domingo, 25 de julio de 2021

! El primer Hotel de "Mazagón" !

 

                                                                 


 Corría los primeros días del año de 1958, es cuando la prensa, primero la de Sevilla y luego la de Huelva, publican el nombre de la playa de Mazagón con la siguiente noticia:

   El señor Ministro de Agricultura autoriza la cesión de un terreno para la construcción de un Gran Hotel, en Mazagón.

  Estará terminado para el Congreso que celebrará la Unesco, el próximo año de 1959, en La Rábida.

  Todo se debe a la gestión de los “Amigos de la Costa Blanca”.

Todo esto se debe cuando se repite un tema inspirado siempre por un noble propósito, lo que mayormente se pretende es su propagación y robustecimiento con miras prácticas, entonces, lejos de reputársele por machaconería molesta, debe ser tenido cual reiteración obligada, como obliga todo aquello que tiende y procura el mejoramiento de las cosas. Razonemos un poco con filosofía barata, para justificar las insistentes actividades de nuestra pluma sobre el tema que motiva este trabajo. Ciertamente, perdimos, la cuenta de las veces que nos empleamos en cuestiones encauzadas hacia el turismo local. Hoy es una de tanta.

   Nos referimos concretamente—como ya anunciamos días atrás en la prensa—sobre la primera actuación pública de la Asociación de los “Amigos de la Costa Blanca”, con motivo de una entrevista habida por sus miembros rectores con el Ministro de Agricultura. Más explicita que nosotros es la nota entregada a dicho ministro, cuyo escrito copiamos a la letra para cabal inteligencia de su texto y de cuánto a través del mismo se interesa. Dice así:

  “La Asociación de Amigos de la Costa Blanca”, integrada, a más de los alcaldes de los Municipios del litoral, comprendidos entre los ríos Tinto—Odiel al Guadiana, por el Monasterio de Santa María de la Rábida y Universidad del mismo nombre y otras destacadas personalidades, tiene por fin hacer de aquellos bellos parajes, lugares de atracción turística y cultural. Antes del año de su actuación, ha conseguido que la UNESCO haya convocado un Congreso Hispano Americano para el próximo año de 1959.

     Así pues, el principal problema, no solo de al Asociación sino de los Municipios de Palos de la Frontera, Moguer, Huelva, Cartaya, Lepe, Isla Cristina y Ayamonte, es el de dotar de alojamiento a los congresistas y su séquito, así como, y con carácter permanente, a los innumerables turistas que acuden cada año por aquella comarca. Afanosos de dar solución a estos alojamientos, se ha conseguido interesar al capital privado, integrado por Sociedades Inmobiliarias, que ya han solicitado, como “Ciparsa”, se les permita construir un Gran Hotel en “Mazagón” y villas de verano, para, mediante un bien trazado plan urbanístico, construir la gran ciudad residencial de “Mazagón”, como primera fase del gran programa de construcciones turística en el litoral de la Costa Blanca de España.

  Y por ello es por lo que solicitamos la colaboración y ayuda del Ministerio de Agricultura, pues, gracias al Patrimonio Forestal del Estado, aquellas llamadas “dunas del Odiel” son hoy unos encantadores lugares, y como la construcción de dichas casas-villas es a base de respetar las defensas, y, al mismo tiempo, el arbolado, y es sabido que ese árbol ya no tiene aplicación forestal, pues sería deficitaria, se entiende ser mayor el beneficio con estas concesiones de construcciones que con la explotación o corta forestales.

   Por todo lo expuesto, solicitamos de Excelentísimo señor Ministro, tenga a bien dictar la Orden de autorización para que pueda llevarse a cabo la ejecución de los trabajos que transformen y conviertan aquellos lugares en uno de los centros y zona turísticas, que tanto benefician los intereses de la Patria. Y. por último, no solamente se persigue con esta obra atender exigencias turísticas, sino que, existiendo un poblado, actualmente desasistido religiosamente en la mayor parte del año, se proyecta la construcción de una iglesia patrocinada por esta Asociación, que, desde luego, será bendecida y amparada por el prelado de la diócesis de Huelva.

                                                              


   Tan interesante escrito, como hemos tenido ocasión de percatarnos con su simple lectura, fue entregado personalmente al señor Ministro, en el pasado mes de noviembre, por una comisión de “Amigos de la Costa Blanca”, de la  que formaban parte el doctor don Eduardo Pérez Griffo; el alcalde de Palos, don Manuel Maresca, y el superior del Convento de la Rábida, fray Serafín Ruiz de Castroviejo, quienes visitaron, asimismo, con igual propósito, al Director general de Montes.

