miércoles, 26 de abril de 2017

Arqueología en Niebla en 1931.

                                                                 
La cueva de los Bermejales del trabajo de Doña Elena de W.


         Hallazgo Arqueológico en Niebla.

    En las orillas del Tinto, en las laderas pétreas de los Bermejales, junto a las canteras romanas, procedentes indudablemente de las excavaciones llevadas a cabo hace seis años en la caverna enclavada en dichos sitios, un pastorzuelo encontró no hace mucho dos guijarros interesantes, uno de ellos es un atizador de hachas neolíticas y otros instrumentos cortantes de la Edad de Piedra. Hasta ahora habíamos visto en las grandes piedras, sobre todo en las que forman el magnífico y soberbio dolmen de la Lobita, las ranuras para el pulimento de las hachas  y otros objetos para el uso doméstico y de la caza del hombre primitivo; pero la piedra que ha estado en nuestro poder es pequeña y manual, adornada con dibujos esquemático y arcaicos con figura tosca y pueril de la cabeza humana, labrada con una hachita o punzón de pedernal o metal de la época neolítica. La piedra lleva su ranura para el objeto a que es la destinaba; es de piedra durísima y de carácter ferruginoso.
    Esto nos induce a creer que la caverna prehistórica de Niebla, todavía no concluida de explorar era un taller donde se elaboraban instrumento de piedra, pues  sabido es que en la remota época neolítica comenzó el intercambio comercial de objetos pétreos entre los diversos clanes, una vez que ya había pasado el terrible periodo glaciar, en que el hombre estuvo a punto de desaparecer refugiándose en cuevas naturales  y en la cual sostuvo luchas temibles con diversas clases de fieras de la época, como los terribles osos de las cavernas, el león enorme de grandes melenas etc. cuyos huesos y dientes terribles se encuentran a veces aglomerados y confundidos con los restos humanos en las cuevas, signos de sus luchas fantástica para apoderarse de los refugios, pues todos huían de las inclemencias horrorosas de los fríos que reinaron en Europa al principio de la época cuaternaria, caracterizada especialmente por la aparición del hombre sobre la tierra.
  La directora de las excavaciones con un desconocimiento, supimos de lo que se traía entre las manos suponiendo que la caverna era una mina y que varios clanes de la Edad Neolítico trataron de explotarla, pero en vano porque nada se ha encontrado digno de explotación de riquezas algunas.
Sin embargo si, indudablemente fue una mina para algunos...
El tragaluz que existe en la parte superior de la caverna está bien explicado, era una entrada fácil para el hombre por medio de escalera o cuerda de raíces o tal vez de palmar abundante en estos terrenos, que, además de dar luz en su interior, constituía un acceso difícil para las fieras, como se ha observado en las cavernas de otros sitios.
 Los dientes y colmillos enormes y otros restos de fieras como de osos, elefantes, lobos, hienas, tigres, leones y otras fieras que se han encontrado en su interior fueron cazados por el hombre primitivo en las selvas vírgenes del Tinto, entonces de aguas azuladas y cristalinas, valiéndose fuertes hondas, arcos y flechas de piedra, de las cuales han llegado a nuestro poder varios ejemplares, como raspadores, roderas para comer tétanos y los sesos de los animales cazados, después de tostados los cráneos y huesos al fuego.
El otro objeto interesante que ha llegado a nuestra manos es un trozo de piedra dura de carácter ferruginoso, representando la mitad superior del cuerpo de una Venus Neolítica; cuyos ejemplares son escasos en los Museos Arqueológico de Europa y aún del mundo.
 Sabido es que el hombre en aquellos remotos tiempo gustaba de reproducir figura de la mujer desnuda, tosca imperfectas correspondía a las infancias del arte.
  En la época del Reno antes de la terrible época glaciar, el hombre reproducía la figura de una mujer desnuda en marfil o huesos procedentes de las astas del rumiante y colmillos de otros animales, tipo de hombres paleolítico, y  de largos cabellos que concurrías por sus hombros. Este arte casi se interrumpió en la época glaciar, apareciendo después las Venus o las mujeres desnudas labradas toscamente en piedra en la época neolítica.
Estos curiosos y raros ejemplares encontrados en las cavernas refugios del hombre primitivo, con vientre muy desarrollados así como los brazos y demás parte del cuerpo.
Como ejemplares raros o sea de la primera época, periodo del Reno se alla la Venus encontrada en la caverna de Brasempury de medio cuerpo con brazos caídos y gran abdomen. Esta fue hallada sin cabeza, pero se la reconstituyó con otra de mujer hallada en la misma caverna.
La Venus Neolítica hallada en Niebla y procedente indudablemente de la caverna de los Bermejales ofrece todos los detalles de la Venus de la Época Neolítica, ya mencionada, toscamente labrada tiene la cabeza inclinada hacia el lado derecho, llevando sobre el izquierdo los largos cabellos.
Tiene perdidas algunas de las facciones y otros relieves por haber sido a nuestro juicio canto rodados en los periodos diluviales. Sus brazos son gruesos y adiposos, llevándose hacia la parte del vientre que es voluminosa, como el tipo de Brasempury, siendo también gruesos los muslos en la parte superior, así como la espalda en el nacimiento de los hombros y brazos.
La edad de la Venus de la caverna de Niebla, aunque más moderna que la de Brasempury, pude calcularse en ocho o diez mil años teniendo presente que el escultor Praxiteles, ya en la época histórica, labró la primera imagen de la mujer desnuda.
La ignorancia de los directores de las excavaciones de las grutas de los Bermejales más atentos en que los colmillos de los animales cuaternario, antecesores de la fauna actual, fueran conocido en el Museo Arqueológico de Nueva York y en el de Londres, dejaron de escapar y tirar a los escombros los objetos más interesantes procedentes de ella, el vaciador manual de hachas e instrumentos de piedra y el interesante escultura de la Venus Neolítica, uno de los pocos y más raros ejemplares que existen en los Museos del mundo.
   Por don Cristóbal Jurado, Representante de la Real Academia de la Historia en la ciudad de Niebla en el año de 1931.
  
José García Díaz.


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