La voladura del vapor Hallbort.
Era el 4 de agosto de 1917, en plena
fiesta de las Colombinas cuando de nuevo la prensa formada por el “Diario de
Huelva” y “La Provincia” comenta de nuevo que ha visto un nuevo hundimiento de
un navío mercante por parte de un submarino alemán.
Dese
el día de ayer por la tarde se andaban temiendo de que un submarino andaba de
operaciones por estas costas según informaciones de que fue visto por algunas
canoas dedicada a la pesca, hasta que se volvió realidad. Esta vez de nuevo era
un vapor noruego que fue echado a pique para siempre llamándose Halbort,
procedía de Newcastle y se dirigía al puerto italiano de Civita Vecchia,
llevando un cargamento de 5.000 toneladas de carbón. De los veinticuatro
hombres que conformaban su tripulación, tres de ellos eran de nacionalidad
española.
Hablando con los náufragos, esta mañana
a su llegada a Huelva, los cuales nos han contado todos los pormenores del
accidente con todo lujo de detalles, como publicamos a continuación.
Serían aproximadamente la 5 y 35 de la tarde
por el reloj de a bordo, cuando los tripulantes del vapor noruego, sintieron
nueve cañonazos, deteniéndose entonces la marcha del buque.
Este se encontraba en dicho momento a una
distancia de la barra que no podemos determinar claramente, pues mientras unos
dicen que a 18 millas. Otros aseguran que solo le separaban de la entrada de la
barra una distancia de tan solo unas 10 millas.
La posición del buque era con relación de la
barra, proa al S.O.
Ningunos de los proyectiles alcanzaron el
buque, por lo que se supone que los cañonazos fueron disparados solo como aviso
para que el barco se detuviera. Apareciendo el submarino alemán, siendo
entonces las 6 de la tarde cuando lo vieron por primera vez.
Ya que al principio los tripulantes del buque
noruego, no se dieron cuenta de la aparición del sumergible solo tenía fuera
del agua una parte del casco, llevando izada una vela, con la cual parecía a
simple vista un pequeño barco de pesca.
Con esta curiosa estratagema se aproximaron
al buque noruego, que se hallaba parado, saltaron varios marineros alemanes a
bordo apoderándose de víveres que conducían y objetos que les parecían del todo
bien, colocaron después en la bodega varias cargas explosivas. Mientras la
tripulación recogía sus equipajes, embarcaron en dos botes y se separaron del
buque.
Preguntando por la documentación, se dieron
cuenta que éramos tres españoles, diciéndonos que no tengamos miedo porque no
nos iba ocurrir nada malo.
Al abandonar la tripulación el navío noruego,
eran ya las 6 de la tarde y quince minutos de la tarde. Pero poco tiempo
después a eso de las 7 hora, resonaron
varias explosiones casi simultáneamente y a poco el buque comenzó a hundirse,
desapareciendo en breves momentos tras de las olas. Los náufragos pusieron proa
para a tierra.
Estuvieron
en el mar remando casi seis horas; ya de noche encontramos a un pescador el
cual nos señalo como orientación la luz del faro del Picacho.
Debido a la oscuridad, los dos botes no se
separaron. Uno de ellos tripulado por el primer oficial y 11 marineros, arribo
a la una y media a la playa de Mazagón. Los náufragos saltaron a la tierra,
dirigiéndose al cuartelillo de carabineros inmediato al faro del “Picacho”, en
el que fueron atentamente acogidos y auxiliados.
El otro bote que conducía el capitán y a 11
marineros más, llego al vapor de los prácticos, en los que fueron igualmente
atendidos.
Al conocerse, ya de madrugada, en Huelva la
verdad de lo ocurrido, el cañonero “Vasco Núñez de Balboa” levo ancla, a eso de
la una y algo de minutos dirigiéndose al mar para recoger a los náufragos.
Llegando al costado del vapor de los prácticos a las dos y media. Recogiendo de
inmediato a los náufragos y el bote que se salvaron, marchando desde allí a la
barra para recoger a los restantes.
Estos fueron recogidos y llevado al cañonero,
por el vaporcito auxiliar de los práctico, “Placebo”, cuyo patrón Francisco Vizcaya
Vázquez, estuvo en cada momento socorriendo a los náufragos y además contando
con la ayuda humanitaria del maquinista Antonio Moya. También colaboro en esta
operación un bote del cañonero, tripulado por un condestable y cuatro
marineros.
El cañonero puso proa a Huelva a las 7 de la
mañana, llegando al puerto a las ocho. Desembarcando enseguida los náufragos.
Como ya había habían circulado rumores acerca
del hundimiento del buque noruego, junto con la presencia del grupo de naufrago
produjo la general curiosidad entre el gran público en que aquella hora se
hallaba congregado en el paseo del Muelle para asistir a la misa de campaña.
Los náufragos han estado en la comandancia de
Marina prestando declaración, el capitán y unos de los tripulantes españoles
del buque. El vice-cónsul de Noruega se hizo cargo de los náufragos alojándolos
en la fonda “La Perla”.
El submarino agresor alemán, según nos
contaron que según parece no tenía número ni letra de registro. Al mismo tiempo
hay que agradecer la conducta observada por los prácticos ,los carabineros de
la playa de Mazagon donde arribaron parte de los náufragos y los empleados del
faro del “Picacho”, que se desvivieron en atenciones hacia los tripulantes del
buque hundido.
¿Pero
de nuevo otro cañoneo?
Hoy ha circulado de nuevo intensamente el
rumor de haberse registrado un nuevo cañoneo en el mar.
Según nos dice personas llegadas las playas,
que a las 8 de la mañana se encontraron mar adentro y en la misma dirección que
ayer, hasta once cañonazos.
Pero hasta hora que publicamos esta noticia,
no se ha podido confirmar la noticia, que hemos cogidos a título de rumor.
Es verdaderamente lamentable que venga
ocurriendo con la campaña submarina en
lo que respecta a nuestra capital. Ya que hemos tenido ocasión de explicar, lo
que significa estos atentados cerca de
nuestro puerto a la vista de Huelva, los alemanes atacaran barcos que entran y
salen de aquí dándole vida a nuestra capital. Por lo visto no se ha podido
evitar tal cosa ya que los submarinos prosiguen maniobrando antes nuestros ojos
mismo sin preocuparse de otra cosa que no sea hundir barcos.
No hay que decir lo que significa esto para
la vida de Huelva.
El trafico de nuestro puerto que a causa de la
guerra había descendido de manera alarmante, y con estas constantes agresiones
significa la ruina para muchos hogares.
Aunque los comentarios más acertados eran de
la opinión que los alemanes podían maniobrar tan seguro en estas aguas, porque
disponían de muy cerca una base de aprovisionamiento y que sin duda era
conocido por mucha gente de la mar.
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