lunes, 9 de mayo de 2022

Operación "Onubex II". En Mazagón.

 

                                                          


   Se celebró la operación de desembarco “Onubex II” en las costas onubense de Mazagón el día jueves día 14 de mayo, en el sector comprendido entre el Picacho y la Torre del Oro. Siendo observada las maniobras el capitán general de la Segunda Región Militar, el teniente general don Manuel Marote González; el gobernador militar de Huelva, coronel don Pedro Merry Gordón; el general Lacalle; el jefe del mando anfibio, contralmirante Cervera y el jefe de la operación de desembarco “Onubex II”, el capitán de navío Díaz Cuñado y otros jefes.

  Al romper la mañana del jueves día 13 de mayo de 1966, se celebró en la playa de Mazagón, la operación de desembarco citada, para proporcionar adiestramiento a la Agrupación de Infantería de Marina del Grupo Especial de San Fernando, así como a la unidad de desembarco de El Ferrol del Caudillo, conjuntamente con las unidades del mando anfibio, al mando del contraalmirante Cervera.

     La fuerza anfibia operativa que vino al mando del capitán de navío señor Díaz Cuñado, esta compuesta por el batallón reforzado de desembarco y elementos del Grupo de Apoyo de Infantería de Marina, que manda el teniente coronel señor Hervella, y las unidades navales, Grupo de Transporte “T. A. Aragón “y T. A. Castilla”; las lanchas de desembarco “número 1 y 2”; buque de desembarco “Número 3” y la fragata” Liniers”, como unidad de apoyo de fuego naval.

     Como observadores del ejercicio asistieron el Capitán General de la Segunda Región, teniente General Maroto González con el general Maroto con el general de Estado Mayor, Lapeña, llegado en helicóptero desde Cádiz y además los profesores y alumnos de la Escuela de Estado Mayor de la Armada, del Ejército de Tierra y del Aire con un total de cien personas entre jefes y oficiales.

  Entre aquellos alumnos figuran un italiano y otro francés, del Arma de Infantería, y un tercero americano, de la Marina.

    El supuesto táctico consistió en establecer una cabeza de puente en la costa de Mazagón, como base de un equipo de radar y una estación de radio que tendría la misión orientarse los lanzamientos de proyectiles y “misiles” contra el enemigo destinados en puntos de Europa.

   El desembarco está previsto para la hora H. del día de hoy, donde se desarrollará en dos fases, la primera con el desembarco citado y la segunda con ocupaciones de los objetivos citados en donde se daría por terminada, en un periodo de tiempo destinado de unas cuatro horas.

     Días después, se supo que los técnicos militares, habían escogidos para esta misión la zona conocida como los “Asperillos” y el “Médano del Oro” como zona estratégica de defensa de la costa de Huelva, antes los nuevos acontecimientos que se estaba desarrollando en la nueva zona del “Polo Industrial”, junto con la apertura próxima refinería de petróleo. Donde las antiguas defensas ofrecidas por las baterías del “Picacho” quedaban actualmente algo obsoletas en aquellos momentos.

                                                     


       


En aquellos días la Revista de Aeronáutica y Astronáutica establese la Base de Campo Arenocillo  en la misma Matalascaña.

 

    Y por este motivo, sale en la prensa de aquellos días y, se publica la graciosa e inesperada noticia” Huelva, será nuestro Cabo Cañaveral en la zona costera de Mazagón. (Dado que en aquellos días la radio y la televisión lo comentaba a diario, mientras los periódicos lo sacaban en primeras páginas los trabajos de los astronautas en la carrera espacial; por lo tanto, había que inventar una pequeña NASA en Mazagón).

    En donde los primeros cohetes serán lanzados en el otoño, dado que está todo preparado y fijada la fecha para el lanzamiento por parte del INTA (Instituto Nacional de la Técnica Espacial) de los cohetes españoles, que será la realidad la carrera espacial española, y muchas cosas más.

