jueves, 25 de agosto de 2016

Cuando el agua era gratis.

                                                                 


      Una noticia sensacional recogidas por todos los periódicos provinciales, y no era para menos, ya que el artículo empezaba de la siguiente manera:
       Hasta 80.000 litros diarios de agua potable para la villa de Niebla.
           La cuestión del abastecimiento de agua ha sido para Niebla todos los veranos un verdadero problema, puesto que no la  hay potable dentro de la población. Cuando los manantiales más cerca se merman con el verano, los vecinos tienen que utilizar una fuente conocida por la "Ollita" en la orilla opuesta del Río Tinto distante un kilómetro del centro de la villa.
         Tanto las autoridades como el pueblo creyeron que la "Ollita" era un manantial natural, aunque llamaba la atención la gran fuerza que llevaba el agua, que brota de un pequeño depósito moderno labrado recientemente al lado de otro que parece árabe. Pero desde que Niebla llegó a ser acogida como centro para las excavaciones de la Escuela Anglo Española de Arqueología, su directora doña Elena Whishaw, con sus alumnos prestaron atención preferente al manantial de la "Ollita" y ahora, gracia a ciertos estudios emprendidos por el culto Secretario del Ayuntamiento, don Pedro Barrera, en los archivos municipales y a las investigaciones científicas de la Escuela, ha quedado plenamente comprobado que la "Ollita" no es ningún manantial sino una rotura en una cañería antiquísima, hasta el presente desconocida.
      Por la tradición se sabía que antiguamente en Niebla estuvo surtida por un acueducto subterráneo que partía desde la huerta de Valdemorales de Bonares, situadas en una colina a cincuenta metros de altura sobre la ciudad amurallada y distante una legua de ella, pero dicha tradición había llegado a ser mirada como un mito y nadie pensaba que el agua pudiera todavía llegar por dicho conducto. Gracias a las investigaciones mencionadas, la tradición ha sido convertida en una realidad; hoy contamos con una gran cantidad de agua riquísima, capaz de elevarse casi por su propio peso al nivel más alto de la población, terminándose por fin el conflicto que tanto ha preocupado al vecindario de Niebla.
          Todavía no se ha dado con la entrada que ha de existir sin duda, de la galería subterráneas labrada en la peña frente a Niebla, ni con el depósito donde se recogen las aguas de los manantiales de la huerta de Valdemorales; pero si se conoce el desagüe o "ladrón"  habiéndose encontrado restos de las antiguas cañerías, reformadas por los árabes, a través de toda la vega como también una cañería abierta en la roca para el agua sobrante del "ladrón".
        Desde la peña hasta la "Ollita" y mucho más hacia el puente romano, la cañería abierta está compuesta de tubos de barro cocido embutidos en una masa de hormigón, por el estilo de la imponente obra hidráulica conocida por "El Río de la Toma" de Ronda, que todavía surte de agua al barrio bajo de dicha población.
          Aquella también la recompusieron los árabes y es sumamente interesante comparar el antiguo ingenierismo hidráulico rondeño con el de nuestra Niebla. Ni el uno ni el otro tienen traza alguna de ser origen árabe ni romano; ambos son netamente indígenas y cualquiera se atreve a decir los siglos y siglos que han perdurado obras tan estupendas.
        Se calcula que la cantidad de agua que sale de la cañería por la "Ollita" y por otras roturas, es de unos 80.000 litros cada veinticuatro horas.    
        Durante el próximo invierno nada podrá hacerse para aprovechar tal don de Dios, porque el local de la "Ollita" se inunda todos los años por el crecimiento del Rio Tinto, pero mientras tanto se está estudiando el medio más práctico de elevar el agua al pueblo, y gestionando la autorización necesaria de entidades e individuos para realizar las obras.
        Restos de los antiguos atanores, hormigón y ladrillos árabes pueden verse en el Museo de Niebla, como también el reborde de una gran tinaja indígena recogida en la vega.

      El corresponsal en Niebla en Octubre de 1918.


     El huerto de Valdemorales de Bonares, ha mantenido durantes años, la leyenda de poseer unos de los manantiales de aprovechamiento de la ciudad de Niebla. Y como todas las leyendas tienen algo de verdad, este curioso caso, era conocido por los propietarios hortelanos, como la "Charca de la Zarza", que hasta bien entrado los setenta, ya su mermada aguas, se empleaban para regar pequeñas parcelas de los vecinos propietarios.
      La segunda pequeña parcela, destinado como huerto de subsistencia casera, era y es de mi familia encontrándose completamente abandonado, por carecer del agua necesaria para su riego, mientras la otra parte, se encuentra lindando con el arroyo del "Lagra".
  La continuación de la tierra de la parcela, se mantenía el riego con posos de cigüeñales árabes que actualmente no hay ni rastros de ellos.


 José García Díaz.

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