viernes, 11 de diciembre de 2020

! Cuba ! en el recuerdo.

 

                                                          


 

Del gran polifacético don José de Echegaray, además de dramaturgo, ingeniero, matemático y gran político español. Premio Nobel de Literatura.

  Rescatamos de sus obras el cuento con el siguiente nombre: “El tercer sueño del Colilla”.

  ¡Un gran personaje, para que nadie se acuerde de él! Yo mismo, que lo saqué de la obscuridad, o, mejor dicho, que lo encontré tendido sobre unas aceras en una noche de invierno, apenas me acuerdo de su vida y de sus hazañas: con que no es fácil que los lectores del diario “El Liberal” hagan memoria del insignificante chicuelo.

  De todas las maneras, bueno es tener presente, para ir atando de cabos, que yo he escrito los dos primeros sueltos del Colilla. Uno de ello fue dentro de un socavón de San Isidro, donde perdió una moneda de oro que le habían dado por equivocación al hacerle una limosna. El otro fue una noche de Navidad; y la dorada estrella que guio a los Reyes Magos brillo más en aquel sueño infantil, que la moneda de oro antes de perderse entre las arenas del socavón. Al despertar, la moneda y la estrella se habían desvanecido; la una con su dorado redondel; la otra con sus puntas centelleantes. ¡Así son los sueños ¡y así se desvanecen ¡.

   Y ahora, vamos al tercer sueño, que será muy corto, aunque ¡quién sabe si será muy largo para el pobre Colilla. Pasaron muchos años, y el Colilla no volvió a soñar. El sueño es algo así como una manifestación de las ilusiones que vagan por dentro del cerebro, y el pobre chico no tenía ilusiones; vivía en plena y prosaica realidad. Haciendo la vida siempre, vagando por las aceras, pidiendo limosna en ocasiones, vendiendo periódicos otras, y en momentos solemnes, decimos de Lotería, fue creciendo el Colilla, hasta llegar a ser hombre, sin dejar de ser granuja.

   Un día recibió una gran noticia una gran sorpresa. Era quinto, sin haberlo sospechado; lo habían sorteado, sin que él se enterarse, y fue soldado de pronto, sin previa solicitud suya. La administración de la Guerra había llegado a saber lo que el no supo nunca: su nombre y apellido, y además los años que contaba. Todo esto se había averiguado sin que a Colilla le costase trabajo ninguno averiguarlo. No hay que decir que su agradecimiento fue grande. Y, además, la vida de soldado le gustaba, La verdad es que él había sido soldado de afición. ¡Cuántas veces había corrido delante de las músicas de los regimientos, por las calles de Madrid¡¡A cuantas revistas había asistido! ¡Cuántas guardias había visto relevar! ¡Cuántas tardes había hecho el ejercicio con un palo o con una caña! ¡Y que tremendas batallas habían tenidos con otros amigos!

  Pero en aquellos pasados tiempos era un pilletes descalzo y andrajoso; ahora vestía un uniforme nuevo y le habían entregado un soberbio fusil Mauser. El Colilla había crecido cien codos; se mostraba orgulloso y hasta sentía que brotaban dentro de él sentimientos nuevos, a que acertaba a dar nombre, pero que le obligaban a llevar la cabeza muy alta y a mirar con cierto altivo desdén a los paisanos.

   Su regimiento fue destinado a la guerra de Cuba, y con su regimiento fue Colilla. Nadie lo despidió en la estación más que una chicuela que le había acompañado muchas veces, cuando vendían periódicos o de decimos de Lotería. La chicuela lloro mucho y él hubiera llorado de buena gana, pero no lloro; que era un militar no puede llorar nunca. Le dio un beso y un abrazo y la mando que esperara tranquila, que él había de volver al fin y al cabo de la guerra con unos cuantos galones.

  Después, al tren, y sin tomar billete.

   Después, al buque y sin pagar pasaje.

   Después, a cruzar el Océano y sin las miserias y vergüenzas del mareo.

                                                           


   El Colilla con el uniforme; Colilla cortando las olas formidables de Atlánticos. Algunas veces, al pasear sobre cubierta y al ver una punta de cigarro por el suelo, se acordaba de su niñez y de su juventud y sentía tentaciones de bajarse para cogerla; pero solo de pensarlo se le enrojecía el rostro de vergüenza y pasaba desdeñoso, separando la colilla con el pie. Decididamente Colilla se había regenerado. Y luego miraba al Océano, ¡qué grande es el mar¡¡Nunca había visto él tanta agua junta! En el Manzanares no se diga, pero ni siquiera en el estanque del Retiro. Lo pequeño achica; engrandece lo grande, Y el Océano con su grandeza iba despertando ideas hasta entonces dormidas, pero que al brotar a la luz tomaban las lejanías de lo infinito. Al fin, llego a Cuba y entro en operaciones, Colilla era fuerte, la miseria le había curtido. ¡Que le importaba a él el sol de las Antillas, si con la cabeza descubierta había recibido tantos soles de agosto de las calles y plazas de Madrid! ¡Qué le importaba la humedad de las noches, sin más de una y más de cien, acurrucado en un portal, había sufrido el viento del Guadarrama, con sabanas de nieve encima del cuerpo y almohada de granito bajo la helada!

