El navío La Fama Volante.
De todos los
naufragios de la Carrera de las Indias, entre las costas de Moguer y de la
vecina Almonte, no hay uno más curioso e intrigante lleno de misterio como el
ocurrido en el año de 1657 al navío llamado La Fama Volante, perteneciente a la
flota de once barco que formaba la flota
de Nueva España de don Diego de Ergues y Beaumont, y su almirante don José
Centeno y Ordóñez que trayendo desde las isla de Santa Cruz de Tenerife un
tesoro valorado en diez millones de pesos de plata que se encontraba en las Canarias, cuando
emprende el viaje de regreso para Cádiz se encuentra con cinco navíos ingleses,
la Fama Volante se pone en marcha trayendo en sus bodegas diferentes géneros
para su venta siendo el más importante los
300.000 pesos una huida de más de 12 horas acercándose lo más pronto posible
hacia lo que es la barra de Huelva, estando formada esta por aquel tiempo por
un gran banco de arenas que cruzarla era poner los barcos en gran peligro.
( El primero que documentó este naufragio junto con los más importante desarrollado en el Golfo de Cádiz, con la mayor precisión y estudio serio fue mi estimado y apreciado amigo Don Claudio Bonifacio, dejando su muestra en su libro "Galeones y tesoros" y en sus publicaciones, que es la máxima autoridad sobre el tema.)
( El primero que documentó este naufragio junto con los más importante desarrollado en el Golfo de Cádiz, con la mayor precisión y estudio serio fue mi estimado y apreciado amigo Don Claudio Bonifacio, dejando su muestra en su libro "Galeones y tesoros" y en sus publicaciones, que es la máxima autoridad sobre el tema.)
Ya que había que
ser un gran experto en el manejo de la nave, estando siempre esperando el
momento oportuno tanto del viento como de la marea, lo que obligó al capitán de
vararla cerca de media legua de la costa de Mazagón, donde se cree que toda la
fortuna que consistía la carga fue echada por la borda.
Expediente del
archivo de Indias; contratación,114 B, Navio.
Auto de Oficio de
las diligencias hechas en varios puertos por comisionados del presidente y
jueces oficiales sobre la misteriosa perdida de este navío. Antes el Juez el
Marquéz de Villarrubia de Langre y el Auditor General de la Armada don
Francisco de Leiva. Donde narra en un pasaje de su memoria como era una urca holandesa.
Llamando la atención en las investigaciones llevada en los Juzgado de Ayamonte,
el por qué esta nave no busco refugio en este puerto por encontrarse primero.
La excusa de que, por aquellos días, se encontraba morando un navío de guerra
francés.
Parte de la mercancía
fue rescatada, como resalta esta nota; que como se ha utilizado para este fin un
sistema que emplea los pescadores de Ayamonte de ostrones, unos
rastrillos que aunque se encuentren cerca de la 25 brasas, sacan peso de 4
quintales o de cualquier cosa con que encuentren, que como dan fondo y se valen
de los remos pueden acercarse a la parte
que conviniere lo que no podía conseguir las tartanas respeto de necesitar de
vientos favorables; y pués las costas que pueden hacer dos o tres barcos de
estos no es mucha y puede ir a decir.
En el Archivo de India, viendo como eran los primeros buzos destinado para los naufragios.
Poco tiempo
después mientras duraba las investigaciones, se produjo cerca un curioso hecho,
cuando un grupo de berberisco desembarcaron
en el paraje del arroyo del Oro, con intención de proveerse de agua, tuvieron
la desgracia de toparse con dos capitanes que fueron avisados de la presencia
de estos piratas en que tuvieron un fuerte combate dando muerte a seis y siendo
21 prisioneros que el Duque de Medinasidonia se los regaló al propio Rey.
De Luisa Isabel
Alvares de Toledo; Inventario de Alonso Pérez de Guzmán, pgna. 481,
José García Díaz.
José García Díaz.