Cuartilla parroquial de la Iglesia de este pueblo del año de 1936.
Con la entrada en las elecciones pasadas del Frente Popular
en toda la provincia, la vida cambió radicalmente en este pueblo. Fueron
eliminadas por completo las autoridades que integraban el Ayuntamiento a pesar
de haber ganado las elecciones por mayoría absoluta, permaneciendo sólo el Secretario el
señor "Flores" conocido popularmente como el "Gato de
Hierro" por su fuerte carácter y expulsando de empleo y sueldo al
funcionario de oposiciones el señor don José Montés García.
Las minorías
socialista y republicana, empezaron sus ataques descarados al culto y a la Iglesia.
Se impidió este año toda manifestación de la Semana Santa y en la solemnidad
del Corpus Cristi, si bien autorizó la romería tradicional del Rocío, que salió
no con menos problemas, cuando un exaltado bien conocido se tendió delante de
la carreta, durante una hora, hasta que la autoridad pudo retirarlo.
El Simpecado ya se
encontraba en la aldea almonteña, que por prudencia había salido la noche antes para evitar posible altercado.
Pero la situación
se acentuó mucho más a raíz del Alzamiento Nacional. En donde el pueblo estuvo
pocos días en manos de las fuerzas revolucionarias, reducidas a un pequeño
grupo, de exaltados que, por su barbarie y fiereza se impusieron a los
tranquilos vecinos del pueblo, no faltando algunas amenazas.
Pero tuvimos que
esperar hasta el 22 de Julio, para que
este día perduraría en la memoria de los
antiguos vecinos locales durante mucho
años.
Los lugareños
llevaban desde días intranquilos, puesto que la Alcaldía Republicana había
estado pidiendo información al Gobierno civil sobre la actitud de grupos
incontrolados revolucionarios que están tomando la justicia por sus manos en
los pueblos vecinos.
Mientras la
contestación por parte del Gobernador el señor don Diego Jiménez Castellano, es
que carece de autoridad sobre estos grupos de exaltados que se escapa de su
jurisdicción, en los momentos de crisis social como en la que nos hallamos.
Los vecinos se
encontraban angustiado y precavido debido a los últimos atentados cometido en
el vecino pueblo de Niebla, cuando a la primera horas de la mañana del día 19
de Julio, aparecieron uno de estos grupos de milicianos que implantaron el
terror en todo el pueblo.
Entre los muchos
desmanes como prender fuego a la parroquia, hicieron la salvajada cultural más grande de su historia local como fue la de
saquear el importante Museo Arqueológico haciendo desaparecer los objetos de
más valor y destruyendo los otros, que ya jamás se recuperaría.
Tanto en Bonares
como en Niebla la Guardia civil se encontraban fueran de sus puestos por la orden
de concentrarse en Huelva bajo el mando del Teniente Coronel don Julio Orts
Flor (abuelo de un bonariego de adopción). Oficial que se mantuvo fiel a su
juramento de lealtad hacia la República, costándole su propia vida.
En el recuerdo
local, quedaron como fue la entrada en este pueblo de dos pequeños camiones
requisados a varios empresarios de la capital. Estos "cabecillas"
venido de Huelva eran algunos delincuentes profesionales bien conocidos entre ellos, como El "Romero", y el
"Potaje" que gracia a la amnistía del gobierno los pusieron en la
calle, para disfrazarse como republicanos.
Se decían algunos
vecinos que aparecieron por la tarde del día 22 de Julio. otros que estaban
durmiendo la siesta, pero los parroquianos que estaban en la taberna del
"Taqueño" dieron voces de alarma, por toda la calle hasta llegar a la
puerta del Centro Benéfico para pasar al Ayuntamiento y de allí a la puerta de
la iglesia.
En la puerta del
citado centro es cuando aparece un coche con milicianos del vecino pueblo de
Rociana del Condado; tomando el casino a la brava, rompiendo muebles y enseres;
obligando al señor conserje colocar la bandera republicana en el balcón, y en
la puerta pintaron la frase "Centro del Sindicato Agrario".
En la puerta del
Cabildo, apareció las llaves del Juzgado Municipal, cedida por el señor Juez
don Andrés, que se había marchado a su finca del coto del "Avispero".
