El
Jueves 20 de Noviembre de 1938. Se
constituye en este pueblo la Junta Agrícola Local.
Para dar cumplimiento
a lo ordenado por el Ministerio de Agricultura, se ha constituido en este
pueblo la Junta citada anteriormente, bajo la presidencia de del alcalde, don
Luís Benítez García.
Quedando formada de
la siguiente manera: en concepto de vicepresidente y como delegado local de Organización de Juveniles de Falange, don Guillermo López Ugena, y en concepto de vocales
los agricultores, don Andrés Coronel Martín, don Fernando Carrasco Guzmán y don
Cristóbal Avilés Vega.
Actuando de
secretario el de la Corporación municipal, don José María Camacho Carrasco.
El acto de la constitución
tuvo lugar en el salón de sesiones del Ayuntamiento, tomando posesión de sus respectivos
cargos los citados señores.
El señor Camacho,
después de dar lectura al Decreto ordenando la Constitución del mencionado
organismo, levantó acta confirmada por dichos componentes y el señor alcalde.
De aquí vino lo que
sería años después el germen de Junta Local Sindical de la Agropecuaria
Hermandad de Labradores.
La primera función
de la citada Junta era la devolución de las tierras que fueron expropiadas por
la Reforma Agraria a su antiguos propietario; en donde esta Reforma tuvo poca
actividad en este pueblo. Pero debemos citar una incidencia ocurrida en los
Montes Propio en el paraje conocidos como de los Llanos para transformar una
zona de pinos en una de viñedo por el Ayuntamiento republicano, como se
encuentra actualmente. Metida en Decreto de la Junta Nacional del año de 1936,
pasaría de nuevo al Ayuntamiento para subastarla en el Boletín Oficial de La
Provincia junto a las parcelas que les fueron expropiadas a los Izquierdista ya
entrado los años 40.
La función siguiente
era corregir la grave situación en que se encuentra la actual agricultura
nacional y poner el campo en cultivo de la forma más rápida y rentable posible; siendo
además la encargada de gestionar la pequeña y mediana propiedad.
Días después se contó en este pueblo con la
visita de el Ingeniero Jefe, Alfonso Aramburu del Servicio Agronómico
Provincial acompañados de los Peritos
locales señor Saiz y Castillo para la nueva ordenación forestal.
Dando información de la nueva organización del
Estado, ha emprendido una intensa campaña de repoblación forestal, que por
todos conceptos es digna de mayor elogio.
España es un país
que por sus condiciones orográficas y altas mesetas, se presta a la creación de
una gran riqueza forestal. Hace unos cuantos siglos era muy superior a la
actual; las guerras, las ambición particular y el afán de roturar terrenos para
ponerlos de cultivo, han sido los factores que más contribuyeron a este
destrozo. Esto ha traído como consecuencia el que seamos tributarios al
extranjero, teniendo que importar anualmente mucho millones de pesetas en
maderas, pasta de papel y otros derivados.
El mayor daño
producido en este sentido, ha sido el abandono que el Estado y los municipios
han tenido de sus bienes, representados casi siempre por bosques y dehesas, que
una política caciquil ha sido adueñándose poco a poco de esos terrenos,
lucrándose primeramente con el valor de los árboles y después venciendo o
rendando a pequeños aparceros el terreno, para dedicarlos a cultivos que la
mayoría de las veces son antieconómicos.
Otras veces
ocurre que el bosque o dehesa se asienta en terrenos que no se adaptan al
cultivo de la vid u olivo y sustituyen aquella riqueza por esta otra, fundando
este cambio en los beneficiados que reporta y en el mayor número de jornales
que se pueden emplear y remediar de este modo el paro en el campo.
Esto estaría
explicado en un país donde las tierras dedicadas al cultivo del cereal, viña y
olivar, estuvieron explotadas de una manera racional o sea que dieran el máximo
rendimiento y que la superficie dedicada a regadío aprovecharla una gran parte
de la actualmente se pierde. Por desgracia no ocurre esto; la magníficas
tierras calma de nuestra zona de la Campiña onubense con una producción media de trece quintales
métricos de trigo y dejando una tercera parte de la superficie de barbecho
blanco, el viñedo con una producción de doce hectolitro de mosto por millar de
cepas, demuestra que hay todavía mucho que hacer en este orden. El olivar de
nuestra provincia comparado con el de Jaén o Sevilla, produce menos de la
mitad; en estos dos últimos cultivos, es donde verdaderamente hay que efectuar
arranques de cepas y de olivos.
Cualquier
iniciativa y mejora en estos cultivos, produciría bastante más que el descuaje
de dehesas. En estos momentos el arrancar un alcornoque, es un crimen de lesa
patria, es un árbol que sin intervención del hombre, rinde anualmente una
cosecha de bellota y el aprovechamiento de sus pastos y cada ocho o nueve años un producto de exportación al
extranjero y casi exclusivo de nuestro país por lo que tiene el mercado
asegurado.
Cuando oigo
argumentar las ventajas que proporciona el destrozo de una dehesa de esta
naturaleza para parcelarla y repartirla entre los labradores necesitados del
pueblo, me recuerda el mismo argumento que empleó cierto municipio que contaba
entre sus edificios de magnifica casa señorial, de refinado gusto
arquitectónico, toda ella de granito y que ocupaba un lugar céntrico de la
población, que acordó derribarla para aprovechar sus sillares para producir
adoquines para el pavimento de la calle y el solar para construir una vivienda
moderna para sus empleados.
El árbol cuya
explotación fundamental no sea madera, debe de ser para el hombre un símbolo
sagrado y ante de su arranque debe meditarlo durante diez año y que vez
transcurrido este plazo, es estudiar despacio y detenidamente la conveniencia
de su corta.
Archivo de la Falange
Provincial.
López Ugena. José García Díaz.
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