viernes, 19 de agosto de 2016

Una tumba romana.

            
                                                         


                        Una Necrópolis  pre--romana en Niebla.

                         Por don Cristóbal Jurado, Pbro.
           Miembro de la Real Academia de Historia de Toledo.

      Dedicado al Excmo. Sr. Arzobispo de Sevilla, a su paso por esta villa en Febrero de 1918.

       Hace algunos días, en el sitio de este pueblo denominado la "Estación de Sevilla", el obrero Eusebio Padilla natural del vecino pueblo de Bonares, se encontró, al labrar una viña, grandes y enormes sillares, denunciadores de viejo monumentos. Una vez levantadas, no sin grandes esfuerzos, algunas de las pasadas piedras, se pudo observar que contenían debajo restos humanos.
        Los sepulcros encontrados han sido tres y de su tosca construcción y primitivos materiales empleados, así como de alguna obritas halladas en su interior, de labor rudimentaria, se desprende su remota antigüedad, que se puede calcular de los últimos periodos de la dominación cartaginesa en Niebla o principios de la época romana.
       Las fosas todas presentaban en la parte inferior grandes losas de barro cocido, de origen caldeo o ibérico, de 58 centímetros de larga por 42 de anchas, sobre las cuales se hallaban colocados los cadáveres boca  abajo, según los usos babilónicos, apoyándose el cráneo en un gran adobe, que le servía de almohada, de 40 centímetro de largo, 26 de ancho y 7 de grueso. En la parte de los pies cuatro adobes, labrado "ad hoc" formaban un circulo, tal vez imagen del sol.
         Las tres fosas se hallaban circuidas de grandes ladrillos de 28 centímetros de longitud por 21 de latitud y 5 de grueso, formando un grueso muro, cubiertas en la parte superior por grandes sillares de varios quintales de peso, reveladores de una época de transición del periodo de los dólmenes o grandes piedras tumulares o funeraria.
        Uno de los cadáveres, de cráneo alargado, que recordaba, las razas negras africanas, tenía varios nudos de huesos en la frente, indicadores de las pedradas de hondas recibidas en las guerras de aquellas edades, y sobre su cabeza una gran pila de piedra, de una arroba de peso, donde se encontraron señales de aceite o grasas requemadas, o bien servía de recipiente, donde se depositaban las cenizas de los antepasados o las carnes y corazón del difunto.
        Las grandes piedras que cubrían las fosas tenían agujeros oblicuos, labrados expresamente para poner el interior de los sepulcros en comunicación con el aire atmosférico, tal vez para dar salida a los espíritu o manes de los muertos, o también para dar respiración y aire a las grandes lámparas que quedaba ardiendo en el interior, que servían para iluminar al difunto en su incierto viaje a las regiones de un mundo desconocido.
       En otro de los sepulcros aparecía una tosca cabeza de mujer, labrada en mármol, cubierta con un velo, que nos recuerda a las descubiertas en el cerro de los Ángeles, figura de una Venus arcaica; la Tanit cartaginesa.
      Las grandes losas de los sepulcros llevaban todas gravado el circulo, imagen de la divinidad solar o de Baal Hamnión, como aparece de la estela Núminica, hallada en Magrana. También presentan labores toscas rectangulares, remedando el frontón de un santuario o bien en forma de equis, labradas al parecer, con los dedos de la mano.
        Pero lo que más llama la atención es que en algunos adobes aparece la figura de la mano, extendida, labrada rudimentaria, símbolo mitológico cartaginés, según se observa en la estela votinea de Tanit, hallada en la aldea de Malga, no muy lejos del sitio donde estaba emplazada la antigua ciudad de Cartago, donde aparece la mano extendida, así como en otra estela votinea existente en el Museo Arqueológico de Paris, exvoto del templo de Tanit, en Cartágo, donde se nota la pelamide y el atún.
       La mano derecha extendida hacia el cielo, en la actitud de que habla Virgilio: "Duplices tendens ad sidera palmas", representaba el poderío de la divinidad y expresaba protección y bendición. Todavía los árabes, perpetuando estas viejas tradiciones, colocan manos pintadas o grabadas en la puertas de sus casas, para alejar las infamias perniciosas y evitar maleficios.
       El rito de elevación de las manos, al dirigirse a la divinidad, es de tradición antiquísima. Así, en las estelas votineas funerarias, egipcias, en el Museo de Bulac, vemos figuras orantes con las manos extendidas, Moises, con sus manos levantadas hacia el cielo, obtuvo el triunfo de Israel sobre los amalecitas, y las pinturas que representan los orantes en las catacumbas de Lucina y en la iglesia de San Apolinar in Clase, en Revena, están con las manos levantadas, siendo notables las liturgias de la iglesia sobre la elevación e imposición de manos.

    José García Díaz.


   

jueves, 18 de agosto de 2016

Una de espías.

                                                                


       Estos hechos se han desarrollado en la desembocadura del río Segura y en la orilla izquierda, sobre una eminencia arenosa, se encuentra enclavada una pequeña caseta que los carabineros del puesto de Pinet, que han construido para resguardarse de las inclemencia del tiempo.
          Desde esa casilla pueden estos sufridos funcionarios atalayan un gran espacio de terreno del sometido a su vigilancia.
     Muy especialmente se vigila el punto denominado la "La Gola" para cuyo servicio exclusivo existe una pareja.
   Le estaba encomendado ese turno en la noche del 4 al 5 de Abril, a la pareja que formaban Pedro García Riquelme y Vicente Pastor Pons
      Muy fría todavía las noches en esta estación, nada más extraño tiene que los carabineros se refugien en la aludida caseta, donde perfectamente vigilan la zona que les tiene encomendada.
        Próximamente a las cuatro de la madrugada, cuando faltaba escaso tiempo para ser relevado, el García Riquelme que se hallaba en el dintel de la casa, advirtió que alguien, que parecía venir de la playa, se dirigía hacia la ribera del Segura.
       Dándole el alto, y el conocido contestó al momento "España".
         Se le invitó a subir al lugar donde se hallaban y obedeciendo se presentaron antes de ellos, era un hombre con los vestidos chorreando agua y trémulo de frío.
      Todo denotaba en el haber permanecido bastante tiempo luchando con las olas para poder ganar la playa.
        Los miembros entumecidos, casi rígido por el frío y el agua. En ciertas partes del cuerpo estaba a punto de brotarle la sangre.
       Ofrecieron asiento que aceptó dando las gracias y para reanimarlo encendieron una gran fogata, con lo que pudo entrar en calor y secar sus ropas completamente mojadas.
       Al preguntarle los carabineros quien era y como se encontraba allí, dijo que se llamaba Rafael Merino, español y que había naufragado el barco del que era tripulante.
      Fácilmente advirtieron los carabineros que aquel hombre, a pesar de hablar el castellano correctamente, tenía un inconfundible acento extranjero, por lo cual no le creyeron y así se lo manifestaron.
    El ocultar su nacionalidad, tratando de engañar a quienes les interrogaban, causó el consiguiente recelo y los carabineros concibieron la sospecha de que aquel hombre no era un simple náufrago.
      Asediado a preguntas el desconocido, sin decir de donde era natural les dijo que se había fugado de un barco italiano donde le trataban pesimamente.
       No admitieron como verdadera la explicación, y cada vez más recelosos respecto al individuo, pidieron les entregarse si llevaba algún arma.
    Obedeció la intimación el pretendido Merino, dándole una excelente pistola automática que solo tenía dos cápsulas cuya arma, descargada, se devolvió a su dueño.
        Los cuidados  que se le habían prodigado y la amabilidad con que se le trataba hicieron concebir el falso Merino la esperanza de que no había despertado sospecha alguna su arribo a la playa en circunstancia novelescas, y pensó que después de reponerse de la fatiga que le ocasionara la lucha que con los elementos había sostenido, le dejarían libre.
        Vana quimera. Los carabineros, consciente de su deber, les hicieron saber que había de presentarse a su jefe.
        En vano fue que las suplicas, intentando convencerles de que nada malo harían con dejarlo marchar.
       Viendo que las súplicas no conseguía torcer la disposición de sus aprehensores, se les ofreció una fuerte cantidad de dinero, si desistían de llevarle al cuartel.
       Fue subiendo su oferta hasta llegar a prometerle una suma tal que para gentes tan modesta, constituía la plena seguridad de que aun les costase la expulsión del cuerpo a que pertenecen el dar suelta al detenido, tendrían el problema de su vida resuelto económicamente.
       Tampoco esta tentadora proposición ibas hacer olvidar el cumplimiento de sus deberes a los íntegros carabineros, quienes opusieron la más rotunda negativa a los deseos expresados por el que luego resultó ser un oficial sobresaliente de la Marina alemana.
       Sin duda que los marineros teutones tienen del honor un concepto muy distinto que el de los españoles que visten de uniforme.
         El caso del capitán del submarino que se evadió de Cádiz, habiendo empeñado su palabra de honor, y el de este marino que intenta seducir a unos militares para que falten a los deberes que su Ordenanza les impone, así lo demuestra.
          Bien merecen ser recompensados los que de manera tan digna resistieron las tentadoras proposiciones que con muy poco escrúpulo les hicieron el héroe de la aventura que relatamos.
      Como fuera ya la hora del relevo, ya alboreando, los carabineros invitaron  al extranjero a que les siguiera, y se dirigieron hacia la casa cuartel del Pinet, a cuyo puesto pertenecen.
       A unos dos kilómetros del cuartel y al llegar cerca de la casilla denominada la "Antina", el náufrago dijo a los que conducían, que por aquellos alrededores tenía un saquito con algunas provisiones que había abandonado en la arena.
   En efecto, en un lugar situado en las dunas cercana a la playa, encontraron unas alforjitas de lona que encerraban las provisiones.
        Cuál sería la sorpresa de los carabineros al ver que además del saquito con los comestible, medio sepultada en la arena aparecía una caja que había dejado en aquel sitio el misterioso náufrago, de la cual le confesó el dueño y que le dijo que contenía algunas medicinas y postales.
      La caja tiene unos 60 centímetros de longitud, por 40 de ancho y otros tantos de altura.
       Es de madera, forrada de zinc y herméticamente cerrada, atornillada además.
    Pesa unos ocho o diez kilos y de su contenido hablaremos en otro lugar de esta información.
        El náufrago que confesó ser su propietario, se la colgó al hombro con una cuerda que a ese fin lleva la caja y dijo a sus aprehensores que podían marchar cuando gustase a la presencia del jefe del puesto, que estaba deseando presentarse ante él para que le dejasen en libertad.
        Mientras esto ocurría, el carabinero Diego Soler de vigilancia en los alrededores de la casilla "La Antina", había encontrado en la playa, varado en la arena, un botecillo salvavidas, de lona impermeable, algo destrozado y que indudablemente había sido arrojado allí por las olas.
      El bote, de construcción americana, al parecer tiene forma oblonga y es como han dicho de lona impermeabilizada, teniendo en la parte superior un tubo de goma como un neumático de bicicleta que se llena de aire y hace flotar el aparato de salvamento.
       Este botecito puede plegarse reduciéndose su volumen tan considerablemente que abulta como una maleta grande, cuyo aspecto ofrece una vez plegado, teniendo unas asas a los costados para poderlo llevar más cómodamente. Este hallazgo lo relacionaron con la aparición del falso Merino y los carabineros supusieron, con fundamento, que el misterioso individuo se había servido del bote para ganar la costa y ya sospecharon muy bien que pudiera provenir del algún submarino de los que operan por estas aguas.
         Apenas llegaron a la casa cuartel, fue presentado el detenido al comandante delo puesto, cabo Gonzalo Guardado Cristo.
         Este le interrogó, obteniendo de él idénticas manifestaciones que las que hicieron la pareja.
       La llegada de esta pareja con su extraño acompañante, produjo entre todos los habitantes de la casa cuartel del Pinet la consiguiente curiosidad.
       Todo se preguntaba quién sería aquel hombre rubio, joven, muy joven, representando unos 23 años . Después se ha sabido que esta es su edad. Alto, magro, elegante, a pesar de las pobres ropas que vestía cuya modestia no era suficiente a ocultar la natural distinción de quién las llevaba.
        Su rostro imberbe y algo aniñado predispone en su favor. Vestía una chaqueta corta a estilo andaluz, de color café con botones de metal blanco, que llevaba grabada una imagen de la virgen con la siguiente inscripción "Santa María".
        Pantalón negro de pana, de cinta estrecha y ala muy ancha, parecido al de los exploradores norteamericanos.
       Calzaba alpargatas.
      Pudo observársele una cicatriz de unos diez centímetros en la mano izquierda.
       Llevaba algunas monedas de plata extranjeras. En su cartera bien provista tenía varios billetes del Banco de España.
       Allí fu examinado el saquito de provisiones, que contenía una botella de ginebra, un gran pan de guerra alemán, un buen trozo de jamón y conservas, manteca y queso, en latado.
     Del pan hemos podido proporcionarnos un trozo que se exponen en el comercio "El Rio de la Plata" de la calle Mayor.
      Este pan, que es, indudablemente, el mejor que se fabrica en Alemania, puesto que lo llevaba un oficial de la Marina de guerra alemana, demuestra cual es la verdadera situación de aquel país en punto de la subsistencia.
        Se trata de una masa negra, confeccionada con centeno, cebada y patatas, que no acertamos a imaginar cómo hay estómago capaz de dirigirla.
        Extraño fue para la señora del cabo de que pudiera comerse aquella especie de cartón piedra. El detenido se esforzó en convencerla de que ese pan es exquisito y le cortó una rebanada que untó de manteca y acompaño de sendos trozos de queso y jamón invitándole que lo probaran.
         No obstante el "acompañamiento", la buena señora no pudo pasar bocado, contrariando sobre manera al anfitrión el poco honor que se hizo sobre su manjar.
        Pasó el detenido a las habitaciones del jefe de puesto. Que entre otros cuadros , el cabo tiene varios retratos de soberanos, uno de ellos Guillermo II; no bien le hubo visto, el detenido se cuadró militarmente ante él.
      Esto acabó de confirmar las sospechas que el misterioso arribo y las contradicciones en que incurría, hicieron concebir al cabo Guardado.
      El pretendido náufrago era un influyente militar alemán, que con algún propósito se encontraba allí. Desde aquel momento se prometió no perderlo de vista.
     Por si alguna duda le quedaba de que era un gran pájaro de cuenta, aquel joven tan fino y simpático, la pareja de carabineros que participó en el intento de soborno que se había cometido con ellos




