La vida local en este
año, comienza el jueves 3 de enero de este año de 1861, cuando el Alcalde
Constitucional de esta villa don Bonifacio Carrasco, realiza la siguiente
notificación:
“Habiéndose
concluido el repartimiento de la contribución para este año expresado, el
Ayuntamiento que presido he acordado que se ponga de manifiesto por el plazo de
ocho días, para que los mayores contribuyentes puedan examinarla, dentro al
tanto por ciento que le haya correspondido y deduzcan si realmente es correcto
dentro del dictamen de la ley actual.”
Igualmente informa,
que ya están preparadas 200 cédulas de vecindad para los cabezas de familia,
que son las licencias para las casas públicas que tienen el número
correspondiente en su fachada, debiendo de abonar por cada una un real con
veinte céntimos.
También se le
comunica a la población, que en este año hay un nuevo arbitrio que recaerán
sobre los buhoneros ya que figuran en el comercio porque trafican con ellos, y
sobre los dos barberos de esta villa que deberán de entrar en el ramo de los
industriales porque generalmente se acercan a la medicina ministrante y sacamuelas,
llevando razón o sin ella, según dictaminen los inspectores que en breve
visitará este pueblo.
Para este fin ha sido
asignado al investigador 1º don Lázaro Garzón, y al mismo tiempo utilizaran los
ejemplares del interrogatorio de las producciones agrícolas locales, que han
sido remitido a esta Alcaldía la semana pasada con el fin de verificar las
cantidades que se han cosechado en el año pasado de 1860 en esta villa.
El 10 de este
mes en el Ayuntamiento recibe un telegrama por Real Orden que ha sido
comunicada por el señor Ministro de la Gobernación, que ha tenido a bien
disponer la entrega de los seis quintos en Caja, serán entregados como último
día el 28 de febrero. Estos seis son los escogidos entre los 32 presentados en
este año, que participan en las nuevas Ordenanzas Militares sobre los reemplazos, que
deberán tener los 20 años cumplidos y medir más de 1 metro con 560 centímetros
de altura.
En primero del mes
de mayo la Alcaldía toma un nuevo Presidente don José Joaquín Coronel, y como
Secretario Municipal sigue don Juan Antonio de Soto.
Donde primero comunica a la vecindad, que con la autorización del señor Gobernador de esta Provincia, y por acuerdo de los Regidores del Ayuntamiento Constitucional, queda establecido que el día 24 de este mes de mayo. A las 9 de la noche, se ha de rematar en estas casas capitulares 60 fanegas de trigo del Pósito, bajo las condiciones que estará de manifiesto, para con su valor atender a las obras que ha comenzado para la “panera” de este pueblo. (Las paneras, o almacén de trigos se encuentra documentada que este pueblo tuvo con los años hasta tres, siendo el último el que se encontraba alojado en la calle del Camino del Cementerio, frente a la casa de Felipe Martínez, que perduró hasta los años 70 del siglo pasado). En el mismo expediente gubernativo instruido para este Ayuntamiento dentro de las disposiciones superiores referido a los servicios públicos de la administración municipal acerca del citado Pósito, siempre que no intervengan particulares a quienes favorezcan y aprovechen sus resoluciones en su propio beneficio.
El día 27 de este mes
citado se publica un Edicto, por parte del Gobernador Militar de esta
Provincia, don José Lafuente de Alcántara dirigida a este Ayuntamiento, donde
ponen en conocimiento a los empleados de vigilancia y guardia civiles de la
misma, para que practiquen las más eficacias diligencias para capturar al
soldado desertor del “depósito de Ultramar”, del Regimiento de Exploradores de
la Reina, que debía de ser embarcado para la Isla de Cuba el día 12 del mes
pasado del apostadero de Cádiz, donde jamás se presentó sin dar las oportunas
explicaciones, se llama Juan Riquél Fernández, natural de esta villa contando
con la edad de 20 años, de oficio jornalero, de estatura mediana, pelo negro,
cejas al pelo, ojos pardos, nariz regular, boca igual, frente lo mismo, color
de su piel es de color trigueño, contando con poca barba.
