lunes, 12 de diciembre de 2016

El a dios a la iglesia San Martín.

                                                        
Niebla en 1921. Foto de La U. de S.


     El 22 de Agosto de 1921, la iglesia de San Martín se encontraba en un estado ruinoso y no menos ofreciendo peligro para los feligreses, el cabildo diocesano, dispuso y autorizó su derribo por parte del Ayuntamiento de esta villa, y poniendo a la venta los materiales con el fin de que el municipio pudiera tener algún beneficio por parte del costo del derribo.
      De este trabajo solo se salvará la capilla mozárabe de Nuestro Señor de las Columnas, escultura esta de arte románica de mármol, de mérito extraordinario. La columna se halla embutida en la esbelta torre de la vetusta parroquia y toda la obra, tanto como el Cristo, como la columna labrada en una sola pieza, hallándose en el recinto que ocupa la casa del cura párroco.
     También ha de perdurar lo que es el altar mayor con el ábside que tiene columnas con capiteles románticos, elementos mozárabes de gran interés que se encuentran casi perdido a la vista a causas de las muchas capas de cal que la cubren.
   Hubo quien deseaba dedicar el ábside para la capilla de la Hermandad del Sagrado Corazón, pero la iniciativa no tuvo éxito, habiéndose dado entrada por el corral de la casa rectoral.
   Cuando esto hubo temer que en plazo breve no quedara más que triste vestigios que atestiguaran la importante que tuvo que ser la iglesia de San Martín durante muchos siglos, puesto que todas ellas se iba derribándose paulatinamente. Ha sido descubierto ciertos detalles de arquitectura que bien podían llevar lo que es la iglesia a la categoría de monumento nacional.
   Conviene decir que por los siglos X al XI se desarrolló entre los mahometanos, la costumbre de adosar las tumbas de hombres ilustres a las paredes de las mezquitas, en forma de pequeñas capillas con sus bóvedas adornadas con arcaduras. Estas tumbas se conocen por estar las bóvedas levantadas matemáticamente con divisas de cuatro, es decir, que sobre los cuatros arcos de las paredes hay ocho arquitos, sobre los ochos diez y seis; sobre los diez y seis, treinta y dos, desarrollándose así el tema poligonal hasta llegar a las grandes obras admiradas en la Alhambra de Granada y de otros monumentos de Egipto y Siria.
   Para señalar sin posibilidad de equivocarnos estas tumbas de hombre ilustres que había hecho el viaje a la Meca, colocaban por fuera de la bóveda mortuoria, de dos a cuatro ladrillos o lozas de mármol, en caso de lujo económico, en forma particular, como símbolo del turbante del peregrino.
   Es sabido, que la familia de Beni Bekkar que domino más tarde el condado de Niebla desde finales del siglo VIII hasta caer la ciudad en poder de los moros almohades, hasta el fin del siglo XII, tuvo parentesco con los descendientes  del rey godo Witiza por la parte materna, siendo aquellos príncipes de la casta "muladí" constituida por las familias nacidas de la princesa Sara, "La Goda"  hija de Alamundo y nieta del rey Witiza, por sus dos casamientos con nobles musulmanes de la secta "Shuits".
    Los Beni Bekkar de Niebla, se orgullecían de su estirpe godo--cristiano que no solamente protegían siempre a los mozárabes (cristianos andaluces que vivían en paz y amistad con los mahometanos) si no uno de los más famosos literatos de los muchos habidos en dicha familia fue conocido como " Ibn Al-Küitiyyah" que quiere decir "el hijo de la goda".
    Ahora es cuando sabemos que algún personaje de dicha familia estaba enterrado a la sombra de la parroquia de San Martín, porque se ha descubierto adosado a la pared meridional de ella, no solamente la típica bóveda mortuoria si no encima de ella los ladrillos que simbolizan el turbante del peregrino a la Meca.

             ELENA  W. WHISHAW.
  

   José García Díaz.

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