Heridos de
muerte quedaron dos combatientes enemigos en el campo de batalla, y tan cerca
uno de otro, que aun pugnaban por abrazarse y emplear el resto de fuerzas que
les quedaba en proseguir una lucha imposible. ¡Eran dos valientes!
Más lo que le
sobraba de voluntad y coraje en el alma para destrozarse, faltábales de fuerza
en el cuerpo moribundo, del cual se vaciaba por momentos la fuente de la vida
en rojos borbotones de sangre.
Convencidos de
su impotencia física, se miraron…., primero con odio, luego serenidad. Y se
hablaron:
-----¿Quién ha
vencido?
------ No lo sé… ni
mi importa ya.
------Hemos cumplido
con nuestro deber…
-------Tal vez no…
porque lo primero debió haber sido averiguar si la causa por la que hemos
peleados es justa.
--------Eso a mí no
me incumbe….; me basta haber obedecido las órdenes de mi jefe.. Además, he
peleado por mi patria…
------ ¿Y cual es
tu patria…. Y la mía?
Creo que es una
misma…, el mundo, y que tú y yo somos hermanos….
--------¿Yo tu
hermano?... ¡Ni en el sepulturero!
------- En el
sepulcro serán nuestros despojos igual montón de materia transformable, aunque
los vivos pongan distintos nombres a las lápidas que cubran la podredumbre de
nuestros cuerpos… Ten por seguro que el traje que hemos vestidos servirá para
otros.
--------De lo que
estoy seguro… es de que me siento morir…
-------Y yo…
-------- Se aproxima
mi hora… ¡la del descanso eterno!
------- La de nacer
en otra vida….
-------- Pues qué…
¿crees que hay algo después de esto, imbécil?
-------- Escucha…. No
sé dónde leí este pensamiento. La muerte es una Virgen que en el sepulcro tiene
entrañas de madre.
------- No lo
entiendo…., tú deliras.
-------¿Te figuras
que nuestros espíritus no volverán a encontrarse?
-------- Por toda
una eternidad…. Después de la muerte… la nada, el no ser…..
--------- Pues
bien, yo… antes de morir… y nacer de nuevo… tengo la satisfacción de haberte
vencido.
---------- ¿Tú
miserable?
---------- Sí la
victoria es mía desde ahora…..!Nunca podrás jactarte de la tuya…. Si aciertas….
--------- Le
faltaba el aliento; se vidriaban ya sus ojos.
---------¡Ah! No te
comprendo…¿por què me dices eso?--- preguntó haciendo un supremo esfuerzo el moribundo
que no creía.
------ Porque…..
si hay otra vida…. No podré decirte: ¿Ves como tenía yo razón?.. Y si no hay
nada… jamás te será posible probarme que era yo el equivocado.
Ramiro Blanco.
José García Díaz
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