   Este grave accidente sirva la importancia, para que pueda enseñar a quien corresponda, probar que, efectivamente, si quieren mantener la neutralidad, ya que cualquier tibieza o debilidad en un asunto de esta índole quizá fuese fatal para España.
       Parece que el hecho de tener el cabo señor Guardado, el retrato del Kaiser, inspire al detenido una confianza ciega.
      Debió creerle devoto de Alemania y que se prestaría a servir sus planes y trató de intimar con él.
    Para ello comenzó por relevar su verdadera personalidad. Era alemán, oficial de la Armada, condecorado con la Cruz de Hierro.
   Se llama Adolfo-- según otra versión Alfredo-- Guillermo Clauss y su padre es el cónsul de su país en Huelva.
     Hizo el más caluroso panegírico de  Alemania y a creerle, la guerra acabará dentro de unos meses, claro es que con el triunfo completo de los teutones.
     Anunció que por todo este mes llegarían los alemanes a la costa francesa del mar del Norte, desde donde bombardearían Inglaterra con el cañón de gran alcance.
      Como profeta nos parece que hasta el presente ha quedado muy medianamente Herr Clauss de Huelva. Distan bastante de Calais y Dunkerke los ejércitos de los Teutones.
        Dibujó, con gran facilidad, el esquema del famoso cañón con el que bombardean París y trató de anonadar al cabo con la relación de los grandes medios de que dispones Alemania !Doutachland fübar alles!
         Guardado le dejaba charlar cuanto quería y nuestro hombre no se cansaba de referir, la grandeza y más grandeza de sus compatriotas.
     Innumerable escuadras de zeppelines arrasará, muy pronto las populosas ciudades de los países enemigos; flotillas inmensas de submarino tan grande como los superdresdnongts, hundirá en el abismo del océano a cuantos buques beligerante o neutrales se atrevan a surcar los mares.
       No obstante estas narraciones, con las cuales creyó el Clauss ganar por completo al jefe del puesto, cuando se habló de dejarle en libertad y devolverle la cajita, aquella cajita con postales y botiquín, Guardado la hizo ver la imposibilidad de complacerle. Había que presentarle al jefe de la línea, residente en Guardamar y el dispondría lo que se procediese.
     Procuró el alemán conquistar al cabo, primero con palabras de afecto y luego ofreciéndole un buen empleo y una cuenta económica bastante buena, para que no diera cuenta de su arribo.
       El no trataba más que de llegar a Madrid, donde tenía buenos amigos-- cierto vecino de la Castellana daría muchos miles de marcos por verle en libertad--- y lo que quería aludir las molestias anejas a toda presentación a las autoridades de cualquier clase que sean.
      Caso de no avenirse a esto, le suplicaba que, por lo menos, no presentara la cajita. Después de todo, poca importancia podría tener el ocultar una caja con postales y medicinas.
      Como tampoco se aviniera a ello, el cabo, sufrió honda decepción el marino y se oyó decir: "Estoy perdido"
      Las lógicas consideraciones confirmado por nosotros y su autenticidad es absoluta.
       Ahora vamos a exponer, por nuestra cuenta como periodista de este diario, algunas hipótesis que nos expliquen ciertas lagunas que pueden notarse en la información precedente.
    ¿Cómo arribó a la playa del Pinet el alemán? Es lógico suponer que Guillermo Clauss salió de Alemania en un submarino, cuya misión era, sobre toda otra, desembarcar en costas españolas en unión de la famosa caja.
    El pan no cabe duda que es alemán y no haría un mes que había sido amasado pues se conservaba todavía algo tierno.
   El porqué de elegir esta parte de la costa no tiene muy fácil explicación, a primera vista, pues que el objetivo de Clauss  como veremos está en Andalucía.
    ¿Será quizá porque en la costa andaluza no sea nada fácil pasar desapercibido el arriar un bote del submarino y arribar felizmente a la playa, dada la vigilancia tan estrecha que ejerce por las patrullas navales inglesas que recorren esta zona vigilando el Estrecho? Muy posible es que esto haya motivado la elección de la costa alicantina como lugar más apropósito para su desembarco, de lo más cercano a Andalucía. Verdad es que más próximo está el litoral cartagenero, pero también es de los más vigilados desde el hallazgo de un Bolete que tanto ruido causó.
   Ya frente a nuestras costas, el submarino transbordó al Clauss al botecillo salvavidas y se hizo a la mar el protagonista de esta historia en demanda de tierra, guiándose por algunos de los faros.
     ¿Creyó hacer rumbo al de las Huertas, donde alguien le esperaba--se ha dicho que aquella noche se vio a dos caracterizados alemanes en la "Albufera", como si esperasen a alguien que hubiera que desembarcar-- o era su propósito llegar a Santapola, donde también parece que es teatro a propósito para encontrar fácil acceso los alemanes. Lo que parece indudable es que su propósito no era llegar a la solitaria playa Pinet, rodeada de dunas y lejos todavía de comunicación.
        Sabemos también, de modo curioso, que muy pocos días antes del desembarco del alemán, en una famosa cervecería de nuestra capital, cuyo propietario alentó muchísima simpatías por los invasores de Bélgica, dos súbdito de Guillermo II, examinaban con gran interés en una estancia interior del mencionado establecimiento, un plano del litoral español del Mediterráneo.
    ¿Tendría relación este hecho con el arribo del alemán huelvano Clauss?
       Los vientos hicieron desviar el rumbo de la débil embarcación que derivaría sensiblemente hacia el Poniente.
      Todavía fue mayor la desgracia para el navegante, pues quedó inutilizable el frágil botecillo, y hubo de arrojarse al mar con la impedimenta de la caja y las provisiones.
