domingo, 24 de abril de 2016

Un homenaje al cochino.

                               
                                                      


        Ya el geógrafo e historiador griego Estrabón, escribió hace más de 2.000 años que en la Penísula Ibérica se encontraba que "casi toda ella se haya cubierta de montes, bosques y llanura," "tierra rica de fruto y ganado".
     "En donde sus habitantes de la sierra viven durante dos tercios del año de bellotas secan y las trituran." Contando con esta narrativa es de suponer, que es suelo patrio tendría que está poblado por grandes manadas de jabalíes, los que serían los ancestros de nuestros cerdos ibéricos gracias a los diferentes cruces a lo largo de su historia.
        Añadiendo lo que el polígrafo, militar romano Marco Terencio Varrón hablando que el cerdo de la Hispania, "se alimenta de la bellota que no solo los pone más gordo si no que también le da bastante sabor a su carne"
            Hallá por el año de de 1513, el escritor y agrónomo toledano don Gabriel Alonzo de Herrera, escribió en su "Obra de Agricultura" todo un capítulo sobre la manera que se tenía que hacer para "acecinar a los puercos" diciendo que "la mejor época de la matanza sea asimismo en menguante de luna y no estará la carne aparecejada a corromperse, ni dañarse como la que se mata en luna creciente".
    Ya lo menciona Don Miguel de Cervantes en su obra, Don Quijote de la Mancha, elogiando por todo la alto las grandes virtudes que debía de tener una mondoñera a la hora de trabajar y limpiar las tripas, y de preparar los avíos de la matanza con la siguiente frase: "Esta Dulcinea del Toboso, tantas veces en esta historia referida, dice que tuvo la mejor mano para salar puerco que otra mujer de la Mancha".
      Ocasión para recordar los irónicos versos de López de Vega donde cuenta:

                 "Jamón presunto de español marrano
                  del Sierra famosa de Arecena.
                 donde huyó de la vida Arias Montano"

       Sin olvidarnos de la influencia que tuvo esta Sierra en el poeta del Siglo de Oro, don Baltasar de Alcázar, cuando escribía la poesía "Preso de amores" donde recogemos la siguiente cuarteta:

                       "Tres cosas me tienen preso
                        de amores el corazón:
                       La bella Inés, el jamón
                      y las berenjenas con queso"

           Recordemos la famosa frase del gallego dramaturgo, periodista gastrónomo español don Álvaro Cunqueiro Mora. El cerdo de la Sierra de Huelva sería "la mejor de las aves del cielo....si volara"
     " Del cochino hasta los andares". Hasta el gustoso rabo se aprovecha bien asado o curado en salmuera, para complemento del conocido y querido puchero.
     Las recordadas matanzas locales que formaba parte de la tradición cultural de este pueblo, tenían primero un sentido económico de ahorro en lo que eran la clase media, hasta bien entrado los años ochenta del siglo pasado, donde de último los censos de cerdos sacrificado en las casas por particulares, rondaban entre los 700 y los 750 cerdos anuales.
       De todo es sabido que las familias los engordaban en lo que era el llamado corral, junto casi siempre a la cuadra de los animales de las labores agrícolas, existían un pequeño cercado destinado a la cochinera donde se alojaba el conocido huésped.
          Donde las familias los mantenían con la dietas de hiervas como la serraja, la malva etc. y en algunas ocasiones bellotas cogidas por los alrededores del campo, pero sobre todo con los desperdicios y las sobras diarias de las comidas caseras, que mezclada en ocasiones con el afrecho. (Siendo este material de desecho de la harina, que actualmente se utiliza para fabricar el pan integral ).
      Este querido y fiel animal, ha contribuido a remediar en parte las hambrunas ocurridas en los años difíciles y complicados con que tuvieron que vivir los bonariegos, sobre todo lo relacionado con lo que fue la posguerra, por la quedo la sociedad civil envuelta en la escasez de los productos alimenticios de primera necesidad.

      En el recuerdo una canción de cuando éramos niños:

                     "Cuando suena la zambomba
                       nos alegra la matanza
                       y el marrano que hemos matao
                        nos llenará bien la panza.
                        Qué mona está la cocina
                        cuando cuelga los jamones,
                        los chorizos y el tocino
                        las morcillas y morcones.


          José García Diaz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario