De la revista La Esfera de noviembre de 1916.
Una misión científica en Niebla, el sábado
día 2 de Diciembre de 1916.
Enterada la opinión pública por la prensa de
la llegada de los ilustres viajeros de la vecina república francesa en el tren
correo de Río Tinto de hoy, se organizó a toda prisa un modesto homenaje por
los alumnos de la Escuela de Arqueología Anglo-Española de esta. Los jóvenes de
las clases de inglés y francés acudieron con sus profesores, Mis Curby,
secretaria de la escuela y varios alumnos de la sesión obrera, a la estación de
las Mallas.
Al entrar el tren
de Río Tinto, los alumnos de ambos sexos se agruparon al rededor de su
directora, la señora de Whishaw, para recibir a los señores de la misión, a
quienes les acompañaban don Carlos Balmón de la compañía minera de Río Tinto.
En
la sala de descanso de la estación, se le obsequió con café y dulce típico de
la tierra.
Durante la merienda, la guapa niña Manolita
Barrera, hija del digno secretario de este Ayuntamiento don Pedro, ofreció a la
Misión un tarrito de la famosa miel de Niebla, entregándole a la vez el mensaje
siguiente, correctamente redactado en francés:
"Señores: En
los tiempos más remotos de la historia de nuestra bella provincia, los autores
clásicos hablaban de la rica miel producida por los métodos clásicos de los
agricultores de Tartesos. Nosotros, los jóvenes de Niebla, nos atrevemos a
ofreceros una pequeña muestra de la miel de Niebla hoy, deseando demostrar que
ni las abejas, ni los agricultores de la provincia de Huelva, han olvidado la
tradición de esta antiquísima industria, parienta muy cerca de nosotros.
Y con nuestra
miel, reciban, señores, la expresión de nuestra profunda simpatía por nuestras
sufridas hermanas de Francia, la mártir y heroica y de nuestra plegarias por la
paz próxima y la nueva era de felicidad y prosperidad".
Mr. Lallemand, muy
complacido, aceptó la ofrenda en nombre de sus compañeros, acariciando con
cariño a la pequeñita.
El maestro panadero don Desiderio de la
Fuente, brindó a los comisionados un pan grande de los conocidos por
"francés", envuelto en un papel de los de colores nacionales de la
bandera francesa, para comerlo--según dijo- a la par de la miel.
La señora Elena
de Whisaw presentó a los miembros de la Misión, la labor desarrollada en la
restauración de dicha villa de Niebla. Así como el albañil Luís Estaban García,
hizo votos por la victoria de Francia, en la lucha heroica por el derecho y la libertad
de la vieja Europa.
Los distinguidos
viajeros agradecieron profundamente las palabras del honrado obrero, estrechándole
todos la mano.
A la llegada del
expreso de Sevilla, los señores invitados, firmaron en el álbum de la Escuela Arqueológica,
despidiéndose de todos y manifestando que nunca olvidarían su breve estancia en
Niebla, de su importante murallas y torreones, ni de la curiosa recepción tan
simpática como original que habían hallado allí.
Al arrancar el
tren, los asistentes empezaron a dar vivas a Francia que fueron contestados por
los señores de la Misión con otro a España.
El corresponsal de
Niebla.
José García Díaz.