Desde primero de
año de 1908. La prensa nacional y provincial resaltaba las hazañas del famoso
bandido “El Pernales” que se transformó en toda una leyenda a la altura de
Diego Corriente y del conocido Antonio Vargas Heredia, resaltado tantas veces en el
cancionero popular.
Pero mira por
donde le salió un mal imitador por el condado huelvano que tiene cierta
notoriedad, por las condiciones especiales que concurren en el procesado en el
juicio del Juzgado Provincial con fecha del 10 de Marzo del año actual.
Como se trata de
un caso curioso, creemos de oportunidad referir algunos detalles del juicio.
Que el día 17 de
Mayo del año pasado, se presentó en la Venta del Cano, término de la población de Gibraleón, Clemente Garrido Terán reconocido como “El Mejicano” de profesión
conocida como delineante, que haciéndose pasar por el bandolero tristemente
famoso, intimidó a varios jornaleros que en la venta se hallaban, a los cuales
les fue pidiendo el dinero que llevaran en los bolsillos. Uno le dio dos duros,
de lo que el Clemente devolvió uno al despojado. El otro soltó cuatros peseta y
el delincuente se contentó con una y le devolvió tres; y a la ventera le sacó
otro duro, que recuperó días después.
Estos hechos los
calificaba el Fiscal señor don Cos-Gayón, de robo, puesto que hubo intimidación
en las personas y apreció en sus conclusiones definitivas, atenuante de embriaguez,
demostrada en la prueba testifical, como el tiempo que ha estado trabajando en
varios pueblos cercanos, mientras estuvo un tiempo de ayudante hasta que se
creaba una auxiliaría en la escuela de niño del primer distrito en Bonares.
Todo esto hizo una
interesante declaración, favorable al reo, por parte de Juez municipal de
Gibraleón, don Clemente María Zambrano.
El abogado
defensor, D. Francisco Gómez, dijo en su informe, que su defendido al realizar
los hechos que se le acusaba, no tuvo la menor intención de lucro, pues de otro
modo, no hubiera devuelto la mayor parte del dinero que le entregaron. Sostuvo
que lo sucedido era producto de una gran borrachera, en cuyo estado de
inconsciencia, al Clemente Garrido le dio por decir que era el “Pernales” y por
pedir dinero, como a cada borracho le da por otra extravagancia cualquiera.
Advirtió a los señores jurados, que el reo llevaba ya diez meses de cárcel,
castigo que se estimaba suficiente fuerte por la falta cometida, y esperaba,
por tanto, de los jueces populares, que su veredicto sería de inculpabilidad.
Así fue en
efecto, poniéndose inmediatamente en libertad al procesado.
Es éste un
joven de como de treinta a treinta y dos años, natural de Mayagüez (Puerto
Rico) de ahí su curioso acento latino-americano, perteneciente a una distinguida
familia. Tiene su hermano mayor que es comandante de Estado Mayor y su tío es
un Cardenal que ocupa una alta jerarquía en la Iglesia.
El falso “Pernales”,
tiene el grado de bachiller; estuvo algún tiempo en el Seminario de Salamanca y
ha cursado cuatro años de medicina. Como delineante dicen que tiene un grado
dominio de la profesión. Es además un gran aficionado a hacer versos. Y el
mismo fiscal declaró en su informe que había leído unas quintillas del
procesado, que no estaban desprovistas de ingenio.
Tal fue, en
síntesis, lo ocurrido en la vista de la causa y la condición del protagonista
de ella.
José García Díaz.
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