sábado, 26 de marzo de 2016

Los papeles del borrico.

                                                                       
                                                                                 

      José Candelao y María Ramona eran dos perfectos ejemplares de la raza gitana y se criaron en la Cava vieja de Sevilla, aprendió más la afición a lo ajeno que el honrado trabajo de fundidor en una fragua, que su padre ejercía, y  donde María Ramona se enamoró de José Candelao con toda pasión de alma gitana y toda las fierezas sensuales de su cuerpo bronceado, que parecía hecho a golpes en el yunque del señó Domingo, fundidor también y padre de María Ramona.
    !Que hermosos ojos negros y que patilla rizada y que aire en el andar y que gracia recogiéndose la falda, y que buenos "golpes" tenía María Ramona.
      Los muchachos se tomaron un cariño muy grande y a regañadientes con los padres de hallaban y al descuido se daban unos besos que sonaban como latigazo en el aire, y contra viento y marea desaparecieron una noche de la Cava vieja y fueron a parar al pueblo de Santiponce, en cuya feria robaron un borriquillo, que podía valer, a lo suyo tirando a mucho diez duros mal "contao".
      Y con este elemento de defensa, el nuevo matrimonio procuró huir lo antes posible para vender el animalito en la primera ocasión que se presentara.
      Con el burro por delante marchaba María Ramos, poco después de la hora del mediodía, quiso su mala suerte de sus entrañas, que a poco de lo andado toparon con una pareja de guardias civiles que en el recodo de un camino les salió al encuentro.
----José, ya están aquí los payos, maldita sea mi estampa---dijo María Ramona--"diquela" que aquí vamos a pechugá.
----"Andivé" nos venga, contestó José y dio las buenas tarde a los civiles.
Saludaron éstos y el jefe de pareja dijo:
----¿Donde se ha marcado este borrico?
----Allí, en la feria de Santiponces-- contestó José más muerto que vivo.
----¿Y ha costado mucho?
---Seis duros; una ganga señó.
---Es barato--- continuó el guardia.-- ¿ Y la guía, traen ustedes la guía del borrico?
----Si señó--- contestó José, que se ahogaba con un cabello y miraba con ansia a los ojos de María Ramona, como si en ellos pudieran meterse.
----María Ramona, ¿tu tiene la guía, no?
---No, hijo mío, no, te la dí a tí; ahí la tendrá en er borsillo e la chaqueta.
---Aquí no está María Ramona.
---Mirate bien, José que tú la tienes.
---Que no, que la tiene tú.
---¿A qué se ha "perdió" la guía.-- interrumpió el guardia irónicamente.
Y María Ramona, con los brazos en alto imitando la voz del guardia contestó.
---"!Zha perdío la guía! !Zha perdio la guía Zeñó, ze pierde un barco, que es la mar de grande, y no se va a perder un papelucho así de chico.-- Y señalaba un tamaño pequeño con la uña del dedo pulgar puesta sobre la yema del índice.

   Manuel R. Pérez. Huelva 1907.

José García Díaz.




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