sábado, 13 de febrero de 2016

El preludio de la guerra de Äfrica.

                                                       
Pepe el Carnicero con el Director del Archivo Historico Militar de Melilla, el oficial Don Eduardo Sant Quintas.
   

                                                         
           Con fecha de ayer Sábado 19 de Junio de 1909, y en primera página con este sugestivo título leemos del diario francés “Le Journal” lo siguiente:
       No se deben dejar de pasar en silencio los preparativos hechos por España, encaminados a una acción militar en Marruecos. El Consejo de Estado acaba de votar un crédito extraordinario de tres millones de pesetas. Una nota oficiosa deja de traslucir la posibilidad de una intervención que se presenta como simple operación de policía en el Riff.
     Mientras tanto y como siempre el gobierno español niega fundamento a las noticias procedentes del extranjero, que dicen que es inminente un encuentro entre las tribus de Gelaña y las fuerzas españolas.
        Sin embargo, la prensa española publicaba una carta del señor Macías del Real ex auditor de la Armada diciendo que no debemos de ir a Marruecos, pues la única razón práctica de ir es que no tenemos Gibraltar.
      Sólo debemos defender lo que tenemos. El verdadero porvenir de la patria, dando de lado a tantas frases inútiles históricas que han convertido en tópicos vulgares, está en el interior de España, no en Marrueco. Se debe colonizar la Península, las Baleares y las Canarias, que bien lo necesitan, dado el atraso de nuestra agricultura y el estado de instrucción de nuestros campesinos.
     Del diario onubense la Provincia tocando la cuestión de Marrueco, lo ve como una sombra negra que se proyecta sobre el país la amenaza de un conflicto bélico con las tribus del Riff.
    La alarma es general. Aún no estamos repuesto de las heridas que sufrimos cuando el desastre de Ultramar, el país quiere y necesita paz y reposo para reconstituirse. Nada más inoportuno ni expuesto a graves males que cualquier intentona bélica.
     El país está agobiado, anémico y anquilosado, no quiere galardones guerreros; no podría sostenerlos y caería debajo del triunfo como debajo de una losa sepulcral.
   El primer tiro disparado en Melilla—aunque en legítima defensa   pues fue la contestación violenta a una agresión criminal—nos lleva a este arduo problema del Riff, al laberinto de sus luchas kabileñas de sus fanatismos y de su odio a España.
   Ahora ya no se trata de invasiones, si no de penetración, y España avanza en el campo africano  y denodadamente entra en el avispero de la vida de los marroquíes.
     Relación de los 16 reclutas de la quinta sorteada en el mes de Febrero de 1909 en el pueblo de Bonares, así como su destino. Siendo esta la que abre la segunda etapa de la Guerra de África y las más cruel y sanguinaria:
   Francisco Molino Barriga; Juan Velo Rodríguez; Diego García vega; Diego Carrasco Vega; Leonardo Camacho lo O; Patricio Camacho Coronel; José Martínez Márquez; Juaquín Molín Carrasco; José Macías Carrasco; Francisco Barriga Barba; Gonzalo Bautista Romero; Juan Coronel García; Cristóbal Bautista Coronel; Juan Carrasco Chaparro; Juan Padilla Pavón; y Pedro Borrero Rodríguez.
     Destinos:
    Al Regimiento de Lanceros de Villaviciosa en Sevilla, 2; este emplazamiento estaba muy solicitado desde hacía unos cuanto     años atráz por los bonariegos, ya por encontrarse cerca de su población y de cómo su Coronel el Márquez de Marchelina, tenía una buena amistad con el industrial de Bonares, don Antonio Grueso y Delgado. Propietario de la última fábrica y destiladora de aguardiente local, situada en lo que hoy es el cine—teatro Colón, y tío de Juanito Manele.
    Para el Regimiento de Soria de Sevilla 2; para la Yeguada Militar de Córdova 1; al Regimiento Montado de Córdova 1; Grupo de Montaña de Algeciras 2; Tercer Regimiento de Ingenieros de Sevilla 1; Sanidad Militar 1; Artillería de Plaza en Ceuta 2; Infantería de Marina en Melilla 2.
    Dos restantes que han pagado las 1.500 pesetas de la redención, por lo que no tenía obligación de incorporarse a filas.

   José García Díaz.


   

    

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