Dentro del recuerdo de este pueblo sobre la
aviación, tenemos que destacar sin duda como al primer piloto local militar al
señor don José Flores Moreno, Alférez en la Maestranza Aérea de Sevilla alojada
en la “Dehesa de Tabalada” desde su formación en una academia de vuelo española
en 1941, cuya instrucción y adestramiento lo realizó en la Base Aérea de San Javier
de Murcia, en la Escuela Premilitar que le llevó seis meses de formación
teórica y práctica para conseguir superar las 150 horas de vuelo donde obtuvo
las difíciles y apreciadas “Alas de Piloto”, aunque ingresó con el grado de
Sargento, puesto que se incorporó en el Ejército Nacional a penas de cumplir
los 17 años para salir de Piloto Alférez; ya que tuve la suerte de ver toda la
documentación acompañado de tan ilustre y ducado señor gozando de un alto nivel
cultural, y su admiración por la Historia y Arqueología local observando sus
diferentes trabajo sobre el tema y su paciente desarrollo. (En 1950 la Compañía
de Aerolínea Española Iberia, da comienzo una nueva etapa internacional con los
aviones Douglas DC´-4, por donde escogen a la mayoría de los pilotos de la
promoción del señor Flores con el incluido, pero se encontró con una dificultad
familiar que le obligó que desistir, motivado por el terror que le imponían a
que condujeran uno de estos grandes aparatos).
Para que el
segundo piloto conocido, era sin duda el conocido y famoso conductor de
avioneta era el señor “Juan Pérez Carrasco” conocido por sí mismo con el apodo
del “Guaito” el joven que se ofrecía hacer piruletas en el aire con su
aeroplano por los cielos de este pueblo en días elegidos y determinados
llamando la atención a todos los lugareños, que ejerció un tiempo como chofer
privado del señor Martín Berrocal, propietario en aquellos días de la empresa
de autobuses de línea “Damas”.
Donde se da el
curioso caso que su padre el señor “Cristóbal Pérez”, fue conductor de la
camioneta de la citada empresa Damas, haciendo el recorrido de Bonares a Huelva
y viceversa durante más de veinte años, y a su vez era el propietario de una
“fonda” en la calle Santa Justa nº 7, se da el caso que, durante la Guerra
Civil, este señor prestó servicio militar bajo el mando del Capitán Vara del Rey,
como auxiliar de aviación en la citada Base de Tablada.
Fueron muchos
Oficiales de este pueblo formado en esta Base Aérea, algunos portando con los
años el grado de Coronel, lo que motivó que muchos jóvenes locales prestasen
servicio animados como voluntario en la citada Base Militar.
Pero sin duda
alguna, dentro de la historia de la aviación en este pueblo, hay que destacar
la azaña acompañada de valor y arrojo de un viejo vecino de este pueblo, allá
por los años veinte del siglo pasado, recién abierta la línea de correo de
España al Norte de África.
Corría el año de 1921,
cuando por tierras africanas en el mes de junio, se produjo el conocido
“Desastre de Annual” donde miles de españoles, cerca de diez mil murieron en
manos de unos mil quinientos harapientos rifeños morunos, donde fueron sacrificados,
quemados con la mayor sanguinaria trapería, entre ellos siete jóvenes de este
pueblo; donde muchos padres quedaron consternados y desesperados, sobre todo
aquellos que no habían recibido el “telegrama de sangre” donde le confirmaban
la muerte de sus hijos.
Es por donde el
vecino Juan Luís Coronel Montañina “El Canelo” se entera por los periódicos de
aquellos días. (En este pueblo se ha leído siempre muchos diarios, tanto en el
casino, como en las barberías y bares de los más concurridos; este vecino vivía
en la casa esquina con la Ermita y la Plaza de Consumo en la calle San
Sebastián). De que se había inaugurado una línea postal de correo aéreo, entre
Sevilla-Larache, donde dicho aparato podía llevar y recoger pasajero. Tras
recibir carta de su hijo Isidro Coronel Cintado, que se encontraba enfermo en
el Hospital de la Maestranza de Larache, no había participado en el desgraciado
“Desastre de Annual”.
Se arma de valor contando con la ayuda del
Cura de este pueblo, que tenía un familiar Oficial en el Cuartel de Ingeniero
en Sevilla, le recomendase y le reservarse una plaza para esta aventura aérea,
como así lo consiguió´.
Fue el primero de
los vecinos este pueblo en montarse en un aparato volador, un siglo atrás,
cuando se presentó en el Cuartel de la Compañía Africana de su hijo, se
encuentra prestando servicio de centinela, otro de Bonares el señor Antonio, el
que fuera más tarde director de la Banda de Música local. Toda una apasionante aventura,
para conseguir visitar a su hijo enfermo.
Cuando los vecinos
locales, le preguntaban cuanto le había costado el viaje, él siempre decía: con
el aparato y la fonda se llevó la viña de los Cerenales.
José García Díaz.
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