El la foto Pepe El Carnicero, Agosto de 1984, de la 12 fotos realizas ese día.
Un crimen descubierto.
O el Dolmen de la "La Lobita".
Según este diario el
10 de Agosto de 1924.
Nos se trata de un
caso de asesinato pasional, si no un crimen a la Historia, a la arqueología,
que al cabo de más de un año, se da a conocer a la provincia de Huelva, lo cual
pone a pensar demasiado acerca de la Comisión de Monumentos y de la poca
cultura general de la gentes en estos asuntos.
Sobre todo se trata
de unos de los mejores monumentos de Andalucía y quizás de España, levantado
por los aborígenes o primero pobladores de la provincia de Huelva, pudiendo
tener de tres a cuatro mil años antes de Jesucristo y situado en la finca
llamada "La Lobita", término de Trigueros y en el límite mojonero con
la demarcación de Niebla.
Solamente dos hombres se han tomado la
molestia de decir a los demás mortales de esta Región la noticia de su hallazgo
y de la época histórica del monumento así como los detalles curiosos que en él
se encuentran, digno por todo los conceptos de ser visitado después de su
completa restauración.
Estos dos hombres
han sido el abate D. Hugo Obenmahier, profesor de la Universidad de Madrid, en
el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones de Madrid del mes de Marzo
último y, quien lo pensara el modesto párroco de Niebla don Cristóbal Jurado,
que parece ser el responsable de la publicación a la cabeza de la nota cultural
de nuestra Provincia el día 3 de Agosto en el Certamen Colombino celebrado en
la Rábida el año pasado, de 1923.
Ambos trabajos han
pasado por nuestra vista. El primero es del Padre Hugo que se encuentra
ligeramente descriptivo y sobrio en todos los detalles, como dijéramos en
formas didácticas, avalado con su hermosas fotografías y dibujos. Está escrito
especialmente para los socios y especialistas, conteniendo en síntesis los
párrafos siguientes:
El Dolmen, su
hallazgo, sus grabados y objetos, las sepulturas encontradas y el ajuar
funerario. Sus notas se refieren a los nombres de diversos autores consultados
y a sus obras.
No es así el trabajo del Párroco de Niebla,
don Cristóbal Jurado, que prescindiendo del tecnicismo, ha logrado ponerlo y
amenizarlo al alcance de toda clase de gente que saben leer. Es un estudio
admirable de vulgarización arqueológico--prehistórico, para que todos se
enteren de aquella remota época de la existencia humana, sobre todo en Huelva.
Es un tratado de gran erudición, pues es como una especie de de cinta
cinematográfica, se da por enterado el lector de las gentes que habitaron
nuestras Regiones en la Edad Neolítica o de la piedra pulimentada, de sus usos
costumbres y la relación de la vida en aquellos momentos en "La
Lobita" con los restos dolménicos o megalítico de España y en el
extranjero. De las cavernas, sepulcro y muestras funerarias de aquellos
tiempos.
El trabajo se halla
también valorado con numerosas fotos, como una especie de extracto de las
principales obras de los profesionales nacionales y extranjeros, que hacen de
él una verdadera obra de divulgación científica.
Merece felicitaciones
en esto el laborioso sacerdote, por este valioso de método de vulgarización de
las ciencias, que tanta falta hace en nuestro país, siguiendo en ella el
ejemplo de aquellos profesores de universidades públicas para este fin.
Es seguro creernos
el notable trabajo sobre el Dolmen de "La Lobita" por parte del
párroco de Niebla, una vez publicado, se debe propagar para recreo y saber de
todos, especialmente para los visitante del grandioso Hipogeo, quedando el del
Padre Hugo Obernaimer para los estudiosos cultivados en la ciencia de la
arqueología prehistórica.
El estudio del señor
cura de Niebla está además complementado con interesantes apéndices como
son el de la división de las eras y
etapas prehistórica como medio de ilustrar el trabajo y facilitar su estudio.
Con otro de culto de las piedras y las hachas de piedra antigua en la
humanidad. Y otro notable y de la gran afición, por la forma de adoptar la
serpiente entre los hombre primitivos.
Entre sus ocho
capítulos, que se refiere a el hallazgo, descripción, parte estudiada de los
objetos y restos hallados en el Dolmen, describe los que se refieren a una
época determinada y a los signos esculpidos en el momento, destino que pudo
tener el mismo y los usos, costumbres y modos de la raza de las gentes que lo
estaban habitando.
En las cincuentas
notas eruditas que le adornan sobresalen las que se relacionas con los
principales Dólmenes de Españoles; de como hacían el arrastre de sus piedras a
larga distancias, y de las primeras razas que
habitaron nuestra Península; la de los restos de animales en los
Dólmenes y cavernas de las vías comerciales y centros de fabricación; de la
manera de dominar los Dólmenes, so orientación; si eran además de necrópolis
eran lugares religiosos o destinados como alojamientos en caso de seguridad.
De la cerámica
histórica y de la cremación de los cadáveres. De las formas diversas de
enterrar los muertos y objetos con que se le rodeaba. De los dibujos
geométricos y de la raza explotadora del cobre en España.
Del principio
de los animales doméstico y de las faenas agrícolas de las imágenes y de los
dibujos en asta de ciervos. Del origen de los utensilillos más comunes, de las
tiendas y danzas de aquellas edades y de los modos de caza. Y otra multitud de
cosa curiosa que revelan la gran cultura de su autor y el dominio sobre la
materia.
De lo expuesto se
puede comprender la importancia de la obra del párroco de Niebla en el camino
emprendido, para que sirva de estímulo a otros y vean la manera de interesarse
por la cultura provincial.
Por E. R. C.
De Real Academia
de la Historia.
José García Díaz.
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