martes, 22 de diciembre de 2015

Denuncia al diario "El Liberal"

                             Madrid 14 de Diciembre del 1900.

        Con fecha de ayer ha sido denunciado este periódico “El Liberal” por un artículo titulado “Adelante”.
       Este periódico dice, que ayer han quedado bien marcadas las líneas donde están los amantes de la libertad, por un lado, y por otro lo que la aborrecen, y que el ministro de la Gobernación, amparador de la arbitrariedad como resorte de Gobierno y mantener de los empeños reaccionarios ministeriales, debe irse a los círculos obreros católicos, a cuya fundación ha cooperado, y dejar desde ayer de ser ministro.
          Romero Robledo pregunta al Gobierno si mantiene la excomunión lanzada por el obispo de Pamplona contra los lectores de “El Porvenir Navarro”, y Canaleja afirma que el ministro de la Gobernación ha incurrido en responsabilidad criminal por las arbitrariedades últimamente decretadas, y expresa su temor de que al despertar el país rompa todos los diques.
        Declara que el partido liberal no está tampoco libre de pecado, pues solo es liberal en apariencia; pide la unión de todos los liberales frente al clericalismo.
        El periodista huelvano republicano Emilio Rodríguez escribe para “El Liberal”. Lo primero regeneración de la sociedad española.
            Ya que hemos visto que la pérdida de nuestras Antillas, donde se ha sepultado millares de sus hijos. Una nación que tributa voluntariamente con más de cien millones de pesetas cada año en la “Ruleta Nacional”.
          Que se embrutece y gasta más de otros doscientos millones en el bárbaro espectáculo taurino, que a más de familiarizarse con la sangre y la grosería del lenguaje, roba campo al cultivo, enriquece a una docena de ganaderos, y sacrificio de centenares de caballos que podrían ser de gran utilidad a la agricultura y al comercio.
            Que llena por millares de firmas las listas expuestas en casa de un torero herido, cuando en la misma población agoniza un ilustre marino sin que nadie lo tenga en cuenta.
            Que llena columnas y planas enteras de periódicos de los más circulación (y hasta de los ilustrados, científicos y literario) con revista de corridas, cogida de fulanito, o menganito, la muerte del Espartero, el Kalifa, Dominguín; la retirada o corte de coleta.
             Que en tumultuosa avalancha profana la mansión de sus mayores; rompe lápidas, destroza mausoleos, y hasta hace rodar por el suelo los restos de los difuntos; por el solo inexplicable deseo o curiosidad de ver sepultar a un torero.
             Este pueblo que así estereotipa su incultura dando lugar hasta a que en el extranjero se nos fotograbe con escenas tan repugnantes.
          ¿Puede ni hipotéticamente suponérsele posibilidad de regeneración de este país?
            Con una nación de diez y seis millones de habitantes en la que de estos, doce no saben leer ni escribir; en donde su presupuesto de Fomento es de setenta y seis millones y el del culto y clero asciende a treinta y dos.
           Que reparten millares de escapularios a nuestros soldados, cuando embarcaban para Cuba, mientras los americanos artillaban acorazados y cruceros potentes para hundir a nuestra antigua marina e incendiarla en nuestros mismos puertos.
           En la que millares de víctimas sucumbieron en aquella guerra, tanto por los azares de la misma, como por las condiciones del clima.
        En la que todo terminó con unos cuantos sufragios por los héroes y por los que no volvieron; después el olvido, la orgía, la fiesta nacional (el vulgo toreo), la ruleta decenal, el tiro de pichón, torneos de bicicleta, peregrinaciones a rendir homenajes al Papa-Rey y ofrecerle valiosas ofendas. Los partidos políticos, tanto monárquicos como republicanos, divididos. Los turnantes en el poder, o sean liberales (hoy fusionistas) y moderados (en la actualidad conservadores) compuestos de diversas fracciones.
          Los republicanos, predicando hace años la unión, viven prácticamente como el agua y el aceite.
           Los carlistas (que hoy ya parece que quieren asomar la oreja, o lo que sea) tampoco se entienden el Norte común…. El caos.
          Esta es nuestra patria; esta es la cuna de aquellos preclaros talentos que con su poder y bizarría supieron dar días de gloria a nuestras generaciones pasadas.
          Si a ser posible fuera que las tumbas dieran paso a sus nobles figuras, empuñarían de nuevo sus espadas sonrojados de vergüenza ante tan grande ignominia.

    José García Díaz.

 



viernes, 18 de diciembre de 2015

! Soldado "El Tarrito"!

              


      
 Don Juaquin Carrasco y Navarro. Teniente Coronel, Graduado,Comandante Jefe del Batallón 1º del Regimiento de Infantería de Tarragona Nº 67.
                    CERTIFICO:
                  Que Gonzalo Martín Riquel, soldado nombrado con asenso a Cabo 1º por mérito de Guerra, que fue de la tercera Compañía de este Batallón; hijo de Juan y de Rosa, natural de Bonares; de oficio del Campo, su estatura un metro y seiscientos diez y siete milímetro; edad actual de veinte y seis años, sus señas estas: pelo castaño, ojos pardos, cejas al pelo, color sano, barba poca, boca regular, que entró a servir como soldado de quinta por cuatro años en Ultramar, contando desde la fecha de embarque que se efectuó el día 11 de Noviembre de 1886, desembarcando en la Habana el 28 del mismo, donde pasó destino por su superioridad antes el 1º Batallón de Tarragona, en el que permaneció prestando servicio en el mismo hasta que terminó el mes de Noviembre de 1890, que por haber cumplido el tiempo correspondiente, el día 10 del mismo año, se le concedió la licencia absoluta, pasando a fijar su residencia a su pueblo de Bonares (Huelva).
            Que para que conste expido el presente en Puerto Príncipe a uno de Julio de 1895.

             Gonzalo Martín Riquel, conocido con el mote local de "El Tarrito", era abuelo del carpintero Eusebio "El Corteza", y de Dolorcita  Martín de la calle de la Fuente. 

              Soldado: José Martín Riquel, primo hermano del anterior aunque lleve el mismo apellido, apodado localmente como "El Choco". Abuelo de Victoriano y de José Bueno.
             Nacido en Bonares el día 2 de Julio de 1878, hijo de José y de Fulgencia. Ingresando por sorteo en el 2º Batallón de Infantería de Montaña, con destino de la Isla de Puerto Rico, embarcando luego para la isla Cubana, para terminar su servicio de vigilancia en la costa de Algeciras.

                                                  Cuadro de Augusto Ferrer -Dalmau
             
              Soldado: Francisco Molín Hilazo, conocido por el mote "El Molín". Abuelo de Salomé la "Curra". Perteneciente al 3º Tercio del Regimiento de Caballería Numancia. Dese el día de 13 de Marzo de 1898, que ingresó en el.
    Podemos ver el ingreso del Hospital Cubano de Regla, por motivos de las heridas de machete, producido por el combate  frente a la caballería de los guerrilleros mambises (indígenas cubanos) el día anterior. Otro ingreso en el hospital por  paludismo una semana para recuperación.
        Resaltamo de su expediente militar el famoso hecho de armas ,lo más importante como soldado de caballería del escuadrón de lanceros del Numancia, fue sin duda el enfrentamiento con las tropas insurreptas del General Cubano Máximo Gómez, en la zona conocida por "Mal Tiempo" donde perdieron la vida cientos de soldados españoles.

                    Soldado: Pedro Ponce Carrasco, destacado en Cuba en el Regimiento 3º de La Caballería Numancia, compañero de quinta y de Cuartel,  de su paisano y amigo de fatiga de Francisco Molin, los dos embarcaron para la Isla de Cuba en el navío Montevideo del puerto de Cádiz, y los dos regresaron juntos licenciado para Bonares.

