sábado, 7 de mayo de 2016

Herido por un loco.


                                                               


        En el día de ayer 24 de Agosto de 1913, fue objeto de una agresión el cónsul de los Estados Unidos de América, en esta capital, el señor don Guillermo Alcock.
       La noticia se extendió, por la capital huelvana causando gran impresión y asombro, dada las muchas amistades de goza este señor.
        Los hechos ocurrieron de la siguiente manera, siendo poco más de las doce, se encontraba el señor Alcock en su domicilio, con varios señores extranjeros, penetró en éste, cuya puerta se encontraba abierta, un individuo llamado Juan José Bejarano Hermoso.
        Este hombre, cuyas facultades mentales están trastornadas, y que no sabemos porque causa circula libremente por todas partes, había estado varias veces en la casa del señor Cónsul, para reclamar unos pretendidos inventos, que según dice le "han robado" los americanos.
        Por donde en el día de hoy volvió insistiendo sobre lo mismo, y cuando estando conversando con el señor Cónsul, en el patio del edificio, rápidamente sacó un cuchillo con el que le dio varios golpes.
       El señor Alcock, al verse agredido, dio un salto hacia atrás y gracia a esta situación se debe el que agresor solo consiguiera herirle ligeramente, por suerte. Mientras el Juan José Bejarano, al ver herido al señor Cónsul salió huyendo, refugiándose en una casa inmediata, cuya puerta cerró.
       La agresión fue tan rápida e inesperada, que las personas que se encontraban en un saloncito inmediato al patio, no se apercibieron de nada hasta escuchar un grito del señor Cónsul y ver huir al agresor enseñando un enorme cuchillo ensangrentado.
       En un coche fue trasladado rápidamente sin pérdida de tiempo a la clínica de los doctores Mackay y Macdonal, el señor Cónsul. Tanto el médico de la citada clínica el señor Gray, y contando con la presencia del médico forense señor Coto, le practicaron una detenida cura.
    Presentando el siguiente informe para el atestado, una herida de 7 centímetros en dirección horizontal, situada en la cuarta costilla del lado izquierdo, que ha tocado la piel, tejido celular, masa muscular y periosteo  más dos erosiones, una en el lado derecho de la cara y otra en el antebrazo derecho. Dichas lesiones fueron calificadas de pronostico leves, salvo complicaciones.
      Comentado anteriormente, que el agresor, al huir, penetró en una casa inmediata, donde se encerró. Un criado del señor Cónsul, salió corriendo y al ver al teniente de carabineros don Eduardo de Torres, le dio cuenta de lo ocurrido.
      El señor Torres, acompañado del teniente del mismo cuerpo don Andrés González y de los números de caballería, Manuel Roldán y Andrés Galán, llegó a la casa donde se encontraba escondido el agresor, y llamando a la puerta, le invitaron a que se entregase.
      Donde el agresor respondió: No abro de ninguna manera, que los americanos quieren matarme. Lo que de nuevo, el oficial carabinero se percató del estado de su carácter, le instó de nuevo a entregarse, abriendo entonces la puerta el agresor y entregándose. Donde le intervinieron un cuchillo viejo, que mide unos cuarenta centímetros y presenta en toda su longitud mancas de sangre. 
          Una vez comprobados todos los hechos expuestos, nos dirigimos a la Prevención municipal, donde había sido conducido el agresor por los carabineros Roldán y Galán
    Le interrogamos, contestando a nuestra preguntas, que él no tenía motivos ningunos de resentimientos al señor Alcock.
       Lo que pasa---añadió--- es, que yo tengo tres inventos sobre curaciones y los americanos se están aprovechando de ellos, habiendo intentando éstos matarme en gran número de ocasiones.
        Esta mañana, tuve un disgusto con un individuo y como soy el Judío Errante y las leyes no me reconocen derecho, pensé matar a un cónsul a fin de provocar una intervención de las potencias.
       El primero que vi fue a don Guillermo Alcolk y por eso lo he matado.
     Ahora verán ustedes-- dijo sonriendo--como todo se arreglará para mí, antes de lo que ustedes piensan.
          Mientras nos hablaba, giraban sus ojos rápidamente y se agarraba con fuerza a los barrotes de la celda.
     Juán José Bejarano Hermoso, debido sin duda al estado de sus facultades mentales, ya contaban de antecedentes como agresor, ya muy dado a las bebidas alcohólicas, no es la primera vez que comete hechos parecidos al citado.
       El Jueves Santo del pasado año de 1912, también causó heridas de arma blanca, al maestro de nuestro taller de encuadernación, Antonio Pons.
       Poco tiempo después, en una taberna de la plaza de San Francisco, estuvo a punto de matar por estrangulación a otro individuo.
       Esta mañana, antes de agredir al señor Cónsul don Guillermo Alcock, estuvo acechando a un vecino participe con él, de la casa en que habita, el cual es obrero de la Compañía de Río Tinto.
     En una taberna instalada en la calle Bailén nº 20, bebió gran cantidad de vino y poco después cometía la agresión.
     Es verdaderamente inexplicable, que teniendo conocimiento las autoridades de estos hechos, no tomen las medidas necesarias, como la tener recluido al Juan José Bejarano en un manicomio, ya que en su estado resulta peligroso.
     El hecho se encuentra en el Juzgado de Instrucción. Pero entre otras cosas curiosa del caso es que Juan José Bejarano Hermoso, había nacido en la villa de Bonares.

                                              
                                                    José García Díaz.

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