   Para mayor ampliación de los datos informativos de referencia, hemos entrevistado al padre Serafín, con quien nos hemos encontrado.

  --Padre—le hemos interrogado---¿Qué hay de aquellas gestiones que, en su día, hizo en Madrid la Asociación de “Amigos de la Costa Blanca”, ¿cerca del Ministro de Agricultura?

 El padre Serafín, sin poder disimular su satisfacción, responde:

--Pues vienes con oportunidad manifiesta, Mira, acabo de recibir este telegrama del señor Pérez Griffo, actualmente en Madrid, cuyo texto dice: “Ministro de Agricultura, firmo concesión “Mazagón”. Estoy contento. Enhorabuena”.

   Con lo que podrá decirse que las obras del Hotel y villas de “Mazagón” comenzará en seguida…

    --Po lo pronto, ya se está en condiciones legales para poder construirse el Hotel, cuyas obras se pretende iniciar al ser posible en el mes febrero, pues se cuenta con la entidad constructora. Las villas o chalets se edificarán casi simultáneamente y de una manera uniforme para familia particulares, de las que hay numerosas peticiones, tanto de nacionales como extranjeras.

--- ¿Conoce usted algunas de las características del Hotel?

 ---He visto sus planos y, ajuzgar por los mismos será algo suntuoso. Constará de 300 habitaciones con todo el “Confort” posible, orientadas hacia el mar. Y, en su alrededor, se creará un pueblecito con su iglesia correspondiente.

                                                      

Mazagon en 1958.

   --¿No resulta harto ambicioso el dicho proyecto?

  ---Tenga presente, que se construye con mira al turismo y a la temporada veraniega. Las playas de “Mazagón” son admirables y muy bien situadas para la instalación de dicho Hotel, que resolverá el problema del alojamiento que suele darse, como digo, en el verano. Además, hay que estar previsto para el Congreso Hispano Americano de la UNESCO que se celebrará en La Rábida en el año de 1959.

-----¿Puedes darse por seguro semejante acontecimiento?

   --Tengo entendido que así está resueltamente acordado. Y justo es que digamos que para tan extraordinario ofrecimiento ha intervenido el gran americanista don Rodolfo Barón de Castro, perteneciente al Cuerpo diplomático y miembro de la UNESCO.

          ---¿algo más….?

  …..Y muy importante, por supuesto. No deje de anotar y de hacer público, ya que interpreto exactamente el sentir de la “Asociación de Amigos de la Costa Blanca”, de su presidente don Narciso Martín Navarro y demás directivos, la gratitud de todos a nuestro Gobernador Civil, don Carlos Bruquetas  Saurín, que tanto nos ayuda y nos viene ayudando en la consecución de nuestro propósito que, como puede verse, solo tienden al engrandecimiento de Huelva y fomento del turismo de esta privilegiada provincia.

   Hasta aquí el padre Serafín a quien agradecemos sus manifestaciones que trasladamos a estas columnas, seguros de contribuir a su difusión con la nota placentera que se aviva cuando se nos ha dicho. Flery.

    En los años siguientes corrieron varias versiones, por donde se explicaba los hechos de no haberse construido el Hotel de Mazagón; pero si se construyó una Iglesia, y por parte del señor Pérez Griffo que fue el promotor y constructor del primer restaurante de esta playa “El Refugio”, donde gozó de una corta vida motivada por el temporal.

  José García Díaz.

 

 

martes, 20 de julio de 2021

! El huracán de Niebla !

 

                                                              


   Cuando era pasada aproximadamente las siete y media de la tarde del miércoles día 12 de diciembres de 1957, se desencadenó un fuerte huracán catastrófico en la vecina y histórica ciudad de Niebla. Una fuerte tromba de viento, cuya velocidad ha sido imposible apreciarse, seguida de relámpagos y truenos, derrumbó edificio totalmente o parcialmente, como asimismo gran cantidad de árboles, postes del alumbrado público y de teléfono, dejando el pueblo a oscuras incomunicada.

    Las casas más afectadas fueron las de las calles Quipo de Llano y Héroes de Toledo, que se hallan en la margen izquierda de la carretera de Huelva a Sevilla, a la que, a causa de la gran cantidad de escombro de las casas derrumbadas, quedó completamente cortada quedando paralizada toda circulación de vehículos. Gracias a las murallas, que contuvo el huracán, adentro del pueblo no sufrió desperfectos que las citadas calles.

