martes, 13 de septiembre de 2022

Un singular testamento.

                                                                               


    En el año de Nuestro Señor Jesucrito de 1581. Siendo el jueves día 6 febrero.      

        Testamento en la ciudad de Plata. Por Per Yáyes. Natural de Huelva del condado de Niebla, hijo legítimo de Pedro Martín, portugués oriundo de Faro, y de Leonor Martín. Deseaba que le enterrasen en el monasterio de San Francisco de los Reyes con el hábito de dicha Orden. Que hacía tres años que los moros habían cogido cautivos a sus hijos Pedro Díaz y Juan Francisco Guerrero cuando se dedicaban a la pesca en la playa de Arenas Gordas, llevándose a los primeros a la cárcel de Tetuán y aun tercero que se encontraban acompañando a los hermanos. Con el fin de poder liberarlo pidió licencia al rey para implorar caridad pública.

   Que habiéndola concedido marchó al Perú y recorrió lugares hasta reunir 250 pesos de a 8 reales y dos barras de plata que entregó en depósito a un mercader de Potosí llamado Miguel redondo. Donde fueron valorada en 800 pesos. Otros 200 reales los puso en manos del comerciante de la misma ciudad Cristóbal Martín Pulper. Este dinero se enviaría a Huelva a su mujer Inés Guerrero; y en caso de haber muerto, al regidor perpetuo de la villa Rodrigo Creces para que realizará el rescate de sus hijos con la mayor rapidez posible.

   Si quedaba algo de dicho rescate y su referida mujer vivía lo disfrutaría a perpetuidad si no contraía segundas nupcias, de lo contrario se le entregaría sólo lo previsto por ley.

  Tenía Huelva en la calle de Enmedio unas casas que lindaban con la del piloto Alonso Martín y el marinero Francisco Martín. De dichas casas le pertenece a sus hermanos Gonzalo Pérez  Catalina Martín unos 6 ducados y 4 reales a cada uno en mano. Además de los hijos cautivos tenía otro llamado Gonzalo Pérez, que participa en la distribución del remanente de sus bienes. Las cantidades que recordaba deber en Huelva era de 30 reales al sastre Martínez, de ropa que le había comprado, otros 30 al mercader Cristóbal Toledo y 20 ducados a Cristóbal Rodríguez Manga con el que compró a medias el barco en el que raptaron a sus hijos.

                                                   

Mercedarios, de Pierre Dan en 1637.

      

  Estaba en poder de un caballo bayo que compró con las limosnas para su desplazamiento y donaba en unión de su vestuario al hospital de La Plata, en que estaba internado. Serían sus albaceas en los Reyes los mercaderes Tomás Barrera y Gabriel Ruiz; y en España su mujer Inés Guerrero.

   Meses después el 19 de octubre. Se documenta sobre la presa de  dos bergantines de moros sobre las Arenas Gordas hechas por las galera capitana de la Escuadra de Nápoles y la galera Santa Barbara de la Armada de España Fol. 14 cátalogo de la colección de documentos Vargas Ponces que posee el M. Naval.

 José García Díaz.

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