Días antes el 20 de Julio un diácono, hijo
del pueblo, que se encontraba en periodo de vacaciones, después de tras
administrar solemnemente un bautizo, retiró el Santísimo y lo guardó en su
casa. El párroco local se encontraba oculto desde hace una semana, sin que
nadie supiese su ubicación.
El citado día
Jueves 22 Julio es cuando aparece el pelotón de revolucionario asaltando la
iglesia parroquial, penetrando toda clase de atropellos. Suerte que el día
antes el sacristán había retirado todas las imágenes, cálices, cupones y
objetos de valor a ciertas casas de confianzas. Pero de poco valió esta medida
de prudencia. Puesto que este día se destrozó los altares, retablos y
dependencia de la iglesia fue total. Para dos días después el 24 ya habían
localizado la mayor parte de la imágenes, casi todas talladas en madera y del
siglo XVI, era un exponente admirable de rica imaginería sevillana con sus
prestigiosas firmas. Violentamente fueron arrebatadas de sus escondiste con el
mayor escándalo por parte de algunos vecinos que no le tuvieron ningún miedo
alguno, hasta colocarla en uno de los camiones y las condujeron a dos kilómetros
del pueblo donde tras hacerlas pedazos a golpes de azadón, las redujeron pronto
a cenizas.
Era el conocido
lugar desde entonces como "El Calvario", en la carretera de Bonares a
Lucena del Puerto, y desde esta fecha que anualmente se ha venido celebrándose
una procesión de un rosario penitencial de desagravios.
Tenemos que resaltar
la actitud, de algunos revolucionarios locales, vecinos y aun el alcalde del frente
populista con la Corporación Municipal, impidieron por dos veces el incendiar
el templo en manos de los delincuentes onubenses, con suerte de no pocos
esfuerzos, acompañado de disparos fortuitos que pudo terminar en una verdadera
carnicería. Apostaron por dejar quemar los santos en el campo, antes de la
iglesia, teniendo las casas vecinales tan de cerca, podría terminar en una catástrofe
sin límite.
Se conserva un
inventario de ésta época, certificado por el señor Cura Párroco, con relación
de que pudo salvarse y de las obras y objetos valiosos que fueron destruidos. Las
pérdidas que acusa este triste inventario hizo bastante daño al sentimiento de
los católicos de este pueblo. Destacamos la bonita imagen de la Asunción; las
de Santa María Salomé, con sus hijos Juan y Santiago, el patriarca San José con
el Niño en brazos, nuestra señora de los Dolores, el señor de la Sangre, el
señor en el Santo Sepulcro, la Virgen del Rosario, Santa Ana, el señor
Resucitado, San Sebastián, nuestra Señora de la Concepción, en nuestro pueblo
conocida como "La Candelaria"; nuestra señora del Amparo conocida
como la "Virgen del Carmen" eran imágenes de gran talla y valor
considerable de tamaño natural.
Entre las
pequeñas, pero de un gran valor artístico, cabe mencionar las de San Antonio de
Padua, San Francisco de Asís, San Juan Nepomuceno, en Bonares "San Juan el
Sereno", Santa Bárbara Bendita, San Marcos y un Jesús atado a una columna.
Fueron además destruidas
algunas más modernas y algunos lienzos centrales de retablos de apreciable
calidad del templo. Valiosas eran también las cristaleras, hasta diez en número
y de grandes proporciones. Respetaron la fábrica del templo (lo que es la renta
afecto para la conservación de la iglesia, tanto para las reparaciones como
para la celebración del servicio divino), con el empeño de convertirla en
escuelas municipales.
Con mucha suerte
se pudo salvar la valiosa obra como es la Purísima Concepción, pequeña de tamaño
y de la gubia de A. Cano con otras imágenes, amén de las alhajas, vasos
sagrados y ornamentos del culto. El Archivo Parroquial quedó mutilado y
desaparecieron sus primeros libros que databan del siglo XVI y numerosa
documentación de gran valor histórico de este pueblo.
El inventario
original de lo que hemos relatados se encuentran inserto en el Libro de inventarios del la
parroquia de Bonares, según certificado
del 9 de abril de 1957 de una copia literal que se halla remitida a la Curia
Diocesana.
José García Díaz.