   Por lo demás, Colilla era valiente, lo había sido en las pedreas de las Vistillas; lo fue en los sangrientos combates de la manigua cubana. Además, lleva un Mauser; y con un Mauser, ¡quién tiene miedo a nada! Hay que decirlo todo; y es lo cierto que la primera vez que Colilla entró en fuego, estuvo a punto de volver la espalda y echar a corres tan aprisa, como corrió cierto día, cuando otros pilluelos le obligaron a robar un pañuelo, y se vio perseguido de cerca por dos guardias de orden público. Pero pronto se hizo por lo mismo que corrió en aquel vergonzoso lance de su niñez no podía correr aquí que la bandera del regimiento estaba al frente, y le habían explicado y él había comprendido, que en aquella bandera estaba su honra. Con un pañuelo robado, se corre, con la bandera del regimiento delante, o se espera a pie firme, aunque no hagan gracias las balas, o se avanza, si la bayoneta se pone de punta hacia adelante. ¡Pues si parece que está diciendo “vamos allá”! Todas estas reflexiones se hacían à su modo Colilla; ¡que en pocos meses así había aprendido a discurrir!

                                                            


  A la caída de la tarde cayó su compañía en una emboscada y cayó Colilla herido en el pecho. Cuando volvió en sí era de noche cerrada. Los árboles formaban una cúpula negra; más negra que la bóveda de arena del socavón de San Isidro. Y el suelo era de barro; no era seco y arenoso como aquel otro, Colilla quiso levantarse, pero no pudo; había derramado mucha sangre; estaba muy débil y perdió otra vez el conocimiento. Entonces sonó. Sonó con los caprichos del sueño mezclados a los delirios de la fiebre. Y este es "el tercer sueño del Colilla". Con el socavón de San Isidro, sonó que algo llevaba oculto en el pecho. Pero no era la moneda de oro; era un redondel rojizo, aquel por donde había entrado la bala; y como en el primer sueno, también vio entre las sombras un bulto, que avanzaba hacia el pero no como entonces, una mujer hermosa que venía a robarle su moneda haciéndole caricias en la carne y deslizando suavemente la blanca mano, sino un negro, un negrazo horrible, que empeñado en llevarse la ensangrentada herida se la iba ensanchando más y más y más. ¡Ah, la fiera que quiere robarle a Colilla el rojo redondel, la moneda de sangre, el sello valiente!

  Y aquí el seno fue pesadilla o fue angustiosa calentura. Colilla se revolcó por el suelo; se desgarró el uniforme, y contra la encharcada tierra aplicó el dolorido pecho y la ensangrentada herida. Cuando al amanecer le encontró la Sanidad Militar, aún vivía, pero deliraba, y apretando contra la rojiza martirizada boca por donde había penetrado el proyectil, un puñado de barro rojizo, murmuraba como en vago recuerdo de su primer sueño: “Me robaron aquella moneda porque era de limosna; pero esta tierra no me la roban que la tengo amasada con mi sangre”.

 José García Díaz.

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miércoles, 25 de noviembre de 2020

! La lagarta !

 

                                                         


  Siendo jueves 22 de agosto de 1895, del diario El Gobierno.

   Donde el ingeniero de Montes, don José Montenegro, y el ayudante, el perito agrónomo don Ángel Tabernero, nombrados por el Ministerio de Fomento para hacer el estudio sobre la invasión de la oruga la “lagarta” en los encinares y alcornoques de todas las provincias de Andalucía, se encuentran ya haciendo los trabajos encomendados a buscar el insecticida adecuado habiendo dado por principio la provincia de Huelva, donde informan que dichos trabajos no durarán menos de ocho o diez meses.

   Además, también el mes siguiente se publica que ha sido aprobado por la Dirección general de Agricultura, Industria, y Comercio el presupuesto formado por el ingeniero jefe de Montes de esta provincia. Para dichos ensayos se utilizará por parte del señor Tabernero, del cual tantas veces se ha ocupados los diarios de información locales, así como del insecticida Litlle, que es el que mejor ha resultado.

   La ruina de los cerdos de montanera, que desde un principio los propietarios distante unas cinco o seis leguas de los centros mineros, creyeron que las pérdidas de los frutos de la bellota eran debido a los humos sulfurosos.

  En donde los diputados y senadores de esta provincia consiente de los daños ocasionado por esta plaga, no ha cesado en sus trabajos hasta conseguir del Gobierno la aprobación de dicho presupuesto, como la ha sido con fecha del día 20 de este mes.

   En el siguiente, se comenta que en breve será remitida a la superioridad la “Memoria” en la que la tercera Comisión entomológica de Andalucía se consigna el resultado de las observaciones y estudios hechos sobre el terreno, de la marcha y desarrollo del insecto parasitario como es la oruga o lagarta que viene destruyendo hace años el fruto de las bellotas de los encinares y alcornoque de esta provincia.

  En dicha Memoria acompañada de un plano en que señala la marcha invasora que ha tenido dicha plaga desde su aparición en el año 1878 en los predios del término municipal de Encinasola, lindante con Extremadura, donde ya existía en fecha anterior. Desde este año en que aparece en los límites de nuestra provincia fue, aunque lenta y pausada, continua la invasión hasta llegar en 1891 a los opuestos límites de la provincia, puesto que en dicha fecha se ve aparecer en Trigueros y San Juan del Puerto, al mismo tiempo en Lucena, Bonares, que en Almonte y en las proximidades de Ayamonte.

  Los encinares y alcornocales de la provincia entera desde Calaña a Ayamonte y desde San Juan del Puerto y Almonte hasta Encinasola se encuentran en la actualidad efecto de esta plaga, destruyendo una de las riquezas más importante de nuestra provincia, pues según cálculos muy aproximados no bajan de 90.000 hectáreas de arbolado que están afectas y de seis a siete millones de pesetas el valor del fruto que anualmente destruye.

