Dado que el diario
de mayor tirada en Huelva, por los años de 1884, era el conocido "La
Provincia", fiel vasallo de la empresa Inglesa minera Río-Tinto, teniendo
entre sus mayores accionistas los tres
hermanos abogados de la familia Vizcaínos de Valverde del Camino, que a
su vez, letrados y defensores de la Compañía citada, donde uno de sus hermanos
era consuegro del Señor de Bonares don José María Carrasco Vega "El
Patuo·" ambos socios y dueños de cinco embarcaciones matriculadas en el
puerto de Moguer.
El diario La Provincia
era muy prudente con las críticas relacionadas con el caciquismo local
implantado en toda la población huelvana.
No quitabas que ocasiones
determinadas los criticasen con la "boca chiquita" ya que su lectura
era para un grupo determinadas de personas, puesto que en aquellos años se
contaba con una población que la mayor parte de sus gente eran analfabetos.
Rescatamos de este
curioso diario, el siguiente artículo con el nombre de "Los otros
microbios". Que tiene que ver con lo que está pasando actualmente en
nuestra sociedad.
" La ciencia,
aplicando su atención al misterioso origen de las enfermedades infecciosas, han
descubiertos los microbios, esos pequeños organismos productores de terribles
males; y el ánimo más entero, cuando se para a meditar en estas cosas, no puede
menos de sobrecogerse la considerar como maquina tan bien dispuesta el organismo
humano, se halla de continuo amenazada por la acción lenta y perseverante de lo
infinitamente pequeño.
Si, igual atención
que en el origen de las enfermedades físicas se emplease en los males sociales,
no sería difícil descubrir multitud de bacterias que podríamos llamar morales,
y en ellos hallaríamos el germen de
epidemias no menos terribles que las que atacan al hombre en su parte material.
El señor de Bonares, don José María Carrasco Vega. Del Archivo privado de Pepe el Carnicero.
Aplicad el
microscopio a la política, a la administración, al estado intelectual y moral
de la sociedad en que vivimos, y veréis surgir, alentar, extenderse por todas
partes innumerables especie de microbios.
Mirad esa población
rural pobre, inculta, abandonada; mirad esos vecinos que no pueden con la carga
que sobre ellos pesa que se sienten oprimidos por mil trabas. ¿Que tienen? Una
enfermedad terrible que los agobias; un microbio destructor los devora; es el
cacique que acapara los bienes de todos, que forma expedientes que se resuelven
a su gusto, que extiende a todas partes su perniciosa influencia.
Ved esas oficinas
donde solo se atiende a las recomendaciones, donde los asuntos que no convienen
resolver se eternizan, donde lo que importa al bien del país se olvida. ¿Quién
ejerce allí imperio tan funesto? Otro microbio; el político influyente,
cortesano del ministro, que cobra en pernicioso favor su adulación constante,
su apostasía continuada.
Reparad lo flaco y
desmedrado que se haya nuestro sistema parlamentario, mientras sus hermanos
gozan en otros países robusta vida. ¿Qué tiene? ¿Cuál es la causa de su mal?.
No es difícil averiguarlo;
el manantial de su vida ser la opinión pública, libre e ilustrada, se ha
enturbiado con la influencia oficial, y en la corrupción, han tomado aliento
multitud de microbios. Vedlos como se agitan; aquel que guarda en el exterior
forma estética es el jovenzuelo que perdió en disipada vida su caudal y a quien
el favor abre las puertas de la política para que espigue en su campo y halle
en él sus Indias; aquel otro que tanto se mueve es el político aventurero
tránsfuga de los partidos, que ha hecho de su consecuencia en papel de Bolsa;
aquel otro más reposado es el que por vanidad tan grande como su insuficiencias,
llega a los cargos públicos usurpando
puesto que debía ocupar el mérito.
El microbio está por
todas las partes; el microbio a envenenado la atmósfera de la Hacienda pública
que es un gran fraude, ese cólera de los intereses públicos, enflaqueciendo la
Administración, que es para el país como nodriza de estériles pechos.
La ciencia ha hecho
prodigios en lo que refiere a la enfermedades contagiosas; el cólera no es hoy
tan terrible como en otras épocas. Higiene, higiene dice continuamente la voz autorizada de los doctores, y con buen régimen higiénico se combate el funestísimo
huésped asiático.
La honradez es el orden
moral, lo que la higiene en el físico, y mientras no purifiquen la atmósfera
pública con el desinfectante poderoso de la buena administración y del buen
gobierno, podremos librarnos de los microbios del doctor Koch, pero no nos
libraremos de los microbios políticos, que son más funestos que aquellos que
nos gobiernan en estos momentos.
En Huelva a 22 de
Junio del año de 1884.
José García Díaz.
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