   Mazagón será en el próximo otoño nuestro Cabo Cañaveral, según noticia en la Prensa local alicantina recogiendo unas declaraciones de los generales Calvo y López Marín, el primero director del proyecto espacial.

    Según el general Calvo Rodés, los cohetes serán lanzados en octubre, según podemos creer, si no hay contratiempo, donde el único significado que tiene para España, es simplemente experimental y están dentro del programa “preparatorio” de nuestra carrera del espacio. Donde su carácter será de “sondeos meteorológicos”. Dado que son menos caros que si fueran de otro tipo, como el militar. Su simplicidad y poca altura nos permitirá aprender en España a lanzarlos, a establecer un radar en vuelo, recibir información del mismo etc.

   Se emplearán según dice el General, diecisiete tipos “Squa”, americanos, con un “techo” de cuarenta mil metros. En donde estamos en cooperación con la Nasa y pronto nos uniremos a la SCENS, de Francia.

    Si entraremos en una carrera espacial. Todo dependerá del Gobierno, al que le será presentado un proyecto el mes próximo y que, naturalmente, no sabemos si será aceptado.

    Dado que la INTA, es un Comité científico compuesto por doctores, técnicos, ingenieros y especialistas, todos de nacionalidad española. Ya que han participado y colaborando en un programa aeronáutico, donde prestaron servicio de gran interés científico en los experimentos norteamericanos del “Geminis”, y algunos más.

   Por Marta Ruiz. Del diario “Arriba”.

   José García Díaz.

sábado, 7 de mayo de 2022

Los pescadores de Mazagon.

                                                                        


   Alarma de los pescadores del litoral de Huelva.

   Todo se debe a las prospecciones petrolíferas que se realizan en el Golfo de Cádiz y Mazagón, y en donde la Dirección General del ramo ha ordenado un informe al Instituto Oceanográfico.

   Se ha propagado, con expresiones alarmantes, el hecho que, en virtud de las prospecciones petrolíferas en el Golfo de Cádiz y en Huelva, frente a las playas de Mazagón, ha de provocar grandes perjuicios y daños para la industria de litoral onubenses, en cuanto que las especies autóctona de aquellas aguas resultan muertas.

   Informada la prensa por persona autorizada al efecto se puede aclarar lo siguiente sobre dicho tema tan particular:

    Ante la realidad de lo que hubiese acerca del mismo, por la Dirección General de Pesca se autorizó la verificación de estudios y experimentos para precisar cuanto se pudiera sobre aquellos perjuicios, y proceder de la forma más justa y conveniente a todos los intereses.

   Con tal motivo, se desplaso a Huelva hace unos días, el biólogo del Instituto Oceanográfico, don Fernando Lozano, quién montó en ésta el correspondiente laboratorio para dichos estudios.

  Como se ha dicho en la prensa estos días, hasta ahora sólo se ha realizado una fase experimental sobre las prospecciones en la influencia que pueda ejercer en los distintos tipos de peces. Parece ser, según los informes recogidos que los daños que se originan sólo afectarían a los peces que se mueven en las aguas a unos veinte metros de profundidad, por lo que la pesca de arrastre que se efectúe a cincuenta y más metros no queda perjudicada.

  También se nos dice que las repetidas prospecciones se realizarán periódicamente, con lo que el perjuicio queda atenuado. El informe del señor Lozano ha sido enviado a dicho Instituto, y por la citada Dirección General de Pesca se tomarán las medidas y decisiones que se estimen procedente.

    Es esto cuanto hasta el momento hay una relación a los rumores, que ya han tenido constancia en la Prensa, por los que se pondera el posible y grave riesgo de desaparición de la pesca que constituye la materia prima y el básico medio económico de los pueblos del litoral onubenses.

