El conocido Cabezo del
Palmaron en el término de Niebla, lo componían una cantidad determinada de
parcelas o besanas de tierras calma de los agricultores bonariegos y
Niebleros, pero siendo una de las más grande le que recogía la necrópolis de la
Edad de Hierro, que contenía un individuo acompañado de ajuar dentro de una
construcción megalítica, era de los abuelos de Juan Antonio Morgado de la
citada Niebla.
Este
descubrimiento, sigue todavía cargado de incertidumbre a pesar de los años que
se demostró que hubo un expolio del Patrimonio Nacional y una venta ilegal de un
rico ajuar.
En aquellos
años, Niebla y sus alrededores se encontraba en lo más parecido a su Siglo de
Oro sobre lo que sería La Arqueología en España. contando para este fin con el
ilustrado cura don Cristóbal Jurado, y la señora doña Elena de Whishaw.
Fue don Cristóbal
Jurado el primero en ser informado del singular enterramiento, que a pesar de
su edad en víspera de cumplir los 70 años y algo grueso, no les faltó tiempo
para coger su charrete y hacer un estudio superficial del descubrimiento en
1933 y hacer una descripción del contenido de la tumba.
No podemos echar en
el olvido, que don Cristóbal ganó las oposiciones discutidas y complejas como
ser licenciado en Arqueología, Teología e Historia en 1890, para saber en aquel
tiempo juzgar y catalogar la nota que escribió primero en la prensa de Huelva
para después hacerlo en diferentes diarios católicos de gran tirada por toda
España ya que ejercía y cobraba como corresponsal.
Podemos creer que la
información que se publicó en aquellos años, puso en alerta a más de algún
contrabandista del Arte. Para que el ajuar llegará a manos de los coleccionista
y anticuarios de varias provincias, según iba creciendo su valor.
En Bonares, por
aquellos días los mayores del lugar que gozaban de tener algo de cultura
histórica sospecharon siempre de la venta ilegal a doña Elena por ser la
persona con los conocimientos necesario para tal empresa, de echo disponía y
pagaba a un retén de fieles trabajadores acostumbrados a tales menesteres.
Saltó en murmullo
por lo bajo la denuncia interpuesta por don Cristóbal Jurado contra doña Elena,
contra la venta ilegal de material encontrado en varias excavaciones que
formaban parte del Patrimonio Nacional, ya que hasta ahora se sabía que ella
disponía para su museo una parte de lo encontrado, pero la otra quedaría en
juicio de los expertos del tema para su traslado al Museo Arqueológico
Nacional, dado que nada de esto se realizó.
Don Cristóbal Jurado
resalta un escrito en víspera de la exposición internacional de Sevilla en 1929
con la siguiente nota: El M.I. Vicario General S.P. de Santiago de Compostela.
Extendida por todos los pueblos y rincones de España una verdadera plaga de
mercaderes que, con el pomposo nombre de “anticuario” que con el único fin
comercial se esfuerzan em adquirir los pocos objetos que todavía restan, de
nuestro patrimonio artístico….
De cómo en 1935,
llega este ajuar a manos de unos de los anticuarios más importante de España, residente
en el viejo Madrid el conocido con el nombre de “Apolinar” que junto a sus
hermanas en su tienda surten a los mejores museos internacionales y a las
mejores colecciones privadas, seguidos de Juan Lafora, quedaron como los
mejores contrabandista de obras de arte del todo el reino.
Pero la descripción
más completa del famoso y apreciado jarrón encontrado en el Palmaron la hace el
profesor don Javier Jiménez Avila, presentando su ficha técnica dentro del
inventario núm. 2999, cuyas dimensiones son: Altura: 37´4 cm. Ancho: 16´6 cm. Anchura máxima: 17´70 cm. Peso:
4.625 Kilógramos. Capacidad: 3120 CC.
Es un jarrón
piriforme de base anular, el asa esta rematada por la parte inferior en palmera
fenicia de 12 pétalos, ye la zona superior por tres serpientes que se abre en
abanico para apoyarse en la ancha boca, mientras las serpientes laterales giran
sobre las mismas antes de apoyarse en el borde. El cuello y cuerpo están
separado por un ancho baquetón mientras que la palmeta está unida al asa
mediante un tramo rectangular decorado en todo su recorrido con molduras
horizontales.
Contando de un punto
de vista técnico se puede calificar que está en perfecto estado de
conservación.
Contamos en lo
siguiente que apareció junto al citado jarrón en el ajuar del Palmaron Es la
parte central del brasero, que se conserva en el Museo.
Contando con una longitud : de 14´5 cm. Ancho: 1´8 cm.Peso:154 g.
Quedando lo que
queda de los restos del bracero de bronce, es el soporte del asa y la roseta
que adornan los clavos de sujeción. El soporte curvado.
El citado
anteriormente el broche de cinturón.
Sus dimensiones son las siguientes: Alturas: 14´4 cm .y la anchura
de cada placa es de 3´4 cm. De este broche no se ha hecho ningún análisis
que permita saber de que material esta hecho la pieza.
Las armas de hierro
se conservan en el Museo de Huelva, como se puede ver en la vitrina destinada
para este fin.