El jueves 23 de enero de 1933 en la prensa
de Huelva, nos comenta de un descubrimiento Arqueológico Protohistórico.
A unos tres
kilómetros de la ciudad de Niebla, en el sitio conocido como el Palmaron, un
labrador ha descubierto un pequeño dolmen, orientado hacia la salida del Sol,
cuyo plano pequeño es parecido a uno existente en Cangas de Onís en Oviedo, en
forma de una pequeña sartén.
Su corredor mide
unos seis metros de largo por dos de ancho y metro y medio de altura, siendo en
forma de herradura la cámara o dómech
propiamente dicho. Las piedras o pilares del corredor son informes y de tosca
labor, alternándose los pizarrones con las de caliza. La gran piedra cabecera
de la cámara sepultar es de dura caliza en forma de mesa redonda. Los grandes
cantos de la cubierta han desaparecido.
En su interior no
se han encontrado más restos de un solo cadáver, con señales de tostadura,
rodeados de numerosos guijarros blancos, como tributo de veneración y piedad
hacia el difunto. También se han hallado como ajuar del muerto y ofrenda de los
parientes o individuos de la tribu, una artística ánfora de bronce, de cuelo y
boca estrechos, con panza ovalada y su única asa formada por acanalados de
bronce, terminando en la parte inferior en forma de cola o abanico y por la
parte superior con tres cabezas de serpientes (sierpes).
Dicha ánfora, es
muy semejantes a las cerámicas del arte púnico encontrada en Formentera,
conservando la tradición greco--fenicia en las asas, con el remate en forma de
abanico redondeada, semejantes a las que tiene una patera pequeña de plata
hallada en Amato, de la Isla de Chipre, actualmente en el Museo de Louvre de
París.
También se ha
extraído del interior del dolmen una fuente de plata redonda y ovalada,
requemada y hechos pedazos, exceptuando los bordes, con parecidos en su forma a
la encontrada con dibujos en un sepulcro de Melusín, en la isla de Chipre, de
origen fenicio, actualmente en el Museo de Berlín.
Asimismo, se ha
descubierto una curiosa patera, en forma de brasero, para funciones
crematorias, todo de bronce con curiosas asas terminadas por largas y estrechas
manos de bronce en forma de estrellas dobles con remates en forma de hojas de
rosas.
(De estas dos postales de Iglesia de la Santa Cruz, con el dolmen en su sótano en Cangas de Onís en Asturia, que según el cura don Cristóbal Jurado, era el más parecido al encontrado en el dolmén del Palmarón)
Además, se han
encontrado como ajuar del difunto, una espada en forma céltica, de bronce, con
ligera cruz inicial con empuñadura para su mejor manejo y no cortarse los
dobles con los filos.
También han sido
hallada varias lanzas de hierro de metro tres cuartas de largas, para los usos
de la guerra con orqueste para poderla fijar en un palo de madera, como los
cazos actuales, semejantes, una lanza igual como a la encontrada en un pueblo Córdova.
También se habló de un clavo de hierro con una gruesa cabeza.
De todo lo
expuesto se sugiere que el Monumento o Dolmen descubierto puede catalogarse en
la edad de los Metales, cerca de dos mil año antes de Jesucristo, como lo
demuestra el haberse encontrado unidos objetos de bronce y de hierro,
conservada en forma de viejas tradiciones señales encontradas en la postura del
cadáver, cuya tumba fueron frecuentes en la Edad de los Metales, pues los
huesos humanos como todos los objetos encontrados presentan la influencia de la
acción del tiempo, incluso el ánfora, la fuente, y la patern...??? que junto
con el brasero sirvió, tal vez, para la cremación, después del banquete fúnebre
con el que se le honraba la memoria de sus muertos.
Los huesos humanos
serían descarnados primeramente y después tostados al fuego o ambas cosas.
Además, con la tierra del dolmen aparece mezclada con las cenizas de la
hoguera. No se vieron al principio restos de cerámicas rojas poco después
aparecieron alrededor del cráneo del cadáver algunas hachas de piedra y trocitos
como doradas y de colores como de collares, y algunos pedazos de bronce.
Solamente en una
piedra de la galería aparecen signo esquematizados, de una figura humana
parecidas en otras ocasiones como si fuese un jeroglífico, a los que eran muy
aficionados los hombres primitivos, o de una imperfecta figura, de ídolo
dolménico.
De todo lo cual se requiere importancia del
Monumento hallado en término de Niebla, no solo para su historia, si no para la
provincia, por lo cual lo recomendamos a la Comisión de Monumentos.
Por don Cristóbal Jurado en Niebla 1933.
Pero el que mejor
supo desglosar y clasificar las piezas encontradas fue el señor don Antonio
García y Bellido, dentro del inventario sobre los jarros púnicos tartésicos
casi 20 años después.
Don Antonio, aclaró
una misteriosa desaparición sobre lo que sería la pieza más noble e importante
encontrada en este ajuar que se descubrió en el citado dolmen el “Jarro del Palmaron”.
“Este monumental
jarro, lo he publicado varias veces, recogiendo la noticia, imprecisas y
errónea, de su aparición en la Ría de Huelva, cuando se hacía un dragado. Luego
que apareció en Río Tinto, hasta que pude precisar recientemente en agosto de
1964, pude encontrar el lugar exacto de su procedencia, sin duda era el Cabezo del Palmaron.
Contando con la ayuda del ingeniero don Carlos Cerdán Márquez, que pudo ponerme
con el testigo presencial del hallazgo, al que mostré las fotografías de
algunos jarros de bronce similares junto con la interesada que importaba saber
su procedencia. El interrogado supo distinguir enseguida que era el jarro del Palmaron.
De este testigo y del archivo del profesor, Cerdán, pude conseguir los
siguientes datos: Al parecer era una sepultura para que fue reutilizada un
pequeño dolmen (donde abunda gran cantidad de dólmenes neolíticos en esta zona).
Además del citado jarro de bronce y de las piezas sueltas que publiqué en 1960,
como perteneciente al ajuar funerario en mi trabajo sobre los jarros de bronce
púnicos ya citado, consistentes en una hebilla de cinto y trozos ornamentales
de un “bracero”, esta vez de plata, medio calcinado, de unos 45 cm. De diámetro;
una especie de diadema de unos 25 cm. de diámetro, también de plata, con perlas
ya calcinadas; varias cuentas de oro y unos puñales y espada de hierro. Las
piezas más finas de este rico ajuar pasaron por varias manos de varios coleccionistas
y anticuarios, sin que hoy se sepa dónde han ido a parar. Las armas de hierro
se hallan actualmente en poder de don Jesús García del Soto, en Sevilla.
Gracias a su buena voluntad de este señor junto con la mediación del señor
Cerdán, que tanta ayuda me ha prestado, me pudo ofrecer ahora una fotografía de
las armas, es insuficiente pero provisionalmente puede valer. La falta de autopsia no me permite intentar siquiera una
descripción de ellas y, mucho menos, una interpretación. Quede para cuando se
pueda.
Añado la imagen de una piedra labrada que es
de la misma colección sevillana se tiene como oriunda del lugar de hallazgo del
jarro del Palmaron. Y como arqueólogo me reservo mi opinión sobre los hechos
acontecidos.
José García Díaz.