      El audaz argonauta debió sostener una ruda lucha con el líquido elemento. El estado de fatiga en que se mostraba al hallarse los carabineros lo hace suponer así.
       Ceñida al cuello la caja, que no es grano de anís. no era tarea fácil ganar a nado la playa.
        Ya en salvo, su primer cuidado fue depositar la caja en sitio seguro y enfrente cas de donde desembarcó enterrándola en la arena con el propósito de recogerla después.
      Fue descubierto por los carabineros, tropiezo con el que quizá de dar con el lugar donde quedaba, en el caso de soltarle, como esperaba, por no resultar cargo alguno contra él.
¿Cuál era el contenido de la caja que tan preciosa era para el súbdito del Kaiser?
    Según nuestras averiguaciones, encerraba un aparato que se ha dicho era de radiotelegrafía y que en realidad en el día de hoy, no se sabe todavía para qué uso se destina. Clauss  dice que una invención suya, de la que nadie será capaz de descubrir el secreto.
     Hay también unas cajitas conteniendo cada una varios tubos de cristal, en forma de huso, con ciertos líquidos con los que pueden confeccionarse explosivos potentísimos. Estos tubos están graduados y tiene un punto señalado determinada temperatura.
      Había igualmente una cajita muy pesada, conteniendo cierta substancias en polvo, cuya calidad no se determinó al pronto, bastante tornillos y algunas espoletas.
       En unas latitas de doble fondo se encontraron unos pañuelos encarnados que nadie acertaba a explicar para que servían.
       Todo ello fue llevada al laboratorio de la Escuela de Torpedista de Cartagena, para su análisis.
       Posteriormente nos han dicho que tratando dichos pañuelos por los ácidos débiles, se ha conseguido en uno de ellos determinar claramente un plano de un lugar que no se ha podido identificar todavía, pero se supone que es costa de Huelva y que se dibujó con alguna tinta de las denominadas "simpáticas"
      También contenía la caja un paquete de cartas, algunas de ella escrita en español.
    Persona que parece estar bien informada, nos segura que en la caja iban doce potentes máquinas infernales o que se podían construir con los elementos que hemos mencionado-- esto no nos lo han determinado bien-- cuyos explosivos son de una potencia tremenda.
    Lógico es suponer que la misión encomendada a Clauss fuera de la más excepcional importancia. No se destina a un submarino para traer a España a un oficial con una simple misión diplomática.
    El alarmante "equipaje" con que viajaba el teutón, nos permite imaginar, con fundamento, que sus propósitos no eran otro que los de hacer a nuestro país, teatro de los criminales atentados que en Norteamérica realizaron durante mucho tiempo los agentes alemanes.
    Fábricas de municiones y material de guerra, que eran destruidas por incendios voraces; puentes magníficos que saltaban para inutilizar por cierto tiempo las líneas de transporte por donde eran enviadas a los puertos las mercancías destinadas al aprovisionamiento de los aliados; buques en cuyas bodegas se colocaban por manos misteriosas bombas y aparatos explosivos para hacerles saltar en alta mar.
     Toda esta era la obra siniestra de la legión de espías y agentes alemanes en los Estados Unidos, que cesó tan pronto rompieron las relaciones con Alemania y puso a buen recaudo a todo cuanto habían participado en la citada misiones.
       Pues indudablemente en España se ha intentado reproducir estos vandálicos hecho.
         Así parece indicarlo el descubrimiento que ha poco más de un año se hizo en las cercanías de Cartagena. Aquellas boyas y depósitos de explosivos que se hallaron en la playa del Bolete pertenecientes a los alemanes, se destinaban a ser empleados en nuestra patria y no precisamente en usos industriales.
      Recordamos entre otros puntos que se daban como elegidos para destruirlos, era el puente sobre el Bidasoa y el túnel de Canfranc.
       Fracasaron aquellos proyectos, con la prisión de algunos de los dinamiteros; pero los alemanes, que no reparan en emplear toda clase de medios con tal de conseguir sus fines, tenían que repetir sus intentos de preparar la destrucción de algo que proporciona en España a sus enemigos elementos de combate.
       Y a esto ha venido, indiscutiblemente, Guillermo Clauss.
       Una vez desembarcado su tropiezo, le hubiera sido fácil llegar al punto que constituía el objetivo de su misión, que sin vacilar afirmamos que era las minas de Río Tinto en la provincia de Huelva. Y esta afirmación no es fruto de nuestra fantasía, nos consta su certeza, aunque estemos obligados a no relevar la fuente de nuestra información, que puede ser más fidedigna.
      La riquísima cuenca minera de Ríotinto de Huelva surte a los aliados de casi todo el cobre y sus compuestos que en los fines de la guerra se emplean.
       Destruir los muelles por donde embarca el mineral en Huelva, era un golpe maestro, que causaría incalculables perjuicios a los países de la Múltiple.
      De no haberse detenido a Clauss en la playa de Pinet, quizá habríamos de lamentar en estos momentos una horrenda catástrofe que, además de las pérdidas en vidas y riquezas nos habría acarreado una complicación internacional de las más difíciles que hayamos tenido en nuestra historia.
    Afortunadamente, no se dejaron seducir los carabineros por las ofertas de quien les creyó vánales y prestaron, sin presumir quizá su transcendencia, un eminente servicio a su patria.
    La vida que sigue de este curioso espía alemán, tenemos que consultar la "Obra Maestra" de mi estimado y apreciado amigo don Jesús Ramírez Copeiro del Villar, en su libro "Huelva en la II Guerra Mundial".
    
         José García Díaz.

  


lunes, 25 de julio de 2016

Jurado, la Virgen y la serpiente.

                                                         


        La Iglesia cantó siempre la Concepción Inmaculada de María; pero además esta fiesta ha resumido las tradiciones y leyendas del cristianismo y de la humanidad, como arca divina de las conclusiones de la nueva alianza.
     La mujer quebrantará tu cabeza, dijo Jehová, en el paraíso a la  serpiente tentadora, y desde entonces esta profecía aparece como sombra disfrazada en el culto del árbol y la serpiente de todas las religiones primitivas de la humanidad.
        Los proscritos del Edén y sus hijos hicieron legar este aliento divino a Noé, que lo comunicó a Sem, depositario de la fe, y este en su larga vida, lo llevó hasta los patriarcas de Israel; difundiéndose, algo alterado, por todos los pueblos de la Turia. Y así la adoración del árbol y la serpiente se practicó en el antiguo Egipto, en la India, en Fenicia, en Babilonia, en Grecia y en Italia, como consta por los testimonios de Herodoto, Tertuliano, Eusebio, Páusenlas y Propercio. Y actualmente se practicas en las tribus salvajes de Asia, África, América y Oceanía; sin olvidar los vestigios hallados en la China, Guinea, Persia, Abisinia, Tíbet, Ceilán y Australia.
        Cuando el explorador Álvarez y los españoles pasaron del Paraguay al Perú, hallaron en un bosque el templo de la serpiente adorada por los indígenas; la cual se alimentaban de carne humana; del cuerpo de un buey y de diez vara de larga; que daba rugidos espantosos.
      La tradición de la mujer y la serpiente era también conocida por los pápanos de Méjico antes de la llegada de Hernán Cortés.
       También las antiguas leyendas rusas, coleccionadas por Rojviez y Afasaief, como reminiscencias de las tradiciones paradisiacas, afirman que las serpientes son guardianes de las jóvenes extraviadas en los campos; y vaticinan con sus silbidos tesoros escondidos al pie de los viejos robles que caen hacia Oriente.
        Las tradiciones persas afirman que Ahriman, el genio del mal, sedujo a los primeros padres de los hombres en forma de culebra. Y los iroqueses creían que la primera mujer fue engañada al pié de un árbol corpulento, incurriendo en la cólera de Dios.
    Los Brahmanes colocaron en su Chorcán o paraíso el árbol de la inmortalidad. Y los Tártaros y Tibetanos, que los frutos del árbol que originó la caída de Adán eran dulces como la miel y blanco como el azúcar. En cambio en todo el Oriente dan a la granada el nombre de fruto del árbol del paraíso. Mientras que los antiguos colocaban en el jardín de las Hespérides las manzanas de oro.
      Dios mandó a Moisés que exaltara la serpiente en el desierto para salud del pueblo hebreo; y los romanos oyeron extasiados por boca de la sibila de Cumas el triunfo de la Virgen, que pariría al restaurador de los siglos de oro y vencería a la serpiente. Y que el poeta Áulico de Virgilio cantó estos versos:
                     El orbe regirá que con proezas
                En grata paz dejó el paterno brazo:
                La sierpe morirá; sin el veneno
                La yerba crecerá; y en el regazo
                De la fértiles comarcas de la Asyría
                Aromas brotaran sin embarazo.
        Los primeros cristianos aceptaron la tradición y la embellecieron, mirando en la serpiente la imagen del Salvador, que dijo en su Evangelio: "Sed prudentes como la serpientes y sencillos como las palomas". Y en sus bazos, báculos, lámparas, anillos y sepulcros dibujaron la serpiente de Moisés, figura de Cristo para la salvación del pueblo cristiano, según  San Juan.
       En una pintura de las catacumbas se nota al divino Orfeo, Jesús, cantor maravilloso, que , al sonido de la lira de la gracia, amansa a las fieras y a la serpiente humana.
      Durante toda la Edad Media, en los Crucifijos y en las miniaturas de las Biblias Moralizadas de los Pobres, aparece la serpiente de Moisés. Adorándose en la basílica de San Ambrosio en Milán la serpiente de metal colocada sobre una columna de mármol rojo, que trajo de Constantinopla el arzobispo Arnulfo.
      Actualmente, debido a la sabiduría de la iglesia, vemos en María Inmaculada a la nueva Eva victoriosa con Cristo, que ha sustituido a la vieja Eva, vencida por la serpiente, dando la vida al pié del árbol de la cruz, allí, donde antes se había originado la muerte.
    Cantamos a la mujer vestida del sol de la gracia, no mancillada por el dragón infernal, y cuyo nombre bendito se grabó por la sibila de Cumas en las hojas de un árbol sagrado, génisis de la paz, muerte de la serpiente y del pecado y fulgor de la vida y resurrección.
    Debido a esto, los diáconos en la Edad Media, con trajes de sibilas, anunciaban desde el púlpito la noche de Navidad la victoria de la Virgen sobre la serpiente infernal, cantando la palabra de Virgilio: "Ya vuelve la Virgen; y se alejan los reinados y el poder de Saturno."
      Cantamos en María Inmaculada el árbol maravilloso de Gesse, lleno de flores y frutas, figura, según Isaías, de la nueva Eva y el Masía. Así vemos en una pintura mural de San Severino de Venecia a la Virgen que sale del tronco de un árbol, plantado en el regazo de un hombre. En el célebre cuadro de la Gamba en Sevilla, a los lados del árbol símbolo, sobre cuyas ramas aparece María, se ven Adán y Eva. Lo propio se observa en la Custodia de oro, llamada de Gese en la Catedral de Augsburgo.
    Por eso las imágenes de María Inmaculada lleva las serpientes a sus pies, con la simbólica manzana en la boca, para dar entender a las gentes que las palabras de Jehová en el Paraíso se ha cumplido, aplastando la serpiente del infierno y del pecado; y que si no comiésemos del sol de Cristo, simbolizado por el dorado fruto de la manzana, parecemos eternamente en las fauces del dragón del Apocalipsis.

   Por Cristóbal Jurado, párroco de Niebla.

    Se vuelve a publicar de nuevo en el Diario de Córdova el día 15 de Enero de 1918, y como siempre en la primera página.




jueves, 21 de julio de 2016

Hallazgo arqueológico en Niebla.

                                                     
                                    Convento de La Rabida en 1915


        Cuando se estaba derribando los últimos vestigios del antiguo Hospital de la Misericordia de esta población, para levantar la nueva bodega del industrial viñetero de don José Orta, se descubrieron hace poco días unos preciosos arcos de labor mozárabe, estilo muy parecido a los del patio principal del convento de la Rábida, pero más primitivo que aquel, formado de herradura puntiagudas y sostenidas por esbeltas columnas ochavadas apuntando sobre el siglo X o a principios del XI.
      Don José Orta con labor de buen patriota quiso conservar los arcos tal como se hallaron, pero resultaron imposible desarrollar la citada misión, por ofrecer peligro el cargar el nuevo tejado sobre ellos.
      Previa consulta con la ilustrada doña Elena Wishaw, los arcos con su arrabá, fueron cuidadosamente derribados por los maestros albañiles don Cristóbal Gallardo y don Luís Esteban, enumerándose los ladrillos labrados y las piedras para luego volver a colocarla en el salón de conferencia del museo arqueológico, que según dice la citada señora, donde el pueblo podrá admirarlo cuando dicho museo se abra de nuevo el próximo mes de Octubre, cuando una vez terminada las obras que allí se vienen realizando
       La villa  Niebla cuenta de nuevo con una joya arqueológica más. Los arcos del Hospital de la Misericordia, por su trazado, forman juegos perfectos con los árabes que se encuentra situado en la Puerta del Buey, aunque estos son de piedra aquellos son de ladrillos.
       Es digno de agradecer la buena gestión por parte del señor Orta, dando toda clase de facilitaciones para el traslado de los arcos, como así también el sentido gesto por parte de doña Elena, quien está costeando todos los gastos ocasionados por las obra de reconstrucción, del cual se ha encargado don Luís Esteban maestro de obra del citado museo.
       Está llamando mucho la atención local en la escuela particular de don José Domínguez, el niño sordo mudo Rafael Pacheco, de unos ocho años, que escribe planas primorosas, pone su nombre, y suma resta admirablemente, valiéndose solo con los dedos de las manos.
      Ayer siendo el 25 Septiembre de 1917. El museo de doña Elena Wishaw como estaba previsto con antelación a la fecha señalada, se ha abierto nuevamente al público después de algunas reparaciones la instalación de los arcos mozárabes provenientes del hospital de la Misericordia. Se ha contado con la presencia del señor Arcipreste de Moguer don Francisco de Pino Moreno, quien visitó además los monumentos de la población, el cura párroco don Cristóbal Jurado, el secretario del Ayuntamiento don Pedro Barrera, el orador y  presbítero del pueblo de Villarrasa señor don Antonio Robles y el diácono seminarista don Manuel Suarez  Casares.
      Las bonitas fiestas pasadas de Nuestra Señora del Pino, patrona de esta villa, se ha realizado este año con gran esplendor, estrenando la Virgen un hermoso paso dorado y rico manto de terciopelo verde, bordeado de oro por lasa jóvenes de esta villa, bajo la dirección de doña Paulina de Moya.
     En las tres noches de velada nocturna se ha quemado bonitos fuego de artificio del pirotécnico señor Trabado, amenizándose por la célebre banda musical de Bonares, dirigida por el maestro señor Vega.
      Además con motivo de la fiestas del Pino, se han organizado bailes magníficos en el casino de "La Aurora", a los que han asistido bellas jóvenes de la localidad y de los pueblos próximos.
       La renombrada feria de Niebla, que comienza el próximo día uno de Noviembre, promete estar muy animada por los buenos precio alcanzados por la uva en los pueblos del Condado.
   Mientras la cosecha de aceitunas se presenta inmejorable y abundante pues han tenido que ser apuntalados los olivos con palos de pinos.
       También se dice que el señor Cura Párroco de este pueblo ha  recibido como siempre por su labor literaria, tres menciones honorificas y diploma de honor en el Certamen Literario de Ayamonte, celebrado recientemente. También es noticia el que se han tramitado por parte del señor cura don Cristóbal Jurado, el expediente para la restauración de la Iglesia parroquial, joya mudéjar y ojival del siglo XIV.

  El Corresponsal de Niebla.

miércoles, 20 de julio de 2016

Estado de Guerra en toda La Provincia.

                                                


                       Siendo Martes día 14 de Agosto de 1917.

           Notificacion. Declaración del Estado de Guerra en toda la Provincia. Mientras el Gobernador civil asume el mando.
   Tras de recibir sobre la una de la tarde, un telegrama oficial del Consejo de Ministro que había acordado declarar el estado de guerra en toda la provincia.
   Esa tarde se pública un bando en Bonares, por parte del señor Alcalde  don José Mateo Carrasco, que se presente en el cuartel de la Guardia civil, los dos soldados sirvientes en Melilla  que se encuentra de permiso entre nosotros Sebastián Martín Pichardo "El Ricosanto" por motivo de una herida de metralla en el brazo y en la ceja, y el otro Manuel Limón Santo "El Monaguillo" por motivo familiares.
     Así como anular el baile que se iba a celebrar el Domingo próximo en el salón del casino del Centro Benéfico.
   El día 17 llega por la tarde de Sevilla para Huelva, dos compañías del regimiento de Granada al mando del teniente coronel don Fernando Garrido, más una sección de ametralladora.
    Las fuerzas fueron recibidas por los gobernadores civil y militar, y demás autoridades. Dicha compañía se estaba preparando para marchar a las minas de Río- Tinto, con idea de apaciguar la huelga de los mineros.
      Como años anteriores la prensa "La Provincia" ponían a caldo a los mineros poniéndoles como auténticos terrorista y subversivos, demostrando este diario, lo fiel que era con sus amos, los de la compañía inglesa, así como veían de buenos ojos lo de participar el ejercito enfrentándose contra los trabajadores desarmados con el fin de apaciguarlos.
        Mientras en el día de ayer, siendo las doce y media del medio día, puso fin a su vida el vecino de Bonares llamado Manuel Molina Fuertes, de 55 años, soltero y trabajador del campo. 
    Para realizar su fatales propósitos se arrojó al pozo existente en una bodega de don Manuel Calero Linero y por rápidamente que acudieron a prestarle auxilio las primeras personas que se dieron cuenta del hecho, sus esfuerzos fueron inútiles y el infeliz pareció ahogado.
     Según parece, adopto tan extrema resolución por venir padeciendo hace algún tiempo ataques de enajenación mental.
     Avisado el Juzgado y la Benemérita del puesto, acudieron al lugar del hecho, procediendo, una vez extraído el cadáver, a la práctica de las oportunas dirigencias.
   Mientras los días siguiente la Cuenca Minera, quedó como se dice completamente apaciguada de la huelga de los pobres mineros  la censura de la prensa a favor de los poderosos, contando con letras pequeñas, la accidentada muerte de 7 mineros siendo dos de ellos mujeres.
    Hubo que esperar el 23 de Agosto para que el diario conservador el A.B.C. publicara una pequeña nota sobre lo sucedido en esa fecha. En el pueblo del Campillo, fue herida una mujer; en Nerva cuatro muerto y 13 heridos, entre esto un soldado y un guardia civil.
   Una de las heridas accidentadas aparece Josefa Gómez Domínguez, vecina del pueblo de Bonares, de profesión frutera, que montada en una bestia resbaló, dándose en las costillas por medio  de la madera de la angarilla.
     El Diario de Huelva del día 4 de Septiembre publica su fallecimiento.
   Hasta el 12 de este mes no paró la represión en la Cuenca Minera en que fueron detenido y puesto a disposición del Juez militar la mayoría de los concejales de Nerva, y de Río Tinto.

José García Díaz.



lunes, 18 de julio de 2016

Cuando la caló, era antigua.

     Del Diario de Córdova, del Viernes 6 de Septiembre de 1918.

                        Divulgaciones Ciéntificas

                        Las olas de calor y Polvo.
                                            
Dedicado a mi estimado amigo don Enrique Romero de Torres, por su agradecimiento en su labor a favor de su visita a Niebla y en pro de la inauguración de su museo.


     Con rara unanimidad, los partes telegráficos de toda España han comunicado que una inmensa oleada de calor ardiente y polvo había invadido días pasados a la inmensa mayoría de las poblaciones del Mediodía y Sur de España, llevando la temperatura a una graduación poco conocida.
        Generalmente no es frecuente, pero no imposible que se sucedan en España, esta clase de fenómenos meteorológicos.
      Aparte de que en tales sucesos intervinieron generalmente las grandes cantidades eléctricas acumuladas en la atmósfera, unidas al calor fiero del sol, es causa fundamental más admitida, hay que buscarla en los grandes desiertos africanos, especialmente en el terrible y desolado del Sáhara, de más de 6.ooo kilómetros de extensión, equivalente a los tercios de la superficie de Europa.
          Este gran desierto fue en la Edad Terciaria una inmensa selva, como el Mediterráneo; más tarde, quizá en la Era Cuaternaria, los cataclismos terrestre lo convirtieron en inmenso mar, y, tal vez, coincidiendo con el levantamiento de los Alpes, la creación de la Atlántica y la formación del Báltico y el Mediterráneo.
         Pues bien; en aquellas imponentes soledades de arena, son muy frecuentes los meteoros llamados siroco o simún, formados por inmensas trombas de de polvo, que ya transportarla de un lado a otro sobre la superficie montañosa o dunas arenosas, con una rapidez vertiginosa, o bien se elevan formando inmensas nubes de arenas, a tales alturas, que cubren y oscurecen el horizonte como en los grandes eclipses de sol.
       Este gran desierto al Sur de la cuenca del Mediterráneo, expuestos a rigores de un sol vertical, se calienta horriblemente, engendrándose corrientes de aire peligrosas en verano; elevándose el aire por encima de aquellas extensas y áridas llanuras con gran impetuosidad y dirigiéndose hacia el Norte para dar paso a las corrientes más frescas del Mediterráneo, lo cual, unido a las grandes acumulaciones eléctricas, son causas de las temperaturas secas y trombas terribles.
       La extensión que abarcan, a veces, estos temibles meteoros, suelen ser grandiosa, dejándose sentir en  la Guinea, el Egipto, Berbería, Arabia, Asiria, Italia, Inglaterra, Grecia, Prusia Meridional, Turquía y hasta en España, como ha sucedido ahora, con vientos sumamente cálidos, que arrastran torbellinos de polvo.
      Los camellos de las caravanas son los primeros en anunciar a los viajeros del Sahara el terrible fenómeno, dando quejidos de dolor y angustia, y corriendo presuroso a meter sus cabezas en los grupos de juncias y retamas de las dunas o en la tierra; las aves de los oasis se ocultan en las espesuras; las hienas y otros animales huyen de un lado a otro, refugiándose en las cuevas, y los árabes y beduinos del desierto tapan sus rostros y se tienden en el suelo para no aparecer asfixiados en aquellas atmósfera de fuego y de polvo, que se eleva desde la tierra al cielo; se retuerce con estridentes silbidos y envían sus nubes de arena a larga distancias.
      El polvo impalpable que el huracán arrastra se introduce por las narices, ojos, bocas y pulmones, produciendo la muerte en medio de una agonía lenta y terrible.
    Le acompaña un viento abrasador que quema hasta la carnes, impidiendo su putrefacción, y secando de tal modo las fauces y la boca que produce una sed devoradora.
     Con los efectos del sirocos son tan desastrosos que. según nos refiere la historia, sepultó al ejército de Cambices que se componía de 50.000 hombres, bajo una lluvia de arena y piedras, y en 1805 se quedaron bajo las dunas varias caravanas compuestas de más de dos mil personas y 18.00 camellos.
      A veces, durante la noche, el siroco se anuncia a los viajeros por medio de vibrantes sonidos, y como de clarines guerreros, en medio de un imponente y profundo silencio; sonidos que son producidos por el derrumbamiento y el choque de las arenas de las dunas, que causan miedo y zozobras en aquellas tristes soledades.
        Generalmente estas trombas y huracanes del Sáhara tienen una velocidad de cincuenta kilómetros por hora en su marcha diaria; pero llegan largas distancias y leguas dentro de los mares próximos, que han llegado a formar bancos, dunas e islas.
        Se refiere que en el año de 1870 un terrible ciclón, formado en las extremas llanuras del Sáhara, invadió a Inglaterra, envolviendo las islas británicas en una extensas nube de polvo. Y lo propio ha sucedido en otras ocasiones en Sicilia, Grecia, Italia y otros puntos.