                 Expediente del CUERPO DE SANIDAD MILITAR.
          Del soldado:
           Pedro Ponce Carrasco. Hijo de Juaquin y de Juana de edad de 25 años, de oficio Molinero.
             Ingresó en el hospital de Guines el 8 de Febrero de 1898 con herida de bala en la pierna izquierda, devida a una confrontación con los enemigos en Santi- Espiritu muy cerca de la capital de la Habana.
       Era abuelo de Ismael el "Panadero"
      
           Soldado: Rufino Gómez Coronel: destacado en Cuba, no se encontró su expediente militar en el A. H. M. S. Apodado "El Cortina".Patriarca de los Cortinas de la calle de los Judíos.
            Soldado: Diego Barriga Pérez. destacado en Cuba, conocido con el mote del "Ahogaíto". Abuelo de Jéronimo.
     Soldado: Diego Barriga Pérez. Abuelo de Josefa "La Machucha". Prestando servicio en la Isla de Puerto Rico.
           Soldado: José Márquez Barroso: en la Isla de Cuba, conocido por el mote del "El Pechugita". Tío de Sebastián "El de La Paloma".
           Soldado: Diego Hilazo Camacho, en Cuba, padre Germán el taquillero del antiguo cine Colón.
             Soldado: Agustín Velo Romero: en Cuba. Padre de los que fueron acomodados locales de las bodegas "Los Velo"
              Soldado: Manuel Coronel Coronel; en Cuba.
           Soldado: Antonio García Barriga, con destino a Ultramar, con el número cincuenta y siete del sorteo de reemplazo de 1894, en el pueblo de Bonares. Embarcando para la Isla de Cuba el día 20 de Marzo en el vapor "Alfonzo XII". Ingresó en el 2º Batallón del Regimiento de Cuba nº 65 con base en Guantánamo, hasta cumplir con sus obligaciones militares.
           Conocidos por sus paisanos como el "Repatriao".

         José García Díaz.
            
   

viernes, 11 de diciembre de 2015

! Un héroe anónimo ¡

     





   Correspondencia entre el Estado Mayor del Ejército, y el Ayuntamiento de Bonares, por motivo del estado actual del soldado de Ultramar, llamado Pedro Cintado Díaz.

                       Ministerio de la Guerra
                       Entrada: 1 junio  de 1925.

Expediente: hay un escudo de armas= El Capitán General de Andalucía, y en su nombre el Coronel del Regimiento de Infantería Reserva de Huelva nº 94 don Fermín Idoate. Concedo licencia absoluta por haber permanecido doce años en el servicio militar desde la fecha que ingresó en Caja, según lo dispuesto en los artículos  4º y 7º, de la ley de reclutamiento al soldado Pedro Cintado Díaz, hijo de Cristóbal y de Leonor natural de Bonares. Juzgado de 1ª instancia de Moguer provincia de Huelva, nació el 27 de Mayo de 1875 de oficio el campo, su estado soltero. Fue alistado en el reemplazo de 1894, clasificado como soldado sorteable, habiendo prestado los servicios que se presentan al dorso = y por haber cumplido su compromiso con el Ejército, expido la presente en Huelva el 6 de Agosto de 1904= Fermín Idoate= Rubricado= hay un sello que dice = Regimiento de Infantería de Huelva nº 94.
 Certifico que el día 8 de Septiembre ingresó en Caja, sorteado le tocó el nº 518, cuyo día se le dio pase para su pueblo finalizando el año. En 1895=El día 10 de Marzo fue dado baja en Caja por pase al Regimiento Infantería de León nº 38 al que se incorporó el 20 del citado Marzo en Leganés, donde estuvo de guarnición hasta el 18 de Julio se trasladó a Madrid donde quedó de igual servicio hasta el 23 de Agosto, donde su batallón marcho a  Cádiz, embarcando el día 30 de este mes en el vapor "Colón" con rumbo a la Isla de Cuba, desembarcando en Puerto Rico el 11 de Septiembre, quedando de guarnición hasta el 14 de Octubre, el 25 salió de operaciones por varios puntos de la provincia hasta que terminó el año.
      1896. En la situación anterior habiendo hallado los hechos siguientes: el 5 de Marzo combates en Reverencia, el 7 en Amporia, el 8 en Fraternidad, el 9 en la Loma de la Gloria, el 11 en el Alto de Esnadel, el 6 de Abril en Sierra Arriba, el 29 en Siempo.
    Segùn propuesta de recompensas aprobada el día 19 de Mayo, le fue concedida la medalla Militar del Valor  Roja por los méritos contraídos en los fuegos contenidos los días 18 y 19 de Abril último en San Andrés y la Abundancia= El 5  de Mayo en Panabacos, el 7 en Majabuaco, el 19 en Nuevo Mundo, donde continuó las operaciones hasta el 23 que embarcó para Banaova, hallándose el 26 en Río Duava. el 1º de Junio en las playas del Fose, el 3 en Maravin, el 18 de regreso a Cuba donde permaneció hasta el día 23 que embarcó para Baracoa, hallándose el 28 en Cayoguin, el 29 en la Peña del Maruago y el 30 en la toma de Retiro regresando a Cuba el 10 de Julio y el 11 volvió a embarcar con rumbo a Manzanillo, donde permaneció hasta 15 donde regresó de nuevo a Cuba, y seguió de operaciones hasta el fin de Agosto.
      En propuesta de recompensa de Real Orden del 23 de Junio se le concede la cruz de plata del M. M. por su comportamiento en combates de los días 18 y 19 de Abril en el sitio de San Andrés, Abundancia y Basarba, y en otras, aprobada el 14 de Septiembre se le concede igual recompensas por su comportamiento en los encuentros tenidos con motivos de la ocupación de Puerto Tano y Baleía del Agua, los días 29 y 30 de Junio último. El 5 de Septiembre marchó a Manzanillo, habiéndose hallado en Sabanas y los Hornos, el 9 marchó a Tunas de Zasa y de allí a Santi Espíritu, el 17 de Noviembre se halló en el duro combate librado en el Juncar, el 18 en el campamento de la Dunas, segiendo de operaciones por dichos puntos hasta fin de año. 
     1897. Destacado en Santi Espiritu, participando en operaciones y de sobrevivir en varias emboscadas por parte del enemigo, quedando perdido, apareció días después trayendo varios prisioneros el día 12 de Febrero, el 20 en Arroyo de la Salida, el 15 de Abril en San Felipe, el 17 de Mayo pasó con su Batallón a cubrir el destacamento de la Trocha de Mar de Júcaro a San Fernando, en la que estuvo hasta el 26 de Agosto, que embarcó para la isla de Furigano donde permaneció hasta el 30 de Octubre ,marchó a Mespor,siendo destinado a cubrir la 3ª Zona de Custodia en la que continuó hasta el 6 de Octubre, que embarcó para Manzanillo, saliendo el 10 para operaciones por Río Canto y finó el año.
       1898. En la situación anterior hallándose en los siguientes hechos de armas= El día 8 de Febrero en el Paso del Calado, el 11 en el Canto del Paso, el día 1 de Marzo participa en la toma del campamento del Dieno, el 6 en Diana Mayor, Ingenio  Romero y El Caney, el 16 en Guajaraco, el 24 en Avantilla, el 25 en Río Mogote, el 12 de Abril en la explosión de 15 bombas en Paso de Macio, el 19 de Abril embarcó para la provincia de la Habana, continuando las operaciones hasta el 11 de Diciembre, donde su regimiento pasó a la Capital de guarnición finó el año.
           En propuesta de recompensas de 5 de de Junio, se le concede la Cruz del M. M. roja por su comportamiento en la acción del campamento del Chino, el 1º de Marzo del año actual.
         En otra recompensa aprobada por el combate de Ojo de Agua, Arna y Sabona Nuñez el 3 y 4 del mismo año,
         1899. En 1º de Enero, embarcó con su Batallón para la Península llegando a Cádiz el día 16 y el 20 marchó con licencia trimestral a su pueblo, Por Real Orden del 1 de Febrero tiene derecho de usar las cinco medallas de la campaña de Cuba= Continuó con licencia. hasta el fin de Septiembre. que se le da de baja en el Regimiento de León, por pase a la reserva de Huelva nº 94, en situación de 2º reserva con residencia en Bonares y fino- 1900 a 1904 que habiéndose correspondido ser licenciado absoluto por abono de campaña, años, meses y días.
     Hay un sello que dice= Regimiento de Infantería de Huelva nº94 Reserva.

                             
       CAPITANÍA GENERAL  DE  LA 2ª  REGIÓN.


     Expediente militar remitido a V.S. del soldado: Predro Cintado Díaz.
Con destino al Alcalde Constitucional de Bonares: Don José María Camacho Perez.
                           Sevilla 28 de Julio de 1925.
             Firmado por el Capitán General de Andalucía.

                          Don Carlos de Borbón y Borbón

       Esta documentación remitida al Ayuntamiento local por la máxima autoridad Militar española de Andalucía preguntando por la situación del humilde vecino Pedro Cintado, conocido por los paisanos con el apodo de "El Mediaíllo". Trajo conmoción y sosiego a al Alcalde como a los lugareños, de que se le habían olvidado de que tenían un héroe de la Guerra de Cuba.
       La documentación cruzada por el secretario del Ayuntamiento con los mandos militares, dejan de ver los momentos de angustia y temor por parte de la Alcaldía.
           Que el propio Don Carlos de Borbón. Capitán General, le recordarse al Alcalde de la penuria económica que estaba pasando "El Mediaíllo".Considerado como heróe de Guerra. LLamando la atención del señor secretario, que al soldado Pedro Cintado le pertenecía una plaza de funcionario local, como la de aguacil, sereno, etc. etc. en cuanto terminó de licenciarse; según el artículo 31 del Reglamento del 10 de Octubre de 1889.
       En la documentación encontramos que el que hace la reclamación al Estado Mayor, de la situación en que se encontraba "El Mediaíllo" mote tenido y reconocido en la campaña de Cuba. Es el Coronel de Infantería Don José de Armiñan y Pérez, destacado en Huelva, que lo reconoció por pura casualidad del tiempo de cuando era Capitán en la campaña cubana, y de los enfrentamientos que mantuvo contra los invasores norteamericanos; así como el rechazo por parte de Pedro Cintado al detalle que le ofreció el Ejercito Español, de reenganche profesional como cabo 1º, incluso en la Guardia Civil, o en el Cuerpo de Carabineros.
          En esta situación, en la que el señor secretario resalta, que parte de culpa de esta situación se debe al anterior, pero ya jubilado secretario, como a las autoridades locales que han permanecido ajeno a dicho problema.
    
            Notificación certificada, por parte del Ayuntamiento, a las autoridades militares:
        El Secretario del Ayuntamiento de esta villa.
  Que a lo referido de su petición, por parte del Artículo 9º del Reglamento de empleados subalterno de este Municipio, ha sido nombrado para conserje del Cementerio Municipal, el vecino Pedro Cintado Díaz, recogido en sesión plenaria el día tres de Agosto.
       Notificación por parte de la Alcaldía, al Capitán General de la 2º Región Militar, de que este héroe local, le ha sido premiado con la plaza de sepulturero, todo una suerte, se le acabó pasar penurias al pobre Pedro.
            El 18 de Enero de 1903, de la mano del Prebístero don Antonio Sanchez Rodriguez y en nuestra Iglesia parroquial, contrae matrimonio Pedro Cintado Díaz con la señorita Rosario Carrasco Moro, firmando como padrino el vecino y amigo Juan García Bueno "El Cirilo"
       Falleciendo el 27 de Julio de 1940, a la edad de 70 años, en su casa de la calle de San Sebastián nº 50 dejando cuatro hijos llamado: Pedro, Josefa, Juana y Leonardo.
       Cuando se terminó recopilar este trabajo en el año 2001, no pude encontrar ninguna información sobre el resto de su familia.
      Pero dejo para el recuerdo de este soldado bonariego que le pego una paliza bien dada a los orgullosos norteamericanos, de que tanto presumían de que habían apaciguado a sus vecinos los "Pieles Rojas" en sus Estados Unidos de América.

José García Díaz.

  

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Los bonariegos en la guerra de Ultramar.


               
    

 Relación de los nombres:

   1º  Don, Antonio Martín Montañéz.
       Destacado en las Islas Filipinas; artillero en la base de Manila, más nueve meses en Mindanao.
      Abuelo de Rocío Pérez Romero. 

                                   Copia de la filiación.

   Don Guillermo Cavestany y Gonzalez. Comandante segundo Jefe del primer Batallón del Regimiento Peninsular de Artillería.
      Estuvo destinado nueve meses en Mindanao, destinado en la batería de San Luís en la Laguna de Lanao.
       
   Certifico: que Juan Martín Montañez. Artillero de la cuarta Compañía del expresado Batallón y Reguimiento ; es hijo de José y de Joaquina, natural de Bonares, parroquia de la Asunción, avecinado en este pueblo, Juzgado de Primera Instancia de Moguer provincia de Huelva. Capitanía General de Sevilla; nació el 17 de Enero de 1863; de oficio del campo; edad a treinta y uno de Enero de mil ochocientos ochenta y tres, veinte años y catorce días; su religión Católica, Apostólica y Romana; de estado soltero, estatura un metro setecientos sesenta y cinco milímetros; sus señas: pelo castaño, cejas al pelo, ojos pardos, nariz regular, barba poca, boca regular color trigueño, su frente regular con aire marcial, su producción buena. Heredita saber leer y escribir. Fué quinto con el número catorce por el pueblo de Bonares, provincia de Huelva y declarado soldado para el reemplazo de mil ochocientos ochenta y tres decretado en veinte y tres de Febrero del mismo año.
       Queda filiado en virtud de la presente para servir en clase de soldado por el tiempo de doce años,  contando desde el día 14 de este año.
       Estuvo destinado nueve meses en Mindanao, en la Batería San Luís destacada en la Laguna de Lanao. Siendo esta la segunda isla mayor tras la de Luzón; estando habitada en su mayoría por musulmanes. Lo que provocó enfrentamientos armados contra ellos.
       En el mismo expediente, se resalta los enfrentamientos de defensa antes los piratas moros que frecuentaban dicha Laguna.
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             Uno de los problemas de España con las Islas de Filipinas, era su lejanía
cerca de 18.000 Kilómetros les separaban.Lo segundo, como casi siempre la maldita corrupción política y administrativa que se encontraba en las manos de los frailes; las órdenes religiosas, y como no, los militares, que tenían más poder que los pocos funcionarios españoles allí destacados.
      Estos abusos por alguna parte debido al clero católico, fueron motivos suficientes para el levantamiento de su población nativa. A compañada de las insurrecciones musulmanas en Mindanao. Casi todos estos levantamientos fueron reprimidos por los militares españoles, ayudados por las tropas nativas tagalos.

                              Isla de Cuba.

   Participaron 19 soldados, teniendo que contar con solo una baja.
La de Eusebio Carrasco Martín. Tío de Eusebia La "Cortadora". La madre de Leonardo el "Sastre"; falleció el día 2 de Febrero de 1896. Estando de partida en el Batallón Expedicionario en la Provincia de la Habana, sitio "Las Cuatro Hermanas"; se  formó una fuerte y violenta tormenta, cosa muy normal en ésta parte del Caribe, que obligó a Eusebio y a tres compañeros de refugiarse de bajo un árbol, con tan mala fortuna, que un rayo acabó con la vidas de los soldados. (A.H.M.S.).

 Soldado António Prieto Ruiz.
     El General del 2º Cuerpo de Ejercito y en su nombre el Coronel de la zona de Huelva nº 13 Guillermo Dominguez como inspector del Batallón  2º de regimiento nº 25 del que es jefe el comandante Don Juan de Montes Moreno.
    CONCEDO LICENCIA ABSOLUTA, por haber permanecido doce años en el servicio militar, desde la fecha de su ingreso en caja, según lo dispuesto en los artículos 2º y 7º de la ley de reclutamiento, al soldado António Prieto Ruiz, hijo de Ildefonso y de Juana, natural de Bonares, Juzgado de primera estancia de Moguer, provincia de Huelva, nació el día 24 de Marzo de 1876 de oficio del campo, su estado soltero. Fue alistado en el reemplazo de 1895 y clasificado como soldado sorteable, habiendo prestado los servicios que se expresan.
       Por haber cumplido su compromiso en el Ejercito, expido la presente en Huelva a 17 de Julio de 1905.
          Anotado al folio 3 nº 83. Guillermo Alonso.
Firmado: El Comandante Jefe Don Juan de Montes.

                  SITUACIONES Y VICISITUDES.

   Certifico: que la presente licencia absoluta corresponde al soldado Antonio Prieto Ruiz el que durante su permanencia en el Ejército observó buena conducta presto los servicios siguientes.
      1895. Ingresó en el, en 25 de Septiembre. Y se le dio pase para ir a su casa con licencia ilimitada y en carta de Diciembre se le destinó al Regimiento de Infantería de Zaragoza nº 3 quedando en la misma situación hasta fin de año.
      1896. En el día 1 de Enero, se incorporó a su regimiento en Madrid quedando en instrucción y guardia hasta el día 5, que con su grupo marchó destinado a Salamanca hasta el mes de Agosto que regresó a Madrid, y el 21 marchó a Santander por haberle correspondido en sorteo formar el primer batallón de su regimiento de operaciones en Cuba, embarcando en dicho puerto en el navío "Montevideo" desembarcando en la Habana el día 5 de Septiembre, quedando con su grupo en operaciones por la trocha de Júcaro a  Moron hasta el 17 de Octubre, que embarcaron marchando a Cienfuego y 19 por ferrocarril a Cifuentes (Santa Clara) donde se incorporó el resto del Batallón, quedando en operaciones por esta provincia asistiendo el 22 de Octubre a la acción en Domas de Menéndez, el 27 en Santa Clara, el 9 en la Sabana de Amaro y el 27 en Potrero Media Legua, el 12 de Diciembre en Loma Bonita y el 16 en Hagan, el 27 en Río Iguanabo y de operaciones continuó hasta fin de año.
      1897. Siguió asistiendo a los hechos de armas siguientes: el día uno de Enero en el combate sostenido en Arroyo Blanco, el 4  , en Loma Bonita, el 26, en Lagunita,el 3 de Febrero, en Laural, el 27 en Natibia, el 7 de Marzo en Colonia de San Juan, el 11 en Vista Hermosa, el 27 en Aguavate, el 2 de Abril en la Guaina, el 12 en los Montes Negros, el 14 en Potrero Carmelo, el 27 en Manacas y en fin de Septiembre pasó al departamento de Cifuentes en cuyo puesto de guerra y custodia del poblado acabó el año.
     1899. Fue trasladado enfermo al hospital militar de Isabela habiendo hasta final de Febrero, quedando destinado en Macagua y el 10 de Abril se incorporó a la columna de su Batallón en operaciones, el 5 de Mayo se encontró en la mina de Jagüeyes y el 10 en Rentilla, saliendo el 21 para  Sagua la Grande y de aquí el 25 para Saruco y el 26 en tren militar para las playas de Manando, y puentes de vigilancia y defensa de las cortes con motivo del bloqueo por la escuadra Americana, paró enfermo en el hospital de Madesa donde permaneció hasta fin de Agosto hasta que se incorporó al Batallón de la Ceiba quedando de guardia hasta el fin de Septiembre  donde pasó al hospital de Alfonso XIII, de donde salió el 19 de Diciembre para embarcar en el puerto de la Habana para la Península, finalizando el año en navegación.
        El día 6 de Enero desembarcó en Valencia, y el día 7 recibió licencia trismestral para su casa donde acabó el año.
        En el año de 1900 a 1902-1903. Terminando Noviembre es dado de baja en su Regimiento para pasar al de Huelva nº 94 y en situación de 2ª Bandera causó alta el mismo día uno de Diciembre residiendo en Bonares todo el año de 1904.
         En 1905. El día uno de Enero causó alta en el Batallón de la 2ª Bandera de Huelva nº 25, que por disolución de su anterior cuerpo, que según la Real Orden del 17 de Noviembre último y en el 19 de Julio por haber cumplido su compromiso en el Ejército por efecto de abonos de campaña, se le expide su licencia absoluta.
           Tiempo de campaña        año   meses     días.
     Por la deuda de 1895-1898     2        1             1
Y para que conste expido el presente en Huelva a dicinueve de Julio de mil novecientos cinco.
                                                  Firmado: Juan de Montes.

José García Díaz.       


martes, 24 de noviembre de 2015

Mirando a Marruecos.

                     Miércoles 14 de Febrero de 1900.


       Un artículo publicado por el diario italiano "Il Popolo de Milan" con fecha de ayer, página Nº 12, tratando de un conflicto probable en Marruecos en el que, según dicho periódico, hemos de jugar importante papel, ha hecho que se hablara y se escribiera por millonésima vez sobre el porvenir de España en África.
      Con este motivo, nuestro estimado colega barcelonés. "Diario del Comercio" hace los siguientes comentarios que juzgamos oportunísimo y por eso reproducimos:
    "La  Época" a vuelta de desmentir la existencias de negociaciones e inteligencias diplomáticas que puedan alterar el "statu quo" en el Imperio de Marruecos desliza la especie de que el general Azcárraga está estudiando sin levantar mano, planes de reorganización de nuestras fuerzas militares, que puesto en planta nos permitirán, tiempo a venir, el cumplimiento de nuestra histórica misión en el continente africano.
        No creemos afortunadamente, que ninguno de nuestros hombres de Estado más o menos averiados, acaricie pensamientos de conquista ni ilusiones guerreras, pero mala cosa es que aún remitiéndolo a un  porvenir lejano, se persista en el sueño de llevar a términos el testamento de Isabel la Católica.
       La poca o mucha fuerza que nos queda debemos de emplearla en conquistarnos a nosotros mismos, valga la frase, en colonizar a España, en abrir caminos por lo que pueda pasar libremente y entre vítores la civilización que se pretende llevar al continente africano y de la que necesitamos más que algunos pueblos que lo habitan.
       Mientras nuestra historia se estudien solo los hechos bélicos; las hazañas más o menos legendarias; mientras en vez de enseñarnos lo que fue el pueblo nos enseñen  solo lo que fueron los reyes y los grandes capitanes, los desvaríos encontraran terreno abonado e las cualidades de raza. No, no debemos aprender en lo que nos ha perdido, en lo que puede aniquilarnos, si no en lo que nos hizo grande y es de casi todo el mundo ignorado.
      Tiene razón el señor  Fray Pedro Morote  cuando escribe:
 "Nuestra historia, la historia nacional que necesita ser grabada en el corazón y en el entendimiento de  los hijos de España, es la que establece nuestra pasmosa prosperidad en el siglo XV yen los comienzos del XVI, cuando había en la península número considerable de ciudades y todas ellas pobladas con cantidad de gente que iba mucho más allá de la proporción común de las otras partes de Europa; cuando aumentaban cada día las industrias y abundaban los fabricantes y los obreros; cuando en Sevilla solamente había 16 mil talleres de seda y de lana y en ellos empleados ciento treinta mil obreros; cuando en comercio y en marina mercante íbamos por delante de venecianos, holandeses, ingleses y franceses; cuando nuestros puertos de Sevilla, de Cádiz, de Barcelona eran los primeros en Europa; cuando los catalanes dicaban a toda la cristiandad civilizada sus leyes marítimas con el "Consulado del Mar." Código aún vigente; cuando podíamos disputar la gloria de haber descubierto la  brújula; cuando con los portugueses éramos dueños del Océano; cuando en competencia con las repúblicas italianas monopolizábamos el comercio del planeta; cuando nuestras sedas gozaban de fama indisputada en el globo entero; cuando éramos de los primeros pueblos que practicaban el arte de la imprenta; cuando nuestro gremios e oficios eran a semejanza de nuestros Consejos y de nuestras cortes, modelos de organización social y política, y cuando en fin, por las artes y las ciencias de "la paz" íbamos a la  cabeza de la civilización.
      No, Cese nuestro entusiasmo, por legítimo, que sea, que se funda en guerras, batallas y conquistas. Es hora de que nuestra historia recobre los fueros de la verdad. Los 60.000 talleres de seda y de lana de Sevilla, esos 130.000  obreros que en una ciudad del reino se ocupaban en las manufacturas, quedaron reducidos a 400 talleres y a 3.000 obreros en el espacio que media del siglo XVI al XVII por efecto de haber estado en guerra con el mundo entero bajo Felipe II y sus desventurados sucesores. Nuestra riqueza no consistió en haber extraído de América desde que se descubrió hasta fines del siglo pasado cincuenta y cinco mil millones de libras esterlinas, según cálculos de Ustáriz, Herrera y Robertson, porque a pesar de tales tesoros llegó un día en España en que ya no existió más que la moneda de vellón y los galeones ya no salían cargados de mercancías y se vendía el privilegio de comerciar con el Nuevo Mundo a Inglaterra por el tratado de "Asiento" y éramos la nación más pobre de la tierra.
        Dejémonos de desvaríos de santas cruzadas y de ilusiones y vivamos en la realidad de los hechos. Conquistemos a España y hagámonos fuerte por medio del trabajo, de la instrucción, del progreso, para que rodando los años no sean los africanos morunos los que nos reconquisten de nuevo.
       Seamos avisados si es cierto que el escarmiento enseña a serlo.


    José García Díaz.
     
 





viernes, 20 de noviembre de 2015

Los prisioneros de Huelva en Filipinas.

                                                        Del diario "La Provincia"
                      Del jueves día 16 de Septiembre de 1899.

           Los lectores de estos artículos recordarán quizás, que algún tiempo después de la derrota de nuestra escuadra en la bahía de Manila, hemos citado a un onubense que muchacho aún, hemos tenido en nuestra imprenta unos cuantos años, y a quien hemos tomado el afecto que siempre se toma a los que nos sirven bien y con agrado. El joven se llama José Vélez Ladrero y su familia aunque modesta es muy conocida en Huelva, ha tenido la bondad de hacernos saber siempre las noticias que de el recibe.
         En el año 96 se marchó al servicio por mar, y a principio del año 98 le tocó presenciar y ser actor  en el desastre de nuestra escuadra en Filipinas a bordo del crucero "María Cristina", donde prestaba servicio como cabo de mar. La familia, después de aquel de aquel hecho estaba muy impaciente y temerosa porque nada se sabía del muchacho, hasta que recibió una carta explicando cómo se había salvado; en medio del desastre, a nado con corto de ropa, y pasando los peligros consiguientes. Cuando  escribió aún no estaba prisionero, pero algunos días después fue apresado por los tagalos y no se volvió a saber de el hasta hace unos seis o siete días.
       No hay para qué decir la impaciencia de la familia y las gestiones que se hizo por diferentes conductos para averiguar el paradero del muchacho, y la alegría que experimentó cuando recibió su carta fechada en Vigan el día 23 del pasado mes de Junio. En dicha carta, y entre otras cosas, dice:
    "Padres, me dispensaran ustedes el que no le haya escrito antes para que supieran de mi; yo no he tenido la culpa, que ha sido el estar prisionero y no he tenido proporción como en esta hora para manifestarle lo siguiente; Padre, llegan a mis oídos estas palabras; se puede escribir para la península; y cojo la pluma con todo mi corazón para manifestarle en la situación que me encuentro; estoy bueno de salud como siempre he estado; que estoy falto de dinero y de ropa y de zapatos, pero de salud como nunca; yo pronto espero estar en estado de todos lo que me hace falta y algunas cosas más, que espero que me den la libertad, pues la espero con más afán por ver a ustedes, y no molestando más....etc."
       A pesar de los trabajos que esta pasando, no pierde su buen humor y su afición a la poesía popular, como lo manifiesta en los siguientes cantares que remite al final de su carta:
                                "No me dejo de acordar;
                                 cuando caí prisionero
                                 que se acabó la alegría
                                 y me ha faltado el dinero.
                                     Pasando miles de fatigas
                                 descalzo y medio en cueros
                                 en ver la desgracia mía,
                                 y de mis compañeros,
                                 pensando en ti, madre mía,
                                 todas las noches me encuentro"

          Nuestra felicitaciones a la familia del joven  Vélez, y que pronto tenga el placer de estrecharle en sus brazos, lo cual no parece muy imposible, según se desprende de los que el mismo escribe, según se desprenden de lo que el mismo escribe y nosotros hemos copiado.

                              "La Gaceta" Diario Oficial.
                    Del martes 16 de Septiembre de 1898.
  
        Entre las reales órdenes publicada resolviendo incidencia de quintas:
       El mozo del reemplazo de 1899, Manuel Camacho Pérez, natural del pueblo de Palos de Moguer, pide que se le exima del servicio militar activo, fundándose en que su hermano suyo ya pasó al ejército de Filipinas, sin que conste que haya sido repatriado, por lo que debe considerarse que estará prisionero de los tagalos o habrá fallecido, hechos que comprueba con los correspondientes certificados.
        El Ministro ha resuelto:
         Que por la Comisión mixta que corresponde se reclame de la autoridad militar certificación positiva o negativa de si el hermano del mozo regresó de Filipinas.
        En caso de que no se justifique, que el soldado no fue repatriado, se considera como sirviendo en filas, aceptando la eximación  presentada por dicho mozo.

          Diario "La Provincia" del día 18 de Septiembre.
          
        Sobre los prisioneros de Huelva en las Filipinas, personas que han leído nuestro articulo relativo al soldado José Vélez, nos han hecho notar que en la carta última que se recibió de este individuo se hace referencia a otro marinero de Huelva, del cual no se tenía conocimiento desde la catástrofe de la bahía de Manila y se le suponía muerto.
        Es verdad, hemos vuelto a leer la carta y nos hemos fijados en este detalle; "Estoy escribiendo y llega Juan Santo Mesa", que es el individuo que se trata, y este escribe en la misma carta dos líneas para su familia.
       Este individuo vivía en la calle San Andrés y trabajaba en las parejas. Cuando ocurrió la catástrofe servía a bordo del crucero " D. Antonio Ulloa".
       Nos alegramos de su aparición y de que esté bueno.
       Todavía, según nuestra cuenta, debe existir otro, que no es marino, si no soldado de infantería, y que el ministerio de la Guerra no hay noticia de que haya muerto. Se llama José Gómez Fernández, es muy popular en el barrio de San Sebastián y conocido por "Tío Pino".
      De este individuo no tiene noticias la familia, desde cerca de año y medio.
       Según nuestros cálculos, es posible que haya prisioneros cuatro o cinco más de Huelva; pero ya de estos no tenemos idea ni sus nombres podemos decir.
     Si alguien sabe algo más y quiere comunicárnoslo, tendremos mucho gusto en hacerlo público.

              Del diario "El Porvenir" del martes 10 de Octubre de 1899.
     
          Con referencia al supuesto tratado secreto de alianza ofensiva y defensiva que s ha firmado, o se va a firmar entre Rusia, Alemania, Francia y !!!España!!!, dice un famoso periódico anglo--americano, que más le valdría a España dejarse de peligrosas aventuras internacionales, empezando por regenerarse, arreglar su hacienda y cuidar de que se les cicatricen pronto y completamente, las heridas recibidas en su reciente conflicto con los Estados Unidos.
          Como el periódico en cuestión opinamos nosotros, que después del amargo desengaño sufrido, cuando permitió la Europa continental que los anglos--sajones, con o sin justicia, nos apalearan de arriba a bajo a base de bien inhumanamente, despojándonos además de nuestro imperio colonial, no debe España meterse en enredos de ningún género, pues si las salieran bien serían nuestros "aliados" los que sacarían todo el provecho dejándonos, a los sumo, algunas migajas de botín que se ganara al enemigo haciendo, en cambio, caso de salir las cosas mal, que pagáramos nosotros la vajilla rota, perdiendo lo poco que de nuestras antiguas grandezas conservamos.
         El periódico angloamericano tiene razón en reírse de nuestra insignificancia internacional y  de aconsejarnos de que cuidemos de nuestra casa, que bastante desarreglada y perdida lo esta ya.
         "Al burro muerto la cebada al rabo"; no olvidemos este refrán y aprovechándonos de lo que enseña, no nos metamos en alianzas con gente que nos abandonaron en el peligro; y que necesitan nuestros puertos y costas para bases de operaciones bélicas contra aquellos mismos anglo--sajones que a mansalva y pisoteando el derecho internacional, nos apalearon de lo lindo, robándonos además impunemente los pedazos de patria que teníamos al otro lado de los mares.
        José Nogales Nogales. Abogado y exdirector del periódico "El Defensor".
                          
                                Datos edificantes.
     Francia, con más de 6oo.ooo hombres bajo las armas cuenta con 29 mil oficiales y dedica a su mantenimiento y a su sueldo 99 millones de francos, siendo el presupuesto de la Guerra de 640 millones.
       Italia, con efectivo de 230.000 hombres, cuenta con 14.000 oficiales y les consagra 48 millones, en su presupuesto de la Guerra de  280 millones.
       España, con un ejército de 80.000 hombres, cuenta 23.000 oficiales, a los cuales consagra 66 millones, en su presupuesto de Guerra de 174 millones.
       En suma; hay en Francia un oficial por cada 21 hombres; en Italia uno por cada 16; en España uno para algo de más de 3.
      Francia asigna a sus oficiales algo más del 15 por 100 de su presupuesto de Guerra; Italia algo más del 17; !España más del 38!

      José García Díaz.




"Noche de invierno"

        Como no nos gusta engalanarnos con plumas ajenas, empezamos por declarar que este cuento lo hemos leído hace  muchos años, en una publicación periódica de cuentos, anécdota, historietas amenas y sucedidos chistosos, que hace ya muchos años, casi a principios del siglo, veía la luz pública en Madrid.
         Andando los años, hace ya quince o veinte, hemos vuelto a leer un cuento igual o parecido, en un periódico madrileño.
         En ninguna de estas publicaciones decían el lugar donde ocurrieron los hechos que vamos a recordar y a referir para entretenimiento de nuestros lectores; más nosotros, revolviendo antiguos papeles y consultando la memoria de algún casi centenario archivo viviente en esta vetusta capital, sabemos que dichos acontecimientos ocurrieron en la misma Huelva.
       Era por esta época, así como a mediado de Noviembre,y poco más o menos el día en que el calendario portugués, entonces muy emboga en esta poblaciones, porque aseguraba que tenía mucho acierto, decía: "San Martín, mata o porco."
    En aquellos famosos tiempos, las prescripciones del almanaque, ya fueran religiosas, o ya se rozaran con la culinaria, se cumplían con escrupulosa exactitud; así no era extraño que las dependencias de cocina del convento de San Francisco rebosaran de actividad por la "matanza", pues aunque la comunidad solía traer todo el año la chacina para su consumo de la sierra, y mucha de ella de limosna a cambio de bendiciones, indulgencias, oraciones, jaculatorias, sermones, etc.., porque en esto de tomar por Dios para dar por Dios, se pintaban solos los buenos mendicantes, no dejaba de hacer en la época de ritual la clásica matanza; y eso que los franciscanos no eran tan célebres gastrónomos como los jerónimos, pero tenían mucha gente a quien mantener.
     Ya el gran Napoleón, cenando en el refectorio de un convento de franciscano, preguntando quién, a su juicio, había sido el general más inteligente, había dicho:- !Ese! señalando un retrato de San Francisco; ese, porque ha sabido mantener un ejército numeroso sin gastar un cuarto.
    Volviendo a nuestra narración, diremos que en la época a que nos referimos estaban los departamentos afectos a la cocina y despensa del convento de franciscanos de Huelva, mejor dicho, todo los de la comarca y aun todos los de España, y todas las casas donde había medios para hacer por la vida, revueltos con el trajín de la matanza, o del sanmartín, o de la confección del mondongo, que esta operación tenía varios nombres, como tienen todo aquello que profundamente nos interesa.
     De esta patriarcal y santa costumbre se va perdiendo ya hasta la memoria en el seno de las familias, desde que ha venido los adelantos de las civilización y con ellos los principios económicos, principalmente el de la divisibilidad del trabajo y más principalmente el de la economía de la comida, que pronto llegará a la supresión, porque bien mirado, comer es un vicio, y sobre todo comer gordo, comer chacina !qué porquería!
     Dícese que los judíos gozan por lo general de excelente salud. ¿No podrá ser esto efecto de que no comen jamás chacina?
     Hay más; existe en la actualidad muy extendida por toda Europa una secta que se llama de los vegetarianos, porque sus individuos no comen más que vegetales y por ningún estilo prueban la carne  ni sustancias animales tales como la leche, la manteca, el queso, los huevos, etc.. y cuentan prodigiosa fuerzas y robustez de estos individuos; por ejemplo; no hace mucho tiempo he leído o me han contado algo de un gran record velocipedista verificado en Berlín, en el que se han hecho maravillas de fuerza y agilidad, y los vencedores habían sido dos vejetarianos de pura sangre y raza.
      Pero dejemos estas digresiones a un lado, que siguiendo por este camino no vamos a cavar nunca; nuestra misión es contar sucesos, referir hechos; pero no deducir consecuencias; estas que la deduzca el lector si le place, Decíamos, pues, que el convento andaba revuelto. Como el personal lego no era bastante para este trajín extraordinario y además era posible también que careciese de conocimiento idóneos para esta grave tarea, se había el permitido el acceso, lo precisamente en la parte claustral, bendita o reservada, si no, como creemos haber ya dicho, en la cocina, patio o corral y análogas dependencias, de personal suplementario.
       Era este un celebre matachín muy inteligente en la materia, su ayudante y dos o tres mujeres, habilísimas mondonguera o chacineras  que habían hechos su estudios prácticos en la sierra de Aracena y en la próxima Extremadura, s decir en el país selecto y escogido de la chacina y de los embutidos, y tenían estas buenas mujeres tal fama de inteligentes mondongueras chacineras que ellas  eran las que preparaban las matanzas en todas las casas ricas del pueblo.
          Los buenos padres franciscanos, muy tolerantes e indulgentes, no tenían escrúpulo alguno en admitir esta gente en el recinto de sus cocinas y análogas dependencias, por que demasiado sabían que el paladar de la chacina en manos de la mujer era cosa selecta; nadie como ella para la mezclar harmónicamente lo gordo y lo magro del cerdo; combinar la cebolla, el pimiento, el orégano y demás especies para producir un gusto exquisito; picar menudita la carne para que no produjera obstrucciones en la delgada tripa; calcular la cantidad de piñones para las morcillas, los chorizos, etc.., etc.., Además, no se crea que estas personas eran cogida en el arroyo; !pues no faltaba más! nada de eso, eran buenas personas, temerosas de Dios, cristianas viejas y muy devotas y piadosas, perteneciendo todas a la V.O.T., es decir, hermanas en el seráfico padre, y todas ellas estaban dichos días y para dichos actos bajo la inteligente dirección y forma guía del lego Ramón.
       ¿Qué quién era este? pues una celebridad de su época y de su clase. Todavía hemos conocidos nosotros en Huelva a gentes que habían a su vez conocido y tratado al famoso lego Ramón , y de cuyos labios hemos oídos referir muchas ocurrencias, agudezas, oportunas réplicas, curiosas anécdotas referentes al célebre lego. Era un individuo de recia complexión y ágiles maneras; en todas las procesiones y frecuentes "vía-crucis" llevaba siempre un Santo Cristo, hermosa figura de talla casi de tamaño natural, que tenían los frailes en mucha estimación, pero que antes del lego Ramón, permanecía siempre en su hornacina porque no había puños que pudiera con el. De aquí tomaba pretexto el buen lego para gruñir cuando quería hacerse el interesante, y decía que a el siempre le tocaba lo peor. Pues a este personaje le estaba encomendado el trajín mondonguil chacinero, pues en el, mejor que en ningún otro, tenían los padres depositada su confianza para estas cosas.
          La tarea aquel día había sido activa y diligente y se había prolongado hasta bien entrada la noche; eran ya las diez y no había terminado; pero estaba al concluir y la carpanta azuzaba ya, y aunque la esperanza de una buena cena, según era costumbre en tales circunstancias, y que el buen lego Ramón tenía prometida para aquella misma noche, con permiso, por supuesto, de su superiores, amortiguaba las instigaciones del hombre, porque ya es sabido que hambre que espera hartura no es tal hambre, empezaron a oírse algunas alusiones a la prometida cena y a la avanzado de la hora. El lego echó una ojeada sobre el trabajo; viendo que estaba vencido y considerando que se había trabajado mucho y bien, que la hora avanzaba y que ya era razón que los estómagos empezaran a desfallecer, anunció  que había llegado el momento de hacer por vida y que iba inmediatamente a disponer todo lo necesario para proceder a tan delicada operación.
        Era nuestro lego el colmo de la previsión y bien sabía el que en materia de gaudeamus (Alegrémonos pues) no suele haber nada sagrado y respetable, sobre todo tratándose de gente que si no completamente extraña, no pertenece por lo menos a nuestra comunidad; así pues el para asegurarse su pitanza (Ración de comida que se daba a la gente pobre, por parte de los conventos) y la de sus convidados, creyó prudente guardarla en parte segura y fuera del alcance de las miradas de los indiscreto y curiosos; así que cogió un saco, y sin que nadie se enterase, metió en el casi medio cerdo y después pensó donde lo pondría que estuviera más seguro. En la huerta continua a la cocina, y hoy plaza de San Francisco, estaban haciendo en aquel entonces una obra que era la transformación de un pozo en una noria; había allí con este motivo un montón de escombros, y la obra estaba por dos o tres días paralizada, porque los albañiles no podían continuar hasta que les llevaran de la carpintería la rueda de madera que debía sostener los cangilones; por tanto allí nadie andaría ni se acercaría siquiera, y creyó Ramón que entre los escombros era el sitio más oportuno y seguro para esconder su saco hasta la noche, y así lo hizo.
       Cuando nuestro lego penetró en la cocina, donde ya estaba sentados en grata espera todos los convidados, dejó el saco diciendo:
----! Caramba como pesa! ¿No digo que a mí, por fas o por néfas, siempre me toca lo peor? Pues esta mañana no pesaba tanto; si parece que ha crecido! o por lo menos que aumentado  peso.
 ....... Bueno, interrumpió un hambriento; dejémonos de reflexiones y pongamos manos a la obra  que la candela se pasa y los estómagos se impacientan.
          Y diciendo y haciendo desató el saco.
          Una exclamación de terror se escapó de todos los pechos:
 ------ !El padre Pirracas!
         Y un fraile, al parecer muerto en medio de la espantada reunión.
        No pertenecía a la comunidad franciscana onubense. Había venido de Sevilla, o de más lejos, destinado al monasterio de la Rábida.
     Los franciscano eran misioneros; vivían predicando y ejerciendo la caridad; por tanto, sus conventos estaban situados más bien en los grandes centros de población, es decir, donde abundan los parroquianos, donde había oyentes y pordiosero; así había muy pocos monasterio franciscano  que estuviera despoblado, como los de las comunidades que se dedicaban con preferencia y casi únicamente a la vida.
         El monasterio de la Rábida era una excepción por efecto de su misión especial; era una especie de asilo de corrección y de penitencia, al que iban destinados los padres que tuviesen algún pecadillo que purgar, y en este concepto fue a el destinado el padre susodicho, porque tenía fama de mujeriego y revoltoso; pero como el paraje donde dicho convento está situado en sitio complicado fue tentado por las calenturas intermitentes y el padre se vio afectado de ellas, obtuvo permiso para residir temporalmente en Huelva; al principio hizo una vida comedia captándose la estimación general; pero como el que malas mañas anda, tarde o nunca las olvida, volvió a la postre por los mismos pasos al mal camino antiguo y fue causa de su perdición.
    Un día, al anochecer, se ofreció a ir a casa de la madre Ana, que no podía concurrir a la iglesia por estar impedida, en reemplazo de su confesor, que se hallaba muy acatarrado y a quien había prohibido el médico salir a la calle con el frío que hacía. Mucho estimó el padre espiritual de la vieja madre Ana la solicitud del compañero, a quien despidió a la hora precisa con muchas recomendaciones y advertencias para su talladita hija de confesión; pero el padre forastero lo que menos pensaba era en ella, y su plan era escurrirse, en cuanto tuviera ocasión, en casa de una vecina, lavandera y planchadora del convento, garrida hembra casada con un hortelano que aquellos días estaba trabajando en la ribera.
    Algunos han dicho que eran plan convenido, pero otros que conocían a la individua negaron esto a pie juntillas; decían que era una mujer honrada y que estaba enamorada de su marido, y que el hecho lo había sido más que una barrabasada de aquel Tenorio con hábitos; pero fuese lo que fuese, lo cierto es que el se coló en la casa ante la lavandera asustada y temerosa de que su marido regresara de la ribera sin avisar, como solía algunas veces hacerlo; en vano luchó, exponiendo sus temores y explicando al fraile los peligros que corría si su marido regresaba y lo encontraba allí.
---- Bah! decía el padre; yo se que tu marido no regresa a mediados de semana y con tiempo excelente que es preciso aprovechar para el trabajo; desecha, pues, temores con que en vano quieres asustarme.
      El fraile estaba en lo cierto, y se conoce que antes de aventurarse en aquel paso se había enterado de las costumbres del que el tenía seguro del minotauro; pero estando en lo más caluroso de la porfía se oyeron en las puertas fuertes golpes y la voz airada del marido que decía:
 ----- Abre, abre!
         Dio la mujer un grito y se quedó atónita. Se levantó el padre y miró a su alrededor como buscando un sitio donde ocultarse o por donde huir, pero el marido, que debió haber oído algo, no teniendo paciencia para volver a llamar y esperar que le abriesen, empujó la puerta con tal violencia que saltó el cerrojo presentándose el airado ante el Tenorio, que saco con bastante calma una pistoleja de la manga del hábito. Seguramente que esta arma no la saco con ánimo de defenderse y agredir con ella, si no como medio de imponerse y poner la paz, pero esta acción irritó más al marido que , ciego, echó mano a un espeque o mango de alguna herramienta que tenía detrás de la puerta, enarbolándolo sin decir una palabra lo descargó con furia sobre la cabeza del fraile que cayó rodando. Tuvo tiempo de hacer fuego y lo  intentó, pero le marro el fogonazo, cosa que pasaba con bastante frecuencia con las armas de chispa que entonces se usaba, porque en materia de armas de fuego no había aún otras.
      El fraile cayó redondo sin proferir el menor grito y quedó completamente inmóvil y tan inmóviles quedaron marido y mujer por espacio de buen rato. Al fin el primero volvió de su estupor e inclinándose sobre el que parecía cadáver, le tocó y movió sin que demostrarse signo alguno de vida; le puso la mano sobre el corazón sin sentir latidos; le puso un espejito junto a la boca y narices pero no empaño.
   ----- Yo creo, dijo entonces, que está muerto bien muerto.  
  ----- ¿ Y qué haremos en vista de esto? dijo la mujer, gimoteando.
  ----- Callarse, lo primero; lo echo ya no tiene remedio. Vamos a ver por el pronto si podemos alejar de aquí el cuerpo del delito, y después obraremos según las circunstancias.
          Metieron entre los dos el cuerpo del fraile en un saco y salió el marido  a inspeccionar la calle y a ver si se rebullía alguien en la ciudad.
       La calle estaba desierta, la noche obscura y la vecindad tan callada, que no parecía que hubiesen enterado de nada.
       El hortelano se echó el saco al hombro y salió a la calle tomando enseguida la Nueva, que era en efecto más nueva que ahora, pero quizás menos poblada, y siguió por ella sin tropiezo hasta la calle de Palos. Al penetrar en esta sintió algunos temores y estuvo tentado a dejar el saco en la esquina, pero se dijo:
  ---- No, está muy cerca; es preciso llevarle lo más lejos posibles.
        Y siguió por la calle abajo hacia el convento de San Francisco. Entonces no había  alumbrado público; si acaso alguna lamparilla muy diminuta haciendo como que alumbraba a algún santo, y a estas ya tenía buen cuidado de no aproximarse al hortelano. No había serenos ni guardas nocturnos de ninguna clase, y los trasnochadores andaban muy escasos, sobre todo por aquellos barrios. Iba pensando mientras recorrías dicho trayecto en dejar el saco a la misma puerta de la portería; pero cuando dio vuelta a la calle se acordó de la obra que estaban haciendo en la huerta y vio un trozo de pared caído; entró por el hasta que tropezó en los escombros y cayó de bruces.
----- Ea, dijo, ¿aquí te quieres quedar? pues aquí te dejo; pero al apoyarse para incorporarse rodaron algunos escombros y creyó palpar algo como tela.
------ ¿Qué será esto? se preguntó; y examinando con más detención creyó que era un saco.
------ Caramba!, se dijo, si se me habrán adelantado a matar frailes!;
pero diciendo esto le dio un olorcillo que le puso en auto.
 ------Calle! exclamó; huy han hecho aquí la matanza del cerdo y los mondongueros chacineros tienen, se conoce que tienen escondido esto para llevárselo.
       Y echándoselo al hombro añadió;
        Buen chasco se van a llevar si puedo escurrirme sin que nadie me vea; !pa, adelante!
        Y tomó, más que ligero, con el saco al hombro, el camino de casa, a donde llegó con toda felicidad.
                                               