    Días después, la prensa publica la siguiente nota el 22 de agosto de 1966 por parte de la Subsecretaría de la Marina Mercante desde Madrid: No se perjudica para nada la pesca de arrastre en la costa de Mazagón en Huelva. Porque antes de efectuarse las prospecciones petrolíferas, con explosivos, se comprueba la existencia de bancos de superficie. Donde la Subsecretaría citada envió a dicha zona dos biólogos especialistas del Instituto Español de Oceanografía, al objeto de investigar los daños que las explosiones pudieran causar a la pesca en aquellas aguas.

   Se hicieron las pruebas utilizando los servicios de un pesquero de arrastre, que realizó pescas experimentales, en unos casos inmediatamente después de verificarse las explosiones, para estudiar los efectos inmediatos, y en otros, cuarenta y ocho horas después, para comprobar asimismo la duración de dichos efectos.

    En primer caso se comprobó que en fondos de veinte metros la mortandad sólo alcanzaba al diez por ciento de los peces capturados por la red, y que los parcialmente afectados por la explosión de las cargas se recuperaban totalmente a los diez minutos de ser depositados en tanques de agua de mar corriente.

En fondos de treinta metros, los efectos sobre los peces de fondo son pequeñísimos, y a partir de los fondos de cincuenta metros desaparecen los efectos totalmente.

                                                                 


  En cuanto a los peces de superficie (sardinas, caballas, etc.) la mortandad es también relativamente pequeña y se ha comprobado que, pescando en una zona determinada, como es frente la Torre del Oro, a las cuarenta y ocho horas de haber lanzado las cargas explosivas de prospección, la pesquería se ha recuperado íntegramente.

   Para evitar interpretaciones maliciosas, que pretenderán deducir de estas experiencias que la pesca con explosivos no es dañina, la Subsecretaría de la Marina Mercante advierte que lo sería en grado sumo si se provocasen las explosiones con continuidad y mas cerca del fondo, que no es el caso de estas prospecciones, que se efectúan por tiempo muy limitado y comprobando con el “sonar” la no existencia en el momento de bancos de pesca de superficie.

 Estudios científicos extranjeros realizados con el mismo motivo corroboran totalmente el resultado obtenido por nuestros expertos en sus experiencias de Huelva.

  Los pescadores, pues, pueden estar tranquilos, ya que las pruebas que se efectúan, si bien son espectaculares y pueden impresionar su ánimo, sólo causan daños mínimos en el momento y los efectos desaparecen completamente en corto plazo.

 Jose Garcia Diaz,

   

 

   

jueves, 5 de mayo de 2022

El misterio de los aviadores franceses.

 



Un misterio, que podía haberlo tratado Iker Jiménez en su programa de Cuarto Milenio. Porque de esta aventura se sacaron río de tinta, que iban de un enfrentamiento con un platillo volante, hasta un combate aéreo contra un avión Mig- 16 soviético, sobre territorio español.

     En donde la prensa nacional, y la internacional quedaron asombrada por el misterioso e insólito accidente aéreo, suceso que nunca encontraron una explicación exacta de lo ocurrido en la provincia de Huelva, donde por suerte no se produjo desgracias personales. Su balance fue solo la pérdida por el Ejército Francés de seis reactores de entrenamiento, con un coste de tres millones de francos nuevos cada uno, unos doscientos dieciséis millones de pesetas en total, y mira por donde un bonariego fue testigo causal de los hechos.

       Resumiendo, los hechos quedan así, seis aviones reactores monoplazas “Mistere IV” franceses, despegan de la base de Cazaux (Burdeos), a las 2 menos cuarto de la tarde del 27 de mayo con destino a Sevilla. Es un vuelo calificado de “turístico”, concedido como premio a la actuación de los pilotos militares en determinados exámenes, Manda la escuadrilla el capitán Guers; el resto de los pilotos son los lugartenientes Turina, Bries, el capitán Bertrand Olivier y el sargento Maistral. Su destino final Sevilla.