   Esta Comisión, a más de proponer la práctica de algunos procedimientos insecticidas, entre ellos el del señor  Tabernero, para combatir la lagarta, propone también, y en esto está de acuerdo con trabajos publicados por inteligentes ingenieros agrónomos, que por el Gobierno se tomen las necesarias medidas para evitar la caza y muerte de gran número de aves que se alimentan de insectos cuya disminución y desaparición va coincidiendo con el aumento y desarrollo de este y otros insectos que perjudican notablemente la agricultura.

                                                                


  Entre los pájaros que se citan se encuentran el jilguero, ruiseñor, cuclillo, oropéndola, rabilargo, carboneros y otros que anidan en los terrenos montuosos.

    Esta situación provocada por esta oruga, es la responsable que la ganadería de cerdo esté sufriendo un quebranto en toda la provincia, que de seguir las cosas por ese camino que van, no será mucho la eminente ruina de esta ganadería. La citada oruga, que asoló los montes, fue la primera causa que influyó en las crisis del ganado de cerda, provocando grandes pérdidas a los criadores y negociantes muchos de los cuales se hundieron en la ruina para no levantarse jamás.

   Pero no solamente la desgracia económica que padece el cerdo de montanera en la provincia es la falta de bellotas, además de saltar la información proveniente de San Juan del Puerto, que era las receptoras de las manadas de cerdo de las dehesas en invierno, si no además de las ganaderías de hebras en verano, formada por las piaras de ovejas, carneros y cabríos que recogidas en corrales destinados para este fin, representan parte de la alimentación de la clase obrera.

   El medio de transporte se hacía a través de las veredas de carne, por medio de pastores conocedores del traslado. En donde uno de ellos muy conocido por esta labor vecinos de Cortegana, no había llevado los animales a los corrales del citado pueblo, en los días esperado.

      Se puso avisó el día 3 de enero de su desaparición en el Juzgado municipal del pueblo citado, donde el conocido porquero había sido encontrado por un vecino, tras haber sido devorado por una piara de cerdo en un lugar no lejano de la población.

   Personados el señor Juez y el médico titular de la población en el lugar en que fue hallado, levantaron los restos del desgraciado, conocido con el apodo de el Peinadillo. En donde se supone que el citado porquero fue victima de algún accidente, y los cerdos saciaron su hambre en el cuerpo inerte de la víctima, dejando solo parte de la cabeza y algunos huesos.

 Mientras todavía no ha desaparecido esa funesta plaga que tanto daño está ocasionando, pues a excepción de algunas zonas que no llegaron a contagiarse y que si no se infectaron ha echado fuera el mal, la mayoría de los encinares de la vecina Extremadura continúan siendo pastos de la terrible plaga, al punto de no verse muchas grandes dehesas de arbolado ni una sola bellota.

   La escasez de este fruto que parece debiera ser parte a aumentar el valor de la carne de cerdo, dado el corto número de reses que pueden criarse y cebarse en los montes, está produciendo efectos contrarios, cuáles son los de acentuar la baja en el mercado, puesto la venta de cerdo de montanera, está actualmente al precio de 28 o 30 reales, como nunca habíamos conocidos. Y sucede este hecho cuando precisamente en el año que muchos criadores de cerdos han abandonado esta granjería, como prueba el hecho que en la provincia han quedado reducidos a una cuarta parte de las que había.

   Actualmente las orugas lagartas, se encuentran bajo control fitosanitario de las encinas, quedando actualmente cumpliendo la misión en nuestros campos, como alimentación de los pájaros sin producir daño a la agricultura.

   José García Díaz.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Un singular parricidio !

                                                                               


     Siendo en el día de ayer jueves 8 julio 1895, se vio ante la sección segunda de esta Audiencia, la causa seguida contra José Díaz Rodríguez (a) el Bonariego, por delito de asesinato en la persona del niño de dos y medio de edad, llamado Manuel Moreno.

  Tan bárbaro y repugnante delito, que hiere y subleva las conciencias más endurecidas, que tuvo lugar en Moguer el 24 de marzo del año pasado año, produciendo, como no podía menos, lo mismo en Moguer que en los pueblos de inmediatos, que el hecho tuvieron conocimiento, la justa y natural indignación.

  Desglosamos los autos, don el hecho tuvo lugar del siguiente modo: El niño citado quedó huérfano de madre, y el padre, de oficio trabajador del campo y sin otros bienes de fortuna para atender al cuidado del hijo, encargase de ello su tía Teresa Domínguez Ramos, hermana de su madre y mujer del procesado José Díaz Rodríguez (a) el Bonariego, con gusto y beneplácito por ambos, viniendo a quedar el niño Manuel Moreno prohijado por este matrimonio.

   El día 24 de marzo, sobre las nueve de la mañana del pasado año, y con motivo de la festividad del día, pues era Jueves Santo, el procesado se cogió muy tarde a casa, algo embriagado, acostándose enseguida.

    Muy de mañana se despertó el niño, y, cosa natural en los de su edad, comenzó a llorar porque la tía no estuviese pronta a acudir a sus infantiles e impacientes llamamientos.

                                                              


   Se despertó el José Díaz, y mal humorado lo mandó a callar, amenazándole con darles azotes si no lo hacía, y la criatura lloró más, y entonces, se levantó furioso y se acercó al niño, empezó a reñir y pegar para que se callara, y no pudiéndolo conseguir; lo golpeó tan fuerte con un puñetazo en el pecho, cuello y cabeza hasta el punto de dejarlo muerto entre sus manos.