                                                     III


           Atónitos y profundamente contrariados quedaron los comensales del hermano Ramón ante la inesperada aparición del cadáver, pero más contrariado y más preocupado quedó nuestro lego, al cual vinieron a perturbar grandes cavilaciones y no pequeños temores, por más que no dejó de comprender que el travieso padre se había metido con poca reflexión en algún mal paso, del cual había salido descalabrado y hasta sin vida. El golpe sobre la sien había sido formidable y revelaba que con quien lo había descargado debía de ser persona de buena fuerzas; esto era ya un indicio; más, bien mirado, ¿qué importaba esto, silo que le convenía era no buscar rastros, no revolver indicios, no fijar la atención pública sobre un hecho semejante, sino más bien pasar como un caso fortuito, inesperado, hijo de la casualidad, pero de ningún modo de intención; sobre todo no dar motivo para suponer que el hecho pudiera ser la venganza de un marido celoso, o la satisfacción de un padre agraviado.
      Los tiempos estaban muy  malos, los enemigos de los pobrecitos frailes abundaban, ¿a que darles motivos para calumnias o sospechas injuriosas?
        Sumido estaba el hermano Ramón en estas reflexiones y todos callados y tristes, cuando uno de ello exclamó:
----- En vista de todo esto ¿nos  quedamos sin cenar? pues buenas noches, porque se va haciendo tarde.
----- Nada, nada, contestó el lego, a cenar el que tenga apetito, que ustedes no tiene culpa de lo ocurrido. No será la cena tan abundante como la que estaba preparada, pero no faltará que meter por debajo de las narices. Por lo pronto tenemos el vino intacto, pues este no se lo han llevado. Empecemos por tomar un trago para hacer boca; antes de todo llevaremos el cadáver del desgraciado padre a sitio decoroso, y enseguida cenaremos, sintiendo mucho lo ocurrido, pero que no podemos remediar.
      Así en efecto se hizo; pero la cena no empezó placentera y animada como hubiera estado de no haber ocurrido el incidente que vino a perturbarla. Sin embargo, poco a poco, y a medida que menudeaba el sabroso blanquillo de la tierra, fue la gente recobrando el uso de la palabra; se habló mucho, pero no se habló más que el hecho que a todos más o menos preocupaba, y a algunos tenía temeroso de complicaciones y enredos. Hubo quien expuso muy formalmente la necesidad de hacer desaparecer el cadáver del fraile; de llevarlo fuera del recinto del convento y dejarlo en sitio donde se le viese en cuanto fuese de día. Era muy diferente que la justicia encontrara el cadáver fuera del convento y empezara sus averiguaciones por si y antes si, a  que empezara por ir allí a tomar declaración a todos ellos, para averiguar quien había encontrado el cadáver, a que hora, en donde y como; y la misma verdad que expusieran sería sospechosos, no sería creída y vendría a sustentar la idea de que allí había ocurrido el sangriento crimen y a mantener el empeño de querer sacar de allí, entre ellos, el asesino.
      Todos convinieron en la idea de alejar el cadáver; pero hubo uno que añadió la siguiente proposición:
----En la cuadra, dijo, tenemos un potro almonteño que regaló un devoto a la comunidad, y que ha nacido y se ha criado libre en aquellas marismas, donde hay tanto ganado que no es de nadie, si no del primero que lo coge; pero dicho potro, que ya va para un mes que está ahí, no se ha podido utilizar por que no habido medio de domarlo a pesar de cuanto se ha hecho; hay quien dice que está loco y será imposible sacar partido de el; pues bien; yo lo cogía, montaba en el cadáver, le daba un par de latigazos y que corriera tierra.
       Las cabezas estaban ya un poco  perturbadas, y cuanto más extravagante era la proposición, con tanto más calor fue aceptada y puesta inmediatamente en práctica.
       No se pudo ensillar al bruto sin trabarlo, pero toda la operación se hizo con el mayor sigilo y dirigencia; se sujetó encima al muerto, porque si no hubiera ido rodando a las primeras de cambio. En un camaranchón tenían los frailes almacenados los judíos de hacer la Semana Santa, sobre todo los que guardaban el sepulcro con lanzas y escudos. Uno de los autores de esta escena tragi-cómica y a un diremos de irreverencia y profanación, cogió una lanza y un escudo y se lo puso al muerto. Hecho esto sacaron al potro a la calle, le quitaron la traba y le dieron un par de buenos latigazos, saliendo el animal disparado, dando corvetas, saldos y coses y tomando la calle arriba como alma lleva el diablo.
        Refieren las crónicas que el matador, que estaba intranquilo y no podía dormir, al sentir el ruido que causaba el potro se asomó a una ventana y a luz mortecina que en la esquina alumbraba un santo, conoció al fraile que había matado, y al verle armado, aunque de tan extraña manera, creyó que venía contra el, y se echo a temblar, porque aunque era bragado comprendía que contra lo sobrenatural no podía luchar; pero al ver que el muerto pasó de largo se tranquilizó. Fue hasta el mesón que entonces había a la salida de la población donde empezaba el camino de Sevilla, cerca de la ermita de San Sebastián. Allí había gentes preparando una galera que iba a salir antes de amanecer, y que al ver aquel caballo casi desbocado y aquella estaña figura encima creyeron que aquello era cosa de burla y la emprendieron a latigazos con caballo y caballero; aquel volvió grupas tomando calla abajo.
       Entonces no se trasnochaba mucho, pero la gente madrugaba más que hoy; antes de amanecer ya había hortelanos y vendedores en la Placeta, donde hacía el mercado, y tabernas abiertas. Los pescadores madrugaban como ahora y según la marea; a veces dos y tres horas antes de amanecer ya se les veía en la calzada y en el muelle.
      Es decir, que desde dos horas antes de amanecer, desde dos horas antes de amanecer, desde la ermita de S. Sebastián asta el Arco de la Estrella, no se hablaba ya de más asunto que del fraile duende que a caballo y en carrera vertiginosa recorrí la población repartiendo lanzazos a diestro y siniestro; y hasta se decía que había heridos contusos.
       Todavía no asomaba el día y ya el potro, cansado y domesticado por el julepe que había llevado aquella noche, se dirigía hacia el convento de San Francisco; la iglesia estaba ya abierta, y la comunidad levantada, y algunos curiosos, que algo habían ya oído de lo que pasaba, levantada, y algunos curiosos, que algo habían  ya oído de lo que pasaba, levantados y comentado el hecho, cuando apareció ante ellos caballo y jinete. Aquel, atraído por las querencia, entró en la huerta por el boquete abierto. El lego Ramón, que estaba ya en pié y vigilante como siempre en caso de apuro, gritó:
 ---- Dejarlo, no entrar, porque ese animal es muy espantadizo; dejarlo a ver si lo podemos coger y con eso salvamos al pobre loco que va encima.
       La poca gente que oyó esto se retrajo efectivamente, no sabemos si por espantar al potro, o por respeto a la lanza; pero como aquel animal era tan espantadizo, sin duda asustado por los ademanes de los que iban tras el, se cayó al pozo de la noria.
 ----No lo decía yo! gritó el lego Ramón; !luces, luces enseguida!
      Vinieron las luces y el lego citado bajó enseguida al pozo el primero, sin temor al agua ni a nada.
    !Bien diligente estuvo!; si no pudo salvar al padre no fue por su culpa. Si se hubiera tenido presente su advertencia no se hubiera asustado el potro y caído al pozo, y otra cosa hubiese sido.
      Tras muchas dificultades lograron sacar a los caídos.
      El potro tenía los brazos rotos, el fraile estaba desmayado y tenía una herida en la sien.
     El mismo lego Ramón fue a buscar al médico. !Que hombre aquel tan inteligente!
      El médico llegó tarde. El golpe, la conmoción cerebral, luego, quizá algunas lesión orgánica en el cerebro, porque aquella locura...
      Vamos, que no volvió en sí.
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      Pero lo que admirará a nuestros lectores será saber que el día siguiente de este hecho prestó declaración el marido de la lavandera.
        Dijo sobre poco más o menos que al volver días antes de la Ribera encontró junto a su casa al fraile, a quien conocía y apreciaba mucho, que salía de la casa de la madre Ana, de la que dio noticias diciéndoles que le dejaba muy mejorada y por entonces  fuera de peligro; que le había invitado a entrar en su casa a descansar un rato y que se había negado porque era muy tarde, y que le había acompañado hasta el convento, que había llamado y esperó que le abriesen dejándole ya dentro de la portería.
      Preguntado si recordaba quién la había abierto, contestó que le parecía que el lego Ramón, o que por lo menos este se encontraba en aquel momento en la portería.
     Preguntado si había notado en el muerto algo extraordinario, dijo que le había llamado la atención que le dijera que aquella misma noche tenía que hacer un viaje; que se brindó a acompañarle, pero le dijo que no podía ser, porque era cosa de mucho secreto y que antes de amanecer pensaba estar de vuelta sin que nadie se enterara.
      Con esta declaración quedó sentada la sospecha de que el padre no estaba bien de la cabeza.
       Se le hicieron grandes funerales de cuerpo presente ; se contaron porción de raras historias, todas muy lejanas a la verdad, y pasando unos días no se volvió a hablar más del asunto.
               Cuentos y leyendas. Huelva Agosto de 1897.
      


José García Díaz.