¿Ha visto usted la ballena?
¡Pues si! ¡señores
periodistas, pero ustedes no!, la gente de Bonares la vieron, la tocaron y la
fotografiaron, por los vecinos de esta villa los señores Pepe Coronel, y don
José Gómez Feria, que fueron de los primeros en disponer de esa información
facilitada por los guardas del coto de Doñana, que junto con un grupo de cerca
de treinta vecino de esta villa organizaron una excursión playera, para poderla
contemplar de cerca tan gran cetáceo de que la gente hablaban por aquellos
días, acompañado de algunos chiste sobre la ballena citada.
La prensa pudo
enterarse días después, de que el farero del Picacho don Manuel Maresca, tuvo
la gentileza de mandarle una foto, que pudo cubrir la curiosa noticia fotográfica, acerca
de la misteriosa ballena, realizada por el medico titular de Bonares don José
Gómez Feria, que tuvo el detalle de ofrecerla al señor Maresca para este fin.
Corría el año de
1952, dentro del mes mayo, metidos en las celebraciones de las fiestas de las
queridas “Cruces”, un grupo de vecinos reunidos en el casino Centro Benéfico,
acuerdan en organizarse para visitarla, puesto que al día siguiente el Domingo
día 15, a las 7 de la mañana el grupo de aventureros, están disponible para tan
curiosa expedición con la salida de la Plaza del Consumo.
Toda una fiesta,
hasta llegar a la Venta de la Rana de Almonte, para seguir el camino del Rocío,
y de allí a la Torre de la Higuera, para coger la orilla hasta la “Torre
Carbonera”, donde se encontraba el citado monstruo marino arribado en la orilla
del mar, que forma la linde con el conocido coto de “Doñana”.
La pobre descomunal ballena, ya se le
apreciaba en parte el comienzo de su descomposición, pero si poderse entender ni
comprender porque nadie del mundo de la pesca, no podían utilizar su inmensa
riqueza que por aquellos años cincuenta representaba, aún estaban legalizada su captura para
descuartizarla en trozos para su preparación, a estos grandes animales por parte de los marineros gallegos,
que las mantenían como una fuente de riquezas dentro de su manera de vivir.
Cuando más se pudo
comprobar, que dicho animalito tenía dueño según se demuestra por el arpón que
lleva clavado, portando las iniciales “H.H.V”, donde representa la Ley de rigor
de toda la gente de la mar. Se supo después, de que varios industriales de la
pesca de Huelva, demostraron interés a iniciar su explotación, pero antes lo
expuesto anteriormente expresado en el arpón, tuvieron que desistir. Viendo las
fotos citadas, calcularon que dicha ballena, se encontraba con un peso
aproximado entre los 15.000 Kilos, y los 20.000 de peso bruto, y valorada en
miles de duros.
El citado arpón, con las referencias del que era su propietario.
Con los años, su
esqueleto se fue enterrando poco a poco, lo que produjo su conservación, hasta
que cincuenta años después, con motivo de la inauguración del Museo Marino, en
el Parque Dunar de Matalascaña, en junio del año 2002, sirvió sus restos bajo
una curiosa preparación, para adornar el techo del citado museo.
Pero como suele
pasar casi siempre lo mismo, en esta Provincia de Huelva, lo que sería un gran
proyecto para su disfrute, terminó los restos de la ballena, y los demás
objetos de gran valor trasladado a Sevilla para otro Museo.
José García Díaz.
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