jueves, 1 de diciembre de 2016

Elena y Shulten

                                            
                                           

                                 
                    Sr. Director del diario LA PROVINCIA.
       Muy señor  mío y distinguido amigo:
     He leído con extrañeza una noticia que apareció en el periódico de su digna dirección el día 28 del mes próximo pasado, en que el profesor alemán, Herr Adolfo Schultem, fue el "primer excavador da la ciudad de Numancia". Y digo extrañeza, porque en mi modesta biblioteca tengo una obra muy interesante sobre el descubrimiento y la historia de Numancia, que dice entre otras cosas:
        "No cabe la menor duda que desde el año de de 1861 y 1867, es decir que desde la fecha en que el profesor Saavedra y la Comisión española emprendieron los trabajos en la cumbre del Cerro de la Muela, el solar en donde Numancia estaba fijado sin vacilación alguna."
     Ya desde el siglo XVI hasta mediados del XIX Ambrosio de Morales, cronista de Felipe II, el Padre Flores, el Fr. Francisco Méndez, los vecinos del pueblo de Garray Tomás Argote  y Joaquín García, don Juan Bautista Erro, Ceán Bermúdez, don Miguel Cortez López, y otros muchos, habían descubierto de una manera evidente en la Colina de la Muela, los restos de la ciudad gloriosa.
      Su emplazamiento está mencionado en el itinerario de Antonino, coincidiendo perfectamente la topografía del terreno con la descripciones de los historiadores romanos Aplano y de Lucio Floro, tratando sobre la ciudad de Numancia. Y como no don Eduardo Saavedra, presidente entonces de la Academia de la Historia, comprobó la existencia de la vía descrita en el Itinerario y encontró hasta las piedras milenarias que demostraban la exactitud de las distancias fijadas en el, deduciendo con inflexible lógica, como se demostró después en la excavaciones, que la gran ciudad heroica tuvo que estar en Garray porque en Garray coincidía la situación que en el Itinerario se fijaba la ciudad de Numancia.
     Sería sin duda por algún error tipográfico por lo que el autor de dicho suelo nombraba al profesor alemán como "el primer excavador de Numancia", pero merece la pena de esclarecer el punto citado, porque ningún español ni cualquier extranjero amante de España puede ver con gusto estos errores, conociendo la valiente labor del de insigne Saavedra, además de la de otros sabios españoles de tanto monta como lo son Ambrosio de Morales y Cean de Bermúdez, entre otros.
      Yo, humilde arqueóloga inglesa que debo a la ciencia española favores y amparo que nunca podré debidamente agradecer, me atrevo a dirigir estas líneas a usted, señor Director, seguro que este diario de "La Provincia" corregirá gustoso el involuntario error que ha padecido.
    Y por el acoso de sus ilustrados lectores no conocen ya la interesante obra de don Santiago Gómez Santacruz, permitirme indicar la referencia de su obra titulada "El Solar Numantino", que fue publicado en el año de 1914, por la casa editorial Impresora de la Revista de Archivo, Biblioteca y Museos, Olozaga, 1º en Madrid.

         Elena M. Whisaw.
(Directora de la Escuela Anglo Española de Arqueología.)

    Niebla 4 de Marzo de 1920.

     Extraemos la carta mencionada el 28 de Febrero.

    Con motivo de encontrarse entre nosotros este distinguido catedrático de historia Antigua de la Universidad de Erlangen y distinguido arqueólogo, primer excavador de la ciudad de Numancia y autor de innumerable obras de arqueología hispana, llegado para comprobar algunos extremos de la "Ora Marítíma" del escritor romano Rufo Aveno Avieno, nuestro distinguido don Eduardo Díaz y Franco de Llanos a quien venía recomendado, le fue presentado a don José Albelda, Ingeniero de la Junta de Obras del Puerto, y competente arqueólogo quien dio al Sr. Schulten muy valiosos datos sobre referentes a nuestras costas tanto  de la época antigua como de la moderna, con la reconocida competencia que le dan sus contantes estudios en ellas, invitándole también a una excursión a "La Rabida" en unión de los señores don José Sánchez Mora, don Enrique Pérez y don Eduardo Díaz.
    El objeto de la vista al histórico monasterio era comprobar la existencia bajo la iglesia de una cueva antehistórica que un famoso profesor de arqueología dice haber visitado, y en ella vio una gran piedra negra, por lo que se supone pueda ser un templo de la ciudad de "Eribi", citada por Avieno, como existente en aquellos lugares durante la ocupación fenicia de Saltes.
        Por razones que no son del caso, hubo de dejarle sin comprobar este interesante extremo, y agradecidos de la hospitalidad de los frailes franciscanos pasaron los excursionista a la fábrica de salazones que frente al monasterio tiene don José Tejero y en cuyos alrededores han encontrado una necrópolis romana compuesta de buen número de sepulcros, de los que tan solo queda uno que se pueda estudiar, debido a que los trabajadores echaron en el relleno cuanto ha ido saliendo en cadáveres, losas sepulcrales, ánforas y demás utensilios que componían el mobiliario fúnebre de los antiguos, dejando para otro día, por lo avanzado de la hora, el estudio del sepulcro violado.
     El día anterior había ido el profesor Schulten con el señor Clauss a "Torre Arenilla" descansando en Mazagón para encontrarse con la " Torre del Oro", en busca de un antiguo brazo del Guadalquivir que según Avieno existió en aquellos alrededores, sin temerle a la inclemencia del tiempo, acompañados con un fuerte temporal de lluvia y viento, el fatigoso pisar de las movidas arenas durante horas y horas, todo en pro de unos datos que ayude a levantar un poco el denso velo que oculta a nuestros ojos la historia de de esta parte de la "Turdeside", en aquellos lejanos tiempos de ocupación fenicia de Saltes, cuando existía la famosa y olvidada ciudad de Tartesos, y el monarca ligur, Argantonio, recibía sus delegaciones y ofrecía a su población terreno que ocupar en masa, pensando en el refuerzo de aquellos hábiles guerreros para el día en que se hiciera preciso oponerse por la fuerza a la codicia del conquistador Cartaginés, cada día más exigentes.
    El doctor Schulten merece bien de los españoles por sus incansables estudios de la historia antigua de la Península Ibérica, de que son buenas pruebas sus libros "Numancia", "Hispania", "Viriato" etcétera, etc. El segundo de los cuales traducido a nuestro idioma por el tan competente arqueólogo don Pedro Bosch y Gimpera, catedrático de la Universidad de Barcelona, acaba de publicarse en la ciudad condal, donde  también un grupo de su admiradores del profesor alemán recauda los doscientos mil marcos que costará la edición alemana de los tres tomos que faltan que publicar de la obra "Numancia", en cuya traducción española hay quien se ocupa ya, diciendo que está terminada también y pronto al darse al público el libro sobre "Viriato", en  el que los arqueólogos encontrarían datos importantes y hasta ahora ignorados de la vida y campañas de aquel heroico lusitano que con un puñado de montañeses humilló tantas veces los enemigos romanos.
    El Dr. Schulten ha marchado a visitar la ciudad de Mérida y pasar seguidamente para Madrid y Barcelona donde tiene que dar algunas conferencias para regresar a Alemania , a su cátedra y a sus incesantes escritos de historia antigua de España.
   Mucho celebramos que no sea esta la última visita del ilustrado sabio, y más aun el que no olvide sus estudios, de nuestra olvidada "Onuba Estuaria", que escondida e ignorada, yace sobre los frondosos campos de Huelva en espera de una mano amiga que la descubra y cuente a los actuales onubenses, su historia, en decadencia y su abandono.

   José García Díaz.



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