sábado, 5 de marzo de 2016

Derechito al cielo


                                                                               


           ----Buenos días, señor cura.
       ----Hola, Ruperto, ¿Qué te trae por acá?
       ----Pues que quisía confesarme,
      -----Bien hombre, eso está bien; ya era hora porque lo que es tú....
    ------ Ya sé lo que me va usted a icir; pero unos años por estar malo, otros porque me da vergüenza, estoy quedando mal con Dios y con usted.
    ------Bueno, pues mañana a la siete antes de que te vayas a trabajar, ven a la iglesia y te confesaré.
  ------- Está muy bien,¿Cuanto tengo que darle a usted?
  -------!Nada hombre, nada! Eso no se paga.
   ------ Pues será la primera cosa del mundo que no se paga.
  -------Pues será la primera cosa del mundo que no se page. Entre contribuciones, consumos, y que me se yo, se le va a uno tóo lo que gana.
  ------La Gracia de Dios no cuesta dinero.
  ------ Bien, bien hasta mañana.
  (A la mañana siguiente, al siete, acude Ruperto a la iglesia, acompañado de su mujer y de su suegra. Confiesan y comulgan todos. Las dos mujeres encantadas.)
  ----¿Has visto usted señor cura, que al fín ha venido este zoquete a cumplir con la iglesia.
  -----! Ya lo creo! !Como es  muy buen muchacho.
  -----¿ Y has hecho buena confesión?
  -----Es un santo.
  -----¿Has confesado que a lo mejor coge la escoba y corre a mi madre a escobazo por la casa, que el otro día a poco la mata.
 -----Os digo que es un excelente hombre temeroso de Dios
La mujer.-- ¿Has confesaó que el día de Pascua me pegó un guantazo que me puso este ojo como una pavía?
 ------Todo, y no tiene pecados, ni ha hecho nada malo, y cuando se muera, yo os digo que va derecho al cielo.
 Ruperto.--! Ahí lo tenís, ese, ese soy yo!
 ------Derecho al cielo, siempre que tenga buen carácter como le he mandado, y no se dispute con nadie en el pueblo, ni arme camorra por nada que valga la pena. Vosotras no le hagáis rabiar, porque la mitad de las veces que se enfada es porque les dais motivos. Es un hombre trabajador, sin ningún vicio, honesto, ahorrativo... Pues ¿qué más se puede pedir en estos tiempos de rebeldías y de costumbres relajadas.
 ---- !Ahí lo tenís, ese tío soy yo!
 -----Vaya, vaya andad a vuestras obligaciones, y ya sabéis que a toda la familia la aprecio mucho.
 ----- Gracias, señor cura.
 -----¿ Y que quedamos en que mi marido va derecho al cielo?
 -----Como todas las almas buenas.
 -----Es muy buenos días.
       Salud, hijos.
(Se vas; el cura les ve salir, y cuando ya están lejos llama a Ruperto.)
  ----!Oye!
 -----!Siñor!
 -----Dime una cosa. Y si en el cielo te encuentras con alguna persona que no sea de tu gusto, ¿qué harás? Ruperto?
 ----¿Pues qué hi de hacer? Salime.

       Eusebio Blasco en Huelva de 1903.

José García Díaz.
            

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