miércoles, 14 de mayo de 2025

                                    

El Fielato y la Cruz del Diablo.

                                                                          


 

       En primero de este año de 1831, ya pasadas las hambrunas locales que se contrajo con la pasada guerra con los franceses, responsable de dejar este pueblo en las más grande de las ruinas y miserias, acompañadas de los contagios de pandemias, como el cólera morbo, tifus y demás enfermedades, bien conocidas en este pueblo, donde el ochenta por ciento de la población vivían de los recursos del campo. Las Autoridades, con sentido político y social retomaron de nuevo las fiestas de la feria de la Patrona en el mes de octubre, en donde las capeas, de vacas bravas y novillos eran de las atracciones que mejor servían para entretener a sus vecinos; además las reses eran sacrificadas, bajo precios populares para la venta al público.

    La plaza de lidia, era la del Ayuntamiento con su suelo de albero, mientras las gradas eran formadas, por carros y carretas de los vecinos más acomodados que eran los propietarios que más disponían de ellas, y casi siempre aran miembros que formaban parte como Regidores de este Cabildo.

    Las entradas de las citadas reses, para realizar su labor, de un callejón que por donde se encuentra la Casa Mendizábal, que era el corral de la Casa Matadero, en la calle Pescadería que se encuentra actualmente enfrente de la casa del Cura Polaco.

    Las reses toreadas, eran sacrificadas por los carniceros, que no podían venderla hasta el otro día, y aquellas que sobraban eran saladas de inmediato para su conservación y mantenimiento que podrían durar meses.

   Cuando el día 15 de junio, esta Alcaldía recibe una Circular de parte de la INTENDENCIA y Asistencia de Sevilla, con la siguiente notificación:

        Por Real orden de 28 de mayo último ha tenido a bien S.M. mandar que se establezca en esta ciudad citada de Sevilla, una Escuela de Tauromaquia, y entre otras cosas se previene por decreto Ley lo siguiente.

     “Que, en las Capitales de Provincia, y Ciudades donde haya Maestranza contribuyan para los gastos expresados con doscientos reales, por cada corrida de toros; las demás ciudades y villas con ciento sesenta, y ciento por cada corrida de novillos.

   Mientras, las capeas con suelta de novillos y becerros en la calle o espacio habitado para ello, donde los participantes son los propios vecinos, abonaran la suma de cincuenta reales; siendo condición precisa para disfrutar de esta gracia el que acredite el pago de dicha cuota, pagando los infractores por vía de multa el duplo aplicado a la Escuela”.

        Y en cumplimiento a lo dispuesto por S.M. en la presente Ley citada por Real orden, le comunico señor Alcalde, para que, visto el presente por este Ayuntamiento, se guarde y observe, lo que S.M. manda; a cuyo efecto cuidaran muy particularmente de que por la persona que le competa se entregue en lo sucesivo en la Tesorería del Ayuntamiento de Sevilla, la cantidad correspondiente según la clase de funciones citadas.


                                       


    Lo que provocó que las capeas es esta villa, se creara un corredor contratista, que a veces era el mismo carnicero, el que proveía el novillo o vaca, cobrando una pequeña cuantía a los vecinos asistentes, contando con el despiece y venta de la carne con su despojo y casquería.

     Pero devuelta, al mes pasado de marzo último, dentro de los primeros días, recibe este Ayuntamiento, otra nueva Circular de la Intendencia y Contaduría de la Provincia de Sevilla, con destino al Pueblo de Bonares, para el pago de la contribución ordinaria y extraordinaria de “Paja y Utensilios”, dentro de los tres primeros meses del año.  (Estos antiguos impuestos, que ha perdurado durante siglos sobre la espalda de los españolitos, ha servido solo en parte para mantener una casta parasitaria, y agarrada como una garrapata en el seno del Estado; después de 10 años como pueblo de la Provincia de Huelva, tras competir con Moguer, seguimos pagando los impuestos a la rica Sevilla, la citada contribución de “Paja y Utensilios” entre los vecinos útiles de esta villa, siendo aquellos propietarios de bienes comunes, casa, campo, animales y demás, quedando exceptuados todos los pagos de los bienes del Clero Eclesiástico.

   Lo más curioso que, para elaborar estas listas contributivas, se basaban en unos escritos hechos que se formaba en este Ayuntamiento cada primero de año, contando con el Síndico Procurador del Común, con el Cura Párroco más antiguo, ya que había tres viviendo en esta villa, y con el Escribano, donde se revisaban las listas exactas de los vecinos, calle por calle, contando los forasteros si se encontraban, algún extranjero residente en este pueblo, que debían de pagar la contribución, así como de aquellos que eran pobres, que solo tenían lo puesto.

    El Cabildo podía, pedirles a los vecinos, que tierras nuevas, o que animales disponían o han vendido, todo bajo declaración jurada ante Dios contando con un breve formulario.

     A través de los Archivos de la vecina Niebla, el Corregidor de esta villa, solicita en este año al señor Alcalde 1º de esta villa Diego García, un resultado sobre el “Fielato” por la contribución de un vecino; el citado Fielato conservó su nombre hasta los años veinte, del siglo pasado durante la Dictadura del General Primo de Rivera, cuando se hace en este pueblo la Plaza de Abasto, el Matadero, el gran rebaje de la Cuesta de la Venta de Isidro el Manco, y la Plaza del Consumo entre otras cosas, Placita con su fuente, de frente la Ermita San Sebastián, a su izquierda en un pequeño rincón tenemos “La Cruz del Diablo” y en su derecha la casa fue Almacén de la Sal, el más grande que tuvo este pueblo, propiedad de don José María Carrasco el “Patuo”.

  El Fielato, que después pasó a llamarse Plaza de Consumo, enclavada en la entrada del pueblo, comenzó su destino para cobrar los arbitrios expresado, junto con los impuestos del tráfico de las entradas y salidas de mercancías del pueblo, llamado como derecho de Puerta mientras, las reclamaciones oportunas, había que hacerla en la Secretaría de este Ayuntamiento.

  José García Díaz.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario