miércoles, 16 de abril de 2025

Algunos problemas que dejó el tren de Bonares.

                                                                                   


                                                                       

    Reclamación por parte de un vecino de esta villa, dirigida a la Alcaldía el 26 de junio de 1946, donde se expresa de la siguiente manera.

     Me dirijo al Ayuntamiento de este pueblo, en mi nombre don XXX, mayor de edad, casado, industrial, vecino de Bonares en la calle General Franco nº xx, que antes usted comparece, como mejor proceda, con todo respeto, tiene el honor de exponer: Que mi padre y causante con el mismo nombre que el mío, don xxx, que falleció en este pueblo el día 30 de julio de 1934, era propietario de la siguiente finca denominada: “Cantarrana”, que linda al Norte don la Estación de Niebla-Sevilla; al Sur con Leonardo Pérez Coronel; al Este con el camino que se  dirige al “Destacamento del Polvorín” y con Manuel Pérez de Guzmán; al Oeste con la taberna de Matías Padilla Ponce y con Manuel Calero Lineros. Tiene una superficie de 46 áreas y treinta centímetros, con un líquido imponible de 75 pesetas, y Renta líquida de 51,24 pts.

   El expresado inmueble fue cedido por su causante al Ayuntamiento de este pueblo de Bonares, para facilitar la construcción del ferrocarril proyectado por don Adonís de la Riva Ruíz, que se uniría a la finca de su propiedad con la Estación de Niebla-Sevilla, con enlace en este pueblo citado, donde debía establecer otra Estación, en el sitio conocido por la “Zahurdilla” con destino a recoger y traer viajeros de la primera citada.

  Las condiciones en que estos terrenos fueron cedidos, en venta, al Ayuntamiento de Bonares, resultando del documento suscrito entre la Corporación y los propietarios de los afectados por el proyecto, del que está acompañada por la oportuna certificación expedida por el Secretario Municipal de este Ayuntamiento en 16 de julio de 1928.

    Por la cláusula cuarta del expresado contrato se conviene, literalmente, en lo siguiente: “El referido señor de la Riva utilizará la cesión de estos terrenos, mientras dure la explotación, de la línea férrea, pasando los terrenos ocupados a las manos de su antiguos propietarios o herederos, en el caso de ser abonado por el dicho ferrocarril bien por el citado señor Adonis, o por la entidad que continuase la dicha explotación, en las condiciones que estipulen en el contrato que se lleve a efecto entre el citado señor y el Ayuntamiento”.- Y aunque la redacción de esta condición no es muy clara precisamente, si permite deducir que los terrenos deberían ser devueltos a los cedentes si el cesionario citado señor don Adonís o la Entidad que le sustituyese no los abonases en las condiciones que se hicieron constar en él propio documento.

       De lo expuesto se deduce que los terrenos cedidos por el causante del que firma, no lo fueron mediante una venta lisa y llana al Ayuntamiento de este pueblo, si no por una concesión para dotar al pueblo de un ferrocarril para el transporte de sus productos.

    Pero como desgraciadamente sucede en la mayor parte de las obras humanas, la que motivó el desprendimiento de los propietarios del terreno pasó de ser un vano intento, del proyecto de montaje de una estación ferroviaria. El señor Adonis Rivas Ruiz hizo el negocio que se proponía en su Coto, como era sacar la madera que taló de una finca de su propiedad, y en sus alrededores, solo su exclusivo para su interés personal, instaló el ferrocarril sólo para mantener sus beneficios económico, sin mantener el menor interés en la construcción de la proyectada estación de viajeros para este pueblo, ni se abriese el servicio de transporte de mercancías de los particulares.

       Las condiciones de este abandono, en sitio distinto de los particulares para cada uno de los que, generosamente, intervinieron en facilitar la creación de esta línea ferroviaria, pues mientras aquellos propietarios que cedieron una faja de terreno para que se instalase la citada línea, al ser levantada esta, han recuperado las tierras, pero el que suscribe, que cedió una parcela para construir la estación junto a la de Niebla, no ha merecido el mismo trato, ya que respetuoso con los pactos celebrados no han querido reintegrarse a la posesión del terreno, hasta que usted señor Alcalde lo estime oportuno.

    Y en esta circunstancia el firmante estima llegado el momento de solicitar del Ayuntamiento la devolución del terreno de conformidad con los antecedentes expuestos que, en resumen, son los siguientes:

A)  – La cesión en virtud de lo convenido en el contrato del 20 de marzo de 1923, fue condicionado a que los terrenos objeto de la misma se instalase un ferrocarril en las condiciones y circunstancia que se especificaban en el documento. -

B)   – Por la cláusula cuarta del expresado contrato también se establecía otra condición resolutoria de la cesión. -

          Y como ninguna de las condiciones presupuestadas han sido cumplidas ni se instaló el ferrocarril en la forma prevista, ni se ha dado ejecución a lo que se estableció en la cláusula 4º), si no que por el contrario ha desaparecido el citado ferrocarril, se está en el caso de que el Ayuntamiento de su digna presidencia resuelva en justicia que los terrenos sean devueltos al firmante; comprometiéndome a reintegrar a este Ayuntamiento las cantidades que recibiera mi padre y causante a buena cuenta de la indemnización de perjuicio convenida.