   Apenas se produjo la catástrofe, el vecindario en general se hecho a la calle, preso de gran pánico, siendo momento impresionante, ya que era completa la oscuridad. Los moradores de las casas siniestradas corrían por las calles pidiendo a gritos auxilios, llevando en sus rostros el terror de la tragedia. Todos estos vecinos, la mayoría de posición humilde, llevaban consigo, unos en brazos y otros de la mano a sus hijos, buscando como locos un lugar donde cobijarse.

     Para dar una idea de la violencia del huracán, podemos mencionar los siguientes detalles que el día de ayer fueron publicado en la prensa, de hecho, encontramos unos cortes de vagones que se encontraban en la línea férrea de Río Tinto fueron arrastrados a unos quinientos metros; corpulentos árboles, próximo a la vía y en la carretera de Rociana, Almonte y Bonares, fueron arrancados de cuajo, cayendo a esta y cruzándose unos con otros a interceptado toda clase de circulación de vehículo. El tren de viajeros que pasa por la estación de Las Mallas, próximo al pueblo, a la siete y media de la tarde, fue detenido, previamente porque se hiciera señales por parte del vecino José Gómez Rite, evitándose el descarrilamiento del convoy, ya que a la vía caído muchos árboles.

   Al producirse la catástrofe el alcalde, el camarada Manuel Molina García, que se encontraba en la Oficina Sindical se personó, inmediatamente en el Ayuntamiento, movilizando a la Guardia Municipal, que acudió en su nombre a los lugares afectados. También acudieron desde los primeros momentos las fuerzas de la Guardia Civil con su comandante de puesto.

   Pronto se supo que, afortunadamente, no había que lamentar desgracias personales que hizo calmar la inquietud y el desasosiego del vecindario. Únicamente resultó herida una mujer llamada Asunción Pareja Padilla, de 66 años de edad, que sufría fractura de una clavícula y su marido Bartolomé Holanda Ruíz, que, fueron trasladados a la Casa de Socorro donde fueron asistidos.

    Durante toda la noche la población permaneció totalmente a oscuras e incomunicados. Los vecinos afectados por la catástrofe fueron acogidos por las autoridades en locales apropiados, dándoles ropas y otros efectos. También muchos de los que no habían sido perjudicados, prestaron ayudas a aquellos que lo necesitaron.

                                                     

   Al amanecer de día siguiente, se pudo contemplar la tragedia conmovedora un desgraciado y lamentable espectáculo. A la entrada y a todo lo largo de la carretera, en la margen izquierda de ésta, casas completamente derruidas, enseres por doquier, mujeres y hombres con las huellas del dolor reflejados en sus caras; postes del alumbrado y de la línea telefónica derrumbados tejas y ladrillos amontonados, árboles caídos…

                                                           


    A la entrada de la población se puede ver al alcalde, don Manuel Molina García al que acompañan los tenientes de alcalde don Vicente López Sahona y don Benigno del Río, secretario, del Ayuntamiento, don Desiderio Peña; comandante del puesto de la Guardia Civil, don Victoriano Delgado con fuerzas a sus órdenes y otras autoridades. La primera autoridad municipal nos manifestó a la prensa que tan pronto se produjo la catástrofe intentó ponerse en comunicación con la primera autoridad civil, no consiguiéndolo, hasta la diez de la mañana, cuya comunicación fue facilitada por el jefe de la estación de Las Mallas. Informado nuestro Gobernador civil señor Bruquetas Saurin, que se halla algo indispuesto de salud, dispuso que inmediatamente saliera para aquella ciudad una ambulancia de la Diputación provincial para recoger a los heridos, como asimismo el desplazamiento del delegado de Auxilio Social, camarada Santos López Martos. A las doce y media llegaba a la población la ambulancia, que se hizo cargo de la mujer herida, Asunción pareja Padilla, trasladándola al Hospital provincial, y poco después hacia su entrada en el pueblo el camarada citado Santos López al que acompañaba también el administrador de Auxilio Social, camarada Manuel Moreno González.

  En unión de las citadas autoridades, recogimos los lugares y las viviendas afectadas por el huracán, informándose ampliamente el camarada López Martos, como delegado del Gobernador, de todos los perjuicios ocasionados por el citado huracán.