   La escena que ocurriera entre el matrimonio cuando llegó la mujer y se encontró difunto su sobrino, no ha llegado a ponerse muy claro los hechos ocurridos; ello hizo que la mujer lo llevó al depósito municipal de el Cementerio para que lo enterrasen en el mayor silencio posible, pero más como algunos vecinos de la casa oyeron el castigo que dio al niño el José Díaz, y percibieron su muerte y traslado al cementerio, se extendió por todo el vecindario la especie de lo ocurrido hasta llegar a conocimiento de la autoridad, y hechas las consiguientes diligencias, se tuvo por  probada la muerte violenta del niño Manuel Moreno, puesto que la autopsia practicada, pudo apreciarse, además de muchas y grandes contusiones en el pecho y cuello, y algunas hendiduras en el cráneos producidas por los golpes de un zapato, que le habían de producir la muerte por necesidad.

   El procesado, en sus primeras declaraciones, dijo la verdad del hecho con todas sus graves circunstancias, más en el acto del juicio rectificó en parte sus declaraciones.

    Terminado en juicio de pruebas, el abogado defensor del procesado, que lo fue don Tomás Rodríguez Garzón, que tenía en sus conclusiones provisionales calificado de imprudencia temeraria, las modificó poniendo, caso de ser apreciado como asesinato, la atenuante de parentesco y otra, que, por la circunstancia concurrente en este caso, entendía como favorable a su defendido.

   Fue en el día de ayer el primer día que informó el Fiscal de S.M., señor don Carlos Toledano, que desde hace pocos días ocupa esta Audiencia muy dignamente dicho cargo, y previas algunas frases en elogios del Colegio de Abogados de esta capital y de los letrados que  en este ejercían tan noble profesión, lo mismo que de los señores Magistrados que formaban el tribunal, entró en materia, haciendo un informe de sencilla estructura, limitándose a exponer los hechos constitutivos del delito tal como se habían presentado en el acto del juicio y señalar la responsabilidad que cabía a su autor.

    La Acusación privada estaba encomendada al letrado don Carlos Capmany, el cual, después de contestar con frase muy corteses al saludo del señor Fiscal, dio principio a su informe acusatorio, haciendo los naturales cargos contra el procesado por la ejecución de tan tremendo delito. Sin apasionamiento, que no podría ser de otro modo, pero con la inflexibilidad de la misión que le estaba encomendada, el señor Capmany hizo una  brillante acusación, cuyo capítulo de cargos fue siempre dirigido por la razón y la justicia, poniendo fin a su trabajo, solicitando para el procesado un veredicto de culpabilidad, como autor del delito de asesinato en un tierno niño que, al abril los ojos a la luz, sufre la pérdida de la que le dio el ser, y que de modo despiadado encuentra la muerte en las nervudas manos de un hombre cuando lloraba la falta de las tiernas caricias y de los dulces besos de una madre.

   Difícil tenía que ser la defensa de un procesado al que tan duramente se le acusa de un delito tan bárbaro. De tan penosa misión estuvo encargado, como se ha dicho, el joven letrado señor Rodríguez Garzón, el cual dirigió su informe a probar que en la comisión del hecho que se trataba no concurría circunstancia para apreciar el asesinato, y si solo una imprudencia muy lamentable acaecida en ocasión de hallarse muy embriagado, en cuyo estado no pudo apreciar la intensidad de los golpes que daba al niño con el solo propósito de castigarlo.

                                                             


  Concluyó su informe solicitando se aprecie el delito como imprudencia o la alternativa de la circunstancia antes mencionadas, si el Jurado apreciarse el delito como asesinato. Durante el informe del fogoso letrado surgió un accidente algo personal entre el y el señor Capmany, por interpretación de conceptos, al que puso término el señor Presidente, visto que se las varias rectificaciones que tuvieron no venían acuerdo.

   Hecho el resumen por el Presidente del Tribunal de derecho, que lo era el señor Guerrero, se retiró el Jurado a deliberar, pronunciando a poco un veredicto de culpabilidad, apreciando el delito de asesinato, siendo condenado por el Tribunal de derecho a la pena de cadena perpetua.

         José García Díaz. A.H.P.H.



 

lunes, 2 de noviembre de 2020

Apuntes para el coto del Villar y del Avispero.

 

                                                          


                                                        

   

    Por disposición del Sr. jefe de la Administración económica de esta provincia de Huelva y en virtud de las leyes de primero de mayo 1855 junto con la del 11 de Julio de 1878 se dan instrucciones para su cumplimiento, para sacarla a subasta en el día y hora que se dirán las fincas siguientes:

   Remates para el día 3 de diciembre de 1880, de las 12 a una de la tarde, en las casas consistoriales de esta capital, antes el señor Juez de Primera Instancia de este partido y escribano don Vicente Muñoz Caballero.


                                            PARTIDO DE MOGUER

                                      

                                 Bienes de Corporaciones Civiles.

                               Finca Rústica. = de Mayor Cuantía.

                          Montes Propios de la villa de Bonares.

