jueves, 23 de junio de 2016

Nueva excursión a Niebla,

                                                            
 Niebla 2 de Noviembre de 1926.

        De maravillosa puede calificarse el acto del Viernes día 20 de  Junio de 1915 en la larga historia de la Villa de Niebla, organizada por el párroco, don Cristóbal Jurado, y que dejará recuerdos bonito en los habitantes de este pueblo.
         Este día empezó con la entrada en la parroquia de la hermosa y artística imagen del Corazón de Jesús, que la Marquesa de Domech, doña Carmen Villavicencio había regalado a la misma.
          En un tren especial, cedido por la compañía de Río- Tinto, llegaron por la mañana, las autoridades de Huelva invitadas al acto, don Eduardo Rivadulla, Gobernador Civil de la Provincia, Presidente de la Audiencia don Fernando Morales F. de Rodas, el Delegado de Hacienda, don Luís Cos -Gayón, el Ingeniero del Puerto don Francisco Montenegro, don José Marchena Colombo, Presidente de la Sociedad Colombina Onubense, el Fiscal de su Majestad, don Bernardo Cos --Gayón, el Comandante de Marina de Ayamonte, don Enrique López, el Director de la Escuela de Bellas Artes, el gran pintor, Don Eugenio Hermoso, el distinguido Representante Oficial de la Compañía de Tharsis, don José Domínguez, el ex- diputado provincial, don José Domínguez, el ex diputado provincial, don José García León, el profesor de filosofía del Instituto, don Félix Andols, el abogado don Guillermo García, el popular fotógrafo don Diego Calle, el representante de la Compañía de Alcalí don Guillermo Duclós, el Arquitecto Municipal de Huelva, don Gonzalo Aguado y don Ramón Peris redactor del "Diario de Huelva".
          En representación del clero de la capital venían en el mismo tren especial, el capellán del Santo Angel, don Sebastián Gómez y  el profesor de religión de la Escuela Normal, don José Sánchez del Campo.
        De los pueblos del Condado llegaron los párrocos de Villarrasa, de San Juan, de Lucena y de La Palma.
       Repique de campanas y fuego de artificios anunciaron al pueblo la llegadas de las autoridades provinciales y el clero, a las cuales esperaban el alcalde del pueblo don José Manuel Pacheco, el cura organizador de la fiesta don Cristóbal Jurado, el Juez Municipal don Agustín Alés, el médico titular don Casiano López, el secretario del Ayuntamiento don Pedro Barrera, y el propietario don José J. Ortega dándole la bienvenida.
    Los distinguidos visitantes se dedicaron a ver los antiguos monumentos de la Sibla morisca, admirando el Museo parroquial, coleccionado por el señor Cura párroco, el Alcázar señorial y las colecciones sobre la prehistoria de los señores Buenaventura Rivas y Jurado.
    En casa de Teodoro Ibáñez, por  encargo de don Serafín López, propietario de la Cervecería de Viena de Huelva, fueron obsequiado con vino y aperitivos, en el sitio llamado el Gurugú, preciosa las vistas de las alamedas del Tinto, y desde la cual se dominan unas panorámicas bellísimas, para marcharnos a la casa  de doña Consuelo del Real. En donde se celebró el banquete que el señor cura obsequiabas a las autoridades e invitados.
          El comedor situado en un hermoso sitio, estaba adornado con gustos exquisito por ramos de flores, preparado para el  almuerzo.
        Todo el tiempo que duró el banquete, estuvo amenizado con bastante acierto por piezas escogidas por la banda de música de Bonares.
       Terminó el acto con un saludo del señor Cura Párroco al señor Gobernador, a las autoridades e invitados forasteros, que fue contestada con un breve discurso, elocuente y cariñoso por el señor Gobernador, ensalzando el acto de fraternal democracia el Representante de Tharsis, don José Domínguez López y oyéndose vivas y aplausos.
       Por la tarde se celebró la entrada triunfal de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que resultó solemnísima y emocionante. Numerosos estandartes y banderas acompañaban la comitiva. Las calles se hallaban engalanadas con vistosas colgaduras y tapizadas de yerbas olorosas. Los párrocos ostentaban capas pluviales blancas, dando al cuadro un aspecto catedralicio, yendo, precedidos de un simpecado bordado en oro de la adoración Nocturna.
    En magníficas andas adornadas de flores iban los patronos del pueblo San Walabonso y Santa María, únicos santos mártires de la Provincia de Huelva y la patrona Nuestra Señora del Pino. Numerosas niñas vestidas de blanco como cándidas palomas, llevando en sus manos velas y ramos de flores. Al frente del lujoso cortejo marchaba la guardia civil a caballo de Trigueros y cerraban la vistosa procesión el señor cura, don Cristóbal Jurado, que llevaba el traje de Capellán de Honor de su Majestad y lucía numerosas medallas de Academias científicas y literarias y otros premios de oro, conseguidos en sus lides históricas, llevando a sus lados al ilustrísimo Gobernador civil y al señor Presidente de la Audiencia, seguidos de las autoridades locales e invitados.
             La banda de música de Bonares tocaban marchas solemnes.
       El momento de descubrir y bendecir la imagen, que se hallaba depositada en la Puerta romana, llamada la del Socorro, convertida en improvisada capilla, fue de profunda emoción. Las salvas de fuego artificiales alternaban con los vivas fervorosos. Los bronces con sus argentinos ecos parecían los heraldos de la victoria y del triunfo.
       Concluidas las solemnes fiestas religiosas de las que se tomaron varias instantáneas por los distinguidos fotógrafos, don Diego Calle y el señor Garrido y por el invitado don Guillermo Duclós, se organizó la despedida del señor Gobernador civil, autoridades y demás invitados de Huelva.
        Procedía la guardia civil de a caballo y a continuación el señor Gobernador, presidente de la Audiencia y demás excursionista, acompañados de las autoridades locales, del pueblo en masa, que  no cesaba de vitorear a todos, y de la banda de música de Bonares, tan bien dirigida por don Fernando de  Vega "El Vicano".
        Al partir el tren se dieron vivas entusiastas a todos los señores de la capital, a Huelva y a Niebla, dejándose oir los acordes de la marcha real.
 
             C. J.

     


No hay comentarios:

Publicar un comentario