   La primera autoridad municipal nos facilitó la siguiente relación de los vecinos damnificados:

   Agustín López Fernández, con esposa y tres hijos pequeños, uno de ellos impedido. Su edificio fue derruido con muchos destrozos, José Ramón García, que poseía una pequeña industria de ladrillos, quedando ésta completamente destruida; Luís Moreno Quesada, viudo y dos hijos pequeños, destrozo en parte de la vivienda; Bartolomé Holanda Ruiz, derrumbamiento total del edificio. Su esposa Asunción Pareja Padilla, sufre fractura de clavícula y heridas en diversas partes del cuerpo; José Barba Domínguez, con esposa y dos hijos menores, derrumbamiento total de la techumbre de la casa, con casi la totalidad de pérdidas de los enseres; Patrocinio Díaz, viuda y tres hijos, destrozos grandes en techumbre y pérdidas de los enseres; Juan Antonio Bernal, edificio con algunos desperfectos; Constancio Álvarez Luna, techumbre derruida en parte; Manuel Moro Romero, techumbre y cocina derruida en parte; José González Pérez, también derrumbamiento de la techumbre y muchos destrozos en enseres; Juan José Pérez Lineros, techumbre, escalera de pie y habitaciones cuarteadas; Antonio Beltrán González, edificio cochera, totalmente derruida, habitaciones cuarteadas y la cocina caída; Ramón Boza Hidalgo, con esposa y seis hijos, total de la techumbre derruida, así como muchos enseres; Ildefonso Ávila de la Cruz, destrozos en techumbres y escalera de pie, caída totalmente; José Gálvez Mojarro edificio derruido casi totalmente y vaqueriza destrozada; Antonio García Izquierdo; Esteban Quintero; José Manuel Garrido Mora; Antonio Conde Pérez; Ramón Camacho Gálvez; Juan Márquez León; José Márquez Gálvez; Teresa Gallego; José López Moro y Antonio Gálvez Romero, desperfectos en las techumbres y José Nogales Sánchez, pérdidas en paños de lona de un puesto de tienda de campaña.

                                                            


          

   Aparte de estos, desperfectos también se derrumbo parte da la techumbre de la fábrica de madera “Sedefal”, situada en la estación de la localidad, sin que ocurrieran desgracias personales.

   Sobre la zona afectada por el huracán nos informamos de algunos detalles que reflejan la magnitud de este. En algunos domicilios, la fuerza del viento arrastró varias máquinas de coser que fueron a parar a más de seis metros de distancia. Al desplomarse el edificio que ocupa la matrona titular doña Arnalla Escudillo Valle, se encontraba ésta oyendo la Radio, sin que afortunadamente sufriera lesión alguna. En otra vivienda, encontrándose una familia alrededor de un brasero, la fuerza del viento abrió una ventana, cerrándose la puerta de salida, pero afortunadamente sus moradores pudieron salir con trabajo a la calle, y en otro edificio de la calle Quipo de Llano, la techumbre fue a parar a unos cincuenta metros de distancia. El reloj de la parroquia de Nuestra Señora de la Granada, quedó parado a las siete y veintitrés minutos.

   En el Hospital provincial fue asistida Asunción Pareja Padilla, de fractura de clavícula izquierda por su tercio medio, contusiones y magullamientos en antebrazos y mano izquierda, cuyas lesiones fueron calificadas de pronóstico grave. Merece destacarse el celo de las autoridades locales al frente del alcalde, que desde lo primeros momentos prestaron auxilio, comida y ropas a los perjudicados. En estos mismos auxilios colaboraron con gran eficacia las fuerzas de la Guardia civil, desplazándose a Niebla, por orden del teniente coronel de la Comandancia de la capital, el capitán don Bernabé Pintado Nieto, de la demarcación de Moguer. Fueron asimismo eficaces los auxilios prestado a las personas heridas en los primeros momentos por el médico de Bonares, con ejercicios accidental en Niebla, don Pedro Bueno Bautista, pero como mayor ejemplo ha sido la aportada por todos los vecinos, prestando toda clase de cuidado a los perjudicados.

   Las pérdidas ocasionadas son tan considerables y cuantiosas que no pueden valoradas. Por donde el Gobernador civil ofrece 25.000 pesetas para socorrer a las siete familias más necesitadas.

José García Díaz.

 

 

 

 

sábado, 17 de julio de 2021

Bonariegos en Sidi--Ifni.

 

                                                             


  Parte de todo esto, llamada y conocida como la “guerra que no existió”, comenzó el 15 de agosto de 1957, cuando saltaba en la prensa la siguiente nota: ¿Marruecos ante una nueva amenaza? Designios soviéticos y soldados negros en las arenas del Sahara.