   Con el número. 881 del 2º inventario. Se destaca un partido de 1828 hectárea, 81 área y 45 centáreas, o sean 2840 fanegas de tierra del marco de Castilla poblado de monte bajo de lenticas, sitio el Villar, término de Bonares que linda por el Norte desde el Bermejo que está al Este se encuentra próximo a una choza pequeña y una era que tiene enfrente el paraje conocido como los Vuelos y siguiendo en línea recta pasa por un bermejo que está junto a la cañada de las “Palomas” y en la misma recta continua el arroyo de Don Gil; por el Este el bermejo que está al E. de la cabezada del paraje citado de los Vuelos, cogiendo recto pasa por el alto de la “Palomera” y va a la Mogea Alta, y desde al mojón del coto de don José Carrasco, que está al pie del Cabezo Colorado propiedad del citado señor anteriormente hasta de nuevo al arroyo Don Gil este terreno es de inferior calidad útil solo para pastos y rozas. Esta finca tiene abrevadero con agua permanente, y es atravesada por el camino que va al Villar a la Rosina y el que llaman los Playeros. 

    Así mismo hace de servidumbre o camino que desde el convento de la Luz de Lucena desemboca por los vuelos a la cabeza de la Palomera en dirección hacia a, término de Almonte; además lo atraviesa en la mayor parte la vereda de carne que el sitio del Villar, baja al Sudeste, dejando al Este el arroyo del Villar entrando en el coto de don José Carrasco, próximo a donde en dicho coto entra este arroyo, además las veredas de servidumbre que hasta la fecha tenga. Se encuentra apreciada en 11.360 pesetas por la que sale a subasta.

   En el mismo lote, con el n. 88 2º. Un partido de 834 hectáreas, 24 áreas y 52 centiáreas, o lo que es lo mismo 1.295 fanegas, 6 celemines de tierra, del marco de Castilla, poblado de montes bajo, y en algunas cañadas árboles frutales de distintas clases, en el sitio llamado “Avisperos”, término de Bonares, que linda por el Norte con el mojón de piedra que está próximo a la esquina de los huertos del Hambre, a otro que está en la cabezada de la huerta del Moyita, de este a otro que está junto al camino del Villar, de este a otro de la dehesa que está junto a la huerta Bernardino y que da vista a la cañada de los Lobos de este a otro de las huertas de las Veredas, y de esta a la próxima huerta de Olalla; por el coto de don Nicolás Gabriel hasta la piedra que da vista a los huertos del Hambre, y por la forma linde con el coto citado hasta el arroyo del Avispero, y por el Oste desde el mojón de las huertas de las Veredas hasta la huerta de Olalla, y desde aquí hasta el pinar del médico Cordero, de donde toma la corriente del Avispero.

                                                     

    Las dos fincas fueran compradas, mucho más baratas del precio de tasación, por don Mariano Suarez  Martin Alcalde de esta villa. Hijo de uno de los mayores hacendados de este pueblo, don Mariano Suarez Díaz, Regidor Síndico, suegro de don José María Carrasco "El Patuo". Murió el 12 de febrero de 1871.

   Esta finca es atravesada por el camino vecinal de Moguer a Almonte. Donde la servidumbre tiene establecida para todas las fincas de dominio particular. Además, es conocida una vereda de carne para el paso de la ganadería, la cual sale de la villa de Bonares por la vereda del arroyo de la “Pasada”, siguiendo la dirección que hoy tiene, la que sirve a los huertos del Torvisco hasta llegar a las aguas del Avispero donde entra el partido de la “Palomera”. Están exceptuadas de la venta y no se han comprendido en la cabida señalada de la 36 fanegas y 10 celemines de terreno, con diferentes clases de cultivos de dominio particular; hallándose una fanega en la cañada del Gabatón o del Hambre, 4 con 2 en el Hornito, 10 en la cañada del Agua, 6 en el Torbisco, 7 en la cañada del Lobo y una fanega y media en la Gavia Hondilla.  Fueron valoradas estas dos fincas por don Luís Arcadio Martínez, Ingeniero Agrónomo, y don Pedro Chaparro Velo, práctico en 5.807 pesetas por la que sale a subasta.

  El Gobernador interino don Antonio María Doz.

A.H.P.H.

  José García Díaz.

sábado, 31 de octubre de 2020

La costa de Castilla.

 

                                                      


      Por el Ingeniero de Montes, don Luís Moreno y García. Sobre la desecación de las marismas de Huelva.

En Madrid el 29 de marzo de 1881.

En el célebre monasterio de la Rábida, que se levanta en no muy elevado otero donde concluyen los ríos Tinto y Odiel al Sur de Huelva, tiene como principio la “Costa de Castilla” que se extiende hasta la desembocadura del Guadalquivir, frente a Sanlúcar de Barrameda. Cierra por Sur un extenso territorio, poco conocido, y menos estudiado, en el centro lo forma una extensa faja de pinares de la especie Pinus Pinea, menos propia de esta latitud, clima y suelo que la maritíma o pinaster que mezclada de alcornoque y acebuches, pertenecen los pueblos de Moguer, Lucena del Puerto, Almonte e Hinojos, de esta provincia y limitando al Este y Oeste por las marismas arcillosas del Guadalquivir y las silíceas de Huelva.

   Este extenso desierto, de unos 70 kilómetros de longitud y 15 de anchura, no tiene actualmente población alguna ni aun vivienda de ninguna clase. La más espantosa soledad reina en aquella verdadera pampa española, no animada por las esquilas de los ganados, los cánticos de los labradores ni aún los trinos de las aves cantoras; es el silencio del Sahara se percibe allí constantemente, alterado tan solo por el ronco estridor de las olas del mar batiendo la costa.

   Su suelo es poco accidentado; llanuras extensas con algunas colinas de ancha base, las cuales, eslabonándose, forman ondulaciones que se levantan poco metros sobre el nivel del terreno, y cierran depresiones en que se acumulan las aguas de lluvia para formar lagunas, charcos y turbales, que al desecar por la acción del calor llenan el aire de emanaciones palúdicas, productoras de las fiebres perniciosas a cuyo destructor influjo no escapa el que se aventura en aquellas regiones alguna temporada.

