El dolmen de Soto.
Por el ilustre profesor Historiador, catedrático
de Arqueología de la Universidad de Madrid:
“Pretendo iniciar
con este artículo, que no pretendo ser erudito, ni aún siquiera original, una
serie de ellos en la que procuramos e intentamos llevar al conocimiento del
lector conceptos y datos elementales de los que fueron las culturas dolménicas
en esta provincia. Para ello vamos a ir describiendo a grandes rasgos los
dólmenes descubiertos en nuestras tierras, así como algunos emplazamientos
creemos conocer. Y entorno a estas descripciones iremos hablando muy
someramente de las culturas de los constructores de tales monumentos.
Empezamos con la
atención al Dolmen de Soto. Está enclavado en la finca de “La Lobita”, del
término de Trigueros, situado al margen de la carretera de Huelva a Sevilla,
entre los pueblos de San Juan del Puerto y Niebla. Hay un monolito que señala
el comienzo de un ramal de carretera que conduce hasta el famoso hipogeo,
situado a una distancia de un kilómetro aproximadamente.
Cronológicamente se
puede situar este importante megalítico en los albores de la edad del Cobre. Es
uno de los más importantes monumentos de este tipo en toda Andalucía y tal vez
de toda España, según la autorizada opinión del profesor alemán Obermaier, que
le dedicó especialmente una gran atención y un meticuloso estudio. Parece ser
que su antigüedad se remonta a unos tres mil años antes de Cristo.
En “La Lobita”,
cerca de la casa del guarda, se alza sobre un suelo llano llamado Cabezo del
Zancarrón. No es esta otra cosa que un túmulo artificial en cuyo interior se
encuentra el dolmen que venimos estudiando. El diámetro aproximado de este
cabezo artificial, de forma semicónica, es en su base de unos setenta metros. El
hipogeo construido en su interior es de los llamados de corredor o galería
cubierta; su longitud excepcional en esta clase de monumentos, es de veintiún
metros; está orientado de Este a Oeste. El corredor se desvía de la horizontal desde
la entrada, inclinándose en ligera pendiente que vuelve a nivelarse en la
proximidad de la cámara para mantenerse ya oriental hasta el final. En la
actualidad la altura en la entrada es de un metro cincuenta centímetros y su
anchura de un metro aproximadamente. Son de gran peso y dimensiones tanto las
piedras que forman sus paredes como las de sus cubiertas.
La más pequeña de
estas pesas siete toneladas y la mayor de ellas, que cubre la cabecera de la
Cámara, unas veinte y dos aproximadamente; siendo sus dimensiones de tres metros
cuarenta centímetros de altura por tres metros quince de ancho.
Tanto las paredes
como la cubierta están formada en exclusivamente por monolitos, graníticos en
su casi totalidad. Hemos de hacer notas que las canteras de granito más próximas
se hallan en Escacena del Campo, a unos treinta y siete kilómetros, sorprendiendo
por tanto la preferencia que dieron a este material para la construcción del
gigantesco enterramiento. Para el transporte de estas enormes piedras debieron
construirse pistas especiales y emplear gran número de trabajadores que las
arrastraban sobre grandes rodillos de madera, que debían de ser mojados
constantemente para evitar que se incendiasen por el gran calor producido por
el roce. Por el mismo procedimiento llevarían hasta el lugar las grandes
piedras de arenisca que forman parte del monumento.
La técnica empleada
para la construcción del dolmen debió ser la siguiente; En primer lugar
debieron acumular la acilla suficiente para formar el túmulo artificial que
alberga al monumento en su interior; una vez realizado este trabajo se procesaría
a vaciar en su centro el espacio de lo que había de ser corredor y cámara del
mismo; a continuación se arrastrarían hasta los bordes de la fosa las grandes
piedras que habían de formar sus paredes, dejándolas deslizar en la posición
que habían de quedar, esto es en la vertical; para evitar que se moviesen se acuñaron
sus base con cantos rodados y se consolidaron con una argamasa compuesta de arcilla y pequeñas piedras calizas que
formaron una especie de hormigón de gran dureza. Para colocar las colosales
piedras de la cubierta es casi seguro que sus constructores procedieran a
rellenar de tierra toda la oquedad, al objeto de evitar peligrosos
deslizamientos que hubieran podido arrumbar todo el trabajo con tanto esfuerzo
realizado, retirando dicha tierra una vez colocadas y consolidadas las citadas
piedras coberteras.
Grabados en
estas piedras que forman las paredes del dolmen aparecen extraños signos, siendo
de notar que todos los restos humanos descubiertos en las excavaciones efectuadas
aparecieron siempre al pie de las piedras que ostentaban estos signos o
dibujos. Varios de estos grabados parecen representar de manera esquemática figuras
humanas y parece ser el resultado de una larga evolución de la representación
de tales figuras que puede seguirse a través de las pinturas rupestres
esparcidas a lo largo y ancho de la Península. Es muy significativo un grabado
que aparece en una de estas losas laterales representando en esquema a una
persona mayor protegiendo a otra más pequeña.
Efectivamente al pie
del mismo se hallaron los esqueletos de una mujer y un niño. Todos los dibujos
sepulcrales coinciden con otras manifestaciones artística de la época del cobre
en España. Vemos en algunas losas dibujos de puñales contrapuestos con
empuñaduras en forma de bolas y al parecer metidos en vaina cuya punta parece
estar protegida por un regatón. Se repiten estos grabados representado puñales
triangulares típicos de la Edad del Cobre. También se aprecia en otra losa unos
grabados en forma de cazoletas de significados probablemente religioso. Según
Obermaier estos emblemas arrancan sin duda del periodo Azilliense, cuyo foco
más importante parece extenderse n la península a lo largo de la costa
cantábrica.
Creemos con el
profesor Wernet, que estos grabados esquemáticos están en íntima relación con
el culto de los antepasados. Posiblemente cada uno de ellos es el símbolo del
difunto que recibió sepultura a su pie. Y como, según las ideas de la época, el
alma de los muertos seguía morando en el cuerpo hasta tanto se descomponía, así
como los egipcios recurrían a la momificación de los cadáveres, nuestros coterráneos
del Eneolítico llegaron a la misma solución por un camino más especulativo, más
ideológico, más intelectual: la pervivencia mágica del alma sobre un esquema
simbólico que representaba a la persona bajo el yacente.
De esta manera
hacemos comprender a nuestros comprovincianos el lugar prominente que ocupa nuestra
provincia como cuna y asiento de los albores de nuestra provincia como cuna y
asiento de los albores de nuestra civilización.
Siendo el Jueves 25
de marzo de 1964.