La reconstrucción de las Murallas y el Museo
Arqueológico de Niebla.
Hasta la fecha de hoy
ha sido concedida ciento sesenta mil pesetas, por el Ministerio de Educación
Nacional.
Por Ramón Ortega Egurrola, en Niebla el 2 de
noviembre de 1958.
Lo que tanto hemos deseados ha llegado ser una
realidad. El viejo Museo y las Murallas de la Ciudad van a ser reconstruidos.
La noticia nos llega, así de pronto, por
conducto del alcalde señor Molina García, en vuelta en ropaje de finísima
alegría y de emoción incontenidas. Los que hemos lanzado en la prensa clamores
de angustia y dardo de dolor ante el abandono en que nuestras reliquias teníamos
que sentir esa emoción misma que la primera autoridad del pueblo históricos puso
al darnos la fausta nueva.
Niebla avanza por las rutas de su
urbanización y restauración hacia los ámbitos históricos para moldear su nueva
efigie de matrona maltrecha, sobre los antiguos pilares, que sostuvieron su glorioso
pasado y su límpida ejecutoría de dueña y señora de amplios contornos.
Lo merece su reciente y triste pasado,
encerrada en sus viejas murallas dormidas, sesteando sobre su tierra de
almazarrón; lo merece por sufrida y callada, por haber sabido sostenerse
orgullosa, sin doblegarse a tantos egoísmos que cayeron sobre ella para
arrebatarle su poderío, sus tierras, su término su patrimonio…
Ahí está la noticia, el hecho, la realidad
traída de la mano por el arquitecto que ha de moldear la efigie de una de las
más viejas ciudades de España. Y ahí están ya los técnicos que, seguramente, al
salir estas líneas a la luz pública, están comenzando las obras de
restauración.
No hace más de un año nos ocupamos en un
reportaje de un diario de la Provincia, de la situación ruinosa y vergonzosa en
que se encontraba el Museo Arqueológico, sacando a flote el sentimiento que
producía observar cuantos, y cuantos objetos habían desaparecido del interior
del Museo y pidiendo ayuda para restitución y principalmente, para su reconstrucción.
Y no mucho después, dábamos la noticia de que se habían concedido por el
Ministerio de Educación Nacional, a instancia del señor Gobernador civil a
demanda del alcalde de Niebla 75.000 pesetas para su restauración y
conservación de la muralla. Ahora se han concedido otras de 85.000 pesetas para
el mismo fin, alcanzando la cifra de 160.000 pesetas.
Poco, muy poco dinero para la obra que hay
que realizar si queremos dignamente hacer de nuestras murallas y Museo, dentro
de la ruta Colombina, uno de los puntos más interesantes que pueda visitar el
turista, siempre ávido de presenciar lo antiguo de la historia de española;
confiamos, no obstante, que percatándose todos de que la conservación de las
murallas milenaria y del Museo Arqueológico es una de las principales e
interesantes cosas de nuestra provincia que siempre han llamado la atención del
turismo en general, se trabajará con ahínco para lograr que esta suma se
centuplique para dar al recinto amurallado de Niebla, el mismo tono que
presentan las murallas gloriosas de Córdova.
Conocemos, así de pasada que, sobre todo, el
mayor interés de las autoridades nacionales es de la conservación y restauración de los viejos carcomidos
muros iliplenses que se derrumban poco apoco; que algunas casitas que rozan las
murallas en sitios estratégicos serán derruidas y sus dueños compensados con
otras nueva construcción.
Y sobre una gloriosa alegría otra, que
llena las aspiraciones de los que tenemos debilidad por el Museo. Hay que
derrumbar el viejo edificio actual y construir otro de nueva planta, más
recogido, pero más a tono con las vetustas-reliquias que han de guardarse en
el.
A tal fin se realizarán obras por el
Ayuntamiento para cegar parte de la regata que frente al Museo existe, con su
alcantarillado correspondiente, dándose así, a la Puerta del Buey, una nueva y
más amplia salida, adecentándose una de las entradas de la ciudad, la más
histórica y gloriosa, quizá en hechos guerreros.
Frente a esta Puerta del Buey, hundido,
desecho y desmantelado, está el Museo Arqueológico de Niebla, orgullo hace 30
años de los niebleros, sobre cuyas murallas árabes campeaban la bandera
española llamando a los turistas a visitar y presenciar los vestigios que del
suelo de la milenaria ciudad habían sido extraídos bajo la dirección de
aquellos amantes de la Arqueología que se llamaron don Cristóbal y Doña Elena.
Así, a secas sus nombres, porque en la historia del pueblo han quedado
grabados; hoy, desde sus tumbas, las dos figuras representantes del pueblo de
la Arqueología y Prehistoria que dieron fama a Niebla, gozaran el sentir de
cerca la inminencia de la resurrección de lo ellos legaron a la posteridad y
que el tiempo y el abandona hicieron casi desaparecer.
En homenaje póstumo al ilustre cronista
oficial de la ciudad de Niebla, al señor R. O. E.
José García Díaz.
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