miércoles, 4 de noviembre de 2015

Los prisioneros de Filipinas.

                                          Los prisioneros de Filipinas.
Del diario "Heraldo de Madrid, del Jueves 15 de Julio de 1899.

    El siguiente documento, que publicamos con el fin de que llegue a conocimiento de todos los de la provincia de Huelva, que tenga algún pariente entre los prisioneros de Filipinas, debiendo de advertir que tendremos una especial complacencia en darles más pormenores sobre el asunto, si lo necesitan, y en ayudarles en sus gestiones para averiguar el paradero del pariente que tengan en tan triste situación:

     "El número de prisioneros españoles en poder de Aguinaldo excede de 10.000 entre frailes, militares, empleados civiles y particulares nacidos en España, que vivían en aquellas provincias. La inmensa mayoría constituyen los militares.
   No es bastante que Aguinaldo declare en libertad a todos los prisioneros; es aun más importante hacer efectiva esta libertad. la que, si no se hace en debida forma, no será eficaz y todo esfuerzo resulta inútil.
    La liberación de los cautivos es empresa que ha de exigir varios meses, porque los prisioneros están repartidos en los pueblos de Luzón, y en cada casa o hacienda de filipino medianamente acomodado, hay dos o tres cautivos, a los que utilizan para su servicio mediante alimento que tienen obligación de darles por orden de los presidentes provinciales y locales, de que  directamente depende los prisioneros.
       Dado el provecho que de ellos obtienen los indígenas y su especial carácter, han de ofrecer resistencia pasiva o entregarlos, y en muchas ocasiones habrá que recogerlos casa por casa para reunir los de cada pueblo, utilizando para esto las noticias de los mismos cautivos ya rescatados para que no quede olvidado ninguno.
   Ya el mismo representante de Aguinaldo en París ha manifestado la absoluta necesidad de que un comisionado de España dirija esta operación, de acuerdo con los funcionarios filipinos y por no hacerlo así, allá están todavía la mayor parte de los empleados civiles, y españoles particulares, a pesar de la declaración oficial de su libertad.
      Esta operación se ve, pues, que tiene dos partes; recoger todos los prisioneros vivos y conocer los nombres de los muertos o desaparecidos. Para ambas cosas es "absolutamente indispensable" tener un censo o relación de todos los que han sido hechos cautivos, estén vivos o no actualmente.
     Para poder llevar a cabo la formación del censo, no hay otro medio más que el siguiente: poner en conocimiento de toda España, incluso la más apartada  aldea, que todos los padres, hijos, esposas, hermanos o parientes de los prisioneros en Filipinas remitan a la de pendencia central que tome a su cargo esta empresa, y que para este caso el "Heraldo" tiene el honor de ofrecer sus oficinas, una nota con el nombre, empleo, cuerpo, compañía, destino, etc., del respectivo prisionero, así como la última noticia sobre el punto en que residía.
     Con estos datos se formaran varias relaciones alfabéticas y por clases, cuerpos, empleos, etc., las cuales serán guía segura para  el comisionado que en vie España a hacer efectiva la libertad de los cautivos, u a vez declarada ésta por Aguinaldo; y como para ello puede utilizar las noticias e informes que le den los mismos cautivos que vaya rescatando, le será fácil ir a buscar los que faltan y adquirir allí mismo, por medio de los recién rescatado, y sobre el terreno, noticias y datos de sus compañeros que hayan muerto durante el cautiverio o en los combates; y estos datos apuntado por el comisionado en la citadas relaciones, servirán en España al Gobierno para hacer las declaraciones consiguientes.

José García Díaz.

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