   En la parte austro—oriental, en una extensión de más de 40 kilómetros de longitud a lo largo de la costa, la acción de las aguas del mar acarreando materiales silíceos, mezclado con resto de conchas, combinada con la energía del viento, ha dado lugar a la formación de cerros cónicos de arena, que, unidos por sus bases, forman un dédalo inextricable de montículos cuyas cimas volcadas por el viento huracanados, que sopla frecuentemente del África, adquieren un muy marcado movimiento de avance al interior, siendo conocido en el país este territorio, así formado con e nombre de las “Arenas Gordas”; y los montes arenosos de alguna extensión tiene nombres como los de Médano de la Retuerta, Charco del Toro, etc. que son otra cosa sino los que los franceses llaman duna, por ignorar los nombres de médano, mégano y medaño en nuestro país tienen estas formaciones.

                                                                


   En estos médanos, formado de arena fina, con exclusión de arcilla y calizas, solo vegetan algunos pinos piñoneros, P. Pinea L., raquíticos en general, unos casi enterrados en la arena, que no presentan al exterior más que sus copas de color verde oscuro, otros hundidos hasta las bifurcaciones de sus ramas madres, raros ejemplares de enebros y espinos, algunas matas de jaguarzo, cantueso y brezos, especialmente en las inmediaciones de los tollos, agujeros circulares en cuyo fondo existe agua cenagosa y fétida.

    El resto de esta estéril comarca, no ocupada por los médanos, está constituida por un suelo arenoso también, con poca arcilla, menos caliza, y casi ningún mantillo, que son los cuatros elementos esenciales de los suelos laborables; pero en muchos sitios descansa sobre un subsuelo excesivamente arcilloso, y por tanto eminentemente impermeable al agua, circunstancia preciosa para con el auxilio poderosa de la agronomía poder dedicar al cultivo agrario permanente en tan vasta región, cuando la iniciativa particular o empresa potentes piensen en tan lucrativo asunto.

    Como en todos los suelos arenosos el calor obra aquí sobre la arena, cuerpo muy reflector, pues que cada faceta de las que presentan el deformado cristal silicio es para la onda de calor un espejo, y de la infinita serie de reflexiones ejercidas sobre ellas, se forman a muy pequeña altura del suelo focos que, elevando la temperatura de la capa aérea inferior, producen la desecación del aire y la muerte de las plantas.

   Además, el aire atmosférico, así como los productos resultantes de la descomposición de las sustancias animales y vegetales que el suelo activo puede contener, no son retenidos en el, por su permeabilidad, para contribuir poderosamente a la nutrición de las plantas, pues sucede que gases y vapores les abandonan y se difunden en el aire, pasando a las capas superiores fuera del alcance de las plantas.

  Por lo cual este suelo es excesivamente suelto, seco, muy permeable para con el agua, el aire y los gases procedentes de la descomposición de las materias orgánicas, y con todos los caracteres comunes a los arenosos, y sería completamente impropio para el cultivo agrario permanente, a no ser por clima benéfico de la Bética, en que se halla, y por la propiedad citada de descansar sobre un subsuelo arcilloso, de cuya cualidad participa en diversos lugares el suelo inerte.

                                                                 


   Lo dicho hasta para deducir la pobreza de su flora. Algunos alcornoques en el coto de Doña Ana, o Doñana; escasos ejemplares de pinos, no porque las condiciones del terreno no se presten para la vegetación de este árbol, verdadera providencia de tales terrenos, como lo prueban los magníficos ejemplares del pino de la Corona, cuyo tronco mide tres metros de circunferencia, el Torice o del padre Céspedes, de cinco metros, y varios otros que se ven en  el monasterio de la Luz y dehesa del Estero; si no por la mala voluntad e incuria de los hombres; variadas especies de planta del género Cistus, algunos brezos, retamas, enebros, zarzas, helechos y gamones en las inmediaciones de los charcos, son los vegetales que se encuentran en aquellos solitarios sitios.

    Las condiciones del suelo, clima y situación de esta región, la hacen apta para vegetación del pino negral o marítimo, en primer lugar, que podía transformar las vastas soledades de los médanos en verdaderos vergeles, como se ha hecho en las Landas de Burdeos. La vid encontraría fuera de los médanos, admirables condiciones para desarrollarse, rindiendo buenos beneficios a los plantadores, que tendría fácil salida a productos por los puertos de Huelva, Palos y Sanlúcar de Barrameda, obteniéndose seguramente frutos análogos a los que recolectan en los limítrofes términos vecinales de Hinojos, Almonte y Moguer, que se exportan como de Jerez.

     El olivo vegetaría admirablemente en muchos pagos, como lo prueba al existir lozanos y robustos algunos ejemplares de acebuche u olivo silvestre en varios sitios de la comarca, especialmente si se aprovecharan para cultivo los puntos más a propósitos; y en general, todos los árboles propios de las zonas templadas, renderían productos notables, con lo cual no solo aumentaría la superficie agrícola de España con algunos miles de hectáreas, si no que, poblando aquellos solitarios lugares, cubriendo el blanco suelo de verdes plantas, e impidiendo el avance hacia el interior de las invasoras arenas de los médanos, se modificaría en parte el clima extremadamente seco de la parte meridional de la provincia de Huelva, y occidental de la de Sevilla.