      En virtud de lo expuesto, suplico a usted señor Alcalde, tenga por presentado este escrito y en mérito de lo expuesto, se digne acordar que sean devueltos al firmante los terrenos que su padre, cedió al Ayuntamiento de su Presidencia en las condiciones ya reseñadas, para la construcción del proyecto ferrocarril de Bonares; todo ello por ser así de justicia que pido en Bonares a 26 de junio de 1946.

                                                                   


     Con esta factura, que presentamos, son una de las cinco parcelas que disponían este Ayuntamiento en régimen de alquiles a clientes de empresas comerciales, en la citada Estación de Niebla-Sevilla.

   Algunos contratos de arrendamiento de este Ayuntamiento de este pueblo, cuya Corporación la preside don Guillermo F. López Ugena, (don Pitute), mayor de edad vecino de este citado pueblo, Provincia de Huelva, y la Sociedad Rodríguez Hermanos.

   Por lo cual este Ayuntamiento, arrienda a esta empresa, una parcela de terreno de cabida aproximadamente de 50 áreas que poseen en su propiedad, en el sitio en la Estación de Niebla y el pago llamado Cantarrana, término municipal de Niebla, cuya finca fue segregada de otra de igual nombre de la propiedad de don XXXX, difunto, vecino que fue de Bonares, hoy de sus herederos.

    El precio del arriendo es el de 365 pesetas, empezando el día 1 de julio de 1945, aunque la renta es anual, ésta se podrá ser pagada por meses, trimestres, semestre ú año, pendiente al deseo del Ayuntamiento de este pueblo.

     Al mismo tiempo, el citado terreno es destinado para la Industria de su madera, pudiendo edificar y instalar en el mismo las máquinas de serrerías que le fueran necesario.

   Otros de los almacenes arrendados, más curiosos aparece un almacén a nombre de don Manuel Barea Ginés, con la materia prima del bacalao y sardinas en arenques para surtir los pueblos cercanos.

    Otra parcela, era de un propietario de Almonte destinada para almacén de carbón vegetal para su exportación.

    Toda estas pequeñas y cercanas industrias bonariegas, contaba enfrente con los Barreros (a la actual fábrica de cemento) con unos hornos de ladrillos, canales y losetas locales, las fincas de los alrededores de la citada Estación llamada los Majuelos, y en la otra el Neto y su arroyo eran el 90 por ciento de estas parcelas agrícolas eran de propiedades de los lugareños de este pueblo.

      No fue hasta los años 60 del siglo pasado cuando esta estación entra en declive, ante la competencia que ofrecían los transportistas camioneros, donde este pueblo ya empezaba a notarse como uno de los más emprendedores del Condado, ya que disponía entonces de 47 camiones, para que años después en 1976 contaban con la suma de 82, de los cuales 40 estaban dedicado al transporte de la madera, que mantenía como ayudante a más de 120 personas de este pueblo.

                                                              


        Esta famosa y nostálgica estación que tanto representó en el transcurrir de la vida del bonaerense, que durante muchos años acogió a miles de viajeros, donde ella se enlazaba directamente con la carretera que llegaba a este municipio.

     La curiosa histórica foto de la bonita estación fue realizada en agosto de 1995, para el Archivo del Ferrocarril de Andalucía, cuando todavía mantenía el guarda que también la cuidaba, como queda expuesta con sus masetas de flores y limpiezas ya que este hombre era su inquilino, por parte de la empresa Renfe hasta que al final la cerraron, para quedar pacto del vandalismo.

     La citada estación, cargada de historia fue testigo el día 28 de septiembre de 1980, cuando la famosa locomotora por diésel que portaba delante las letras TAF, que, durante cerca veinte años, hacia el recorrido de Huelva a Sevilla y viceversa, realizó su último viaje, para pasar a la electrificación y con ello dejaron de recoger pasajeros, dejando solo el apeadero de la Puerta del Buey.

    Mientras los mayores de mi edad, conservamos con nostalgia cuando estábamos en el campo con la vista cerca de la vía del tren, se escuchaba el curioso pitido y ruido de la marcha de las viejas locomotoras de vapor pasando por los raíles sobre el campo de Niebla, bajando y subiendo de las minas de Río Tinto, hasta el año de 1975, para año después la cerraron definitivamente en marzo de 1984.

   José García Díaz,

    

    

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario