Estaba a punto
de llegar víspera de la feria de Niebla, pero por acuerdo de la Junta Local de
Sanidad se ha confirmado por el Ayuntamiento, que se ha dispuesto suspender la
renombrada feria de esta villa, que debía celebrarse los días primero, segundo
y tercero del próximo mes de Noviembre, pero en vista del estado de alarma
existente en el vecindario y en los pueblos vecinos por la aparición de la
enfermedad de gripe reinante, que, aunque benigna ahora, se teme que se
presentara con caracteres de gravedad provocada por la aglomeración de
feriantes que de todas partes concurren a ella.
Dicho acuerdo de
sentido común se ha tomado siguiendo el ejemplo y desinterés de los
Ayuntamientos de Gibraleón, Trigueros y Bonares, que han impedido también
anular su feria y de su compromiso onomástico con su patrona Santa María Salomé
por motivo de la salud pública.
El importante
acuerdo se ha comunicado al señor Inspector Provincial de Sanidad y como no al
señor Gobernador Civil de la Provincia.
También se ha
trasladado de la resolución a los señores Alcaldes de la Palma, Villarrasas,
Beas, Almonte, Bollullos, Rociana, Villalba del Alcor, San Juán del Puerto,
Trigueros, Gibraleón, Moguer y Valverde del Camino.
Se dispuso
además clausurar los centros de enseñanza y preparar la desinfección de las
casas a base de la cal viva y calles de la vecindad.
La situación en
Bonares, comienza a recibir los primeros casos de contagios los días 17 y 18 de
Octubre, de este año de 1918, que marcaría la vida del pueblo, en el recuerdo
de lo que fue "el año de la Gripe" por la que el señor Alcalde, don
Serafín Ruiz Acevedo, que después de ser el jefe de los conservadores locales,
tuvo la desgracia de presidir este maléfico tiempo.
Dispuso el siguiente Bando en vista de lo
que se estaba aproximando.
El alcalde de
este Ayuntamiento.
Hago saber:
Con el fin de
combatir la gripe reinante se hace preciso la cooperación de todos los
bonariegos, durante el cumplimiento más exacto de todas las disposiciones
sanitarias establecidas en las Ordenanzas municipal.
1º Queda terminante
prohibido el barrido en seco lo mismo en la vía pública que en toda clase de
locales y habitaciones.
2º Se hace
obligatorio a toda vecino barrer el frente de la vía pública correspondiente a
la fachada de su casa, debiendo regar antes del barrido. Teniendo que estar
estas operaciones terminadas antes de las nueve de la mañana.
Rogando a los
vecinos muy encarecidamente el riego con Zotal, Sanitas, lejía o cualquier otro
desinfectante.
3º No podrá sacudirse esteras, ni alfombras en la vía
pública, a ninguna hora.
4º Se procederá
diariamente a la limpieza de retretes, alcantarillas, corrales, establos,
cuadras, etc, con disoluciones desinfectantes.
5º Se recomiendas a
los vecinos la limpieza diaria de sus habitaciones, depositando los despojo en
sitio destinado a su desinsectación. Las cuadras, corrales, establos y demás
locales se desocuparan de inmundicias cada tres días, cuando menos.
6º Los dueños de
fondas, posadas y casa de dormir darán parte diario de las personas que
albergan, expresando si hay algún enfermo.
Los contraventores
de la prevenciones detalladas incurrirían en las sanciones que autoriza la Ley
Municipal, las cuales se exigirán con todo rigor.
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Resaltando la vida del Alcalde don
Serafín Ruiz Acevedo, olvidado por el tiempo una mala costumbre de este pueblo
muy dado al olvido de sus hijos más ilustres.
Este gran
propietario agrícola, era natural del vecino pueblo de Rociana del Condado,
aparece en la vida de Bonares el día 28 de Diciembre de 1899, cuando tiene que
contraer matrimonio con doña María González y Rodríguez, en la calle Rosal
número doce de esta villa.
El señor
Secretario del Juzgado Municipal don Domingo Camacho Fernández y antes el
Presbítero don Antonio Sánchez Florido, confirman la boda de los prometidos.
Don Serafín Ruiz
Acevedo, de 24 años de edad, hijo de Serafín Ruiz López y de doña María Josefa
Acevedo Huelva de Rociana.
Mientras que la
novia María González y Rodríguez, tenía 28 años de edad hija de los ricos
locales como era don Pedro González Rodríguez.
En la boda se
encontraba la mayor parte de los pudientes de Rociana, como los de Bonares.
A partir del año
de 1903 participa en la vida social de este pueblo ejerciendo como Juez de Paz,
durante algunos años.
Hasta Enero de
1910, donde pasa a la Alcaldía hasta el 17 de Marzo del mismo año, una cosa normal en aquellos
tiempos.
Ya su hermano
Francisco Ruiz Acevedo, ejercía en Bonares como médico cirujano, casado con la
señora Dolores Carrasco Guzmán, viviendo en la Plaza de Alfonzo XIII, número
tres.