       Para obtener tan grandiosos resultados, no puede prescindirse del concurso de la ciencia agronómica, que es la que enseña a dónde y cómo se han desecar las lagunas y turberas; en que terrenos se deberán aplicar los avenamientos o drenajes para sanearlos; cuando se emplearan los arados subsuelos para hacer des fondos los grandes de vertederas para mezclar la arcillas que constituyen la capa impermeable con el suelo activo e inerte y para transformar las arcillas, insalubres y triste llanuras de que nos ocupamos, en fértiles, pintorescos y productivos vergeles. Vasto campo es el que señalamos a la actividad de las grandes empresas agrícolas, que es seguro se constituirán en nuestro país, para explotar con gran provecho nuestro no muy atendido suelo, así como iniciativa particular, y si conseguimos llamar la atención hacia aquellas extensas soledades de la costa de Castilla marismas de Doñana, daremos por bien  empleado el tiempo que, en las vacaciones de nuestro territorio, defiriendo gustosos a las excitaciones de nuestro queridísimo y respetable maestro y amigo Sr. Abela, que nunca ceja en el generoso y noble afán de alentar a los que nos dedicamos al difícil estudio de la ciencia agronómica.

    José García Díaz.

miércoles, 28 de octubre de 2020

Un asesinato que terminó en leyenda.

 

  

 

                                                                 


 

  Nota de prensa del día 1 de marzo de 1894, en el diario La Provincia:

  Ayer, ante la sección segunda y ante jurado, vióse la causa incoada en el Juzgado de Moguer contra Vicente Garrido Molín, por el delito de homicidio en la persona de José Pérez Coronel, perpetrado en el pueblo de Bonares el pasado mes de abril.

   Por el veredicto del jurado le fueron apreciadas las circunstancias atenuantes de embriagues no habitual y las de arrebato por obrar bajo el impulso de una agresión, y en su consecuencia el tribunal de derecho impuso al procesado la pena de ocho años y un día.

    El defensor, señor Sánchez Mora, estuvo siempre elocuente en su discurso, principalmente en la parte en que trató de probar que el hecho no fue ejecutado con abuso de fuerza, agravante solicitada por el Ministerio Fiscal.

    Expediente nº 7.569 del A.H.P.H. Sobre las Sentencias de la Audiencia Provincial de Huelva, desglosado: Tribunales.

                                                               


  Los señores que han compuesto el citado Tribunal de Juzgado este cuatrimestre, correspondiente al distrito de Moguer y residente de la villa de Bonares que han participado en este sumario, presidida por el Juez señor don Felipe Carrasco.

  Don Alejo Diego Quintana; don Laureano Moreno Ponce; don Francisco Becerra Barrios; don Rodrigo Feria Vázquez; don Pedro González Rodríguez; don Lázaro Soto Bautista; y de suplente Ignacio Vega Moreno.

   Que los hechos ocurrieron el 12 de abril. Sobre las 11 de la noche en la posada de Alejo Diego Quintana. (Esta pensión regentada por el citado Alejo en contrato de alquiler, era de propiedad de don José María “el Patuo” y se encontraba situada en las Cuatro Esquinas, para pasar a ser tiempo después la taberna de José María “El Chirro”. Luego este salón pasó a ser escuela particular de la mano del maestro y alcalde local don Guillermo López Ugena y don Juan Avilés; para terminar de almacén de frutas, dirigido por el industrial Manuel Pínguele para terminar como la ermita de la Cruz de la Cuatro Esquina).

   Que los hechos resaltan, que la situación se alteró entre los dos individuos además del vino había por medio, una apuesta indecente comprometiendo aun familiar determinado y de ahí se llegó a la navaja certera. Lo demás lo aportó el ilustre abogado el señor Sánchez Mora, reconocido en toda provincia por su buena minuta y su buen saber de la abogacía.

  Se resalta también, que es uno de los primeros atestados que lo tuvo que desarrollar la Guardia Civil en este pueblo.


                                                                 


   Ya que 7 años antes, el jueves día 23 de agosto de 1887 el Ayuntamiento de esta villa, recibió la siguiente circular gubernativa: “Se aprueba el establecimiento de la Guardia Civil con un número de cinco individuos. En donde este municipio aportará todos los recursos necesarios que dicta la ley”.

  Destinaron para este fin la casa- cuartel de la familia Carrasco, que durante tantos años pernoctaron estas unidades, hasta los años 90 del siglo pasado.

 

     José García Díaz.

domingo, 25 de octubre de 2020

Las marismas y la Primera República.

 

                                                               


 

 Del diario El Gobierno del día 23 de Julio de 1874.

MINISTERIO De FOMENTO.—El presidente del Poder ejecutivo de la República, de acuerdo con lo propuesto por la dirección general de Obras públicas, lo dispuestos, con fecha del día 13 de este mes, que dejé en suspenso la resolución de los expedientes de petición de los terrenos de las marismas de Huelva, continuando solamente la tramitación de los que estén incoados hasta que se forme un plano general de los terrenos de aquella clase, en el cual se señalen los trozos concedidos y los solicitados, y se estudie u proyecto completo de saneamiento comprendido las secciones en que pueda dividirse para otorgar su concesión y las bases a que se han sujetar las obras para la realización de aquel proyecto. Ha dispuesto así mismo que se exceptúen de la anterior prescripción las peticiones que tengan por único objeto ocupar algunas partes de las marismas para la ejecución de una obra pública, concediéndose en tal caso solamente la parte de terreno necesaria para el establecimiento y explotación de la obra.