 Cuando en realidad, era el territorio español el que se encontraba amenazado, por donde en poco tiempo después, las arenas del Sahara iban ser de nuevo testigo trágico en la historia militar española, por donde jóvenes reclutas regarían con su sangre la citada tierra. Mientras tanto en este año marrueco se constituye en Reino.

Ifni era un territorio, controlado por pequeños sultanatos independientes que desde hace más de treinta años se peleaban a muerte entre ellos, sin molestar a los españoles que eran sólo observadores de tales acontecimientos.

                                                           



Domingo Martín Pérez, junto al Valverdeño, fiel testigo de los enfretamientos en las trincheras.

  Pero no fue hasta el viernes día 29 de noviembre, cuando la prensa española, se atreve a tocar por encima de la censura impuesta, el asunto de Sidi-Ifni, por orden del Generalísimo, cuando ya llevaba los españoles casi una semana a tiro limpio con los moros. De ahí el sobrenombre de la “Guerra Chiquita”, donde jóvenes bonariegos, quintos que después de pasar tres meses de instrucción en el campamento, se vieron embarcados con rumbo al África, para incorporarse con los que estaban prestando el servicio militar allí.

  En aquellos días el príncipe Muley Hassan, (para los amigos Hasan II), se había dirigido por la radio a su pueblo, refiriéndose que los sangrientos acontecimientos ocurrido en los últimos días en Ifni se debía a que los españoles habían provocado los ataques contra territorio marroquí. En donde la Aviación española arrojaron una bomba y dio muerte en la provincia de Agadir a dos mujeres, una burra y cinco cabras que no fueron vista por nadie.

  Lo más curioso de esta “guerra pequeñita” era que todos los prisioneros capturados por las fuerzas españolas. eran marroquí de Ifni y del Sahara español, en donde las armas intervenidas y las municiones eran de fabricación española, procedente del Ejército español y entregada a los moros que formaban las nuevas fuerzas armadas real de Hasan II tiempo antes, para que fuesen utilizada para mantener la seguridad en territorio marroquí. Este hecho ha formado una cruel y despiadada norma muy utilizada por los políticos españoles en toda su historia en el vecino Marruecos hasta nuestros días, que provocó la muerte de 300 soldados y 86 heridos, de hecho, de la vecina Niebla, murió un joven recluta que fue tiroteado cuando viajaba en un coche. La peor parte se la llevó la morería, que le costaron más de 8.000 muertos y cientos heridos.

  Relación de los nombres que formaron la quinta de Ifni, de los cuales la mayor parte participaron en los combates de esta pequeña guerra africana, que, durante seis meses, reclutas mal armados con fusiles máuser y demás materiales de los desechos y sobras de la guerra civil, combatieron a los moros.

                                                           



                                            El soldado Manuel Jesús Pérez Rodrigueza.

     Comenzamos con el señor  Bartolomé Camacho Martín, prestó servicio cómo auxiliar administrativo en el Cuartel de Intendencia de las Palmas de Gran Canaria, fiel testigo y receptor de multitud de regalos solidario aportado por el pueblo español para esta campaña militar, y que no pisaron jamás la tierras africanas, entre ellos un barril de vino añejo, aportado por la bodega vinatera de este pueblo de los Velo; cajas y cajas de embutidos, conservas etc. para terminar todas amontonadas y buscarle mejor camino que el de la tierra de los mahometanos.

  El señor Bartolomé, es el principal colaborador de esta página, prestando toda ayuda que ha sido posible por su parte.

 Soldado: Juan Asencio Coronel; Isidro Asencio García; José Borrero Vivas; Bartolomé Carrasco Camacho; José Luís Carrasco Conejo; Antonio Coronel Pérez; Juan Domínguez Díaz; Andrés Galán García; Luciano Pérez Camacho; Manuel Pérez García; Juan Pérez Bueno; Francisco Pérez Martín; Manuel Jesús Pérez Rodríguez; Antonio Ibáñez Gallardo; Lucas Romero Rodríguez; Manuel Romero Martín; Fidel  Velo Castillo; José María Velo Pérez; Juan María Vega Coronel; Eusebio Ramos Romero; Pascual Ramos, domiciliado en Madrid; Rufino Coronel Gómez; Juan el Taqueño, con domicilio en Sevilla; Juan Martín Martínez y Carmelo Martín Bot.

  José García Díaz.

 

 

 

 

miércoles, 7 de julio de 2021

Torres y piratas en las costas de Huelva.

