Foto de José Gómez Feria del año 1922.
Niebla Arqueológica.
En Marzo de 1922. Estuvo en Niebla visitando el
Museo Arqueológico don Gualterio Browning, director general de la Compañía de
Río Tinto, que hizo mucho elogio del importante monumento de la Puerta del
Buey, completamente terminada ahora la obra de afianzamiento y compostura
emprendida hace cerca de siete años por doña Elena Whishaw, siendo así que la
gran torre puede durar en su actual estado otros pocos de siglos.
También han estado
visitando el Museo dos señores del Consejo de Administración de la compañía
minera AlKail Limitada, señores, Davidsón y Muspratt, con el director, señor
Maidment, a quien llamaba mucho la atención el hallar una colección
arqueológica de tanta importancia científica en un pueblo como Niebla.
Expresaron todos dichos señores admiración de la preciosa portada árabe de la
derribada parroquia de San Martín, rescatada de la picota destructora gracias a
las gestiones practicadas por doña Elena Whishaw a instancia del Alcalde, don Cristóbal
Barrera, cerca de la Comisión de Monumentos de Huelva y del señor Gobernador
Civil, cuyo resultado ha sido el dictamen de su conservación. También se habla
de la conveniencia de excavar una soberbia solería de mosaico romano que existe
en el corral de una casa propiedad del
señor Rite, ya que una vez puesta en condiciones, la citada solería serviría de un atrayente más para los
turistas que empiezan a influir en la histórica ciudad. El nombramiento del
cura Párroco don Cristóbal Jurado, correspondiente de la Academia de la
Historia debiera motivar grandemente toda obra de conservación de vestigios tan
importantes, ahora oculto y desconocidos más que por fotografía o dibujos de
ellos guardados como reliquias en el Museo de Niebla.
Desgraciadamente
por lo pronto no se puede contar con más recursos materiales algunos en el
mismo pueblo para trabajo de esta índole, puesto que Niebla entera está
sufriendo las salpicaduras de la crisis angustiosas que atraviesa la industria
minera de la provincia y muy especialmente la de Río Tinto.
Casi puede decirse
que los pueblos del Condado padecen más que los de las mismas minas, de la
situación actual, son que aquí en Niebla la mitad del pueblo vive de las
canteras que suministran piedra caliza para las fundaciones de la Compañía
Minera, como pasa también por ejemplo en el pueblo de Bonares, en donde dos
terceras partes de los hombres se ganan la vida criando hortaliza para los
pueblos mineros. Y en igual caso son otros muchos pueblos donde hay contratista
de madera, grava, arena, y lo demás cuyos jornaleros por falta de pedidos de
las empresas mineras, quedan en la mayor miseria.
Verdad es que en Río
Tinto como en otras minas, se están despidiendo a centenares de obreros, ya que
el estado del mercado mundial, la industria minera no puede aguantar el nuevo
arancel sobre las exportación.
Pero muy distinto
es el caso de los pueblos que viven de las empresas mineras, sin que sus
habitantes sean empleados de la Compañías con derechos a los referidos socorros
y otros beneficios.
Limitado esta
crónica a Niebla, por no hacerla interminable, tenemos aquí muchas familias que
han quedado medio hambrientas varios meses ya, mientras los pedidos de piedra
calizas, arenas, etc. etc. de Río--Tinto han ido constantemente de menos en
menos, y ahora hemos recibido el último golpe.
La cantera de
piedras caliza y los hornos de cal están paralizados. por estar paralizada la
fundición de la mina. Donde antes de la guerra trabajaban doscientos hombres y
zagalones, llevando el bienestar y la tranquilidad a otros tantos hogares,
ahora hay un solo guardián.
Y lo mismo ha de
pasar en una forma u otra en todos los pueblos que viven indirectamente de las
empresas mineras, amenazadas éstas con la ruina por estar imposibilitada la
competencia en el mercado mundial con las otras potencias de el país de origen.
el poeta Casto
Pino, el que conoce la vida del obrero como su biblia; ese gran profeta que
sabe como ninguno apelar a los corazones de los que gozan de la vida amena,
escribió hace meses ya un grito de desesperación, dirigido a la Reina Victoria,
"generosa y fuerte cuando el dolor aterra", presagiando lo que
actualmente había de ocurrir, una vez que se gravaran los minerales con una
nueva tarifa que constituye la muerte de la explotación minera.
José García Díaz.