La primera noticia
sobre esta curiosa información se debe a la publicación de un diario sevillano
en agosto de 1880, comentando lo siguiente:
Se ha autorizado al Gobierno de la Nación, el otorgar a don
Manuel Ibarra y Lucía la concesión de la construcción y explotación de un
ferrocarril económico, que, partiendo de Carrión de los Céspedes, en la línea
de Sevilla a Huelva, y pasando por Bollullos del Condado, Rociana, Bonares y
Moguer, termine en la Rábida.
Este ferrocarril
se declara de utilidad pública y con derecho a la expropiación forzosa y a la
ocupación de terreno del dominio público.
Las obras se
ejecutarán con arreglo al proyecto previamente aprobado por el Ministerio de
Fomento, debiendo comenzarlas dentro de los seis meses siguientes a la fecha de
la concesión y quedar terminadas en el plazo de cinco años, a contar desde el
día en que se empiecen. (El profesor don Manuel Mora, calificó que el citado
proyecto fue conocido con el singular nombre de “el tren del Vino”).
Por donde
encontramos, información acerca de esta empresa en el Pleno Ordinario celebrado
en los primeros días de enero del año de 1881, en el salón de plenos de esta
villa presidida por el señor Alcalde, don Cristóbal Castillo Pérez en sección
ordinaria se acordó celebrar para el año entrante una cada sábado cada mes.
Mientras el sábado
día 29 se acuerda por el señor Presidente la siguiente manifestación que tuvo
cómo objeto el proceder el nombramiento de un agente especial encargado de
gestionar y activar los trabajos de liquidación y cobranza de los créditos que
contra el Estado posee esta corporación municipal por un apartado de
"bienes de propios vendidos" previas divisiones se acordaron por
unanimidad los puntos siguientes.
Como primero
conferir el poder a don Antonio Lovedano Rodríguez y Argüelles del comercio de
Madrid y residente en la calle Fuencarral
número 82, para que active
gestione y corrija la pronta y buena liquidación y cobranza de los créditos
a favor de este pueblo para invertirlos en un día en obligaciones hipotecarias
del ferrocarril económico de Carrión a la Rábida, teniendo como base este
pueblo, se encargue a su vez el referido Agente hacer esta operación
reservándose para este caso el Ayuntamiento si lo estimase oportuno el derecho
de nombrarle adjunto al Agente de Bolsa que como provienen la Ley, ha de
autorizar la Comisión.
Este agente citado
aclara que serán de un cincuenta todo el gasto que para la liquidación se
consiguiesen, recibiendo en cambio por la Comisión dos reales por cada ciento
que importe las operaciones y sus intereses que cobrará de los conductos que
realice.
Quedando pendiente
el punto, en donde habiéndose vendido por el Estado los bienes de la "Obra
Pía" correspondiente a la Escuela pública de esta villa, declarándose como
ingresos municipales y que venían figurando en los presupuestos anualmente en
las arcas municipales equivalente a doscientos cincuentas pesetas, veinte y
cinco céntimos, que ha de percibir el municipio desde 1877, que la vendieron en
la cantidad de veinte mil setecientas setenta y siete pesetas. En donde se
autoriza igualmente a dicho Agente el señor don Antonio Lovedano Rodríguez para
que reclamen las cuantías de este capital y los réditos vencidos desde el
referido año de 1877. ¿Una vez cometida la autorización del Gobierno de S.M.?
Pero cosa normal de
aquellos días, al mes siguiente nuevo Ayuntamiento, para tomarlo don Mariano
Suarez Martín, Teniente Alcalde don Pedro González Rodríguez y cómo segundo a
otro don Pedro Conejo Domínguez y fiel concejal a don Julián Guzmán y don
Alfonso Feria Vázquez. Siendo el secretario don Emilio Avalos.
El Juez municipal
don Pablo Guzmán Pérez.
Dentro de las
primeras medidas que tomaron fue declarar como Comisionado a don Manuel Aguayo
con la dieta de treinta reales diario para que se proceda a la introducción del
expediente contra las cuentas que han quedado descubiertas a favor de este
Municipio que fueron presentada por el anterior Alcalde don Cristóbal Castillo.
Mientras a mediado
de Julio, por parte de la Corporación se acordó abonar los gastos que
originaron don Pascual Carrasco y a don Emilio Ávalos en las gestiones
realizadas en Madrid, sobre las inversiones hipotecarias sobre el citado
ferrocarril, y de su estación provisional dentro de este término, dentro de
conformidad dispuesto en el artículo 45 de la ley de ferro-carriles del 3 de
junio de 1855, para que, durante un año, se pueda estudiar la rentabilidad de
la línea.
Este proyecto,
que tanta ilusión se creó en este Municipio donde vieron un complemento para la
economía local, disponer un nuevo sistema de transporte de mercancías suponía
elevar la rentabilidad local.
Pero todo se vino abajo, mediante la presión y
la influencia ejercida por el señor de Bonares don José María “el Patuo”, que
fue capaz de anular el citado proyecto, donde durante muchos años perduró en el
recuerdo de los vecinos locales, en donde además las niñas de aquellos años
durante el juego de la comba solían cantar la conocida coplilla:
El
tren de Bonares, no tiene alegría
Porque
el “Patuo” le quitó las vías.
En la curiosa
fotografía histórica que exponemos arriba, era la conocida como” la casa de
Clemente” situada en la Vega del Río Tinto; que es de propiedad de la familia
de la investigadora local Fátima Molín, donde el citado Clemente, era tío
abuelo de la familia de los Lucenillas, que están dedicados al transporte con
camiones.
Pues esta casa, que
siempre aparecía como casa de descanso veraniega, tal como algunos de nosotros
la hemos conocido en los años 70 del siglo pasado, la creemos participativa en
el segundo proyecto ferroviario donde entra de nuevo este pueblo, cinco años
después de anularse el primero, en esta ocasión era el ferrocarril de la Palma
a Palos de Moguer, que, saliendo un ramal por la izquierda de la salida de Niebla,
bordeaba el Rio Tinto teniendo la estación de Bonares, junto a la misma casa de
Clemente, y de allí saliendo las vías hacia Lucena, como la próxima parada,
este proyecto privado contaba con capital español y alemán, pero que no se pudo
llevar a cabo, a pesar de que se encuentra bien documentado del comienzo del
proyecto, donde hasta se podía ver algunos arreglos que conllevaba las bases de
las futuras vías ferroviarias.
José García Díaz.