 

                                                                 


   Encima de la mesa de trabajo. Extendidos por sus muchos dobles, contemplo ahora un viejo mapa de Huelva. Es el célebre del coronel Francisco Coello, fechado en 1870, y realizado como complemento del “Diccionario Geográfico—Histórico” de Pascual Madoz. Sin proponérmelo, la mirada siguió la línea azul simuladora de las aguas, y allí, junto al añil del océano de papel, voy releyendo, torre del Reducto, del Terrón, de la Umbría, de la Arenilla. Y más allá sigue el rosario de pequeñas atalayas: torre del Oro, del Asperillo, de la Higuera, de Carboneras, de San Jacinto…

  Tengo además abierto en la misma mesa otro viejo mapa de Huelva, porque hoy, soñando con mi antiguo deambular desde el puerto a la Punta del Sebo, creyendo que he tomado ya café sentado en la Placeta, iba a escribir unas líneas de exaltación colombina. Pero estas torres, del Oro, de la Umbría de San Jacinto, estas evocaciones de un esfuerzo onubenses también  aventurero, y del que ya no se habla, me cautivaron con sus nombres, la atención, y aquí estoy con la imaginación a sus pies midiendo si tienen, como las amadas del antiguo Reino de Granada, ocho varas de altura, y si sobre sus bóvedas están los tres peones ganando veinticinco maravedís a la jornada por la tarea de otear lejanías y dar su grito de rebato, con voces de almenara, cuando aparecían fusta berberiscas y se hacía temerosa realidad el pregón estremecido de “ ¡moros en la costa!”.

  La gran trascendencia de la gesta colombina hizo que, refiriéndose a la Huelva esforzada de los siglos XV y XVI sólo se valorasen sus facetas descubridoras. El imperial empuje de sus hijos lanzados a la empresa de percibir por vez primera paisajes imprevistos. Pero en aquellos años de aventura, en que los onubenses modelaban la perfección del globo terráqueo, no se comentaban con tranquila confianza las gestas asombrosas de los vecinos marchados al océano en los lugares de Ayamonte, Lepe Huelva o Moguer, por que mientras un continente levantaba sus velos a los españoles, otro, en África misteriosa y terrible, tenía en alarma toda nuestra costa con la osadía enfrenada de los corsarios berberiscos.

   Es oportuno recordar cómo en la primera línea de las empresas africanas estuvieron también los marinos huelvanos. Cuando Fernando el Católico hace conocer, desde Segovia, una Real Cédula en que afirma que “en la mar de Poniente, entre esos puertos de Andalucía a las Canarias… andan ciertos navíos de turcos y de moros que han hecho mucho daño y cada día se forma cada vez más las citadas armada”, pidiendo la formación de una escuadra que mantuviera a raya los corsarios que pululaban por estas costas, se prevé ya la acción africana del cardenal Cisneros. Y Buena prueba de que respondieron nuestros marinos con entusiasmo al deseo del monarca, es lo ocurrido tres meses más tarde. Cuando el 3 de septiembre de 1505 partió de Málaga la expedición que conquistaría Mazalquivir, en la Armada iban 117 marinos de Huelva. En la curiosa “Relación”, Juan de Peñaranda y Fernando Bueno, oficiales reales, de la gente de mar que formo en la expedición, se especifica: “5 carabelas de Moguer con 45 hombres; 2 de Gibraleón, con 19; y 4 de Lepe con 53 hombres”. Muchos de estos navegantes habían tenido en sus familias dolores de cautiverio. En el año de 1469, veinticinco vecinos de Moguer estaban retenidos en mazmorras africanas. El odio hacia los corsarios hace que en los pueblos del Tinto y el Odiel se apresten con ilusión cualquier iniciativa que tienda a aminorar el peligro de los piratas.

                                                            


  Pero el poderío de las flotas africanas aumenta sin cesar y durante el siglo XVI y mediados del XVII no hay nada de paz en las costas de Huelva. El duque de Medinasidonia tiene un tanto abandonada la vigilancia. Mientras que desde Gibraltar a Murcia las pequeñas torres de vigías están en continuo alerta, entrecruzándose diariamente el ir y venir de los atajadores, la amplia zona comprendida entre el Guadiana y el Guadalquivir puede ser presa de galeras berberiscas. Una activa vigilia se ejerce en las atalayas del Reino de Granada. Los guardas y escuchas tiene prohibidos tener: perros ni hurón ni lazos ni redes, ni otro ningún aparejo de cazar ni pescar·, para que toda su atención se concentre en la lejanía del mar. Las “Instrucciones de densa” prohíbe que habite con ellos, ninguna mujer. Deben ser los atalayas “hombres del campo y mancebos sueltos y sanos, que tenga conocimiento de las cosas de la mar y de la tierra”