   Toda esta buena disposición, antes medio años que terminase la Primera República federal española en donde quebraría la Banca a favor de aumentar los nuevos capitalistas acompañados de los latifundistas que representaban la nobleza y el clero, que eran los verdaderos propietarios de las mayores partes de las tierras de esta provincia.

       Las compras de los llamados Bienes Nacionales, se destaca uno muy singular publicado por un diario sevillano el 13 de diciembre de 1891, donde  se comenta que el señor Conde de París ha extendido considerablemente sus posiciones de Villamanrique, con una importante compra que acaba de hacer, colindando con sus primitivos terrenos.

        Una de ella es el coto llamado “Lomo del Grullo”, en donde existe un gran caserío del tiempo de los Reyes Católicos, conocido con el nombre del Palacio del Rey, finca de una gran superficie y de gran utilidad para la caza, a cuyo fomento lo dedicaba el Señor Conde de París, que como es bien sabido, es un entusiasta por esa afición y unos de sus protectores. A demás ha incorporado a este coto las marismas llamadas de “Hinojo” y la de “Aznalcázar”.

     Estas tres fincas una superficie de cerca de unas 60.000 hectáreas, de las cuales, 8.500 de estas pertenecen al citado coto del “Lomo del Grullo”, que lo dedica a la caza y al arbolado dedicando las marismas al pasturaje del ganado de los pueblos inmediatos.

   Las tres fincas se unirán a la dehesa del “Gato” que pertenecía a la S. A. formando de esta suerte una sola finca de unos 45 kilómetros de longitud y más de ancho (unas 60 lenguas cuadrada aproximadamente). Lo que hace que el Conde de París tenga la posición de tierra más extensas de toda Andalucía.

   El año siguiente en el mismo diario con el título siguiente: “El Coto se Oñana”.

    Este coto es quizá por su extensión y abundancia de caza sea el más importante que hay en España y Europa occidental y central y seguro que es el más conocido entre los “sportmen” ingleses que viajan a nuestro país. Se han celebrado en el cacerías de gran renombre; tal la verificó para agasajar a Felipe IV y que anda escrita en crónica e historias y es el mayor ejemplo de fastuosidad que ha podido dar la antigua opulenta nobleza en obsequio de su soberano. Dicho coto de Doña Ana o “Oñana”, antigua propiedad del ducado de Medina Sidonia, arrendado actualmente por los señores Gualterio Buk, don Alejandro Williams y don Pedro Noriega González, “spormen” de Jerez y anfitriones de grandes cacerías, a las que suelen concurrir sus amigos de Inglaterra.                  

                                                             


   En Doñana se caza el venado y el jabalí, la chocha y la perdiz, el pato y la agachadiza, el conejo y la liebre, la codorniz y la tórtola; la caza de monte y la de agua; cuanto desea el cazador en sus fantásticos delirios y sus ansias incansables. ¡Que más ¡Pudieran cazarse camellos y dromedario en cuyo suelo feraz y totalmente africano se reproducen, como realmente se cazan burros salvajes a lazo, ni más ni menos como se hacen con los caballos en las Pampas! Burros, si, no lo duden los pacíficos cazadores de alondras y pinzones. Una de las cosas que más divierten a los que cazan en el coto es ver manadas de sanos cimarrones o remontados, que huyen del hombre como diablo de la cruz. Cuando los guardas necesitan alguno para sus menesteres procuran cazarlo a lazo, y a duras penas se somete al yugo de la domesticidad.

                                                                

                                                            

El Conde de París.

  Otra particularidad de Doña Ana. Los gatos cervales o monteses están acotados; los dueños de la posesión les han declarado inviolables; es una de las condiciones del contrato del arrendamiento les pone a cubierto de las escopetas, trampas, el lazo y el veneno. Y claro está, hay peste de ellos, y con su fuerza ingénita y sus mañas destructoras no dejan con vida una perdiz, ni un pato, ni un animal de los que se ponen delante de sus guarras. ¿Porque esta idea? Se preguntarán algunos lectores; ¿a qué conduce eso de rebajar la caza fina de ratas de montes y convertir el florón venatorio de la casa Medina sidonia en una inmensa gatería? Sencillamente porque Jhon Bull de desvive por cazar gatos cervales, y los propietarios de la finca aspiran a tener cazadero “sui generis” en España que es admiración de los ingleses, aun más de lo que ahora lo es.

    En cambio, y váyase el bollo por el coscarrón, se sigue la buena costumbre de no tirar a las ciervas como lo hacen los señores Calvo de León en “La Mezquitilla”, y todos los propietarios de “Forest” en Escocia, y todos los cazadores en terreno libre o ajeno, pero no se debe hacer ni consentir en los propios.

 

   A la montería que se dio en febrero último asistieron cerca de veinte aficionados, ingleses y andaluces, y en cuatro días se mataron 16 reses y alguna de caza menor. Por poca por motivos de los citados gatitos montañeses. La nota más saliente de esa montería fue el haberse matado una “Cochina mayor” sin señal alguna de colmillos ni de haberlos tenido, escapada hace meses del corral de unos de los guardas; pero en cambio tuvieron que echar los suyos los ojeadores para encontrarla y matarla. Mientras la montería que se celebró en marzo concurrió don Joaquín Rivero, don Pedro N. González y don Carlos H. Younber, donde le entraron al señor González nada menos que ocho venados uno tras otros, casi todos coronados, de los cuales a tiro de rifle, mató dos hirió otros dos que, por mucho que siguieron, no pudieron cobrar. Que se sepa nunca en las se ha dado un episodio semejante.

  José  García Díaz.