                                                           


   El vuelo se presenta apacible. Pero cuando ya creían divisar la Giralda, por un error, los pilotos se encuentran en los alrededores de Huelva. El combustible se acaba. Y optan por la única solución: lanzarse en paracaídas y dejar los aparatos se estrellasen contra el suelo. Así seis reactores “Mistere” franceses caen en tierra de Huelva, en un radio de sesenta kilómetros, donde resultaron ilesos.

   El misterio empieza a surgir porque, aun cuando los pilotos insisten en que no les quedaba queroseno para aproximarse a Sevilla, las autoridades francesas, insisten en que llevaban suficiente, incluso para regresar a Biarritz. La prensa española al dar la noticia del suceso, algunas en un breve artículo decían: “Esta vez lamentamos no elogiar el heroísmo de unos aviadores de Francia que no dudaron en salvarse. La serenidad es también una asignatura. Y la responsabilidad, un deber”.

 Tuvimos que esperar los días 3 y 4 de junio de este año de 1966, cuando el Ministerio Francés de los Ejércitos y el Ministerio Español del Aire hacen públicos sendos comunicados en los que señalan los resultados de las investigaciones llevadas a cabo, para esclarecer el famoso suceso. Los franceses indican que el jefe de la patrulla cometió “cierto número de errores técnicos”, como subestimación inicial de las dificultades de un viaje de navegación sobre un país extranjero, y errores de navegación al final del recorrido, parcialmente explicables por una visibilidad mediana.

  Los hechos se produjeron sobre las 6 y media de la tarde del día 27 de mayo, y a poco corrió por todo Huelva la noticia de que a la altura de Peguerillas había caído un reactor y que su piloto se había salvado arrojándose en paracaídas. En efecto, a seis Kilómetros de la capital, en la finca conocida por “La Media Legua”, cerca de Cardeñas se había estrellado un avión al ser abandonado por su tripulante cuando volaba a unos mil metros. El ocupante, capitán Bertrand Oliver de 27 años, descendió en su paracaídas y hubo de luchar para no tropezar con una conducción eléctrica de alta tensión, cayendo felizmente a unos centenares de metros del aparato que estaba en llamas.

                                                              


  Al lugar del suceso acudieron rápidamente número de la Guardia Civil de Tráfico, Policía Municipal y el Servicio de Extinción de Incendios que, empleando unos doce mil litros de agua, lograron extinguir el incendio. El avión se había partido en dos y su morro estaba hincado unos dos metros en la tierra de labor. La cola se hallaba a unos quince metros del resto. En ella leímos la inscripción “Avions M. Dassaut IV A N.º 303”, otra inscripción con la marca: “Hispano Suiza. Verdon “. El capitán Oliber, que se mostraba muy sereno y tranquilo tras el accidente, permanecía varias horas después junto a los restos del aparato, intentando la recuperación de su equipaje que se encontraba en la parte del avión empotrada en el suelo.

     El segundo, en el paraje conocido como “La Tejita “en el campo de Lepe, dos en el coto de Doñana, uno en Villamanrique de la Condesa cuyo aparato tenía el número 308, y su piloto recogido. Este aparato estuvo dando voltereta sobre una extensión de trecientos metros, sobre los que quedaron esparcidos muchos restos del mismos. Por cierto, el último, donde realmente cayó en el termino de Trigueros, en la finca “La Lobita”, entre el Arroyo Candón y el Dolmen de Soto.

         Este fue observado, desde muy cerca por varios vecinos de Bonares, entre ellos esa tarde se encontraba arando la tierra cerca del Río Tinto, Ramón el Carrero que sintió la fuerte explosión, parecida según el a la ocurrida años antes en el polvorín de Niebla.

    La mula, asustada provocó que dejara de labrar y recoger los aparejos, para venirse lo más pronto para el pueblo, por no encontrarse cómodo como era contemplar aquella cantidad de humo raro y el mal olor que le parecía que desprendía.