En 1917, el 19 de
Septiembre, entra de nuevo en la Alcaldía participando en la inauguración del
nuevo cementerio de San Rafael, testigo maldito de lo que pronto iba a suceder.
Con las primeras
defunciones de gripe, en el mes de Octubre de 1918 no fue, hasta el mes de
Noviembre, conocido vulgarmente como el mes de los muertos, para que en el
recuerdo antaño de los bonariegos quedara marcado por los años.
Se decía que la
muerte había abrasado la vida de sus habitantes, era diario tres , cuatro, o
cinco cadáveres, pero lo más triste, era que se había cebado con los jóvenes de
ambos sexos, fueron cerca de 180 personas, que para un pueblo pequeño, era una
desgracia.
Se contaba, que el
pueblo olía a muerte, en aquellos días, entre el olor que desprendía las calles
con el Zotal, y a desinfectante como la lejía y el formol, obligaba a la gente
marchar por las calles, con pañuelos impregnado de esencia de eucalipto.
Con las primeras
muertes, empieza a faltar los ataúdes de madera por no disponer de materia
prima. Don Serafín dona los primero 50 quintales de pinos, de los más grande
que tenía en el "Gabatón del Cuervo" a si como los gastos que supuso
el corte y traslado por cuenta suya.
La situación
fue tan desastrosa, de que se tuvo que transportar los difuntos amortajados en
simples escaleras, para dejarlos solo en la puerta del cementerio. Ya que por
orden de la Alcaldía estaba prohibida la entrada a toda persona ajena al Campo
Santo.
Se improvisaron
varias fosas comunes, para aliviar la dolorosa situación y enterrar la antes
posible a los contaminados.
La Farmacia de don
Lázaro Soto, situada en la calle Esperanza, más arriba de la que era la casa
tienda de Manolito Benito, no cerraba de noche. Se da a conocer lo que era la
Aspirina, y los remedios eficaces como la limpieza de la boca, con agua
oxigenada disuelta en agua.
Pero lo más
importante y eficaz era la fabricación por parte del hipoclorito sódico en
lejía ordinaria.
El Alcalde
participó, junto con su hermano en la ayuda de los más necesitados, en la
limpieza y tratamiento; y sobre todo en lo económico para que no le faltara de
nada, sufragándolo de su bolsillo.
Donó algunas
maquinas sulfatadoras, para tratar las vivienda infectadas con baño de lejía. Junto
de nuevo con la tala de más pinos.
Corría en aquel
momento desesperado y crítico, lo que fue denunciado como un singular bulo,
como que el coñac y el aguardiente, era el antídoto más eficaz que había en
aquel año para combatir la epidemia de gripe.
Aparecía en las
portadas de los diarios más influyentes, la situación se complicó de tal
manera, que intervino las Autoridades Sanitarias para remediar la complicada
maniobra publicitaria.
Ya que en
aquella época había un gran número de alcohólicos, que admitían esta droga como
que era parte de la vida cotidiana.
La fábrica local
de aguardiente, de don Antonio Grueso y Delgado, tuvo que acelerar su
destilación antes la fuerte demanda local, y de algunos vecinos pueblo.
Lo más curioso que
se supo tiempo después, que pocos alcohólicos fueron atacados del virus de la
gripe en todos los casos de la Provincia. Pero esto fue censurado por las
autoridades sanitarias.
Don Serafín Acevedo
permaneció como alcaldable hasta el 1 de Abril de 1922.
Su hermano médico
don Francisco Ruiz, falleció el 30 de Agosto de 1925 a la edad de 56 años,
dejando una hija, Dolores Ruiz Guzmán.
Mientras que don
Serafín Ruiz Acevedo, falleció día 6 de Julio de 1928, dejando mujer y dos
hijos mayores más dos menores.
Todos los de mi
edad, conocimos algunos de los hermanos como el caso del conocido "Pedro
Serafín". Pero el Señor no quiso darle gracia alguna, del porte que distingia
a su señor padre.
Del trabajo
laborioso de este Alcalde permaneció siembre
sólo en el recuerdo de los más humildes y en los pobres, se decían que
era el propietario más generosos en los salarios de las campañas agrícolas, y
en remediar el hambre de mucho.
Hace pocos años.
cuando se estaba derribando su vivienda, se mantenía colgado un pequeño cuadro,
con el cristal medio roto, y en el fondo, lo que tenía que haber sido un bonito
pergamino, donde apenas se podía distinguir la siguiente frase:
El pueblo de
Bonares, a la gran labor de su Alcalde,
cuando más lo necesitó al señor don:
Serafín Ruiz
Acevedo.
Bonares en Mayo de
1920.´
José García Díaz.
Fuentes del
Secretariado del Juzgado Municipal de Bonares y del Archivo Histórico Provincial
de Huelva.
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