En Niebla, siendo miércoles día 24 de febrero
de 1962.
Debido a los fuertes
temporales de lluvia de las últimas semanas, que ha provocado inundaciones el
Huelva capital como en el vecino pueblo de San Juan del Puerto, ha provocado
que en la madrugada del día 19 último, el torreón que aparece en el lado Norte
de la barbacana del Castillo, se derrumbó parcialmente, sin que,
afortunadamente, hayan ocurrido desgracias personales.
Dicho torreón, reconstruido
en tiempo de la arqueóloga doña Elena M. Whishaw, (seguramente hace unos
treinta y cinco años), estaba habitado por el vecino Diego Pérez Bernal, y su
esposa, teniendo la gran suerte de que el derrumbamiento fue por el lado
contrario por donde estaba habitado, salvándose ambos de una muerte segura.
Seguidamente de
ocurrido el derrumbamiento, que fue sobre la una de la madrugada, informado el
alcalde don Manuel Molina García, se personó el alcalde don Manuel Molina
García, acompañado de otras autoridades
junto con el nuevo párroco padre Elías Rodríguez Martín, disponiendo las
medidas de seguridad pertinentes, debido a que la red de electricidad había
sido cortada y existía peligro de contacto en una zona muy transitada.
De vuelta de nuevo
sobre este accidente que, afortunadamente, no ha tenido consecuencias
desagradables, a insistir en nuestro punto de vista de que la conservación de
las murallas y monumentos nacionales de Niebla, deben hacerse de manera
continuada y no intermitente; de esta forma se puede ir reconstruyendo
definitivamente uno a uno los torreones y lienzos de muralla que rodea la
ciudad. Actualmente, lo hecho, a pesar de los créditos que ya se han conseguido
de los créditos que ya se han conseguido, no pasa de ser un simulacro de
conservación; pues da pena observar, que existen torreones en los que solamente
se han puesto unas piedras con mezcla que ya en algunos sitios se están
desmoronando por su abandono, existiendo de estos torreones, quince o veinte en
idéntica situación; se da el caso curioso de que la famosa Torre del Oro
(aquella que aparecía en una postal, para luego ser pintada al fondo del salón
principal en la Cervecería de Viena, que tanto recuerdo ha dejado en los
vecinos de Huelva, de parte de los dueños don Serafín y su hermano Ramón López
que tanto cariño le mantenía a la vieja ciudad de Niebla. Comenzó esta a
reconstruirse y a los pocos días quedó un trozo reconstruido y que hoy supone
un motivo de riza, para los que conocen lo que hoy supone un motivo de risa,
para los que conocen aquella torre para el arqueólogo y para el nieblero cien
por cien.
Hay que cometer
esta obra de carácter nacional, con un sentido de construcción seria; sino
existe el crédito suficiente de momento, debe pedirse y si por circunstancias
especiales no se pudiera lograr, hay que gastar lo que se consiga en terminar
una obra, en vez de todas las necesaria a la vez, para que nos veamos en la
situación en que actualmente nos encontramos sin dinero y sin obra terminada.
Nos consta, que
nuestro alcalde y los concejales que con él rige nuestros destinos municipales,
están preocupados con esto, pero ellos no pueden hacer nada, ya que no se les
tiene encomendada esta misión…
Creemos que todos
debemos de poner nuestra atención y nuestro pueblo de vista en este interesante
asunto, de las murallas de Niebla; Monumento Nacional, para que les presten su
mayor atención y consideramos que las autoridades de Niebla sin cortapisas y
sin debilidades, deben ser las primeras en poner su parte cuanto sea preciso,
porque este Monumento Nacional, no se pierda para la Historia de nuestra
Patria.
Nos lo exige esa
propia historia de la que somos un pedazo de lo más sufrido de nuestro
territorio nacional.
Debemos recordar que
toda Niebla es Monumento Histórico Nacional, sus murallas y su castillo fueron
así declarados por decreto del Gobierno español el 14 de abril de 1945 y en donde
el Ministerio de Educación Nacional han librado ya y gastado 160 mil pesetas.
Ya antes lo habían sido la iglesia de San Martín en noviembre de 1922, y la
parroquia de Santa María de la Granada, en el 8 de marzo de 1931.
El corresponsal:
Euguerrola.
José García Días.
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