jueves, 24 de noviembre de 2016

Sucesos por los años veinte.

                                                             
Foto de Mariano Morales


       Era principio de Octubre del 1920. El Jueves día 7, cundo el vecino de este pueblo Ramón Suarez Beltrán, de 36 años de edad, acompañado de una buena borrachera le dio por meterse en la casa de su convecino José Romero Martín, y se dirigió a lo que se conoce como el corral, donde se encontraba trabajando en la preparación del lagar para la próxima campaña de la vendimia, el paisano Manuel Galán Riquet apodado el "Tanito".
      Sin mediar una palabra el citado Beltrán sacó una navaja, provocando al "Tanito" no tomando la iniciativa dijo aquello de "Tomar lo de Villadiego" y salir a toda prisa del lugar.
      Pero de nuevo vuelve al  mismo lugar, pero en esta ocasión intenta agredir al hijo del "Tanito", cuando las voces de la refriega alertaron a los vecinos, éstos se presentaron a toda prisa con la pareja de la Guardia civil. Que ha puesto al agresor en mano de la justicia.
   Al día siguiente en la calle de Triana, conocida así por el pequeño puente que hay sobre el pasaje del arroyo; un vecino que tomaba dirección de salir para el campo con 79 años llamado Ceferino Domínguez Molín, fue herido por una pedrada en la cabeza por el niño de 13 años Sebastián Martín Suarez, ocasionándole una herida contundente en la región parietal derecha que le fue curada por el médico Cristóbal Cano Capote.
     El joven bárbaro fue detenido y puesto en mano del Juzgado.
   El día 21 Martes, cuando el carrero Simón Fernández Moreno rompiendo el día marchaba con mercancía con destino a la estación de Niebla, llegando al puente del arroyo del Lagrá, las mulas que tiraban del carro se asustaron por la presencia de un automóvil que se encontraba allí parado.
      El carrero, antes el temor de un vuelco, se hechó a tierra, con tan mala suerte, que unas de las ruedas del carro le pasó por encima del cuerpo, causándole la factura de ambas clavículas y el maxilar inferior con hemorragia en los dos oídos, acompañado de fractura craneal, cuyo pronóstico es de muy grave.
  Poco tiempo después el día tan señalado como lo era el primero de Enero del año entrante cuando amaneciendo el Domingo festivo un nuevo desgraciado accidente en la carretera de Niebla a Bonares, siendo el resultado con graves lesiones un joven llamado Juan Martín Romero.
   Según las informaciones el carro es de propiedad del industrial local don Ángel Camacho Carrión, se encontraba en aquellos momentos conducido por el carrero Cristóbal Vega.
   Viajaban además con ellos un hijo de este llamado José Vega de unos 12 años de edad, junto con un compañero de la misma edad aproximadamente, llamado Juan Martín Romero.
   Al llegar el vehículo al sitio llamado "El Corchito" dio una fuerte sacudida al pasar por un bache, lanzando del asiento que ocupaba el citado Juan Martín que vino a caer debajo de unas de las ruedas, la cual pasó por encima del pecho de la infeliz criatura.
     El conductor del carro regresó precipitadamente al pueblo, donde los médicos le aprestaron asistencia facultativa, quedando el herido en su domicilio en grave estado.
    El Juzgado municipal hace las diligencias propias del caso para el esclarecimiento de los hechos.
     Poco tiempo después el 29 de Marzo se publica una nueva noticia relacionada con este pueblo, sobre un cruel asesinato.
       Ocurrió antes de anoche sábado cuando estuvieron bebiendo en varias tabernas locales, los vecinos Gaspar Martín Camacho, de unos 60 años de edad junto con Isidoro Martín Vega, de 29 años.
   Ambos recurrieron todo el pueblo con la mayor armonía, sin que entre ellos se suscitase la menor discusión ya que la amistad que los unía era estrecha y al parecer bastante íntimas.
     Pero cuando se encontraba en uno de los establecimientos, situado en la calle Mesón, conocido como la taberna del "El Pulio", sin que mediaran palabras entre ambos. El citado Gaspar haciendo uso de una navaja de las llamadas de Albacete por su gran tamaño, le infirió a traición una tremenda puñalada en la espalda que hizo caer en tierra a su compañero de correrías.
    Este intentó salir en busca de auxilio cayendo de nuevo al suelo en la confluencia de las calles Sevilla y Burgos y Mazo, donde quedó en medio de un gran charco de sangre.
      Algunos vecinos lo condujeron al domicilio del médico don Cristóbal Cano, el cual en unión de su compañero de profesión don Francisco Muriel curaron al infeliz herido que pasó más tarde a su domicilio en gravísimo estado, donde poco después encontró la muerte.
       La Guardia civil detuvo al agresor en su domicilio que se encontraba comiendo con toda sangre fría, y conducido a la cárcel donde se personó el Juzgado instruyendo las diligencias de rigor.

  José García Díaz.

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