  Mientras tanto, en 1585, había un curioso pugilato entre la villa de Palos y de Huelva sobre el restablecer las guardias que antiguamente se ponían los veranos en las torres para avisar la presencia de corsario. La villa de Gibraleón comunica al Ayuntamiento de Huelva que por falta de medios económicos no puede establecer guardas en la Torre de Umbría; pero que no consiente que sean puestos por Huelva, pero si por Gibraleón, Palos, Niebla, que eran saqueados impunemente por los moros.

   En el mes de agosto de 1548 corsarios argelinos, con cuatro galeras y cinco fustas, saquearon el lugar de San Miguel, del Condado de Niebla. Y cuando volvían contentos con la presa, arrimados a las costas de África para huir de las naves hispanas, tropezaron con nuevos bergantines anclados, bajos los mandos de don Martín de Córdova, conde de Alcaudete y gobernador de Oran, que habían llegado para su acción contra Mostagán, ocupando las embarcaciones españolas y causándoles un grave descalabro a los piratas y dejando libres a los prisioneros, como refiere Luís Cabrera de Córdova en su “Historia de Felipe II”.

   En una carta escrita desde San Bartolomé de la Torre por el marqués de Gibraleón, al duque de Niebla, en mayo de 1580, se expresa la zozobra en que vivían los habitantes de la villa. “Y demás desto, el riesgo que corren de moros, que tan ordinario es, pues ayer cautivaron gente en la playa, con entender los moros que hay tantas galeras por estos puertos”. Tantas, que diez años más tarde, en 1599, estaban registrados en el puerto de Huelva, junto a “ciento trece barcos de pesquerías, sin otros que andaban por la mar”, “muchos barcos luengos llamados viajeros, saetías, fragatas” y hasta once navíos de mayor bordo, los que se controlaren para repartir entre ellos la guarda y defensa de la costa.

   A la intranquilidad reinante por los ataques berberiscos había que añadir, en los pueblos del litoral las preocupaciones originadas por la presencia de centenares de moriscos granadinos, asentados en las poblaciones de Medinasidonia por traslado desde Almería, principalmente, al finalizar la rebelión de las Alpujarras. Es curiosa la correspondencia entre Felipe II y el duque del citado Medinacidonia con este motivo. Los moriscos aprovechaban la menor coyuntura para “pasarse allende”, a las tierras africanas. Estaba en relación con los nidos de la piratería y era encubridores de los cosarios, auxiliándose con sus espionajes. El duque en 1520, expuso al rey los inconvenientes derivados de que estos moriscos viviesen en la costa y puerto del océano, anunciándole que once de ellos se habían pasado desde las playas del condado de Niebla. Era preciso que fueran detenidos. Felipe II se interesaba también por lo ocurrido en el marquesado de Gibraleón, de donde le llegaban noticias de que no se ayudaría a las jornadas por no convenir sacar gente de su jurisdicción “por estar tres leguas de la costa del mar, donde por ser tan ordinarias basta de enemigo, no hay hora segura; y que no siendo socorridos entrarían los dichos turcos y moros la tierra adentro, como lo han intentado de hacer”.

                                                               


    Cuatro años más tarde el propio conde de Niebla puso en peligro su vida. Marchaba de Huelva a Sanlúcar, con cuatro barcos bien armados. Y, adelantándose con el suyo, topó de repente con una fusta de moros de Tetuán, con los que entró en combate, embistiéndola. Tras singular pelea con los treintas piratas que venía en ella, el conde pudo tomar la galeota, matando a seis corsarios y cautivando a los demás, antes de que se le reuniesen las otras tres embarcaciones salida de la barra de Saltés. En la costa, entre tanto. La torre Arenilla daba el rebato, lanzando al cielo su mensaje de peligro con las grises nubes de las ahumadas.

