Nuestros
abuelos siempre nos decían que todos los cuentos tenían algo de
verdad, manteniéndose la costumbre oratoria de padres a hijo, tan
común en aquellos años, antes de aparecer la televisión en los
hogares allá por los años sesenta y de robar las intimidades que
ofrecía las reuniones junto a la chimenea o la mesa de camilla.
Este
relato permaneció durante muchos años por nuestro pueblo y
alrededores y ocurrió en La Palma del Condado el día 6 de Mayo de
1909.
En
plena fiesta de las Cruces, la siniestra noticia solo en el periódico
“La Provincia” con el titulo:
La
profanación de un cementerio, una industria macabra.
El
vecindario de la Palma se halla horrorizado antes los delitos que
venía cometiendo el enterrador de este cementerio llamado José
Bellerín Rojas.
Este
individuo, que está sujeto a un proceso judicial por haber
desenterrado el cadáver de una joven para que lo viera el primo y el
novio de ella, había convertido el sagrado recinto en un lugar de
tráfico de mercancía, haciendo negocio con los despojos de los
muertos.
En
la noche, y guardado por la soledad del recinto a donde nadie se
acerca, el singular personaje practicaba sus operaciones con una
frialdad aterradora.
Su
oficio había roto las fibras de su sensibilidad y se lucraba con la
muerte con el mismo calculista espíritu de un mercader.
Mientras
que en los entierros, parientes y deudos lloraban a las víctima, él
calculaba lo que podía valer las ropas que llevaba puesta, y que con
mano impía arrancaría más tarde de los infelices cuerpos para
venderlas por unas cuantas monedas.
José
Bellerín cambiaba los ataúdes nuevos por otros ya usados, vendiendo
aquellos a bajo precio.
También
se ha descubierto que el macabro sepulturero vendía las ropas de los
difuntos en los pueblos inmediatos.
El
día 7 de Marzo último vendió un ataúd al vecino de la Palma José
Gallardo Jiménez, en cinco pesetas; cuyo recibo obra en poder del
jefe de la guardia civil de aquel puesto.
Hace
poco tiempo también exhibió a José Martínez el cadáver de una
hija suya, recibiendo en cambio cuatro pesetas, y a Josefa Díaz
Pavón, a un primo suyo que murió dos meses antes recibiendo por
este servicio treinta reales.
José
Bellerin ha declarado estos delitos con el mayor cinismo, dando
cuenta detallada, de cómo practicaba su industria.
El
vecindario de La Palma está indignado con este profanador del
cementerio.
La
dirección.
Pero
las fiestas de las Cruces, seguían su marcha según lo comentaba el
que era su corresponsal: L. M. Arce.
Dentro
de los días de fiesta de la Cruz de la calle Sevilla que empezó el
día 2 de Mayo, junto con las elecciones municipales, ganadas por
mayoría por los conservadores, mientras la derrota se las llevó “El
crédito Agrícola” al mando de su representante D. Jaime Font.
La
fiesta estuvo amenizada por la banda de música “Nueva Nerva”,
que gusto mucho al público y fue muy aplaudida.
Durante
tres noches se quemaron vistosos fuegos artificiales. Estando la
calle iluminada y adornada durante nueve noche.
La
fiesta de la calle Cabo ha tenido lugar los días 8 y 9 de este mes
El
Día 8 fue el “romerito”
Estos
festejos han sido amenizados por la banda municipal de Bonares.
Se
han quemado también magnificas piezas de fuegos artificiales.
La
calle Cabo también ha
estado exornada e iluminada durante la novena.
José
García Díaz.
Pepe
el Carnicero.
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