                                                          


  La rareza del caso, comentada por varios diarios de grandes tiradas en aquellos días mantuvieron la misma explicación cuando se fueron obteniendo detalles. Afirmando que no se trató de accidentes simultáneos, sino abandono de los aparatos por sus pilotos al encontrarse todos sin combustible y sin el adecuado aeropuerto donde aterrizar. Entones hicieron funcionar sus sillones catapultas.

     Al día siguiente de los sucesos, quedaron totalmente localizados los seis aviones franceses siniestrados, uno cercano de Huelva, otro en Lepe, un tercero en el término de Trigueros, dos en el Coto de Doñana, y el sexto, en Villamanrique de la Condesa. Y lo mejor de las suertes es que los aviones no cayeron  sobre ninguna población.

  Los aparatos, según comunicado francés, iban perfectamente equipados con más de mil Kilos de carburantes en reserva. No se comprende como la escuadrilla perdió contacto con tierra y se despistó.

  A poco rato del accidente en Peguerilla, llegaron al lugar del suceso el Gobernador civil de la provincia don Hernán Pérez Cubillas; el coronel Diego Daza Ramírez, hasta hace poco jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva, que se encontraba en nuestra ciudad; el comandante jefe de Huelva don José Sansón Merino; el cónsul general de Francia en Sevilla, que se hallaba con ellos; el representante consular en Huelva; el delegado provincial de Información y Turismo don Daniel Regalado Aznar y otras autoridades.

   De Sevilla se había dispuesto, al parecer, la salida de dos helicópteros que recogerían a los pilotos en los lugares en que se encontraban, pero como al caer la tarde no habían llegado, el señor Olivier fue trasladado a Huelva donde tras comprobar los médicos que no padecía lesión alguna y después de agradecer las ayudas ofrecidas por nuestra primera autoridad civil, quedó a cargo de su Consulado.

                                                     


    Asimismo, posteriormente fueron llegando los restantes pilotos, que habían caído uno en Lepe, dos en Almonte, en lugar próximo a la aldea del Rocío donde en esos momentos llegaban de Huelva, Sevilla y Cádiz las hermandades que durante tres días van a rendir su anual culto a la Blanca Paloma en la mundialmente romería. Un quinto aparato cayó en Villablanca, cerca de la frontera portuguesa y el sexto, en el condado de Niebla y San Juan del Puerto.

   El jefe de la escuadrilla era el capitán Guers, uno de los pilotos recogidos en Almonte. En Lepe cayó el sargento Jean Charles Maistret, de 28 años. Los otros protagonistas de la rara aventura eran los tenientes Turino, de Brie y Perene.

  El suceso, por lo insólito, está muy comentado que la providencia por parte de la Virgen del Rocío, le han librado de la muerte a estos jóvenes militares, dejando el suceso sólo en una sensible baja material bélico.

     A primeras horas de la noche tomaron tierra sobre el césped del Estadio Municipal de Deportes dos helicópteros de la Base de Morón, desplazados hasta Huelva para recoger a los pilotos de los aviones accidentados.

   Con relación a los múltiples accidentes de aviación ocurrido en Huelva, podemos decir que, desde Sevilla, nos informa que con la escuadrilla francesa viajaba un séptimo avión de diferentes características que un poco adelantado sobre los restantes tomó tierra sin novedad en las pistas del aeropuerto de San Pablo. Donde los seis pilotos de los aparatos siniestrados fueron evacuados a Sevilla, quedando alojados en la Base Aérea de Tablada. Allí han prestado las primeras declaraciones a los equipos de información que investigan las causas de los siniestros.

       El cónsul general de Francia en Sevilla don Edouard D.Blampre estaba en contacto con los seis pilotos, pero se han negado a hacer declaración alguna, alegando que la causa estaba siendo informada por el Ejército del Aire español.

   Pocas gentes se creyeron la versión oficial, que se publicó por parte de las autoridades, ahí hubo algo raro que aun perdura hasta el día de hoy.

 José García Díaz.