sábado, 9 de marzo de 2019

El viejo cementerio.

                                                               

    Siendo el sábado 10 de julio de 1876, se da comienzo un Pleno Extraordinario por el motivo de un Oficio de la Comisión Provincial referente a las  obras del ensanche el Cementerio de esta villa en el Camino del Río.
   Pero las obras que están bajo el presupuesto formado por el arquitecto provincial no podrán llevarse a cabo porque la Alcaldía sólo dispone de dos mil quinientas pesetas, mientras que no tiene recursos para cubrir el presupuesto consiste en unas cinco mil ochocientas setentas pesetas con diez y siete céntimos, es imposibles su realización.
    Quedando este caso y teniendo presente la urgencia de la obra por su necesidad, el Ayuntamiento se encuentran con el deseo de satisfacer el servicio de que se trata, se podría contar con llevarla a cabo por la Administración en la completa confianza de que se realizará con solidez contando con las condiciones un pueblo de poca importancia, pero sin perder de vista la consideración y el respeto de sus últimos moradores en su último descanso.
   Porque además de problema económico, no se pude tener las paredes de la fachada en malas condiciones y tener que derribarlas, por los motivos que sobre ella causan cuando hay un enterramiento a los cuales no podrán realizarse porque los dueños de los nichos se oponen a esta labor, y porque en algunos se pueden ver cadáveres que  se encuentran en condiciones deporable y de que el nicho se abra por la mitad por lo que perjudicaría a la salud pública.
     Quedando por consiguiente a lo que se expone que el espesor de la pared dañada es de dos tercias (0´76 m.) como fuese de tierra, podrá variarse una tercia y volverse a encontrar con material de buena calidad y con los pilares que en el plano se recomienda. En esta operación se garantiza gran economía por que no hay necesidad de de reabrir de nuevo los cimientos porque basta conocer el espesor del nuevo para convencerse de la solidez que tiene los citados cimientos
      Como se ha dicho se debe derribarse la pared por donde ha de ampliarse el cementerio dejando la derecha del muro que ocupan varios enterramientos de nichos, y a la izquierda otra igual porción para que no cause fealdad y cuya parte podrá ser ocupada con nichos para que iguales con la que existe.
    Mientras que el material que proporciona el derribo de esa parte se invierta en la que debe contraerse para ampliar el cementerio. Ya metido en esta construcción se observará el régimen o decoración que marca el arquitecto, principalmente respeto en la fachada. Y para la los presupuestos de los gastos se nombre una comisión de varios individuos del Ayuntamiento, como son los vocales los señores don José Luís Coronel y don Ildefonso Feria en donde se les debe de abonar dos pesetas diarias para desarrollar su labor, teniendo cómo primera medida que acuerden mediante sugerencia dirigida a los mayores contribuyente para que presten colaboración económica.
                                                            

Ocupando el sitio, donde antaño se encontraba el viejo cementerio.


                Que una vez que haya terminado las obras sea reconocida por el arquitecto provincial para que de aprecio de su solidez y demás condiciones; haciéndose cargo de la diferencia que ha de resultar entre el presupuesto y los gastos que se hagan. Y que no obstante las facultades de que se considere invertida por el Ayuntamiento para llevar a cabo una obra de tan grande necesidad, se le pida a la Comisión Provincial la autorización para que se ejecute en lo menos tiempo posibles.
   Le contesta  la Comisión Provincial con fecha del día 21 de Julio de 1876, dentro del expediente instruido por parte del Ayuntamiento, se acordó previo informe facultativos del Arquitecto, recomendarle la construcción de uno nuevo. De nuevo le contesta el cabildo municipal ante la grabe situación en que se halla el cementerio contando con el escrito que les proporciona el nuevo médico local, nombrado hace poco tiempo por la Junta local de Sanidad, recayendo en recoger la vacante de Medicina y Cirugía al Licenciado don José   Riviera Sans vecino de la ciudad de Cádiz.
    Que además de tener la obligación de visitar dos veces diarias a los enfermos que están a su cuidado, puede hacer crítica sobre las necesidades sanitarias que padece el pueblo.
   La nueva carta de oficio remitida por el Médico local, fue acompañada por varias denuncias presentada por varios vecinos locales, en donde la Comisión Provincial apreciando las nuevas razones expuestas, se vieron obligado a dirigirse al arquitecto provincial formulando el proyecto y el presupuesto de la obra necesaria.
         Pero eso sí, tuvo que esperar este pueblo más de treinta años, para construir uno nuevo cuando ya hacía años el señor Alcalde tuvo el único panteón familiar en este viejo cementerio, que duró más de un siglo, siendo destruido para la construcción de la primera cooperativa agrícola de las fresas.

                                                                   
                                                               
      
  En la curiosa y histórica foto del trabajo del archivo privado Benjamín Coronel, nos muestras los nichos empotrados de la "cripta" del "panteón del Patuo".  Lo componía una gran labor de mampostería que perduró casi más de un siglo, lo formaba un rectángulo situado en la esquina derecha de la entrada del cementerio, contando con una anchura de 6´60 metros por 9 de largo, situado a un metro del suelo para introducirse 3 metros en la profundidad de la tierra, que ya en los años setenta del siglo pasado causaban una macabra impresión visual, viéndonos obligado a levantar una puerta de hierro forjada de elevado peso, de unos dos metros que hacia custodiar la entrada a la cripta, esta disponía dos respiradero protegidos por el mismo material de hierro.
    La bajada la cripta, se hacía mediante cinco escalones empotrado en la pared, para terminar utilizando una escalera de madera, para el traslado del ataúd y para el servicio del mantenimiento. Cómo se muestra en la foto citada, en ambas paredes la componían tres hileras de nicho, por cuatro de anchos.
   En el centro del cementerio, había lo que fue la conocida como la "Cruz del Camposanto", de viejo granito que descansaba en un roto pilar. La Cruz, media derruida fue trasladada al cementerio nuevo.
    Dos viejos cipreses medio podridos por la inclemencia de los años, daba la bienvenida a los curiosos que se acercaban a este cementerio, convertido en estercoleros por vecinos, para la grandiosa labor de abonar los campos. En lo que tocaba la puerta de entrada, era una lápida que encerraba unas misteriosa sepultura, ¿una sepultura?. De un vecino bastante raro se podría decir, que en su última voluntad pidió ser enterrado en la misma entrada. Era el señor Fernando Coronel Guzmán fallecido en el año de 1900.  Mantenía un curioso y extraño Epitafio, que pasó a la historia de la vida local, tan rica, cómo es la que ha perdurado éste pueblo por los años pasados.
   " A los que en vida no me pisaron, que lo haga en mi muerte."
              
                      En la obra "Catálogo monumental de la Provincia de Huelva: Tomo 1º Escrito por Juan Miguel González Gómez y Jesús Carrasco Terriza.
     Rescatamos lo siguiente ADH.   Caja 956. "Bonares. Año de 1803. Ramo insidente de las obras de la Iglesia Parroquial de Bonares, en razón de la construcción de un cementerio en el paraje "Camino del Río". En los autos sobre reconocimiento, aprecio y ejecución de las obras de la iglesia, se decía: "Otrosí digo que con motivo de la citada Yglesia y hallarse ésta en el día reducida a un solar, no pueden executarse en ella los enterramientos, como siempre se había practicado." Ibiden, sf.                                                           José García Díaz.     


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