa pudo enterarse días después, de que el farero del Picacho don Manuel Maresca, tuvo la gentileza de mandarle una foto, que pudo cubrir la curiosa noticia fotográfica, acerca de la misteriosa ballena, realizada por el medico titular de Bonares don José Gómez Feria, que tuvo el detalle de ofrecerla al señor Maresca para este fin.

  Corría el año de 1952, dentro del mes mayo, metidos en las celebraciones de las fiestas de las queridas “Cruces”, un grupo de vecinos reunidos en el casino Centro Benéfico, acuerdan en organizarse para visitarla, puesto que al día siguiente el Domingo día 15, a las 7 de la mañana el grupo de aventureros, están disponible para tan curiosa expedición con la salida de la Plaza del Consumo.

   Toda una fiesta, hasta llegar a la Venta de la Rana de Almonte, para seguir el camino del Rocío, y de allí a la Torre de la Higuera, para coger la orilla hasta la “Torre Carbonera”, donde se encontraba el citado monstruo marino arribado en la orilla del mar, que forma la linde con el conocido coto de “Doñana”.

                                                                


 Grandiosa labor de sacrificio, y día de fiesta para los bonariegos, empeñados en visitar la curiosa ballena, con las fotos de don José Gómez Feria.

    La pobre descomunal ballena, ya se le apreciaba en parte el comienzo de su descomposición, pero si poderse entender ni comprender porque nadie del mundo de la pesca, no podían utilizar su inmensa riqueza que por aquellos años cincuenta representaba, aún estaban legalizada su captura para descuartizarla en trozos para su preparación, a estos grandes animales por parte de los marineros gallegos, que las mantenían como una fuente de riquezas dentro de su manera de vivir.

  Cuando más se pudo comprobar, que dicho animalito tenía dueño según se demuestra por el arpón que lleva clavado, portando las iniciales “H.H.V”, donde representa la Ley de rigor de toda la gente de la mar. Se supo después, de que varios industriales de la pesca de Huelva, demostraron interés a iniciar su explotación, pero antes lo expuesto anteriormente expresado en el arpón, tuvieron que desistir. Viendo las fotos citadas, calcularon que dicha ballena, se encontraba con un peso aproximado entre los 15.000 Kilos, y los 20.000 de peso bruto, y valorada en miles de duros.

                                                             

               

                       El citado arpón, con las referencias del que era su propietario.

  Con los años, su esqueleto se fue enterrando poco a poco, lo que produjo su conservación, hasta que cincuenta años después, con motivo de la inauguración del Museo Marino, en el Parque Dunar de Matalascaña, en junio del año 2002, sirvió sus restos bajo una curiosa preparación, para adornar el techo del citado museo.

   Pero como suele pasar casi siempre lo mismo, en esta Provincia de Huelva, lo que sería un gran proyecto para su disfrute, terminó los restos de la ballena, y los demás objetos de gran valor trasladado a Sevilla para otro Museo.

José García Díaz.

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