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   Despacio, pliego minucioso mapa de Coello. En Punta Umbría ya no existen avisadores en la torre, pues sobre las arenas de oro sólo se percibe peligro cierto de las bellas bañistas. El Corregidor de la villa de Huelva no espera el aviso transmitido de torre en torre, ni tiene que efectuar alarde de sus vecinos, anotándose implacable el estado de sus espadas y ballestas, y algún que otro arcabuz. El Corregidor de hoy—amante también de los viejos papeles onubenses—puede tomar, tranquilo, la canoa sin pensar en las huestes de Sinan el Judío, Amurat Arráez y el viejo Caramani, devastador del Estrecho. La ría solo tiembla levemente al paso de  la brisa. Pero cuando en las noches tormentosas el viento azota los restos de las antiguas atalayas, en un intento vano de doblegar sus últimas piedras, parece que, junto a ellas, protegiéndolas para la Historia, está el espíritu de Juan Vega Garrocho, luchando junto a las reliquias como lo hizo aquella jornada memorable en que cautivó ciento ochenta y seis turcos, y trajo su bandera y adornar alegremente su capilla de fe de gallardía y adornar alegremente su capilla en la iglesia de San Francisco.

 Por el periodista y escritor granadino don Eduardo Molina Fajardo.

  José García Díaz.

viernes, 2 de julio de 2021

Del Tinto al Bidasoa.

 

                                                          


     Complacidamente me atrevo a transcribir del diario “La Vanguardia”, de Barcelona, el artículo presente, en donde la pluma galana y experta de nuestro querido colaborador Lope Mateo, exalta, con motivo de la reciente exposición de Vázquez Díaz, en el Ateneo de Madrid, el “rumbo ecuménico”, del río Tinto, cuya legendaria le hace creador del nombre que distingue a nuestra península.

   Podemos interpretar que dicha crónica causará la más grata satisfacción a muchos lectores, siempre celosos de prestigio y enaltecimiento de cuanto afecta y contiene nuestra maravillosa ciudad.

    ……Junto a Baroja, el vasco, está en los pinceles de Vázquez Díaz el andaluz Jiménez, con su raíz paterna riojana. Patético el rostro suyo, barbado también, con los negros y valetudinarios ojos pasmados antes el dolor, alucinados, de tragedia ante el simultáneo lance de la concesión del primer Nobel y la muerte de la amada, ninfa Egeria de su poesía y de su vida. Miran esos ojos semitas opacamente, como en un verso blanco sin exterior cadencia, pero con íntima melodía de silencio compacto. Hace ya mucho tiempo que también se le murió “Platero”, allá en la colina bajo los pinos de Moguer. Y el poeta se ha quedado solo, irremediablemente en olor de soledad, una soledad afelpada por donde fluyen sus elegías y sus pastorales acompasando la lentitud morosa del Tinto natal.

                                                             


    El Tinto es otro río fronterizo, pero no como el Bidasoa, de tierras, sino de mares; como que se saliendo de él se pudo llegar, en una madrugada gloriosa, hasta las mismas orillas de un nuevo mundo desconocido. Aquellas tres carabelas castellanas marcaron ya para siempre el rumbo ecuménico del Tinto cobrizo de aguas minerales, hacia la Rábida donde empezó a encarnarse el sueño inmortal…. Río remotísimo en el tiempo que, con su hermano gemelo el Odiel, en el “Finisterre” de Onuba, nos bautizó con el nombre de Iberia, de su primitivo nombre que fue de Iber. Parece mentira, ¿verdad? He aquí el testimonio en el viejísimo texto de la “Ora Marítima”, de Avieno, el poeta acaso más antiguo del mar en latín, con su famoso periplo: “Por allí fluye Iber y muchos sostienen que de él han recibido su nombre los iberos y no del río que corre por entre los inquietos vascones. Y toda la tierra situada en la parte occidental de dicho río es llamada Iberia; en cambio, la parte oriental es la que contiene a los tartesios y los sílbesenos” … Entonces, Entonces ¿cómo es que los textos más recientes se expresan siempre como si el nombre de Iberia procediese del río Iber-Ebro? Quien con estas mismas palabras pregunta es el insigne científico de la arqueología don Antonio García Bellido. El Cual, después de asediar con otras pruebas su tesis, se contesta así: “Pues probablemente, porque éste, una vez conocida la Península (que empezó a ser conocido por el Sur) llamó la atención por su mucho caudal y su gran extensión, al paso que el otro era insignificante y quien sabe para entonces había ya cambiado su nombre, como parece deducirse del silencio posterior”.

….. Del Tinto al Bidasoa: toda la tierra entrañable y milenaria de los antepasados, la Patria común, que nos dio unidad en la diversidad, batida de siglos, bienandanzas y fortunas; las que, por la pluma de dos ingenios de hoy, hermanados por un egregio pince, promete aún los más claros presagios y logros para el porvenir. Del Tinto al Bidasoa….

      López Mateo.

José  García Díaz.