             Cristóbal Jurado. Párroco de Niebla.

     El día 11 del mismo mes se publica en el diario Madrileño "El Sol". Para encontrarlo de nuevo en la Revista de Filosofía, Cultura y Educación.
   Donde resalta que este ilustrado cura, el día 21 de Mayo de este año, por medio de la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras le han nombrado por unanimidad Académico de la Corporación  al citado don Cristóbal Jurado.













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miércoles, 13 de julio de 2016

El Museo de Niebla.

                                                 


                               El Martes día 15 de Mayo de 1917.
          Breve notas de un congresista que aplaude con justicia y sentimiento el valioso elemento de cultura lo que significa la creación de un museo.
      Allí escribió el señor Gobernador civil de Huelva en el álbum del citado Museo, cuando ayer tarde llegó a Niebla para asistir a la inauguración de él cargado de objeto arqueológicos, cerámicas antiguas y modernas y labores de la mujer; donado al pueblo por la ilustre dama inglesa, doña Elena de Whisaw.
    Y por donde repetimos todos acontecimientos del acto, formado por congresistas forasteros, las autoridades y personalidades del mismo pueblo, tanto liberales como conservadora, los miembros del Congreso de la Ciencia y muy especialmente la dama extranjera que ha dado una prueba de reconocido cariño a "Niebla, la bella y antigua Niebla", como cantaban los niños de las escuelas nacionales.
       Pero para nosotros, el día de ayer fue una gran sorpresa. la primera algo desagradable, porque equivocadamente nos apeamos todo el grupo en la estación de Sevilla a Niebla, mientras la comitiva nos estaba esperando en la de "Las Mallas", habiendo acudido el cura párroco acompañado de las autoridades, llevando consigo a la banda de música del pueblo vecino de Bonares. Se encontraban también presente los jóvenes miembros de la Sociedad Colombina, seguidos de los demás compañeros del Congreso de Huelva y Sevilla, que habían llegado anteriormente, sin faltar la mayoría de los vecinos de este pueblo, dispuesto a tributar un recibimiento ciertamente merecido.
     Pero hasta ese momento el accidente gracioso y simpático, nos obligó hacer el trayecto desde la estación al pueblo, asombrado al contemplar el bonito paisaje que nos encontramos, el singular color de las aguas del río Tinto, y como la belleza de los árboles frondosos que se extiende por ambas orillas.
       Cuando llegamos a la Puerta del Buey, fue todo una sorpresa, pues el tren había parado en la estación de Las Mallas, pero ningún de los empleados de esta compañía se percató de lo que estaba ocurriendo, por lo que cogieron algunos viajeros con destino a Huelva, y emprendieron su marcha.
   Por lo que la situación pasaba algo complicada, hasta que notaron nuestra esperada presencia, que fuimos recibidos con el compas de la banda de música, y de los aplausos de los asistente.
      Enseguida fuimos recibidos por la señora Elena Whishaw, que nos recibió con una fuente de higos y pasas, acompañada de una copita de aguardiente, y de vino del pueblo.
     Desde lo alto de la Puerta del Buey se divisa el pueblo con sus murallas, y la iglesia de San Martín que se encuentra en parte de pie, ofrece un espectáculo bastante sugestivo.
      Terminada la ceremonia, se dio acceso al público al Museo, procediéndose gradualmente a la inauguración, bendiciendo el edificio y la obra cultural que representa aquel, el virtuoso arcipreste de Huelva, don Miguel Muñoz, acompañado por el cura párroco de Niebla, don Cristóbal Jurado.
     El acto terminó con la banda de música tocando el himno a España y a Niebla, cantado por los numerosos niños y preciosas niñas de las Escuelas Nacionales, bajo la dirección del celoso maestro don José Muñoz.
       El cura párroco después dirigió unas palabras a sus feligreses, analizando la obra cultural que representa el Museo para un futuro y dando las gracias a todos los congresistas por nuestra asistencia al acto.
        Seguidamente habló el señor alcalde Buenaventuras Rivas, quien su sentidas frases, expresó la gratitud del pueblo hacia la persona de doña Elena Whishaw por su generosa donación, y a todos los asistente al acto.
        El congresista don Eduardo Díaz, habló de los beneficios que reportaría al pueblo el conocimiento de sus monumentos arqueológicos, y don Manuel Chávez hijo del gran cronista sevillano, y sobrino del gran Nogales, en nombre de los congresista, dio las gracias al pueblo de Niebla encomiendo su hospitalidad y las atenciones que para con ellos habían recibido.
    Acto seguido visitamos los congresista la iglesia de San Martín y otros monumentos.
        El Gobernador civil señor Mesa de la Peña, a quien también expreso nuestro agradecimiento por las atenciones que tuvo para nosotros, llegó a la cinco de la tarde, acompañado del Director de la Primera Enseñanza, señor Hoyo Villanueva, que regresaba de Huelva a Sevilla, siendo recibido por las autoridades, los congresista y el pueblo en masa con la banda de música a la cabeza.
       Muchos compañeros marcharon a Sevilla en dicho tren, con el objeto de seguir hasta Madrid, quedando en Niebla solo nosotros, pudiendo recoger las impresiones del señor Gobernador el señor Mesa de la Peña, quién expresó su satisfacción y sorpresa, idéntica a las que experimentamos por la bellezas que encierra este pueblo monumental y por las impresiones del Museo donado por la señora de Whishaw, del que no tenía de él, la más remota idea.
      En el último tren de la tarde, marcharnos a Sevilla, llevando el más grato recuerdo de nuestra excursión a la histórica ciudad.
    
            Un congresista madrileño.