lunes, 23 de enero de 2017

El crimen del Dolmen de Soto.


                                                     

                        El la foto Pepe El Carnicero, Agosto de 1984, de la 12 fotos realizas ese día.

     Un crimen descubierto.

O el Dolmen de la "La Lobita".

 Según este diario el 10 de Agosto de 1924.
     Nos se trata de un caso de asesinato pasional, si no un crimen a la Historia, a la arqueología, que al cabo de más de un año, se da a conocer a la provincia de Huelva, lo cual pone a pensar demasiado acerca de la Comisión de Monumentos y de la poca cultura general de la gentes en estos asuntos.
    Sobre todo se trata de unos de los mejores monumentos de Andalucía y quizás de España, levantado por los aborígenes o primero pobladores de la provincia de Huelva, pudiendo tener de tres a cuatro mil años antes de Jesucristo y situado en la finca llamada "La Lobita", término de Trigueros y en el límite mojonero con la demarcación de Niebla.
      Solamente dos hombres se han tomado la molestia de decir a los demás mortales de esta Región la noticia de su hallazgo y de la época histórica del monumento así como los detalles curiosos que en él se encuentran, digno por todo los conceptos de ser visitado después de su completa restauración.
    Estos dos hombres han sido el abate D. Hugo Obenmahier, profesor de la Universidad de Madrid, en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones de Madrid del mes de Marzo último y, quien lo pensara el modesto párroco de Niebla don Cristóbal Jurado, que parece ser el responsable de la publicación a la cabeza de la nota cultural de nuestra Provincia el día 3 de Agosto en el Certamen Colombino celebrado en la Rábida el año pasado, de 1923.
      Ambos trabajos han pasado por nuestra vista. El primero es del Padre Hugo que se encuentra ligeramente descriptivo y sobrio en todos los detalles, como dijéramos en formas didácticas, avalado con su hermosas fotografías y dibujos. Está escrito especialmente para los socios y especialistas, conteniendo en síntesis los párrafos siguientes:
     El Dolmen, su hallazgo, sus grabados y objetos, las sepulturas encontradas y el ajuar funerario. Sus notas se refieren a los nombres de diversos autores consultados y a sus obras.
      No es así el trabajo del Párroco de Niebla, don Cristóbal Jurado, que prescindiendo del tecnicismo, ha logrado ponerlo y amenizarlo al alcance de toda clase de gente que saben leer. Es un estudio admirable de vulgarización arqueológico--prehistórico, para que todos se enteren de aquella remota época de la existencia humana, sobre todo en Huelva. Es un tratado de gran erudición, pues es como una especie de de cinta cinematográfica, se da por enterado el lector de las gentes que habitaron nuestras Regiones en la Edad Neolítica o de la piedra pulimentada, de sus usos costumbres y la relación de la vida en aquellos momentos en "La Lobita" con los restos dolménicos o megalítico de España y en el extranjero. De las cavernas, sepulcro y muestras funerarias de aquellos tiempos.
    El trabajo se halla también valorado con numerosas fotos, como una especie de extracto de las principales obras de los profesionales nacionales y extranjeros, que hacen de él una verdadera obra de divulgación científica.
      Merece felicitaciones en esto el laborioso sacerdote, por este valioso de método de vulgarización de las ciencias, que tanta falta hace en nuestro país, siguiendo en ella el ejemplo de aquellos profesores de universidades públicas para este fin.
    Es seguro creernos el notable trabajo sobre el Dolmen de "La Lobita" por parte del párroco de Niebla, una vez publicado, se debe propagar para recreo y saber de todos, especialmente para los visitante del grandioso Hipogeo, quedando el del Padre Hugo Obernaimer para los estudiosos cultivados en la ciencia de la arqueología prehistórica.
   El estudio del señor cura de Niebla está además complementado con interesantes apéndices como son  el de la división de las eras y etapas prehistórica como medio de ilustrar el trabajo y facilitar su estudio. Con otro de culto de las piedras y las hachas de piedra antigua en la humanidad. Y otro notable y de la gran afición, por la forma de adoptar la serpiente entre los hombre primitivos.
       Entre sus ocho capítulos, que se refiere a el hallazgo, descripción, parte estudiada de los objetos y restos hallados en el Dolmen, describe los que se refieren a una época determinada y a los signos esculpidos en el momento, destino que pudo tener el mismo y los usos, costumbres y modos de la raza de las gentes que lo estaban habitando.
    En las cincuentas notas eruditas que le adornan sobresalen las que se relacionas con los principales Dólmenes de Españoles; de como hacían el arrastre de sus piedras a larga distancias, y de las primeras razas que  habitaron nuestra Península; la de los restos de animales en los Dólmenes y cavernas de las vías comerciales y centros de fabricación; de la manera de dominar los Dólmenes, so orientación; si eran además de necrópolis eran lugares religiosos o destinados como alojamientos en caso de seguridad.
     De la cerámica histórica y de la cremación de los cadáveres. De las formas diversas de enterrar los muertos y objetos con que se le rodeaba. De los dibujos geométricos y de la raza explotadora del cobre en España.
        Del principio de los animales doméstico y de las faenas agrícolas de las imágenes y de los dibujos en asta de ciervos. Del origen de los utensilillos más comunes, de las tiendas y danzas de aquellas edades y de los modos de caza. Y otra multitud de cosa curiosa que revelan la gran cultura de su autor y el dominio sobre la materia.
      De lo expuesto se puede comprender la importancia de la obra del párroco de Niebla en el camino emprendido, para que sirva de estímulo a otros y vean la manera de interesarse por la cultura provincial.

 Por E. R. C.
       De Real Academia de la Historia.
  

José García Díaz.

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