Una curiosa noticia sobre el Río
Tinto de Bonares:
Sobre una Circular
de Oficio, dirigida a la Alcaldía de este pueblo el 2 de junio, de parte del
Ayudante de Marina del Distrito de Moguer y de San Juan del Puerto don José
Manuel Mora.
“Diferente son las quejas, por parte de varios vecinos de esta
población, que otros bien conocidos del mismo lugar arrojan a las aguas del Río
Tinto las plantas conocida por Verbasco (El gordolobo) para capturar los
pescados que se crían en este citado río, y luego conducido a este pueblo para
su venta.
Denunciando este mal proceder, ya que este
pescado es nocivo para la salud de los vecinos, le sugieren a este Alcalde que
tomen las medidas necesarias para combatir este delito antes de informar al
señor Gobernador Civil a fin de que tome parte en este ilegal asunto.
Por las Ordenanzas actuales, solo los
matriculados pueden ejercer esta clase de pesca como recoge el artículo 8º
titulo 14, y son los pescadores autorizados los que con criterios y sabidurías
saben en qué zona de este río es apto para la captura con redes de los citados
pescados, según el estado de las subidas de las mareas.
Además, los componentes químicos de las
plantas citadas, pueden se perjudícales tanto a las personas, como aquellos
animales que abrevan en estos charcos de agua dulce”.
Se encuentra bien
documentado, que se pescaban en este río hasta el “malecón” del puerto de
Niebla alojado en el paraje conocido como “Los Bojeos” de este término de
Bonares, cuyas tierras alquiladas eran propiedad del Clero de San Juan del
Puerto, teniendo de enfrente la conocida “Isla del Tinto”, que mantenía los
abrevaderos de agua dulces más importante del todo el contorno, que provocó un
litigio de propiedad con el vecino pueblo de Niebla que perduró un siglo.
Terminando la Justicia del Tribunal Supremo dándole título de la citada propiedad a este pueblo.
Pero la mejor reflexión
del estado del agua del Río Tinto, es la que escribió el gran poeta y premio
Nobel mogueleño Juan Ramón Jiménez hace un siglo atrás:
“Mira, Platero, como han puesto el río entre
las minas, el mal corazón y el compadreo,.
Apenas sin agua roja recoge aquí y allá, esta
tarde, entre el fango violeta y amarillo, el sol poniente; y por su cauce casi
sólo puede ir barcas de juguetes.
¡Qué vergüenza!
…Antes los pescadores subían al pueblo
sardinas, ostiones, anguilas, lenguajos, cangrejos…
El cobre de Riótinto lo ha envenenado todo"…
En efecto, la rotura
de la presa de las citadas minas del Ríotinto provocó el mismo efecto que el
desastre ecológico que el de Aznacollar, con una curiosa fecha exacta un siglo después
en 1998, cuyos vertidos tóxicos por el cauce de este río dentro este término,
provocó graves daños a los ricos hacendados.
El influyente diario
de “La Provincia” de Huelva, no recogió la menor noticia del tan grave
accidente ocurrido en aquellos años, envueltos con la Guerra de Ultramar, y que
contaba con capital económico inglés como accionistas.
El desastre provocó
el aterramiento de este río hasta su desembocadura con el Río Odiel, con ello
terminó con la pesca y con los abrevaderos de la “Isla de Tinto” que tanta importancia
tenía para el ganado de los vecinos locales.
Después de 15 años, metidos en juicio contra la poderosa e influyente Compañía minera, sólo valió para hacer más ricos a los hacendados de este pueblo, donde recibieron cientos de miles de duros en lingotes de oro.
En el mes de
septiembre se publica el nuevo Censo de habitante de esta villa, por parte del
Ayuntamiento que nos da el número de 2598 habitantes.
Días después, se
recibe una notificación por parte del Arzobispado de Sevilla, dirigida a esta
Alcaldía informándole que han aceptado la dimisión presentada por el Cura
Párroco de esta villa don José Gómez Feria, y en su lugar la plaza citada
pasará al sacerdote don José María Fernández como nuevo Cura de la Iglesia
Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
José García Díaz.
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