viernes, 18 de septiembre de 2015

Notas 2ª sobre el río Tinto

                                                                            


                                                                      

   “Una gran obra andaluza, el río Tinto limpio”, es como el ingeniero de minas don Isidro Pinedo está resaltando estos artículos periodísticos desglosados en varias notas de páginas.
    Añadamos, también, que la masa lago, en cuya cueva nacía el río Tinto, al preparar los ingleses su extracción a base de pozo y de galería inferior de arrastre, se secó, yendo las aguas “pozo abajo”. ¡Adiós  nacimiento del río Tinto!  Las aguas van a los canaleos  a precipitar su cobre. Esas y algunas otras aguas van o vuelven al río Tinto, pero ya no son aquellas aguas del manantial contaminado, si no que se trata de un “indiscutible vertido”.
   Los ingleses compraron la mina y el término municipal de Ríotinto en Febrero de 1873, creando una enorme explotación típicamente colonial, hasta que en 1956, se hizo cargo la empresa española que amplió las labores de los cobrizos y metales preciosos, creando en Huelva la mejor industria química de Andalucía, y quizás  de toda España. Fue lástima que se cargara el proyecto del INI, bastante estudiado, en el que la pirita era y sería la protagonista, y que su ministro de Industria les concediera, de hecho, el monopolio.
   El fuerte endeudamiento en dólares y las subidas de los cambios, creemos que la arruinaron, Aunque fuimos rivales, estimamos que su balance, en conjunto, es muy positivo.
   Con actividad minera o sin ella, las aguas contaminadas de río Tinto, corrieron durante milenios por casi toda la provincia de Huelva. Ahora, al abogar por la conversión de un río Tinto, por otro “limpio y aprovechado”, hay que  enfrentarse a un conformismo y una inercia que tiene que tienen fuerte raíces en el pueblo, en la sociedad onubense, en la empresa minera y en las autoridades de todos los tiempos.
  Por eso insistimos que es precioso dar un fuerte golpe a la historia, de modo que la sociedad andaluza gane y la empresa no pierda. Esta última, como es natural, tiene sus planes y precisa concesiones de aguas limpias… que a nuestro juicio deben atenderse, pero no se pueden coger aguas  limpias por encimas del río Tinto y seguir contaminando la provincia de Ríotinto para abajo. ¡El río Tinto no entró en la venta a los ingleses! Es un río nuestro que estuvo condicionado por un ferrocarril, que la empresa abandonó para servirse de las carreteras del Estado.
     La obra de trasvase del Tinto, o de la transformación del Tinto, o de cómo quiera llamársele, tiene realmente ejecutados, con permiso de las autoridades pluviales o sin él, al menos dos túneles de la cuenca del Tinto al del Odiel, según se ven en el mencionado libro “Pirita en Huelva”. Creemos que con fines mineros se han realizado en estos últimos 30 años, obras costosísimas que se pueden adaptar a los fines que defendemos. Sea como fuere; el paso del río Tinto, al río limpio se encuentra en su momento oportuno, por el abandono del ferrocarril y por encontrarnos ya de cara al 92.
       Al político que pueda y quiera decidir su ejecución, corresponderá la gloria de la obra magna de Andalucía, tan sencilla y económica como productiva e insoñada.
   Es casi seguro que sobre el río Tinto se ha escrito más que sobre cualquier otro río de España, debido a:
A)   Su indudable relación con la civilización tartésica, considerada como la más antigua de Occidente.
B)    Porque hace  más de veinte siglo los fenicios partían de esta ría hasta Galicia y Asturias, donde compraban también oro y hasta la antigua Britania para adquirir estaño, regresando a la desembocadura del Tinto-Odiel. Reunida aquí la flota fenicia, reponía despensa y esperaba a que saltara viento favorable para cruzar el Estrecho y navegar por el Mediterráneo.
C)    Porque el río Tinto era el camino de salida de las minas más importantes del Imperio Romano.
D)   Porque igual que se reunían aquí la flotas fenicias, se reunió la flota de las tres carabelas, frente a Palos, con destino hacia lo desconocido, partiendo el 2 ó 3 de Agosto de 1492 para descubrir lo que después se llamó América.
        ¡Cuánta historia en un reducido espacio de metros cuadrados!
  Pero no son vientos de historia lo que ahora inspiran o hinchan las velas de mi pluma. Lo que ahora nos obsesiona es el trasvase de las aguas del río Tinto, de modo que las de este río  quede tan potables como la de la Fontanilla, de Palos, donde se llenaron los pellejos para dicha tres carabelas.
   Pero para mejor explicar el fin práctico del trasvase, intentaremos bajar el tono del escrito, diciendo llanamente que los ríos Tinto y Odiel son los dos ríos más largos y caudaloso de Huelva. Los dos nacen y van engordando su caudal dentro de esta provincia, desembocando al unirse cerca del mar. Frente a la Rábida. El río Odiel nace más al norte que el río Tinto, en la Sierra de Huelva, pasando en su descenso hacia el Sur muy cerca de las minas de Ríotinto. El río Tinto nace, precisamente en las minas de Ríotinto, y es en este punto donde se desea que las aguas contaminadas y contaminantes del Tinto pasen al Odiel.
   Por el tipo de sus aguas, el Odiel tiene tres tramos bien diferenciados; el más al norte es de agua puras y cristalinas hasta  que llega a la franja pirita. Al travesar esta última, recoge las aguas fuertemente contaminadas de casi todas las minas de pirita de la provincia. Varios Kilómetros antes de su llegada al mar, forma una ría, en la que mezcla con el agua de mar, ascendiendo y descendiendo el conjunto, según las mareas. El río Tinto no tiene tramo superior de agua dulce y pura, pues nace o nacía en las minas, con aguas ya contaminadas. Todo su curso hasta mezclarse con el agua del mar y formar la ría del Tinto, lleva aguas  contaminadas, pero atención a un detalle: El río Tinto que repetimos nace contaminado, no recibe después agua malas de ninguna otra mina, durante su largo curso hacia el sur, mientras que el Odiel recibe las aguas contaminadas de casi todas las otras grandes minas contaminadoras, como antes se dijo. Si las aguas malas que recibe el río Tinto al nacer, separan al Odiel, quedará limpio Todo el río Tinto y el Odiel seguirá con las aguas contaminadas. Ahora tenemos los dos ríos contaminados y espera tener uno limpio y el otro contaminado.
  El trasvase de las aguas ácidas del río Tinto al Odiel es fácil, porque el río Tintillo, es afluente del Odiel y sube hasta la Corta Atalaya, de Ríotinto. Es más, al ensanchar y profundizar dicha corta en los últimos años, gran parte de las aguas del Ríotinto ya van al Odiel a través de dos túneles que la empresa  hizo en las tres últimas décadas para desagüe y, sobre todo, para evacuar estériles de dicha Corta, como puede apreciarse en la figura V-2, página 118 (túneles 2y 5), del libro Piritas de Huelva. El trasvase de las aguas del río Tinto se ha simplificado y casi eliminado.
   Resta, eso sí, un problema importante de vertidos de aguas o lejías residuales que en gran parte van al río Tinto, así como las pluviales después de acidificarse con resto pirítico. Las  recogidas de estas aguas fuertemente contaminadas pueden hacerse llevándolas a balsas de  estériles o al río Odiel, No es problema difícil ni de envergadura. No se hace así por dejadez y abandono de la empresa y de los poderes públicos, desde hace muchos años. Entendemos que los costos de esta obra, magna por los bienes materiales que puede reportar y por la gloria que representa, corresponde a la  Junta de Andalucía. Es un alto honor que no debe consentir que se lo  arrebate.
      Y se nos puede preguntar. ¡Si es obra productiva, magna y honorífica!..¿Por qué no se ha hecho antes? Y la repuesta es sencilla. Suponemos que otras personas, al igual que quien escribe, tendrían la misma idea y tropezarían con el mismo obstáculo; El ferrocarril minero de Ríotinto. Este ferrocarril discurre desde Ríotinto pegado al cauce del río del mismo nombre, por una u otra margen del mismo. El sentido común, quizá más desarrollado en los ingleses que en otros pueblos, les hizo pensar que los trenes “cargados” irían así mejor y más económicamente, bajando según el  curso del río, hacia su embarcadero en Huelva, dejando la cuesta arriba para los trenes vacios. El aprovechamiento del cauce del río Tinto era incompatible con esta vía; interrumpirla equivalía a cortar el cordón umbilical a un ser non nato. Equivalía a parar la mina. Pero representaba mucho para el país el valor de la producción diaria de Ríotinto y muchos eran también sus obreros y empleados. Sobre dicha vía férrea, ha existido una divisoria clara en el tiempo: Antes y después del ferrocarril. Con la reciente parada de esa vía, todo ha cambiado. Las ideas y conceptos del trasvases desde hace meses o años no son válidos y viceversa. Fue la propia empresa Explosivos Ríotinto quien decidió libremente parar su ferrocarril minero y hacer el transporte de minerales en camión por las carreteras del Estado.
  Hace relativamente poco tiempo que se ha levantado los carriles de la vía, al menos en los tramos, pues, en los tramos que hemos visto. Estamos, pues, en la fase “después del ferrocarril”, es decir, ya se puede rescatar no sólo un río, si no la cuenca de un río que ha estado contaminado al máximo, ya se puede y debe pasar de un río que mataba cualquier indicio de vida a otro que dará la vida vegetal, vida animal, Kilowatios, regadíos y que calmará la red física de los pueblos ribereños, algunos de los cuales vienen padeciendo severas restricciones veraniegas de agua potable.
    Tiene fundamento que el trasvase despierte recelos en los pueblos por donde pasa el Odiel. Dichos recelos proceden, al menos en parte, de los abusos que antes han cometido algunas minas que desaguaban en dicho río, ya que aprovechando las fechas de las grandes lluvias, que aumentan mucho el caudal y la turbiedad de las aguas, limpiaban el fango de los diques de aguas dulces, o las balsas de lodos…aumento de caudal y de fango que al unirse a los de la lluvia y erosión general de suelos, causaban perjuicios en las fincas y cultivos de “agua abajo”. Hoy esto ha cambiado mucho gracia a la nueva legislación sobre vertidos, a las severas sanciones y al mayor civismo en técnico y directivos mineros.


José García Díaz.











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